Jump to content

buscandome

Warianos
  • Posts

    1,696
  • Joined

  • Last visited

  • Days Won

    23

Everything posted by buscandome

  1. LO QUE REALMENTE BUSCAS ES ESTAR EN PAZ CONTIGO MISMO En mi opinión, cada persona le llama de un modo distinto a eso que CREE estar buscando. Y digo que CREE porque es así de cierto. Casi nunca coincide lo que se busca con lo que de verdad se quiere encontrar. El hecho de no tener esto claro lleva a algunas personas a una pérdida de tiempo –que no es tiempo sino LA VIDA PROPIA-, y por tanto a una pérdida de sí mismo, sólo por no definir exactamente lo que busca. Si no se tiene claro el objetivo se darán demasiadas vueltas y posiblemente se pasará por encima de lo que busca… pero sin darse cuenta. Quien busca solamente progresos y éxitos sociales, quien cree que en lo material encontrará lo que busca… comprobará, si consigue alcanzarlos, que no le ofrecen las ventajas y felicidad que les suponía. El objetivo estaba equivocado. Lograr esos éxitos sociales le proporcionará satisfacciones –posiblemente- y algunos placeres pero al final, si no se autoengaña, llegará a la conclusión de que TAMPOCO le proporcionan eso que aún no sabe qué es. He tratado con cientos de personas que CREÍAN estar en el Camino, que DECÍAN estar en su búsqueda personal, en la del Sentido de su Vida, en su Desarrollo o su Espiritualidad, pero… estaban equivocados. Buscaban fuera lo que sólo se encuentra dentro. Insistían en saturarse de información intelectual, de conocimientos que eran ajenos y que no llegaban a comprender realmente, en tener en la memoria una colección de nombres de personas sabias y frases y más frases de esas pretenciosas y rimbombantes que no sirven más que para aparentar… si uno no es capaz de hacerlas suyas, integrándolas en su corazón y en su vida y no sólo en su mente. ¿Qué es lo que REALMENTE busco? Esta es una buena pregunta. ¿Busco o me busco? esta también es válida, pero cuidando de no equivocarse en quién y desde dónde hace la pregunta ¿la pregunta el Uno Mismo o la pregunta el ego? ¿Qué es lo que REALMENTE quiero? Esta es dura pero es IMPRESCINDIBLE afrontarla, y hay que hacerlo desde el corazón o aún mejor desde el alma, con toda nuestra honradez y honestidad colaborando plenamente implicadas, con total dignidad y conciencia, como uno de los actos más importantes al que asistirá, porque de la veracidad y certeza de la respuesta va a depender el resto de la vida de uno. El tiempo de vida de acorta segundo a segundo –aunque no nos demos cuenta y aunque creamos que tenemos tantos que no importa perderlos- y algunos se equivocan y dan rodeos inútiles, le adjudican importancia a cosas que no son importantes, miran cómodamente hacia aquello incierto que es más atractivo que la realidad, se dañan con su autoengaño. Todos, en algunos momentos de nuestra vida, estamos hartos de nosotros mismos por tantas contradicciones en las que incurrimos –y las contradicciones no son para sufrirlas sino para resolverlas o armonizarlas-, estamos enojados porque hacemos algunas cosas mal y no aprendemos, estamos furiosos con esas actitudes nuestras que son negativas y repetitivas… a veces sabemos lo que NO queremos, pero no sabemos lo que SÍ queremos. En el camino hacia un destino desconocido no se avanza. ¿De qué sirve correr si no sabes hacia dónde vas? tal vez con eso lo que haces es alejarte cada vez más… ¿Cuándo estás a gusto contigo?, ¡cuando estás en paz contigo mismo!, ¡esa es la respuesta! Eso es lo que buscamos: estar en paz, aceptarnos y amarnos a pesar de todos los conflictos personales –y quedarnos en paz-, sobrevivir a los desencuentros procurando salir lo más ilesos que sea posible –y en paz-, reconociendo nuestros fallos, las limitaciones personales, los desaciertos, dejando de reprocharnos tan a menudo, amándonos… Esa tarea aplazada de fomentar el Amor Propio conviene afrontarla ya. Y será bueno revisar el concepto que uno tiene de sí mismo, quitarse los adjetivos negativos y borrar todos esos fallos que usamos como razón para flagelarnos de un modo inclemente. Será bueno asear la conciencia y relajar la excesiva o inmisericorde autoexigencia. Será bueno amarse. Será bueno tener la gentileza de tratarnos bien, de poner orden en nuestra Autoestima, de aceptarnos tal como somos en este momento porque somos lo único que tenemos, y de comprometernos, amable y generosamente, a deshacernos de lo contraproducente, a modificar lo que necesite ser modificado, y a incorporar todo aquello que nos haga sentirnos más nosotros mismos o más cercanos a la mejor versión de nosotros mismos. No lo dudes: lo que realmente buscas es estar en paz contigo mismo. Emprende esa tarea y los beneficios que eso producirá se irán incorporando por sí mismos. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  2. ¿CUÁLES SON MIS NECESIDADES REALES? En mi opinión, saber hacerse las preguntas adecuadas y tener luego la perseverancia para perseguir incansablemente la respuesta, siendo inquisitivo en algunos momentos y paciente en otros, es la clave esencial en el Desarrollo Personal. Sólo en contadas ocasiones aparecen las respuestas antes que las preguntas. Lo habitual es que la atenta observación de las cosas que nos suceden y nos afectan, y la atención a ellas, sean las que nos provean propuestas que nos lleven a hacer las modificaciones que nos permitan desarrollarnos. Atendemos a las cosas urgentes, a las que damos importancia aunque no sean importantes, a las que nos roban el tiempo –que es la vida-, a los compromisos que podrían ser evitados, a las obligaciones que nos creamos por no saber decir NO o por ser demasiado blandos, etc. En cambio –en mal cambio- desatendemos lo esencial, lo que es importante por sí mismo, lo que nos afecta directamente, lo que reclama nuestra alma: nuestras verdaderas necesidades. Como éstas son distintas para cada persona, es cada uno quien tendrá que hacerse sus preguntas y encontrar sus respuestas personales. Algunas preguntas se deben hacer desde dos niveles distintos, porque la misma necesidad se puede tener a nivel cotidiano y a nivel espiritual aunque las respuestas, lógicamente, van a ser distintas en cada caso. ¿Qué necesidades tengo… para hacer más cómoda mi vida cotidiana? tendrá varias respuestas y serán distintas que cuando uno se pregunte ¿Qué necesidades tengo… en mi Desarrollo Personal? Son muy distintas necesidades, pero conviene atender y dar respuesta a ambas. Este matiz de la segunda pregunta va a requerir que nos escuchemos muy atentamente para tomar consciencia de algunos asuntos que se nos repiten a menudo reclamándonos una atención ya inaplazable, pero también va a permitir que aparezcan esos asuntos esenciales desatendidos que siguen en el interior y en silencio esperando el momento en que tengamos la dignidad de atenderlos. O sea, de atendernos. Como dije, cada uno descubrirá algo distinto que, según cada caso, puede ser su necesidad de Amor Propio y Autoestima, de reconciliación y perdón, de introspección y catarsis, de romperse y rehacerse, de paz y meditación… de silencio, de hablar, de soltar la rabia acumulada, de deshacerse de ciertos dolores anclados al alma… cada persona es una historia distinta. Lo primero es descubrir esas necesidades y luego crear otra nueva pregunta: ¿Cómo puedo cubrir esa necesidad? Y las respuestas serán la guía y el camino que habrá que seguir. Si uno no encuentra por sí mismo las respuestas que investigue, que pregunte, que busque colaboración donde sea pero que no aplace mucho el encuentro, que no se conforme con una respuesta falsa y que no se rinda antes de tener la buena. Para descubrirse, el silencio y la atención son casi imprescindibles; una voluntad que no desfallezca es una buena aliada; la meditación y la observación consciente nos ayudarán generosamente. Así que… observa tus actos cotidianos, tus rutinas y reacciones, los pensamientos que crees que son tuyos pero son de tu mente, tus actos y manifestaciones; date cuenta de si estás siendo tú en todo momento o a veces es tu Yo Idea quien se manifiesta en tu lugar y otras veces eres tu Yo Ideal quien se frustra. Estate muy atento a tus vacíos y tus decaimientos; escucha y siente con toda la intensidad esos momentos porque se han creado con el fin de que seas consciente de lo que pasa en tu interior aunque no te des cuenta. No los desaproveches ni los aplaces: cuando se presentan llevan toda la carga emocional y gritan lo que necesita o desea tu interior. ¿Cuáles son mis necesidades? Tal vez nadie te lo pregunte, así que eres tú quien tiene que hacérsela. Es casi seguro que nadie cubrirá por ti las necesidades que tú tienes que cubrir. Tu vida y tu paz y tu felicidad son tu responsabilidad. Y realizarlas es una de tus tareas en esta vida. ¿Qué desea o qué necesita mi alma? Repite la pregunta las veces que sean necesarias hasta que se escuche innegablemente en tu interior y se ponga en marcha todo lo que sea necesario para satisfacerla. ¿Qué me pide mi Ser Interno? Y en cuanto lo sepas, satisfácele. Eso será lo mejor que puedes hacer por ti. Crearás paz y satisfacción en ti y en tu vida. Deja a un lado durante unos momentos de cada día las preocupaciones de la vida cotidiana y entra dentro de ti. Deja unos momentos a esa manifestación externa que crees que eres tú y atiende a tu verdadera naturaleza y esencia. Repite una y otra vez… ¿cuáles son mis necesidades para mi Desarrollo Personal? y busca la respuesta. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  3. CAPÍTULO 199 – EL DESAMOR -CONCEPTOS- Este es el capítulo 199 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. No todas las relaciones que comienzan con un amor más o menos consolidado y con buena voluntad acaban bien. Diferentes factores pueden intervenir para malograr el proyecto. La ilusión no es suficiente, el deseo no es suficiente, ni siquiera el amor es suficiente. Todos somos personas diferentes y cada uno lleva encima su historia y sus propias circunstancias, y esto se añade a los múltiples elementos externos. Por otra parte hay que asumir que, en la vida, todas las relaciones con otras personas y con las cosas tienen un comienzo y tienen un final. Algunas relaciones acaban con la muerte de uno de los miembros y otras acaban en cualquier momento. Y hay que aceptarlo así aunque no sea del agrado de uno y sea lo opuesto a los deseos. El desamor viene como una posibilidad junto con el amor, y las muestras de desamor en la relación son notables. La más evidente es la confirmación verbal de ello, pero se nota en la desatención, en la falta de muestras de cariño, en el desprecio velado, en el tratamiento distante, o en la falta de comunicación o de pasión. Cuando uno nota desamor es conveniente que se lo manifieste claramente al otro y que no se quede callado esperando que al otro se le pase lo que sea que le esté sucediendo o que sea algo que se resolverá solo. Si siente el desamor, que no busque posibles razonamientos o motivos imaginarios a quienes achacárselo. Que no comience a culpabilizarse sin antes hablar. Que manifieste del modo apropiado sus sentimientos, lo que está notando y cómo se está sintiendo. Y que pregunte al otro cuáles son sus sentimientos en el modo que considere adecuado, pero directamente. Y a partir de ahí es cuando se tomarán las medidas que se consideren pertinentes. Contra el desamor ajeno no se puede hacer nada si no existe el deseo libre del otro y su participación. Sabemos que no se puede obligar a nadie a amar ya que los sentimientos se rigen por sí mismos y no obedecen a intereses ni a órdenes mentales. Con el desamor de uno hacia su pareja… es necesario un reconocimiento sincero de los sentimientos, saber qué ha pasado para llegar a eso, qué está pasando, cuánto interés hay por resolverlo, cuántas ganas y cuánto amor se tiene… y la vista de las respuestas tomar la decisión deseada. Y hablar con el otro. Es en esa conversación, en la que se comprobará el interés de ambos por continuar o no y de qué manera, donde se decidirá qué hacer o no con la situación y si se va a poner en marcha un plan de revitalización o no, y donde se tomará una decisión que será, imprescindiblemente, consensuada. Si se confirma el desamor y que no hay intención de intentar recuperar el amor que hubo, es mejor asumirlo resignadamente y tratar de no hacer un drama de ello. Buscar la mejor solución a todos los conflictos que eso va a acarrear, deshacer la relación del mejor y más amable modo posible, entender que no es un asunto personal de falta de validez de uno de ellos sino que se trata de que no encajan juntos como pareja, cuidarse mucho ambos durante el proceso, y darse permiso y libertad para iniciar otra relación con otra persona más adecuada. Lo que es favorable para ambos es que el desamor se quede en desamor, que eso es lo que es, y que no se convierta en odio. Por respeto a la emocionalidad de ambos y por el amor que antes se tuvieron, es preferible que no se instale una antipatía cruel y despiadada hacia el otro. El odio es innecesario. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Es favorable para ambos que el desamor se quede en desamor, que eso es lo que es, y que no se convierta en odio. - Contra el desamor ajeno no se puede hacer nada si no existe el deseo libre del otro y su participación en reconvertirlo en amor nuevamente. - En la mayoría de las ocasiones el desamor es irreversible, por eso es conveniente el cuidado de la relación para que no llegue a suceder. Francisco de Sales
  4. YO SOY EL CREADOR DE MI UNIVERSO PERSONALvideo:https://www.youtube.com/watch?v=f0nyjhp6d0gEn mi opinión, a los Seres Humanos, en general, nos cuesta reconocer y valorar nuestros propios méritos (excepto, por supuesto, a los ególatras, egotistas, egoístas, y los practicantes del egocentrismo)Si bien es cierto que todos pertenecemos a un Universo, como las estrellas y los planetas, cada uno, en sí mismo, también es un Universo Personal, del que es Creador, único partícipe, responsable, y beneficiario… o sufridor y la mayoría de las veces, a elección propia.
