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buscandome

Warianos
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  1. CUANDO TÚ NO ERAS TÚ En mi opinión, este aparente juego de palabras sin sentido del título, encierra una realidad que voy a tratar de explicar. Me sigo encontrando con cientos de personas que son incapaces de perdonar cosas de su pasado. Incapaces de perdonarse. Incluso se empeñan expresamente en no perdonarse. Aclaremos esto primero: hay diferencia absoluta entre quien eres hoy y quien fuiste en otro momento de tu vida, al punto de poder decir que sois dos personas distintas. Quien eres hoy no es quien eras ayer, y aún menos quien eras hace 10 años o hace 30. Mantienes el mismo nombre y apellidos desde el primer día, pero no eres la misma persona psicológica, emocional, o espiritualmente. Cada instante somos distintos del instante anterior. Cada instante cambiamos porque aprendemos y con eso añadimos algo más al que éramos un momento antes, o porque encontramos un nuevo átomo de paz, o porque una emoción nueva se añade a nuestro repertorio, y por lo tanto ya no somos EXACTAMENTE el mismo de antes. Evolucionamos. Los conocimientos que adquirimos, o las experiencias por las que nos hemos visto obligados a pasar, nos hacen que tengamos una mentalidad distinta de la que teníamos hace años; hacen que tengamos una percepción diferente de las cosas, más inteligencia, y un bagaje que nos distingue claramente de aquel que éramos cuando teníamos 10 años, o 20, o 30… Así que ahora –y espero que estés de acuerdo conmigo- tienes una preparación y unas capacidades y unas visiones de las cosas distintas y mejoradas con respecto a tiempos pasados, y tienes unos conocimientos de los resultados de las decisiones que tomaste, que es algo que no tenías entonces cuando tomaste aquellas de las que ahora te arrepientes y por las que ahora te penalizas castigándote. Se trata de comprender y aceptar al de entonces, al que hizo lo que hizo porque no tenía conocimientos suficientes para hacerlo de otro modo, o porque no tenía otra elección, o porque pensó que era lo mejor o lo menos perjudicial. Sus razones tendría cuando tomó aquella decisión y no otra. Lo que no justo, ni es ético, ni es correcto, es juzgar hoy por lo que se hizo entonces, cuando tú, el de entonces, no eras el tú de ahora. Aquel de entonces daba tumbos, no pisaba con firmeza, no conocía su futuro, tenía una mente limitada y desconocía lo que ahora tú sí conoces. Por otra parte, mantener una rivalidad enojosa contigo mismo es una de las cosas más absurdas e improductivas del mundo. Sólo te aporta cosas negativas, malestar, una bajada notable de tu autoestima, una sensación generalizada incómoda y frustrante, un estado deplorable en la relación contigo, pesimismo, decepción, desgana de hacer algo más por ti… la relación de desatinos que conlleva la mala relación con uno mismo ocuparía varias páginas. Así que… si eres una de esas personas que no tienen una buena relación consigo misma, que se acusa de cosas variadas, que sigue enojada por asuntos del pasado –de cuando tú no eras tú-, te recomiendo una revisión de tu relación contigo. Te recomiendo un reencuentro, una reconciliación, la firma de un pacto de armonía y colaboración, un abrazo que acoja sin resentimiento ese pasado que se siente culpable, y un espléndido tratado de paz. Te invito a que no sigas castigándote, boicoteándote, maltratándote. Te sugiero que elabores una relación distinta con todos los yoes de tu pasado, con todos aquellos que fuiste en otro momento de tu vida. Como siempre, tú decides. Ahora que eres tú, y que sabes mucho más que antes, decide bien. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Y si le ha gustado, ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  2. ¿QUÉ ES VIVIR PLENAMENTE LA VIDA? En mi opinión, la falta de una reflexión intensa y profunda acerca de las cuestiones principales para el Ser Humano consiguen que, cuando hacemos un balance serio de nuestra vida, nos encontremos con la conclusión de que hay frustración, descontento, desilusión, y hasta rabia. Hemos convertido la magia y el milagro que es VIVIR en una rutinaria costumbre que a veces hasta pesa como una maldición; hemos rebajado la maravilla que es estar en este mundo y vivos en un hábito al que le hemos retirado el esplendor; hemos desvalorizado el encanto y lo hemos reducido a un asunto común. VIVIR –con mayúsculas, que es como se debería escribir siempre- requiere: ATENCIÓN – porque una vida desatenta es una vida perdida. Y eso es una gran tragedia. Venir a la vida a VIVIR y no hacerlo es un drama imperdonable. HACERSE PREGUNTAS – porque en las respuestas encontraremos nuestra verdad, lo que deseamos, nuestra auténtica naturaleza, nuestro camino, nuestra fuerza, y a nosotros mismos. REFLEXIONAR – una vida sin reflexiones es una vida a la que le falta uno de los ingredientes principales. Es necesario reflexionar. Es la única forma de conocerse, de saber, de entender, de comprender, de tener ideas, de poder tomar decisiones acertadas. OBSERVAR Y OBSERVARSE – es un método absolutamente válido para conocer y conocerse. No sólo se ha de tener en cuenta lo que uno dice o piensa, sino también cómo lleva eso a la realidad. No vale con conocer el modo de pensar sino que es necesario conocer el modo de actuar y manifestarse. En la observación comienza el autoconocimiento. TOMAR DECISIONES – no es suficiente con saber, conocer, darse cuenta… es necesario también tomar decisiones y hacerlas realidad. Si no se toman decisiones todo se queda en teoría, en proyecto, en utopía, y eso no sirve de nada si no se convierte en realidad. Hay que tomar decisiones, con sensatez y valentía, y llevarlas adelante. En la vida no da tiempo a hacerlo todo, verlo todo, sentirlo todo, ni estar en todos los sitios, así que HAY QUE SER SELECTIVO, escoger, decidir qué sí y qué no, pero ESCOGER y no dejar que los días pasen uno tras otro sin gracia y que tengan que marcharse al pasado vacíos y con una penosa sensación. NO ESCOGER, o NO DECIDIR, es una tragedia. TODAS LAS VIDAS NO TIENEN QUE SER IGUALES, así que decide cómo quieres que sea la tuya, pero HAZ QUE SEA LA TUYA. No tienes que copiar otros modelos por obligación, o porque te parezca que son más interesantes que el tuyo. No pretendas tener una vida estándar, sino que haz de la tuya LO QUE TÚ QUIERAS. HAZ QUE TU VIDA SEA PERSONAL, que seas tú mismo, que sea lo que tú quieras y como tú quieras. Haz que cada día, al llegar la noche y hacer la revisión de cómo fue, te quedes con una sonrisa plácida o absolutamente satisfecha. Te quedes pleno y en paz. Que tu vida sea como tú deseas, dentro de tus posibilidades y limitaciones (y tendrás que revisarlas, por si acaso no son tal como tú crees ahora), y que cada día te quedes con la seguridad de que estás haciendo lo que realmente quieres hacer. No es fácil, pero tampoco es imposible. Y sí es gratificante y enriquecedor. Esta es tu tarea. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  3. MIS PADRES NO ME HACÍAN CASO En mi opinión, quienes hayan tenido alguna vez este pensamiento, que no es necesario que haya sido puesto en palabras porque se ha podido interpretar tan sólo como una sensación, son personas condenadas a sufrir -hasta que se den cuenta del origen de ello-, una cierta desubicación en la vida, una impresión generalizada desagradable pero sin concretar, o una desazón de origen desconocido. Los niños que han sido desatendidos por uno o por ambos padres –o que tienen esa impresión, aunque no haya sido así en realidad-, bien porque éstos estaban trabajando fuera durante una gran parte del día o bien porque no les prestaban atención –por estar demasiado ocupados o por ser demasiado desatentos e irresponsables-, como eso les sucedió en una edad en que su mente no estaba preparada para comprender con claridad, para dilucidar con acierto, y para racionalizar los hechos objetivamente, tienden a pensar que si sus padres no les hacían caso, o no estaban con ellos, es porque no les querían. Esta es una conclusión errónea la mayoría de las veces, pero la mente de un niño no da para más, y esta respuesta a la actitud de ellos es la que les parece más acertada. “Si no me quieren -sigue pensando la mente inexperta por su cuenta- es porque soy malo, no hay nada bueno en mí, o porque les decepciono, o será porque no hago las cosas bien… claro, será eso: soy malo y no me quieren y además no merezco que nadie me quiera”. Lo delicado de ese tipo de pensamiento –infundado la mayoría de las veces- es que el niño se lo acaba creyendo y acaba actuando de acuerdo con esta premisa. Su autoestima queda irremediablemente afectada de un modo negativo, porque el concepto que tendrá de sí mismo es “soy malo”. Además, es posible que asocie a este “soy malo” el hecho de merecer un castigo por ello, y si