  5. CAPÍTULO 197 - QUÉ ES AMOR y QUÉ ES AMAR -CONCEPTOS- Este es el capítulo 197 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. “Más importante que la cantidad de amor es la calidad de ese amor”. Una de las definiciones que tiene el diccionario para la palabra amor es toda una declaración teórica perfecta de lo que debiera ser el amor, y de lo que uno imagina cuando piensa en el amor. Parece estar descrito por alguien que lo conoce en toda su grandiosidad o por alguien que lo tiene muy idealizado: “Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”. Se intuye en esta descripción bastante de lo que en la práctica resulta ser poco más que una utopía o una bonita hipótesis. Hay muy buena intencionalidad en el retrato que presentan; es el arquetipo ejemplar, la magia y la maravilla, el ideal fantástico, el no va más, lo óptimo y lo máximo, la aspiración de cualquier iluso o ensoñador. Pero casi imposible de alcanzar. Otra de las definiciones es: “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. Quiero entender que la insuficiencia es del ser humano en cuanto a ser parte de algo más que le trasciende. Se supone que hay que ser autosuficientes y completos por sí mismos, pero tal vez es necesario al mismo tiempo formar parte del conjunto de la Humanidad. Tal vez sea cierto eso de se dice acerca de que la pareja que uno selecciona –aunque también es posible que ni siquiera sea uno quien la seleccione sino que venga marcado de algún modo- es quien le va a complementar en algo que necesita o quien va a ser el espejo en el que verse reflejado… si realiza su misión en esta vida. Siento firmemente y con mucha intensidad que el amor tiene una cualidad mágica cierta, y es que mientras más se da, mientras más se comparte, más se tiene. Se reproduce y centuplica al obsequiarlo. Y estoy convencido de esto. ¿QUÉ ES AMAR? “A amar se aprende amando”. “Amar para ser amado es humano; amar por el hecho de amar es angelical”. Le escuché decir a una querida amiga refiriéndose a su pareja, a la cual ama todo lo que se puede amar: “hay veces que creo que no le amo, pero no me importa, porque ¡sé que le amo tanto!” Y eso es amar. La mujer, por su naturaleza y su relación fluida con los sentimientos, sí sabe amar. Ama desde siempre. Parece que nace para amar incondicionalmente. Amar es dar, no es recibir. Recibir es “ser amado”. Amar es, o debiera ser, ejercitar el amor, poner en práctica el amor, darle vida al amor, cosificar tangiblemente el sentimiento amoroso… se podrían llenar mil libros solamente con las definiciones, porque al no ser palpable y medible, y depender de cada relación entre cada amante y cada amado, y de cada percepción, puede tener infinitas acepciones personalizadas. En un juego literario que no va a ir más allá –aunque hasta incluso podría ser razonable-, digo que cuando un sentimiento se puede definir deja de ser un sentimiento para convertirse en una definición, así que me privaré de reducirlo a palabras, y dejaré al albedrío de cada uno poner la explicación que considere más adecuada para eso de “qué es amar”, ya que siempre será ampliamente mejorada por el recuerdo de cuando uno ha amado. Si eres capaz de trasladarte a ese sentimiento, o traerlo a tu ahora, y te metes en él, verás cómo todas las palabras que se aproximen al sentimiento que vives no terminan de expresarlo, porque amar es amar, y cualquier intento de explicación sería teorizar o filosofar sobre amar. Amar, supongo, es ser capaz de ver y reconocer al otro tal como realmente es, y a pesar de ello –de toda su realidad, en la que se incluyen cosas que no son de nuestro total agrado- tener ganas de estar y seguir con él. Aceptar que tiene, además de esas cualidades que tanto atraen, sus limitaciones, imperfecciones, fallos, algún que otro “pero”, y su inevitable sombra. Dice una amiga que amar es “salir de tu zona de confort sin siquiera darte cuenta”. Si a pesar de conocer todos los inconvenientes uno sigue con deseos de estar con el otro, esa relación tiene posibilidades de consolidarse. Si le ama-acepta pero con algunas condiciones del estilo de “no importa que él sea así porque conmigo, por amor a mí, va a cambiar…”, o “ya me encargaré yo de que cambie…” conviene saber esto: las personas se adaptan, pero no cambian si no lo desean por su propia voluntad. Si hay condiciones que el otro no quiere aceptar, las posibilidades de éxito disminuyen drásticamente. Porque eso no es amar. Es condicionar, es presionar, es coartar, es imponer… y ni una sola de esas cosas está relacionada, ni de lejos, con lo que es amar. “Amar es querer el bien para el otro”, o algo muy parecido a esto, es lo que dicen que decía Aristóteles. Y con razón. Es un apunte serio de lo que es amar. Amar –tal vez- es saber acompañar al amor en su trayectoria habitual: es saber vivir los arrebatos agitados del enamoramiento con toda la pasión emocional y sexual que le acompaña, y vivir en la nube el tiempo que dura; es asistir a la evolución de esa pasión hacia algo más asentado, donde el amor se despoja de la idealización y el hipnotismo y se torna en sólo amor sin estafa; es compartir cada uno de los momentos y cada uno de los estados de ánimo, cada uno de los descubrimientos, cada uno de los sentimientos; es compartir el resto de la vida amorosamente, y envejecer juntos porque eso es lo que realmente se desea; es seguir en el amor cuando se va asentando, cogiendo una consistencia que lo empieza a hacer irrompible, para llegar a la máxima evolución que es donde se convierte en cariño sólido, en paz, y en un firme, deseado, e indestructible sentimiento. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - El amor es un instinto natural no condicionado a ciertas normas o condiciones para ser manifestado. Brota sin dar explicaciones o razones de su existencia. - La base y la capacidad de amar la traemos originalmente, pero es algo que podemos desarrollar o anular con nuestra colaboración. A amar también se aprende. - El amor no se dice, se demuestra. Francisco de Sales
  6. CAPÍTULO 196 - ¿ESTÁS PREPARADA PARA UNA NUEVA RELACIÓN? -EL FINAL- Este es el capítulo 196 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Quien haya terminado una relación que no ha sido satisfactoria por lo general acaba un poco desencantado y desconfiado del amor y de las relaciones. Se recomienda en estos casos que durante un tiempo es conveniente no lanzarse rápidamente a otra experiencia porque se corre el riesgo de repetir todo lo desacertado que se ha hecho en la anterior; es seguro que habrá cosas que no han sido agradables y correctas y conviene revisarlas para que se conviertan en exigencias en la próxima relación o para que sean absolutamente prohibidas desde el principio. De todo lo desagradable que sucede en la vida se aprende algo, o bien una lección magistral que le abre los ojos a uno ya para siempre, o bien se aprende qué es lo que NO se quiere volver a repetir jamás. Se requiere un tiempo de reflexión para deshacerse de las secuelas que haya dejado la anterior pareja y quedar descontaminado para la siguiente, para observar qué es lo que uno no hizo bien –no siempre el otro es el culpable de todo y quien todo lo hacía mal-, para revisar las nuevas aspiraciones ahora que se tiene un poco más de experiencia, para confirmar en qué se va a ser escrupulosamente irreductible en adelante, para ver qué es lo que SÍ y lo que NO se desea o se tolera. Para marcarse un nuevo Plan de Vida construido con más experiencia y con buenos y sensatos deseos. Conviene diseccionar la relación anterior, tratar de recordar lo máximo posible pero con la máxima ecuanimidad y el mayor desapego posible. Conviene no permitir que un auto-rencor excesivo aporte su opinión tal vez exagerada y parcial, ni que un alma bonachona sugiera que es mejor no removerlo y olvidarlo, desdramatizarlo y perdonarlo sin analizarlo. Se tapa, pero no se olvida. Se mantiene escondido, pero vivo. Es una herida abierta que hay que sanar para que cierre bien. Una mala experiencia sentimental siempre es una lección que resulta muy cara y que conviene no dejar pasar sin extraer el aprendizaje implícito, porque si no se hace así se repetirán los comportamientos inadecuados de la anterior y habrá que volver a pasar por otra experiencia igual, una y otra vez, hasta que se aprenda. Y no es una amenaza apocalíptica, sino algo que se ha podido comprobar reiteradamente. Y aún cuando uno considere a primera vista que no es culpable en absoluto del fracaso de la anterior, tal vez pueda llegar a darse cuenta que parte de ese fracaso estuvo en las expectativas irreales, en no haber exigido más –al otro o a sí mismo-, en haber callado a veces o demasiadas veces, en no haber manifestado en el momento los sentimientos, en haberse rendido demasiado pronto o en haber soportado demasiado. Cada uno ha de verificar qué pasó exactamente y qué no pasó, qué hizo y qué no hizo, pero sin ánimo de auto-castigo, sin aflicción, sin culpabilizarse innecesariamente, sin llamarse tonto o torpe, sino desde el cariño a ese inexperto que uno siempre ha sido y cuidándose mucho. No se está juzgando a la persona: se está revisando la relación entre dos personas y el fallo fue en ese conjunto. Tal vez él sea feliz con otra y ella pueda estar realmente feliz con otro. Tampoco hay que caer en el absolutismo de presuponer que uno no está preparado para otra relación y negarse ya para siempre esa posibilidad. Se trata, simplemente, de conocer qué pasó para evitar que vuelva a suceder. Tan sencillo y tan útil como eso. Interesa ir a la siguiente relación lo más inmaculado posible. Mejor sin prejuicios. Desde cero pero sabiendo lo que ya se sabe. La injusticia que se puede cometer de no hacerlo así es que uno llegue con miedo a la relación y aparente ser una persona miedosa que en realidad no es y el otro busque alguien que no tenga miedos, que uno sea excesivamente reservado y el otro busque alguien que sea tan extrovertido como uno es en realidad, o que uno no muestre lo cariñoso que es y al otro no le guste el personaje tan seco que uno está mostrando. Lo adecuado es seguir siendo uno mismo, por eso de que si uno miente en su forma de ser y manifestarse se está mintiendo a sí mismo, está mintiendo al otro, y está mintiendo a la relación. Es más cómodo y más sincero no representar el personaje ficticio que no es uno mismo. Si uno se manifiesta como en los ejemplos anteriores y el otro quiere formalizar una relación con quien CREE haber conocido por cómo se muestra, el día que uno se muestre como realmente es, y ya no sea la persona asustadiza que al otro encandiló por su carácter, o sea más apasionada de lo que el otro desea, o más extrovertida de lo que el otro pueda soportar, la relación habrá quedado perjudicada por la mentira innecesaria de mostrarse del modo que uno no es. Con precaución y atención, pero sin miedo. Esta puede ser la actitud correcta. Sin guardarse nada, sin callarse nada, sin fingir ni mentir. Que queden claras la sinceridad, la honestidad, y la firmeza. Que queden claros el amor y las ganas de vivirlo de nuevo. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Es imprescindible aprender todo lo posible de las experiencias que han resultado fallidas, para extraer el aprendizaje y saber qué y cómo hacer en la próxima. - Antes de comenzar otra relación es muy conveniente dejar un espacio de tiempo para que se asiente todo lo que ha pasado. La precipitación en este asunto no es recomendable ni es siempre beneficiosa. - Por muy desastrosa que haya sido la relación no conviene caer en el extremismo de un “nunca más volveré a enamorarme”: no todas las personas ni todas las relaciones son iguales. Lo que sí es conveniente es no consentir que se repitan las cosas desagradables de la anterior. Francisco de Sales
  7. CAPÍTULO 195 - EL DUELO POR EL FIN DE LA RELACIÓN -EL FINAL- Este es el capítulo 195 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Cuando finaliza una relación se requiere indispensablemente un tiempo para que todo el desastre se estabilice y los sentimientos se calmen y se rehagan. Hay que dejar que el paso del tiempo, con la aportación y colaboración personal imprescindible, haga su trabajo. Y ese proceso lleva su tiempo. Hay que aprovechar, sin falta, para vaciar el corazón de los restos que queden de ese amor que se murió, del amor que quedó retenido para ese destinatario y que no llegó a manifestarse, del amor que se convirtió en frío o apático, del amor enmohecido, de recuerdos y hastíos… que quede el corazón puro, nuevo, inmaculado, sin heridas… borrar las huellas para que quien llegue lo encuentre agradable y acogedor y no tenga que pelear con fantasmas, ni tenga que ocupar el mismo lugar que ocupó el otro, ni tenga que barrer sus huellas, ni andar con cuidado para no pisar lo que no se haya almacenado aún en el olvido. El duelo por la pérdida sentimental es necesario hacerlo del mismo modo que se hace cuando ocurre la pérdida de un ser querido que ha fallecido. La diferencia está, sobre todo, en que en el primer caso puede quedar una sensación de ansiedad porque el otro –al que tal vez no se haya dejado de amar- estará con otra, u otro, o estará solitario, pero ya no disponible para él, o ella. También se da el caso de que uno o una se queden, por fin, muy tranquilos y en paz. Es muy conveniente hacerlo, sobre todo si uno es quien ha sido dejado y se considera víctima. Las cinco fases básicas son las mismas que en el duelo por una defunción: 1. FASE DE NEGACIÓN. Puede funcionar tanto de modo consciente como inconsciente, y se trata de que uno se niega a sí mismo que ha ocurrido la pérdida. El shock es fuerte y cuesta trabajo tener que asimilarlo. Todavía dura la incredulidad. Uno se puede auto-engañar porque aún queda la esperanza de que se pueda resolver. Se sabe que ha ocurrido pero se actúa como si no hubiera ocurrido. Rabia y angustia. No se acepta. ¿Por qué me ha pasado a mí? 2. FASE DE ENFADO E INDIFERENCIA. Cuando parece que se empiezan a calmar las cosas, comienza la fase de enfado. Contra uno mismo –porque se trata de encontrar “fallos” o “errores” propios que hayan podido llevar a la ruptura-, o contra el otro, la vida, el mundo, las circunstancias… cualquier culpable sirve. En algunos casos, menos, se da también un estado de indiferencia, pero es falsa. Es una especie de mecanismo de supervivencia para no permitir que afecte gravemente. 3. FASE DE NEGOCIACIÓN. Negociar consigo mismo, o con el entorno, tratando de encontrar justificaciones de cualquier tipo: desde la que pueda exculpar a uno de toda responsabilidad hasta las explicaciones o justificaciones que hagan comprensible lo que ha sucedido. Se revisa lo bueno y lo malo de lo que ha sucedido, para encontrar una paz relativa. 4. FASE DE DOLOR EMOCIONAL. Duele la pérdida. Se presentan emociones contradictorias, sentimientos extremistas, sufrimiento físico, emocional, y sentimental; se siente pena y tristeza. Si es uno quien ha sido dejado, los sentimientos son más trágicos y dramáticos. En este caso se puede tender a culpabilizarse uno mismo, a pensar qué hizo mal, si tenía que haber tenido más paciencia, haber sido más cariñoso, si se equivocó al escoger y ahora merece este castigo por ello… 5. FASE DE ACEPTACIÓN. Se asume la pérdida, a regañadientes, porque no hay más remedio, con gran esfuerzo, con pena o con dolor, pero hay que aceptarlo porque ya queda claro que ha sucedido y no se puede arreglar. Pero es difícil olvidar. Es clarificadora una frase que he escrito en otras ocasiones: “Nos resultaría mucho más fácil olvidar las cosas desagradables si no insistiésemos tanto en recordarlas”. Hay que volver a reconectarse con la vida cotidiana, que sigue a pesar de cómo se encuentre uno. Se acepta la realidad de la pérdida, se experimenta, se siente el dolor que sea necesario para poder dar por concluida esta etapa. Ahora hay que prepararse para la siguiente, que ojalá sea nueva y distinta. Y hay que hacerlo desde la confianza y el optimismo. Es el momento de decidir qué se quiere hacer con la vida… y hacerlo. La duración de este proceso varía en función de cada persona, de la dedicación que se ponga para resolverlo, de quién sea el culpable, de cuánto amor quedaba o no, de la Autoestima y la capacidad de comprender y de querer comprender, y de si tiene sentimiento de culpabilidad y cómo le afecta. Es una reacción habitual y lógica ante la pérdida de algo. Y lleva más o menos carga en función del apego o amor que se le tuviera. Casi cualquier reacción emocional, casi cualquier comportamiento, está justificado, porque se desata el sufrimiento, la aflicción, y además, aunque de un modo inconsciente, se aprovecha para remover y traer a este momento otras cosas distintas que se hubieran podido quedar atrasadas sin resolver. Hay que estar preparado para hablar de este asunto durante una temporada, porque saldrá el tema a menudo –y mi recomendación es contárselo a la mínima gente posible-, o dar explicaciones acerca de lo que ha sucedido, y cada vez que se hable de ello será como reabrir de nuevo la herida. Las mujeres que van viendo cómo declina la relación, que posiblemente sean las que tomarán la decisión de darla por terminada, ya van preparando el duelo desde ese momento, y por eso parece que no les afecta gravemente cuando ponen el punto final: llevaban tiempo preparándose para ello. Por eso se las ve como menos afectadas exteriormente. Entre las personas con fuertes arraigos religiosos es más difícil de ver el lado positivo de las separaciones, por influencias de unas normas rígidas que, tal vez, en un caso como éste debieran revisar por si ven aplicable una excepción. Las mujeres comprenden mejor a las otras mujeres que deciden acabar con la relación: hay más empatía entre ellas, y algunas ya saben lo que es estar en una relación que sea muy destructiva y nada positiva. En ciertas culturas las separaciones y divorcios se viven con absoluta naturalidad –como parece que es lo correcto-, conscientes de que llegar a esa decisión es lo mejor para una relación que ya está muerta. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Toda pérdida requiere su duelo, aunque hacerlo implique remover cosas que nos parece preferible olvidarlas antes que enfrentarnos a ellas. - Conviene prestar atención a todos los sentimientos que se producen tras una separación: nos están dando una valiosa información sobre nosotros. Francisco de Sales
  8. NO LO DUDES: LA VIDA SERÍA DISTINTA SIN TI En mi opinión, esa frase que dice “El que ayude a una persona a tener esperanza no habrá vivido en vano”, además de ser impactante y reconfortar de algún modo a quien siente que alguna vez ha gozado la maravilla de poder realizar ese papel, además de aportar una tranquila paz al Ser y de acariciar amablemente al ego, es el punto de inicio para una reflexión hacia el impacto que uno causa o puede causar, consciente o inconscientemente, en los otros, en sus futuros, en sus vidas, en la Vida y en el Mundo, en el porvenir, y, para quienes crean en ello, en el karma. La huella que uno va dejando a veces parece ser imperceptible, pero en ocasiones hasta la cosa más inocente que podemos decir o el más leve gesto hacia el otro, pueden dejar marca en esa otra persona. Si recuerdo momentos en que alguien me ha hecho reír eso me provoca automáticamente una sonrisa; los recuerdos aparejados a aquel momento se presentan ante mí y me acaban llevando a la idea de que aquella persona me ha hecho feliz, y sin que yo me dé cuenta es posible que dentro de mí se presente una propuesta acerca de que me gustaría ser como él de algún modo y poder aportar a otras personas una experiencia similar a la que yo he vivido al recordar a esa persona; tal vez me gustaría copiar o imitar algo de su forma de ser, y me doy cuenta de la admiración que siento por él, por su forma de ser o por aquella cosa que dijo. Este mismo ejemplo sirve para cuando uno trae a su recuerdo alguna persona amada: sólo por el hecho de acordarse de ella aparece –como por arte de magia- todo lo bueno que tenemos asociado a ella, y se nos forma una sonrisa automáticamente, o sentimos como si una lágrima de esas tan emotivas quisiera escaparse, o apreciamos una emoción indefinible que nos deja satisfacción. Sé bien –porque me lo han hecho saber- que algunas de mis palabras –y también de las tuyas- han podido ayudar a algunas personas a ver algo con más claridad, a recuperar un ánimo o una confianza perdidos, a tomar una decisión que necesitaban fuera confirmada por otro, y tal vez a cambiar como persona de algún modo y para bien. Es muy posible que estemos causando una admiración enriquecedora en otras personas, por nuestra forma de ser o actuar en algunos aspectos; que aunque nos consideremos poca cosa siempre hay otro que nos considerará especiales o importantes por cualquier cosa que hayamos hecho. Si revisas tu historial encontrarás, como todos, luces y sombras, insignificancias y momentos de gloria, instantes en que has sido consciente de estar asistiendo a un momento especial de tu vida como una especie de prodigio y encontrarás también momentos en que alguien ha aparecido en tu vida como un ángel, como un milagro, como magia, y eso mismo que has sentido también lo habrá sentido otra persona con tu presencia. Después de tratar con cientos de personas, de escuchar alguna parte de sus vidas, de conocer las cosas que han hecho de forma callada, sin reclamar un mérito, porque les sale directamente de su corazón, y después de verificar que esto lo hacen también casi todas las personas, que TODOS tenemos algo que agradecer a alguien, que TODOS hemos recibido alguna vez una mano, un abrazo, una frase, un consuelo, y que TODOS hemos salido de alguna situación gracias a la colaboración desinteresada de otra persona… me veo obligado a reconocer y admitir que el impacto en otras personas no es vano, no es inútil, no pasa desapercibido. De algún modo, en algún momento y en alguna persona, has dejado huella. Es muy posible que, sin tú saberlo, estés en algunas oraciones, que alguien te siga agradeciéndote algo que hiciste o que dijiste. Es muy posible que alguien sienta un cosquilleo, un terremoto, o el asomo de una lágrima cuando piense en ti. Eso quiere decir que tu existencia no es inútil. La Vida y la Humanidad evolucionan en la medida que evolucionamos y mejoramos todos. Si has conseguido -aunque sea levemente- que alguien haya llegado al mundo por tu colaboración –porque eres el padre o la madre-, que alguien haya sentido felicidad a tu lado, que alguien haya aprendido algo de ti, o le hayas impactado de modo que haya mejorado como persona, o que ha vuelto a confiar en la esperanza y en el porvenir gracias a ti, habrás cumplido una parte de tu experiencia en este Vida. Una persona que haya colaborado con la Gran Obra que es el Mundo, que es la Vida y la Humanidad, será merecedora de un lugar en la Historia, aunque su nombre no aparezca en escrito en letras grandes, porque las personas olvidan, pero la Historia de la Humanidad no olvida a quien haya dejado aunque sea una mínima huella. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  9. CAPÍTULO 194 - VOLVER A EMPEZAR -EL FINAL- Este es el capítulo 194 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. ¡Enhorabuena! Si tu relación no va a seguir adelante es seguro que lo que has pasado ha sido duro, pero ahora es el momento de pasar página y empezar a trabajar en mejorar el presente y el futuro. Tienes ante ti la oportunidad de volver a empezar. Las dudas y los nervios van a ser tus aliados durante una temporada. Pero es alentador, sin duda, y muy interesante, poder comenzar de nuevo. Salir de la pesadilla o de la apatía y volver a sentir el amor –hacia ti o hacia otra persona-, poder volver a compartirse en una relación enriquecedora, y poder poner de nuevo la sonrisa en los labios. Es bueno que la ruptura se supere total y perfectamente, y que se atraviesen todos los pasos del duelo que ello requiere –esto es imprescindible-, y que una se sienta libre de todo y en paz, porque si no es así puede padecer contradicciones sentimentales –si no tiene la conciencia en paz del todo-, y si había algún rastro de un sentimiento de culpa y no se ha eliminado definitivamente, va a reaparecer de continuo y multiplicado. Conviene comprobar que no quedan resentimientos y que está resuelto todo lo relacionado con la otra parte –no es suficiente con que esté olvidado-, que se han comprendido con serenidad las cosas que pasaron, y que se puede pensar en ellas sin que se remueva algo doloroso, o se presente una sensación de culpa o una duda que no haya sido resuelta. En mi opinión, que puede no ser acertada, para esto no es aplicable ese dicho de que “un clavo saca otro clavo”. No creo que sea útil empezar una nueva relación simplemente para llenar el hueco y con la idea de que estando con otra persona nueva se olvidará a la anterior. Puede servir para apaciguar las urgencias, y para no vivir en soledad, pero en demasiadas ocasiones no es el remedio definitivo. Incluso aunque sean el hombre o la mujer perfectos, aunque sólo se aporten bienestar y felicidad, si no se ha resuelto lo anterior del todo, eso aparecerá de vez en cuando –tal vez camuflado de otra cosa- requiriendo su solución definitiva para que el interior pueda vivir en paz sin arrastrar esa carga. Si se ha tenido una relación en la que se han pasado muchos malos momentos, no es excesivo dedicar un tiempo a sanarlo y dejarlo resuelto del todo porque, insisto, puede perjudicar más adelante. Si se va a comenzar una nueva relación hay que empezar desde cero en todos los aspectos, así que hay que eliminar todos los pre-juicios que se tengan con respecto a generalizar –garantizo que no todos los hombres son iguales, ni todas las mujeres son iguales: los hay muy buenos y las hay muy buenas-; y es mejor estar atento pero no con unas rigurosas y excesivas precauciones, porque eso puede confundir a quien ha llegado. Si una mujer, por ejemplo, es muy cariñosa pero no lo quiere demostrar hasta tener claro que quien está conociendo va a ser realmente su pareja, y se muestra fría, seria, seca, distante, aunque esté deseando ser cariñosa, como a ella le gusta, puede que el otro saque la conclusión de que no es la mujer que busca porque él quiere una que sea apasionada y ésta es muy fría. Y es muy posible que se marche, y que la mujer pierda al que podía haber sido el hombre de su vida por no haber sido ella misma. También puede pasar exactamente lo contrario: que ella no se muestra comunicativa, por ejemplo, y él quiere, precisamente, una mujer callada, y cuando ella se suelte y sea tan comunicativa y dicharachera como realmente es, el otro se marche agobiado porque no es así la mujer que busca. En ambos casos, cada uno, con su comportamiento, está engañando al otro y puede malograr la relación. Es mejor ser uno mismo que tener que estar fingiendo continuamente un personaje que no se es. Es más cómodo y no hay engaños. Además, cuando uno no es él mismo, puede fingir un personaje durante un tiempo, pero eso es agotador y no se puede ni se debe hacer siempre. Otra cosa: es mejor evitar cualquier tipo de comparación entre lo nuevo y lo anterior. Al nuevo, aunque sepa que existió otro anterior, no le va a hacer mucha gracia darse cuenta de que éste sigue ocupando mucho espacio en el pensamiento, y va a pensar que tiene que estar pasando un examen comparativo continuo y que está luchando contra un contrincante que puede estar muy idealizado y, lo que es peor, es invisible. Comenzar de nuevo aporta sorpresas, sueños, sonrisas recién estrenadas, esperanza y ganas de vivir, y todo eso se vive mejor si no se arrastra un lastre en forma de malos recuerdos –que tienen que quedar resueltos antes de ser relegados al cajón insondable del olvido-, si se tiene el corazón desocupado del todo y con las heridas reparadas, si se tienen las ganas de amar vivas, y si se tiene claro lo que NO se va a consentir ni repetir, bajo ningún concepto. Así que… nada de repetir cosas desagradables conscientemente. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Volver a empezar después de haber atravesado una etapa sufrida y dolorosa es una especie de milagro. Es la oportunidad de comenzar de nuevo y salir de lo desagradable. - Quien haya vivido una mala relación ya sabe lo que NO debe y no quiere permitir. Y será bueno que esté atenta y colaborativa para que no se repita el daño. - Es muy posible que la persona que venga de una relación fracasada haya tenido que renunciar a ser ella misma. Si entra en una nueva relación será bueno que cuide que no se le coarte de ningún modo. Francisco de Sales
  10. ¿SE LE PUEDE EXIGIR A DIOS? En este enlace puedes ver el video: En mi opinión, y a la vista del título, comienzo reconociendo que este es un video destinado –aunque no es mi intención- a crear polémica, a incitar una discusión, o a remover unos principios asentados, ya que, en muchas ocasiones, nos han dicho que a Dios hay que dirigirse con humildad para rogarle, y hay que aceptar el destino –me refiero al destino duro y difícil- con resignación.
  11. CAPÍTULO 190 - NO QUERER PONER FIN A LA RELACIÓN (2ª parte) -EL FINAL- Este es el capítulo 190 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. A veces, una expresión del amor es dejar de amar. Dicho de otro modo: por amor, es mejor dejar de amarle. Las relaciones se agotan por diferentes motivos. Aunque se pudieran concretar esos motivos, cómo es cada pareja, y cómo han llegado a esa situación, y el poso que queda de amor o la montaña que ya se ha formado de rencor, hacen que el mismo motivo sea un motivo distinto. Uno de los dos integrantes, cualquiera –aunque suele ser el más inteligente o el más sincero de los dos- puede que aún siga amando al otro, pero en alguna parte de su corazón siente que se ha cumplido el ciclo, que no da para más, y que el intentar mantener la relación no solamente no aporta a ambos, como debiera ser, sino que les entorpece, les hace sentirse a disgusto, les priva de felicidad, o ralentiza o interrumpe el proceso personal de uno o de ambos. Por otra parte, nunca se ama de verdad a quien no nos ama como queremos. Es así. Y cuando no es así es una relación de dependencia y no de amor. Cada relación se basa en unos acuerdos, tratados con claridad o intuidos, que tampoco son iguales para todas las parejas: algunos renunciaron al amor hace tiempo y se conforman con hacerse compañía, y eso puede estar muy bien si es aceptado por ambos; otros experimentaron que los amores exaltados –esos en los que la pasión arrasa- son agobiantes y, a la larga, aportan más tensión que emoción y prefieren la tranquilidad de los amores calmados, y eso puede estar muy bien; otros mantienen ocultos sus intereses, y les atrae la posición económica de su compañero, o cumplir con ello las expectativas de la sociedad, y eso puede estar bien si el otro lo sabe y está de acuerdo, pero no siempre está todo y en todos los niveles tan claro como puede aparentar. En el fondo, también se quiere ser amado, y, además, de un modo concreto. Y si no se es amado como se quiere ser amado se siente un vacío que se va agrandando a pasos agigantados, y el pequeño vacío que nació en algún momento de la relación adquiere tal tamaño que no lo tapa una mentira, ni un intento de consuelo, y hasta se dan cuenta los ojos ciegos con los que pretendemos mirarlo. Cuando uno de los dos se da cuenta de que no tiene sentido seguir, porque la tristeza se le ha incrustado en el corazón, la convivencia es un suplicio, y al despertarse cada día lo primero que le viene es una sensación depresiva y frustrada por lo que le espera pasar, y si su alma se lamenta de continuo –aunque sea en silencio-, o si cuando se mira en el espejo ve la desolación innegable en sus ojos, y siente en sus hombros el peso del Mundo, entonces es el momento de ir preparando la despedida. Me repito: mejor que sea de un modo amable, con mucho respeto hacia el otro y con la mayor delicadeza posible. Mejor preparar el terreno con cuidado, ya que si la otra parte no está de acuerdo con nuestra decisión se va a oponer, y nunca se sabe de qué modo o con cuánto enfado o desesperación. Empezando por prepararse uno mismo, porque si toma la decisión y el otro no está de acuerdo, le espera un calvario en el que se va a encontrar con un mundo que es nuevo, con oposiciones, drama, incomprensión… se despertarán rencores desconocidos, saldrán a la luz asuntos arrinconados que se manifestarán desde el despecho… sentirá un bombardeo de emociones queriendo dar su opinión, y capeará como pueda sus propios altibajos y confusiones… salvo que la decisión venga avalada por tal cantidad de razones tan solventes y rotundas que enfrentarse a lo que aparezca no tendrá ni la mitad de intensidad de todo lo padecido hasta entonces. Desde que se inicia una relación conviene dejar abierta la posibilidad de que resulte no ser tan buena como se preveía, incluso de que sea un desastre total, de que ambos se hayan equivocado, de que sea la desilusión quien llene sus días juntos, y es oportuno estar preparado para esta posibilidad, y no negarse a terminar la unión cuando se compruebe que sería lo adecuado. Hay dos modos básicos de pintar el letrero que pone FIN. Desde la rabia, que hará que el enfrentamiento llegue a ser tan encarnizado que llegue a asustar, que arrastre tras de sí drama y violencia, que implique o perjudique a terceros inocentes… O desde la postura que está a favor de poner un broche de oro, aunque no lo merezca, para no perjudicar gravemente al otro. Incluso aunque se lo merezca. En cualquier caso, los ingredientes necesarios son básicos: Asertividad, Autoestima, Dignidad, y Amor hacia Sí Mismo. Yo soy más partidario de resolver los conflictos del mejor modo posible, y más en el caso de que después se sientan obligados a seguir tratándose por los hijos, los amigos, las deudas, o todo aquello que han tenido o tienen en común. Es mejor pintar el letrero con trazos de amor, aunque sea con el muy poco de amor que quede hacia el otro, o por el amor que se tiene uno a sí mismo, o por amor a los que se pudieran sentir afectados, o porque es un fin apropiado para historia que empezó con y por amor. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Uno de los pecados más imperdonables y perjudiciales es el autoengaño. - Si se sabe que no se quiere seguir en una relación es mejor no seguir. - Cuando haya que poner fin a una relación siempre es mejor hacerlo de un modo digno y, si es posible, respetuoso por ambas partes. - Cuando alguien esté aplazando esa toma de decisión que en el fondo es deseada que sea muy honesto con las razones que se impone para no hacerlo. Francisco de Sales
  12. LOS ERRORES SE ASUMEN DESDE LA HUMILDAD En mi opinión, todos cometemos “errores” a lo largo de nuestra vida. Son inevitables. Nos suceden demasiadas cosas diferentes y no estamos expresamente preparados para resolverlas. Así que, por esa falta de preparación personal o por falta de atención o por no planear y hacer las cosas del modo adecuado o por las circunstancias que sean… acabamos teniendo “errores”. Personalmente prefiero no utilizar la palabra “error” y poner en su lugar –es más largo pero más adecuado- “proyecto que no salió del modo deseado”. Es una forma de decir lo mismo evitando la incómoda y autodestructiva carga que lleva implícita la palabra “error”. No acertar es una de las posibilidades cuando se toman decisiones y hay que aceptar esta posibilidad y dejarle su espacio por si ocurre, procurando, eso sí, que tenga las mínimas posibilidades de que ocurra, pero si llega a suceder no hay que hacer un drama de ello. A veces es el ego herido en su orgullo el que impide que lo aceptemos sin más y hay que tener mucho cuidado de no darle un protagonismo excesivo porque su inaceptación la vamos a pagar nosotros en forma de malestar, rabia o enojo y, peor aún, hasta somatizándolo. No es el ego sino la humildad quien tiene que hacerse cargo de los desaciertos. No hay que afrontarlos –y aceptarlos rendidos y humillados- desde el despecho sino desde la flexibilidad que proporciona saber y comprender que las decisiones unas veces se toman bien y otras no. La conformidad que nace de la comprensión, la tolerancia que nace de la inteligencia, y la paciencia que nace de la sabiduría, son elementos esenciales para manejarse con los aspectos menos agradables que nos ocurren en la vida. Alterarse, enojarse, encolerizarse, maldecir… son algunas expresiones descontroladas y nada beneficiosas. Así se descarga de algún modo la rabia que se acumula por los desaciertos, pero hay otros modos de hacerlo. Un buen trabajo de Desarrollo Personal evitaría que las emociones naturales ante los contratiempos se conviertan en sentimientos desastrosos. No hay que responder desde el dolor a las adversidades. Más bien hay que hacerlo desde una calma fruto de la observación de otras situaciones similares en las que hemos comprobado que es mejor relativizarlo, quitarle la carga de frustración; lo que hoy parece un momento insuperable en algún momento retornará a ser lo que realmente es: un inconveniente temporal que se resolverá de algún modo. Hay que ser humilde y honesto y reconocer que uno no ha acertado. No pasa nada. Aunque eso implique pérdidas o molestias. No pasa nada. Uno vale más que cualquiera de las adversidades o circunstancias. Éstas pasarán y uno seguirá estando. No es adecuando convertir lo que es sólo un contratiempo en un arma de destrucción personal. Hay que exculparse de los errores y darse ánimos –en vez de castigos- para hacerlo mejor la próxima vez que se presente otra de esas dificultades que no sabemos cómo afrontar. Cada desacierto se merece una revisión objetiva y una reflexión que se conviertan en enseñanzas. Así se aprenden cantidad de cosas. Prueba y error. Aciertos y sus antónimos. Lo peor que puede suceder con un “error” es que no aprendamos de él convirtiéndolo en algo útil y que por ello volvamos a repetirlo. No es lo malo el “error”, lo malo es no aprender con él. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  13. CAPÍTULO 189 - ¿ROMPO O SOPORTO? -EL FINAL- Este es el capítulo 189 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. ¿Rompo o soporto? Buena pregunta. No hay una respuesta universal que sea útil para todos los casos. Llegar a plantearse esta situación puede tener una respuesta muy evidente para algunas personas –y podrán romper teniendo la conciencia tranquila-, pero le va a crear conflictos morales a otras. La sugerencia para llegar a la respuesta adecuada es…piensa en ti misma. Piensa en tu cuidado, en tu bienestar, en tu dignidad, en el respeto que te debes y te mereces, y en tu felicidad. Tu responsabilidad eres tú misma y no el otro. A cada persona se le ha dado una vida y un compromiso para que haga de ella algo digno, algo feliz, algo de lo que sentirse satisfecha… más que una responsabilidad es una obligación. No siempre es ser egoísta eso que llaman ser egoísta, porque no siempre es egoísmo eso a lo que se llama egoísmo. En el egoísmo se miran exclusivamente los intereses propios sin cuidar los de los otros, pero cuando la relación no ha ido bien tal vez haya sido el otro el egoísta; entonces lo que hay que hacer es reconocer la situación a la que se ha llegado y darse libertad para emprender caminos separados. Pero esto no es fácil: uno de ellos puede que no quiera separarse porque sigue enamorado, o porque sigue apegado, o porque le resulta más cómodo que tener que volver a empezar. Por otra parte, quien es dejado tiene la tarea de recuperarse y recuperar su Autoestima, pero le queda el “consuelo” –sí, algunas personas son así y se consuelan con eso- de que el responsable de la decisión es el otro y él, o ella, es solamente la víctima digna de lástima. Quien toma la decisión, salvo que sea un caso rotundamente evidente, puede que siempre viva acompañado por la duda de si tendría que haber hecho algo más, haber puesto algo más de su parte, haber tenido más paciencia, haber dado una enésima oportunidad… y le queda la preocupación por el otro, aunque el otro no se haya preocupado y ese sea, precisamente, uno de los motivos de la ruptura. No es momento de lástima. Es momento de tomar las riendas de la vida y empezar a diseñar el modo de acabar con la situación actual de la mejor manera posible, y hacer proyectos para el tiempo que está por venir. La vida sigue y cada uno debe mirar por sus intereses. Así de claro. Sacrificarse, o renunciar a sí mismo, y seguir en una relación que es demostradamente contraproducente puede que nunca sea agradecido por la otra parte, puede que no sirva para nada positivo, y, esto sí es seguro, se va a volver contra quien actúe de ese modo. El sacrificio y la renuncia van a provocar un conflicto muy serio en el interior de la persona. La caridad cristiana se va a sentir compensada con una sensación caritativa que le va a producir un relativo bienestar, aunque sea un bienestar masoquista. Así queda la conciencia apaciguada, lo que no quiere decir que se haya actuado del modo correcto. La dignidad personal requiere ser intacta y respetada. Y no pueden suceder las dos cosas al mismo tiempo. Si se contenta a una de las partes, la otra va a quedar insatisfecha. Una voz autorizada, la voz del instinto que sabe lo que es mejor para cada uno, pedirá desde el interior que se acaten los principios primordiales propios del honor y la decencia, y que se salvaguarde y respete al Ser Humano que uno es. “Soportar” es una decisión arriesgada que, para ser ejecutada con posibilidades de viabilidad, requiere de un compromiso inquebrantable por parte del otro de hacer las cosas del modo que sean buenas para la relación, y requiere que quede aún amor –y no vale si lo que queda es compasión o lástima-, porque si no es así lo que se hace es alargar innecesariamente la agonía de un final que ya está escrito. Y después puede quedar el pesar de haberlo alargado y haber perdido algunos más de los limitados años de los que disponemos, o sea, de la irrecuperable vida. Cortar o romper es liberarse, descansar, y, sobre todo, quedar disponible para otra relación mejor, y si se está convencido de que lo que va a hacer es lo apropiado, puede que se pase una temporada de tristeza, algún leve apunte de nostalgia por lo que fue –no por aquello en lo que se convirtió-, pero hay que afrontarlo y no alargar una muerte anunciada, porque eso puede ser peor, y, además, mientras más se aplace la toma de la decisión más dolor se irá acumulando. Una difícil situación a sopesar con cuidado si queda alguna duda, y más que nada por la propia tranquilidad y para que después no asalten las inquietudes por si no se miró con atención y cuidado. Pero no hay que olvidar que es importante la salud mental y emocional. Y es importante uno mismo. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Hay que valorar si para uno es correcto permitir que la vida propia gire en torno al sacrificio. - Mirar los intereses propios no es egoísmo: es justicia. - En algunas ocasiones es mejor ser valiente y tomar la mejor decisión aunque sea la más dolorosa. - Si lo único que une a los miembros es un papel que firmaron o un compromiso que moralmente no se quiere seguir cumpliendo, no son razones suficientes para mantener una relación insatisfactoria o dolorosa. Francisco de Sales
  14. CAPÍTULO 188 - LAS RELACIONES SEXUALES NO CONSENTIDAS –NO PERMITIR NINGÚN TIPO DE VIOLENCIA- Este es el capítulo 188 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Las relaciones sexuales siempre han de ser por mutuo acuerdo y con el objetivo de encontrar satisfacción ambos. Cuando se realizan bien se fortalece la relación, por la entrega personal de cada uno de ellos en ese acto, por el lazo de intimidad que les une aún más, y porque cada uno se satisface con el placer proporcionado al otro además del propio. Que sean consentidas implica que lo que se realiza ha de ser con la aprobación de ambos. No hay límites siempre y cuando los dos estén de acuerdo y no haya uno perjudicado. Es bueno estar abiertos a nuevas experiencias, a evitar caer en la rutina, a mantener el deseo vivo, pero no es obligatorio aceptar lo que no se quiere aceptar. Si a una persona no le apetece algo concreto no está obligada a realizarlo. Se puede dialogar sobre ello, se puede intentar si se desea, pero no es obligatorio ser cómplice de lo que pudieran ser perversiones o depravaciones del otro. No hay que hacer algo que le deje mal a uno, que atente contra sus principios o dignidad, y en lo que se sienta utilizado y degradado. Las relaciones sexuales que no se producen por mutuo acuerdo, que no son deseadas o consentidas voluntariamente, dejan de llamarse de ese modo para denominarse “violaciones”. Y las violaciones son un delito en todos los países del mundo. No son solamente una degradación, un desprecio, una imposición indeseada, un sometimiento, una coacción, un ultraje, un maltrato… son un delito. Y hay que darle ese tratamiento y exigir el procedimiento policial y judicial correspondiente. No denunciarlo, convierte a la víctima en cómplice y encubridora. Posiblemente sea la violación el grado más elevado o más extremo de crueldad hacia una persona. Más allá del maltrato psíquico, de los desprecios o las agresiones verbales, la violación las contiene a todas juntas y, además, conlleva el gravoso acto de doblegar a la mujer de un modo en que ya no se puede defender a sí misma, ni su integridad ni su dignidad. Ante las relaciones sexuales no consentidas, es necesaria una oposición total y contundente. Y atención también a esas veces en que la mujer accede a unas relaciones sexuales indeseadas por su parte, justificándose ante sí misma como que son derechos conyugales del hombre. Cada mujer tomará la decisión que crea conveniente en su caso, aunque algunas lo interpretan como que es un sacrificio para mantener una razonable convivencia. Para quien tenga fuertes creencias religiosas y considere que la entrega sexual es un deber que cumplir por el hecho de haberse casado, sepa que durante siglos fue así legalmente desde el punto de vista de la iglesia católica. Se denominaba “débito conyugal”, ya que ambos acordaban lo que se llamaba ius in corpus: derecho a solicitar o exigir la realización del acto sexual. En el momento actual, se ve como algo injusto, y carente de los componentes esenciales de amor, deseo y entrega voluntaria que se le supone. El Concilio Vaticano II hizo ver que la sexualidad en la pareja es un acto voluntario de entrega; no forma parte de los derechos de uno de ellos, sino que han de ser ambos los que lo han de realizar por su libre voluntad. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Contundencia y rechazo ante las relaciones sexuales impuestas. - Las relaciones sexuales son cosa de dos (o los que se deseen) pero SIEMPRE han de ser consentidas. - Como ejemplo para acceder a información sobre cualquier tipo de violencia, sirva esta página de la Guardia Civil Española: https://www.guardiacivil.es/es/servicios/violenciadegeneroyabusoamenores/violenciagenero/ Francisco de Sales
  15. CAPÍTULO 187 - PERMANECER EN UNA RELACIÓN DESTRUCTIVA –NO PERMITIR NINGÚN TIPO DE VIOLENCIA- Este es el capítulo 187 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Hay un embrollo de complicada solución, y es el hecho de que una persona puede estar enamorada –o creer que lo está- aun a su pesar, aunque no lo quiera, y le puede resultar muy difícil desenamorarse, aunque pueda esgrimir frente a sí misma cientos de argumentos que serían capaces de destruir cualquier amor. Conviene descubrir con claridad, y desenmascararlo si es una mentira, que eso que se llama “estar enamorado” no sea en realidad “estar encaprichado”, “estar colgado”, “estar encoñado”, o es, simplemente, que uno es experto en excusas para no poner fin a una relación que conviene finalizar, ya que si no es amor real será mejor que, echando mano de toda la sinceridad y la dignidad, se corte de un tajo la relación. Hay que recordar que “descubrir” o “darse cuenta” no resuelve por sí mismo las cosas: es necesario ponerle remedio. Las relaciones de dependencia acaban casi siempre como relaciones tóxicas. No tienen un futuro digno. No aportan nada positivo y sí mucho negativo. Si notas que tu pareja es posesiva, celosa, controladora, o que coarta la capacidad de tomar tus propias decisiones, y decide por ti lo que tienes que hacer; si has comprobado que no te da amor o no te sientes apreciada y valorada; si ves que se ha creado una dolorosa distancia entre ambos y una frialdad heladora, y que la frustración está muy presente en tu persona; si te ha marcado una lista de prohibiciones, te impide relacionarte con tu familia o amigos tal como quisieras, o si habla mal de ti; si tus familiares o seres queridos te han advertido de que esa relación te está perjudicando y te quedas sin argumentos convincentes para rebatirlo; si tienes que ceder siempre, tu opinión y tus deseos nunca se respetan ni se tienen en cuenta; si cada día lo acabas con una sensación de infortunio y naufragio, te cuestionas a menudo si realmente te compensa estar en esa relación, y no sientes lo que sentías antes… es casi seguro que estás en una relación que para ti está siendo destructiva, que queda en el polo opuesto de lo que esperabas, de lo que deseas, y de lo que te mereces y necesitas. Permanecer en una relación así es una decisión equivocada. Pero es tu decisión. Y eres tú quien ha de determinar si permanecer en ella o abandonarla. Lo más sensato, en cualquiera de los supuestos expuestos -y aún más si se juntan dos o más de ellos-, es reconducir la relación en el sentido opuesto –cosa que a estas alturas ya parece imposible, porque será dificultoso que el otro quiera abandonar su posición de dominio- o por el contrario, poner fin a esa condena, preferiblemente de un modo que sea lo más cordial posible. Es necesario juntar una cantidad importante de valor –o hay que estar muy muy muy desesperado y enfurecido, y hacerlo de este modo y desde esta actitud no es lo más adecuado- para enfrentarse a alguien que no parece ser una persona razonable, y expresarle el desamor y la necesidad de finalizar la relación sentimental, y eso es lo que coarta en casi todos los casos; pero al llegar a un punto como este, es necesario recurrir a todas las reservas de Autoestima y Amor Propio que uno tenga acumuladas, al valor y la dignidad que todos guardamos en alguna parte, a la asertividad y a la esperanza en un futuro distinto y mejor, y a la oración o la presencia física de un aliado, para salir de una relación destructiva que es gravemente perjudicial mantener por más tiempo. Es correcto poner un límite a las oportunidades dadas -que no deben ser eternas-, y dejar de confiar de un modo infantil en que sucedan en la realidad las utopías que los rescoldos del amor desean en la imaginación, y no seguir tropezando todos los días en la mismo piedra que siempre está esperando en el mismo sitio, y también es conveniente ponerse los ojos de ver la verdad, quitarse las gafas ilusorias del amor falso y ponerse las gafas verdes de la esperanza, y pisar tierra firme bajándose de la nube de la fantasía. Aunque la realidad sea menos agradable. Cada uno tiene el derecho irrenunciable y la obligación incuestionable de preservarse, y permanecer en este tipo de relaciones es un atentado imperdonable contra uno mismo. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Las relaciones de dependencia acaban casi siempre como relaciones tóxicas. No tienen un futuro digno. No aportan nada positivo y sí mucho negativo. - No tiene sentido permanecer en una relación destructiva. Conviene salirse del autoengaño de creer en un milagro imposible o vivir del recuerdo de cómo era una relación que jamás volverá a ser igual. - Permanecer en este tipo de relaciones es un atentado imperdonable contra uno mismo. - En este tipo de relaciones la mejor opción es finalizarlas. Francisco de Sales
  16. CAPÍTULO 184 – LA SUMISIÓN –NO PERMITIR NINGÚN TIPO DE VIOLENCIA- Este es el capítulo 184 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER De todas las cosas que una persona puede hacer mal en su relación sentimental, ésta es una de ellas y es una de las menos recomendables. Hay personas –y cada uno sabrá cuál es su razón o motivo- que siguen en una relación que no les es satisfactoria. Ese sometimiento vejatorio que muchas personas consienten, tal vez porque piensan que no son dignas de tener otra relación mejor, o porque sienten que tienen que pagar de ese modo su error al elegir pareja, o porque se sacrifican por tener un hogar donde estar con sus hijos, o porque ya ha consumido todas sus fuerzas y sólo les queda rendirse, o por la razón que cada uno tenga, es una capitulación indigna, una señal de una subordinación cruel, y una humillación desalmada. A mí me parece inhumano –y muy doloroso- el caso de las personas que tienen que aguantar un trato denigrante, que tienen que tolerar cosas intolerables, que tienen que renunciar continuamente a su dignidad, que ven pisados cada día sus derechos y su humanidad, y que a pesar de ello siguen, un día tras otro, en una sumisión indecorosa, acatando órdenes vergonzosas, tolerando actitudes de despotismo o desprecio que nadie merece, permitiendo calladamente infidelidades, recibiendo un trato indignante… y que no son capaces de plantarse firmemente y decir “hasta aquí he llegado, pero ni un paso más”. A quienes estén en una situación similar a cualquiera de las descritas, o incluso aunque sean un poco más leves, o aunque sólo hayan visto asomar la posibilidad de que pueda llegar a ser así, les recomiendo que hagan una revisión objetiva de su situación y que, desde su dignidad, que debiera permanecer siempre inmaculada, valore si debe seguir en esa sumisión o si debe poner fin a su relación. Hay cantidad de Asociaciones de mujeres maltratadas, o departamentos específicos del Gobierno, o bien ONG’s que cuidan los derechos fundamentales, casas de acogida, otros corazones y otras puertas abiertas, familiares y amigos deseosos de ayudar… Vivir en esa situación no es una condena a cadena perpetua –más bien es una muerte en vida, en la única vida que de la que se dispone- y uno siempre tiene el poder de decidir, y la posibilidad de reunir fuerzas y rodearse de aliados que ayuden en el paso hacia la liberación de una relación donde la sumisión sea un funesto imperativo. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Ya sabemos de sobra que la relación en la unión libre, voluntaria, de dos personas que se juntan para cuidarse y darse amor, para procurar el bienestar del otro sin renunciar al propio, así que si la relación no está cumpliendo estos requisitos básicos... ya no tiene sentido la relación. - La sumisión en la relación indica que uno de los miembros está haciendo un acatamiento de situaciones que no son de su agrado, que está siendo denigrado de algún modo, o que se ha convertido en un sirviente y no en un compañero con igualdad de condiciones. - Aún siendo consciente de que habrá casos en lo que se encuentre una razón para soportar esto, por principios y por dignidad este tipo de relaciones conviene disolverlos. Francisco de Sales
  17. CAPÍTULO 184 – LA SUMISIÓN –NO PERMITIR NINGÚN TIPO DE VIOLENCIA- Este es el capítulo 184 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER De todas las cosas que una persona puede hacer mal en su relación sentimental, ésta es una de ellas y es una de las menos recomendables. Hay personas –y cada uno sabrá cuál es su razón o motivo- que siguen en una relación que no les es satisfactoria. Ese sometimiento vejatorio que muchas personas consienten, tal vez porque piensan que no son dignas de tener otra relación mejor, o porque sienten que tienen que pagar de ese modo su error al elegir pareja, o porque se sacrifican por tener un hogar donde estar con sus hijos, o porque ya ha consumido todas sus fuerzas y sólo les queda rendirse, o por la razón que cada uno tenga, es una capitulación indigna, una señal de una subordinación cruel, y una humillación desalmada. A mí me parece inhumano –y muy doloroso- el caso de las personas que tienen que aguantar un trato denigrante, que tienen que tolerar cosas intolerables, que tienen que renunciar continuamente a su dignidad, que ven pisados cada día sus derechos y su humanidad, y que a pesar de ello siguen, un día tras otro, en una sumisión indecorosa, acatando órdenes vergonzosas, tolerando actitudes de despotismo o desprecio que nadie merece, permitiendo calladamente infidelidades, recibiendo un trato indignante… y que no son capaces de plantarse firmemente y decir “hasta aquí he llegado, pero ni un paso más”. A quienes estén en una situación similar a cualquiera de las descritas, o incluso aunque sean un poco más leves, o aunque sólo hayan visto asomar la posibilidad de que pueda llegar a ser así, les recomiendo que hagan una revisión objetiva de su situación y que, desde su dignidad, que debiera permanecer siempre inmaculada, valore si debe seguir en esa sumisión o si debe poner fin a su relación. Hay cantidad de Asociaciones de mujeres maltratadas, o departamentos específicos del Gobierno, o bien ONG’s que cuidan los derechos fundamentales, casas de acogida, otros corazones y otras puertas abiertas, familiares y amigos deseosos de ayudar… Vivir en esa situación no es una condena a cadena perpetua –más bien es una muerte en vida, en la única vida que de la que se dispone- y uno siempre tiene el poder de decidir, y la posibilidad de reunir fuerzas y rodearse de aliados que ayuden en el paso hacia la liberación de una relación donde la sumisión sea un funesto imperativo. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Ya sabemos de sobra que la relación en la unión libre, voluntaria, de dos personas que se juntan para cuidarse y darse amor, para procurar el bienestar del otro sin renunciar al propio, así que si la relación no está cumpliendo estos requisitos básicos... ya no tiene sentido la relación. - La sumisión en la relación indica que uno de los miembros está haciendo un acatamiento de situaciones que no son de su agrado, que está siendo denigrado de algún modo, o que se ha convertido en un sirviente y no en un compañero con igualdad de condiciones. - Aún siendo consciente de que habrá casos en lo que se encuentre una razón para soportar esto, por principios y por dignidad este tipo de relaciones conviene disolverlos. Francisco de Sales
  18. CAPÍTULO 183 - PERMITIR LAS AGRESIONES FÍSICAS –NO PERMITIR NINGÚN TIPO DE VIOLENCIA- Este es el capítulo 183 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Esto sí que es intolerable. Más grave que todo lo visto anteriormente. Y es algo que no se debe tolerar bajo ningún concepto. Rotundamente, NO. Es definitivamente el punto final para una relación. El límite al que nunca se tenía que haber llegado. Al llegar a esta situación, se acabó la relación. Si ya es grave consentir gritos, insultos, humillaciones, o faltas de respeto… permitir las agresiones físicas es del todo inaceptable. Hay bastantes sitios a los que dirigirse para recibir información cuando una persona se ve involucrada en una relación así, y no hay que dudar ni un momento en hacerlo, para informarse y conocer lo que se puede y se debe hacer para terminar con ello, rápidamente y bien, y salir indemne de una relación que no aporta amor –que era uno de los motivos para mantener la relación- y sí aporta un innecesario calvario. Ante esto, en mi opinión, lo correcto es acabar, dejarlo, olvidar cualquier sentimiento antiguo que se tuviera –que ya estará muerto o, cuanto menos, desacreditado-; lo adecuado es separarse del mejor modo que se pueda –si eso es posible-, olvidar la experiencia, limpiarse de ella, aprender lo que no se va a permitir en la próxima, lo que se va a exigir; sacar a la pareja actual de la vida, de la mente y del corazón, y quedar disponible. Nada justifica las agresiones físicas, y menos aún autorizarlas con frases del estilo de “será que me lo merezco…”, “es el castigo por algo que he hecho…”, “lo hace porque le importo y me quiere…”, “él no es malo, lo que pasa es que es así…”, “mejor no darle importancia ya se le pasará…”, “si se pone así es porque lo estoy haciendo mal como pareja…” Un hombre que no es capaz de respetar a una mujer, o viceversa, y que es capaz de descargar en ella su violencia –en la que están concentrados todos sus complejos, sus frustraciones, y una rabia que no sabe canalizar bien-, no merece recibir ningún tipo de afecto, de respeto, de aceptación, o de comprensión benevolente. Un hombre que maltrata y da mala vida a una mujer, o viceversa, sólo es digno de recibir el mismo tipo de trato que suministra. Sólo se le debe contestar con el desprecio, con el abandono, con la indiferencia… y con la denuncia. Ni un día más al lado de una persona que agrede, ya sean agresiones físicas o psicológicas. Conviene hacerlo por una misma y por el bien de las personas que nos quieren –porque estarán sufriendo con esa situación-. Si es necesario y si es posible, porque es muy recomendable, será mejor hacerlo de la mano de un de un asistente social, o con el asesoramiento de n profesional o asesor especializado. Hay muchos sitios a los que se puede acudir para recibir información sobre cómo actuar en estos casos, y existen casas de acogida si se necesitaran. Y no te sientas culpable, porque no lo eres. Quien ejerce el maltrato es el único culpable de su violencia. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - La violencia física no se justifica de ningún modo. DE NINGUNO. - Es ABSOLUTAMENTE INTOLERABLE. No se ha de soportar. - En España, las víctimas de violencia doméstica pueden llamar al teléfono 016 para pedir ayuda. Es un teléfono al que se puede llamar con tranquilidad porque no deja rastro en el registro de llamadas en el teléfono ni en la factura. - En México es el 911 - En Perú es el 100 - En Argentina es el 137 - Lo anterior son ejemplos de que existe este tipo de ayuda. En otros países, buscar el número de teléfono. Francisco de Sales
  19. CAPÍTULO 182 – NI GRITAR NI INSULTAR (son agresiones psicológicas) –NO PERMITIR NINGÚN TIPO DE VIOLENCIA- Este es el capítulo 182 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Ya quedó claro anteriormente que para solucionar los desacuerdos, o para debatir los asuntos que requieren una solución, se necesita de toda nuestra capacidad y voluntad de dialogar, y de que se desarrolle en una situación armoniosa, y quedó claro que dialogar no es gritar, ni insultar, ni increpar, ni reñir, ni denigrar, ni injuriar, ni reprochar. Cualquiera de esos modos, o cualquier actitud basada en ellos, no conduce a ninguna solución positiva. Además, en la mayoría de los casos solamente son enojos que se manifiestan por otro motivo y son distracciones del asunto principal y, en vez de procurar el acercamiento y la colaboración, lo que hacen es distanciar aún más y quitar las ganas de colaborar con el otro para remediarlo juntos. Un diálogo que debiera ser constructivo y unificador se convierte entonces en una pesadilla donde imperan las malas caras, las conductas desagradables o violentas, la confrontación y el enfrentamiento agresivo, y una situación que, en vez de conseguir facilitar las cosas para restablecer la relación, hace que ésta se deteriore más porque mientras uno está gritando por su cuenta e hiriendo con la ponzoña de sus insultos, el otro trata de defenderse como puede o responde con otra agresión, y mientras ambos están con todo su interés centrado en esa contienda es imposible que puedan prestar atención a la cordura que se necesita para dialogar, para debatir, para exponer, para mostrar los sentimientos buenos, para manifestar los propósitos de reconciliación, y para conocer y saber lo que realmente le está pasando a cada uno de ellos. Mientras se está gritando o insultando uno está fuera de su centro, está siendo dominado por un extraño que no es él mismo, y está mostrándose como un energúmeno. Y esta no es la forma de resolver desavenencias. Se solucionan desde la paz, desde la objetividad que permite ver las cosas como realmente son, desde el amor que se tienen o se tuvieron, desde la voluntad de colaboración, y no desde la rivalidad evidente aunque no esté declarada. Es cierto que, a veces, los sentimientos están tan enojados, tan llenos de rabia, que invitan a comportarse de ese modo. Pero la sensatez aconseja no seguir así y hacer un pacto de mutuo respeto, y colaborar entre ambos para no agredirse verbalmente y aportar su mejor voluntad para resolver lo que haya que resolver. Cuando uno de los dos se dé cuenta de que el otro está gritando es el momento de parar la contienda y aplazarla hasta que esté en condiciones de seguir dialogando. Hay que decirle como a los niños: “cuando se te pase la rabieta te haré caso”. No se debe consentir la falta de respeto y el atentado a la dignidad que el otro comete cuando se comporta de ese modo. Y es mejor dejarlo claro desde el principio o desde la primera vez que suceda. Si no se hace así se corre el riesgo de darle un poder al otro que cada vez utilizará con más asiduidad ya que se sentirá más asentado en su condición de déspota perverso. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Cualquier acto que sea una falta de respeto es inaceptable. - Una persona que dice amar a otra no debe tratarla sin consideración. - La dignidad personal está por encima y por delante de cualquier humillación en el trato. - En las relaciones no se deben permitir tampoco las agresiones psicológicas. Francisco de Sales
  20. CAPÍTULO 181 - CONSENTIR GRITOS, INSULTOS, HUMILLACIONES, FALTAS DE RESPETO, ETC. –NO PERMITIR NINGÚN TIPO DE VIOLENCIA- Este es el capítulo 181 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER “La violencia se puede manifestar por parte de los dos miembros. La del hombre es más notable y agresiva, y la de la mujer es más sutil y oculta. Pero ambas son igual de destructivas para la relación”. Considero que en las relaciones en las que ocurren cualquiera de las situaciones del título –u otras similares- hay que ser muy rigurosos e intolerantes, bastante intransigentes e inflexibles, y no admitirlas ni consentirlas bajo ningún concepto. Me parece que en el primer instante en que hace acto de presencia cualquier falta de respeto hay que cortarla inmediatamente y de una vez para siempre. De un modo muy rotundo. Drástico. Radical. Enérgico. Contundente. Permitir la primera falta de respeto envalentona al otro, y le anima para que la próxima sea más grande. Puede pensar “si no ha dicho nada por lo que hecho, puedo volver a repetir”. Es por ese motivo por el cual opino que es necesario cortarlo de un modo terminante y eficaz si se presenta el caso. En realidad, lo óptimo sería haber aclarado desde el noviazgo que este es uno de esos asuntos innegociables, como lo son también la falta de respeto a la dignidad, el menosprecio, las ofensas leves o graves, la desatención, el maltrato, la humillación, la malicia, el insulto, el abandono, la mentira, la falta de compromiso… cada uno debe elaborar su propia lista y defender intachablemente el cumplimiento estricto de la misma con toda energía. La soledad es preferible a la violencia física, psíquica, o verbal, que han de estar rigurosamente prohibidas. Bajo ninguna razón o excusa. Y en eso hay que ser irreductibles. La libertad provocada a partir del abandono de una relación de este tipo, permite la opción de iniciar otra donde no aparezca ninguno de estos aspectos tan humillantes, degradantes, y trágicos. Poner a salvo la dignidad, defendiéndola con uñas y dientes, es una misión irrenunciable, ya que la dignidad es el espacio más sagrado de que disponemos, el que contiene nuestra esencia y nuestra honestidad, la esencia intachable, lo celestial, lo más puro que hay en cada uno, y ha de mantenerse intacta e inmaculada, impidiendo, como sea, a cualquier precio, que alguien la pueda mancillar. Y si uno se auto-engaña y justifica y consiente cualquier tipo de maltrato, es peor todavía. Si uno es consciente de la realidad y es capaz de encontrar una justificación falsa para tapar -ante los otros o ante sí mismo- lo que es evidente, esa propia falta de respeto a uno mismo es un atentado, muy difícil de perdonar, contra la propia honestidad. Si el otro persiste en nombrarle a uno con un mote despectivo o desagradable que ya se le ha aclarado que resulta desagradable, si además se burla humillando, eso es aún más inaceptable. La intolerancia a esto ha de ser rotunda. Tal vez una no sea consciente de ello, pero es un ataque directo y mortífero a la Autoestima. Todos tenemos un Yo Idea que se construye con las opiniones sobre nuestra persona y las cosas que dicen los otros; si éstas son negativas, ese Yo Idea –que nos lo creemos en demasiadas ocasiones llegando a confundirnos y creer que somos él- hará que nuestra Autoestima tenga un auto-concepto pésimo. Podemos acabar creyendo que, efectivamente, somos tan malos como el otro está diciendo. Si, por ejemplo, él insulta, o se pone violento, y ella dice: “no me importa, es que habrá tenido un mal día…”, “desde que murió su madre está un poco alterado…”, “desde que perdió el trabajo ya no es el que era…”, u otras excusas similares, y se empeña en que: “no ha pasado nada…” está distorsionando la realidad para tapar su propio miedo a reconocer que sí ha sucedido, y que lo que ha sucedido es imperdonable y tiene que afrontarlo y resolverlo. Y tal vez sea el momento de buscar la palabra FIN y colocársela a la relación. Claro que “pasa algo”, por supuesto, y además es “algo grave”. Se podría hacer una única excepción si es algo que ha sucedido de un modo extraordinario, por primera vez, y hay una serie de motivos graves o razonablemente significativos que le hayan llevado a esa explosión fatal, pero antes de perdonarlo es necesaria una conversación, en otro momento de más serenidad, en la que quede claro que es la primera y última vez que se tolera lo que ha sucedido, y que nunca, jamás, de ningún modo, ni bajo ningún concepto, se le va a permitir otro acto similar. Por respeto a uno mismo, a los que convivan con ellos, y por dignidad propia, la presencia de los gritos, insultos, violencia, o humillaciones, no ha de ser permitida. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Hay cosas que han de ser siempre inexcusables, inaceptables, imperdonables, totalmente rechazadas. Cada quien sabrá cuáles son esas cosas y se encargará de que no sucedan. - Quien falta al respeto falta a una de las premisas sobre las que se sustenta la relación. Eso es inadmisible. - El respeto a la otra persona y a su dignidad está incluso por delante y por encima de uno mismo. - Quien no respeta a su pareja no merece seguir en esa relación. - Nadie debe consentir las humillaciones y vejaciones. NADIE. Francisco de Sales
  21. CAPÍTULO 180 - NO VOLVER A ENAMORARSE PARA NO VOLVER A SUFRIR -ATENCIÓN A LA BAJA AUTOESTIMA- Este es el capítulo 180 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER “Nunca más volveré a enamorarme. Ya he sufrido con la relación anterior”, dijo alguien que había terminado su relación de un modo desagradable. Eso es tan absurdo como si alguien que se tropieza un día decide no volver a andar jamás, o quien no vuelve a bañarse nunca más porque una vez el agua estaba fría. Esa es una de esas decisiones que se toman en un momento de enfado o decepción, y es, por tanto, una decisión muy posiblemente equivocada, ya que no se han de tomar decisiones ni en momentos de euforia ni en momentos de abatimiento; en ambos casos existen muchas posibilidades de que estén tomadas de un modo erróneo. Nadie debe auto-condenarse a la privación de volver a enamorarse simplemente porque una relación no salió como se deseaba. No hay que caer en el tópico equivocado de “todos los hombres son iguales”, o “todas las mujeres son malas…” Es mejor esperar que las aguas vuelvan a su cauce, que el enojo se disuelva o se aclare en su origen hasta que se entienda como un caso aislado y no como una norma. Si fuera una norma, no funcionaría ninguna pareja. Hay hombres buenos y hay mujeres encantadoras. Sólo hace falta que se encuentren entre ellos. Mi sugerencia es que, cuando alguien se encuentre con otra persona por la que sienta o crea sentir algo y con la que podría establecer una relación, se entregue totalmente, sin reservarse nada, sin miedos, sin prejuicios, porque si la otra persona encuentra resquemor, inseguridad, o frialdad en la entrega personal y sentimental, puede sacar una conclusión equivocada y abandonar la relación por ese motivo. La relación, sobre todo al principio, necesita del apasionamiento; saber que está emocionalmente vivo y su corazón es capaz de latir desaforado, saber que se inmiscuye en los sueños del otro, que ocupa su pensamiento la mayor parte del día, que siente y hace sentir. Es necesario sentirse importante y especial para el otro. Si el otro tiene la sensación de que no hay pasión, sospechará una de estas dos cosas: o que es una persona sentimentalmente fría –y eso le puede echar para atrás-, o que no le siente como alguien especial –y eso también echa para atrás-. Y, además, lo que uno quiere es enamorarse de nuevo, encontrar la persona que dé lo que ya no le daba la anterior relación, o que no dé lo que el otro daba y no se quería, y uno debe sacar todo ese amor que se tiene retenido y que tan feliz hace entregarlo. Hay que pensar en esto. Y decidir cómo se comportará uno cuando vuelva a sentir algo parecido a eso que llamamos amor. Los corazones se curan siempre, aunque persistan esas cicatrices cuya única misión es recordar que no se quiere volver a pasar por una situación desagradable. Uno no quiere no tener una relación: lo que no quiere es una relación como la anterior. Así que hay que prepararse para la próxima, seguir todo el proceso del modo adecuado –sin hacerse trampas-, seleccionar adecuadamente, entregarse a ella, y si no sale bien, cortar antes de volver sufrir. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Conviene eliminar la decisión tajante de no querer volver a tener una relación. No todas son o van a ser iguales. Ese prejuicio conviene eliminarlo. - Quien viene de una relación desagradable tiene algo a su favor: ya sabe lo que NO va a permitir en la siguiente relación. - Uno puede amar hasta el último día de su vida, no hay un límite por la edad o por experiencias anteriores amargas. Nunca es tarde para enamorarse y amar. Francisco de Sales
  22. CAPÍTULO 179 - SEGUIR EN LA RELACIÓN POR UN SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD -ATENCIÓN A LA BAJA AUTOESTIMA- Este es el capítulo 179 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Seguir en una relación en la que realmente no se quiere seguir puede tener mil razones o justificaciones. Por ejemplo el miedo a no encontrar otra y preferir “lo malo conocido a lo bueno por conocer”. O las necesidades económicas que uno no puede solventar por su cuenta y su pareja sí se las resuelve. O seguir teniendo un hogar para sí y para sus hijos. O sentirse culpable y pensar que si abandonan a su pareja al otro le va a ir todo mal en la vida –y uno va a ser castigado por una vengativa ley divina que no existe-, que el otro se va a sentir solo y abandonado, que se va a suicidar, que no sabrá valerse por sí mismo… Otras siguen –a pesar de que les perjudica y ya no existe el amor que les unió- porque sienten lástima o pena: “pobrecito, qué va a ser de él” es una de esas excusas que no se deberían admitir como válidas y justificantes. Y hay que cuidar que no pretenda inmiscuirse aquí una mal entendida caridad cristiana, ni le salga a una un espíritu de sacrificio inculcado por una tradición de mujeres esclavas y sumisas de generaciones anteriores, porque se convertirá –si no se ha convertido ya- en una relación que tiene todas las posibilidades de salir mal y producirá un efecto negativo en quien lo haga, ya que estará haciendo el sacrificio de su felicidad y su vida y eso, antes o después, se lo va a echar en cara a sí misma. En una relación sentimental –cuando no es una clara relación de intereses- el amor es un ingrediente indispensable. Algunas personas que toman la determinación de estar en una relación sin amor no lo hacen para que el otro sea feliz, sino más bien porque se sentirían culpables de la infelicidad del otro. Así se cargan de una responsabilidad que no es suya. Quien se encuentre en una relación de estas características que revise qué está haciendo, y por qué y para qué, y que sea capaz de salirse de la relación y de su papel en ella si considera que es lo que quiere hacer, y que observe a esa persona que es ella misma que está consagrada a una muy noble tarea –aparentemente-, pero para ella aniquiladora como persona. Que observe sus sentimientos al verse y se dé cuenta de si siente lástima, piedad, compasión, o ganas de agarrarla del brazo y sacarla de ese sinsentido. Que se dé cuanta si siente aceptación y conformismo sin más, pero que verifique que no le esté causando cualquier tipo de mortificación. Que valore, pero con una honradez intacta e insobornable, si quiere seguir así o si es más honesto para consigo misma -y posiblemente y a la larga para el otro- dejarlo y dedicar su vida a una relación en la que sí pueda amar de verdad y ser amada del mismo modo. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Mucho cuidado con tener y acatar un sentimiento de culpabilidad, porque es algo que sucede en demasiadas ocasiones. Cada persona es responsable de su parcela en la relación y el culpable es quien no ha cumplido. - El papel de la esposa esclava o sumisa es injusto y no se debe mantener. - En el enlace matrimonial dice el sacerdote al novio “Compañera te doy, que no sierva”. Si esta frase te remueve algo… reflexiona. - Esta es una gran verdad: No aceptar lo inaceptable, no perdonar lo imperdonable, no culpabilizarse de lo que no se es culpable. Francisco de Sales
  23. RENACER CADA MAÑANA En mi opinión, cada mañana, al despertar, cuando empezamos a tomar conciencia de estar en la vida y vivos, cuando ya empezamos a comprender que lo último que hemos creído vivir era un sueño o una pesadilla, comienzan a aparecer en nuestra recién recuperada consciencia lo que es nuestra realidad cotidiana, y nos reencontramos con los problemas o las alegrías reales que no estuvieron presentes mientras dormíamos; durante ese momento que pensamos perezosamente que nos gustaría quedarnos un rato más durmiendo pero hay que levantarse para cumplir con las obligaciones, que hay que enfrentarse al espejo y encontrar la misma cara de cada día, el mismo pelo desaliñado, o mientras pensamos en la mala noche que hemos pasado, sin dormir o durmiendo a ratos y mal, es un momento en el que no somos del todo conscientes de que estamos construyendo una especie de pequeño milagro al ir recomponiendo todo nuestro mundo, poniendo en orden el desorden, haciendo una lista mental de todo lo que tenemos que hacer, trabajo, viaje, llamadas, desayuno, cada uno su tarea, cada uno recomponiendo su vida y su pequeño universo personal. Al despertarnos cada día tenemos que renacer. Ya nacimos una vez hace unos cuantos años. Ahora toca volver a nacer. Cada día. VIVIR es tomar consciencia de uno mismo y de su presencia en la vida, de la orientación que le está dando a su vida. No hacerlo así es dejar pasar el tiempo –que es la vida-, es malvivir, o es mantenerse en un estado más o menos vegetativo. Cada persona tiene una vida y unas circunstancias distintas, pero esto es algo que nos unifica a todos: cada mañana hay que reconstruir el propio mundo, volver a poner cada cosa en su estantería o en su cajón mental, volver a sonreír o a la mueca triste, vestirse, pensar algo -lo que sea-, levantarse sin prisa o urgentemente, volver a ser el Uno Mismo que desapareció durante el sueño. Y lo hacemos tan mecánicamente, tan desatentos, que ni siquiera nos permitimos el tiempo justo de dar las gracias por poder vivir un nuevo día –poquísimas personas lo hacen-, ni nos paramos el momento breve de cerrar los ojos durante unos instantes, hacer un repaso de cada órgano externo del cuerpo, sentir los brazos, las piernas, la lengua, que podemos oír, y decir en voz alta o en silencio “Soy yo, estoy aquí y ahora”; si no lo hacemos en algún momento hasta llegaremos a perder la noción de quiénes somos, de qué hacemos en la vida, de qué sentido le queremos dar a esto de vivir. Corremos el peligroso riesgo de caer en la rutina, de estar en la vida pero NO VIVIR, de dejar que se vayan vacíos los irrepetibles e irrecuperables días desde esa mentira en la inconscientemente creemos de que somos más o menos eternos, porque mañana también estaremos vivos y porque se mueren los otros, pero nosotros nunca. Sería interesante plantearse el renacer de cada día como el acto milagroso y maravilloso que es. Si hace falta, adelantando la hora en que suena el despertador para tener unos minutos para reflexionar, para tomar contacto con Uno Mismo despacio, con consciencia, “Soy yo, estoy aquí y ahora”, hacer unos cuantos buenos propósitos… y entonces, sí: en marcha. Arriba. Un nuevo día nos espera. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  24. CAPÍTULO 178 - YA NO LE GUSTO -ATENCIÓN A LA BAJA AUTOESTIMA- Este es el capítulo 178 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Uno de los modos de manifestar una baja Autoestima es culpabilizarse y depreciarse con este pensamiento: “Ya no le gusto”. Si se nota una disminución en la atención del otro –que es bastante habitual cuando ya se lleva un tiempo juntos- porque se le exige una atención y dedicación plena y eso es imposible de mantener, pueden comenzar a temblar los cimientos interiores ante esta presunción, tan cargada de veneno, porque se puede prejuzgar desde el catastrofismo como que es el principio del fin: “Ya no le gusto”. Y no siempre es real el caso que “ya no le gusto”, pero sí es un pésimo argumento para enzarzarse en una dialéctica interior en la que se buscarán justificaciones que le den la razón a una en su destructiva e incierta suposición. En vez de valorar que puede ser una simple desatención, momentánea y pasajera, como consecuencia de la convivencia continuada, se desatan los demonios interiores en una carrera autodestructiva –esa masoquista costumbre de los que tienen una Autoestima mal ponderada-, y hacen un mundo explosivo de lo que es nada. Entonces se dispara la alerta de los celos y se empiezan a ver a todas las demás personas del mismo sexo como rivales, y, sin darse cuenta, uno comienza a compararse con los demás y siempre salen ganando los demás; y con una desesperación desconfiada se siguen la trazadas de las miradas del otro, y se imaginan aposentándose en las nalgas o los pechos de otras –que en la imaginación perturbada siempre son mejores que los propios-, o en las sonrisas tan atractivas y varoniles de ellos –que aún mantienen latente la lujuria-, y las miradas que solamente miran al frente inocentemente, son desviadas por ella, o por él, con el poder de sus sospechas, hacia otros. Si se persiste en esa actitud demoledora, la cotización propia caerá en picado. En todas las comparativas saldrá perdiendo. Su Autoestima descenderá un poco por debajo de sus peores momentos. Puede ser, y esto es trágico, el principio de una fase desastrosa. Y todo nació por una tontería sin razón. Aún puede ser peor, y es que, en el convencimiento inconsistente de su poca valía –y todo esto es solamente un monólogo interior del que casi nunca se es consciente- sopese seriamente la opción de amarrar esa relación como sea –porque si no se queda con esta pareja puede que ninguna otra le vaya a querer-, y permita cosas que no debieran permitirse: desde los desaires hasta las infidelidades, o sea, ceder en cualquier cosa con tal de que no se vaya y le deje a una a merced de su soledad hasta la eternidad. Es necesario averiguar cuál es la realidad de lo que comenzó siendo una sospecha infundada, una simple excusa para tirar del hilo de sus inseguridades, pero si hay dudas acerca de si uno le gusta al otro, no hay camino más corto y más recto que el de preguntárselo. Y más adelante, ponerse a la gratificante tarea de mejorar la Autoestima, que le va a venir muy bien. Es preciso que recuerde que el hombre no se enamora solamente de unas nalgas o unos pechos, también le interesa, y mucho, el resto, y si la ha elegido a ella por algo será. Y conviene que el hombre valore que ella se han enamorado de él, en su conjunto, y que otros más guapos, inteligentes, simpáticos, o con cualquiera de esos dones que uno no tiene, han sido descartados cuando le seleccionó a él. Todo lo anterior queda invalidado en los casos en los que el otro ha dejado clara su posición de que realmente “ya no le gusta”. Entonces ya no es una suposición sino una realidad y ya hay que tratar este asunto de otro modo. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Las inseguridades personales –fruto de una Autoestima baja o inexistente- llevan a sospechar continuamente del otro y a ver situaciones que les llevan a los celos donde realmente no existen. - Si una persona siente que el otro no le presta atención tiene el derecho, y la obligación, de comunicarlo para resolverlo. - “Ya no le gusto” puede ser una suposición equivocada. Mejor preguntar para confirmarlo o desmentirlo. Francisco de Sales
  25. YO NO SOY PERFECTO para ver el video: En mi opinión, esto es algo que ya sabemos: no soy perfecto o no soy perfecta, pero es algo que tratamos de ocultar y no nos atrevemos a exponerlo. No queremos que conozcan nuestro lado oscuro. Bueno… pues yo sí lo digo: NO SOY PERFECTO. Y decirlo me libera de tener que mostrar una máscara o un personaje que no soy yo y no es real. El que sí es real –el que sí soy real- es el que tiene “defectos”, el que se equivoca, el que no sabe hacer siempre lo adecuado, el que tiene cosas de las que no se siente orgulloso, esas cosas que uno esconde en lo más profundo y encierra con muchos candados para que nadie, jamás, llegue a conocer…
×
×
  • Create New...