lo hace así cada cosa desagradable o incluso abusiva que le suceda a lo largo de su vida será recibida y acatada como merecida –“por ser malo”-, y por eso mismo no se revelará contra las situaciones de injusticia que se presenten contra él a lo largo de su existencia, ya que las aceptará cabizbajo y sumiso como algo merecido. Este pensamiento –repito: infundado, resultado de una idea errónea- marcará el resto de la vida. Los padres y educadores no siempre actúan mal intencionadamente. A veces es que no saben hacerlo de otro modo. A los padres, antes de juzgarlos, conviene conocerlos bien y, sobre todo, conocer cómo fue la educación que recibieron. En algunas ocasiones es cierto que no prestan atención a los hijos porque no saben ser buenos padres, pero en otros casos solo están repitiendo un modelo educacional que sus propios padres aplicaron con ellos, sin cuestionarse que es un modelo equivocado. En ocasiones, esta desatención a los hijos la usan como un castigo que no explican a los hijos, y esto es un grave error: cuando se le castiga a un hijo hay que explicarle la razón del castigo. Lo que piensa el padre es: “no te hago caso para que te sientas mal y te duela, para que te des cuenta de que no haces las cosas como yo quiero, y si quieres que te haga caso te tienes que portar bien (según mi criterio) y tienes que hacer todo lo que yo te ordene”. Debido a esta actitud parental pueden acabar convirtiéndose en niños sumisos, que no se rebelarán ni expondrán sus opiniones, y lo seguirán siendo durante el resto de sus vidas con los graves perjuicios que eso les va a ocasionar. “Mis padres no me hacían caso”, piensan algunas personas. Puede que sólo fuese uno de los progenitores, pero es igual de doloroso. La autoestima de esos niños/niñas quedará marcada para siempre, el Amor Propio quedará afectado, y una tristeza profunda e inconsolable marcará a fuego una parte del corazón que nunca llegará a sanar del todo. El único modo de escapar de la influencia de ese hecho es la comprensión. Comprender a los padres -lo que no implica necesariamente amarles ni aceptarles ni siquiera perdonarles-, comprender que uno fue víctima accidental y no culpable –esto hay que entenderlo muy bien-, y comprender que hay experiencias dolorosas en la vida que más adelante muestran su lección y que hay otras que siempre serán incomprensibles. “Mis padres no me hacían caso”. Sí, es triste. Pero es absurdo estancarse en el lamento, en la rabia. A uno siempre le queda la opción de reeducarse (ver: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/topic,12341.msg14589.html#msg14589) y también de reeducar a sus padres si hiciese falta (ver: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/topic,13722.msg16155.html#msg16155) Si no te hicieron caso, no dejes que eso condicione el resto de tu vida: hazte caso tú, cuida tú de ese niño/niña que se sintió abandonado, no te abandones, cuídate. Ámate. Y si necesitas un psicólogo que te oriente acerca de cómo hacerlo, no dudes en contactar con él. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  4. PÁRATE En mi opinión, muchas personas estamos muy despistados en esto de saber estar en el mundo y saber existir, y llamamos vivir a consumir los días uno trás de otro de un modo rutinario, sin apreciarlos, casi como si fuese una obligación impuesta. Algunos tienen el día muy ocupado, muchos deberes, muchos compromisos, muchas responsabilidades, y casi no tienen tiempo para respirar. Se agota el día y no han tenido tiempo para hacer ni una sola parada. Otros tienen vidas muy problemáticas, dificultades reales, complicaciones continuas, apuros y conflictos que tienen que resolver para poder comer, para poder seguir adelante. Y eso, sin duda, requiere atención y prioridad. A pesar de todo lo expuesto, de las urgencias, de las limitaciones, de que todo parece estar en contra, hay que conseguir como sea unos minutos cada día en los que pararse y tomar conciencia de uno mismo. Conviene parar un mínimo de 10 minutos al día para reflexionar, para ser conscientes de nuestro estar en el mundo, de la vida y del papel de uno en su propia vida, de lo que nos rodea y de quienes están a nuestros alrededor. Conviene hacer un alto, un punto y aparte, en el ritmo de vida y darse cuenta. Parar y darse cuenta. Preguntarse. Comprender. Observar y observarse. Conviene dedicar un tiempo a NO HACER, aunque haya mucho que hacer, aunque las responsabilidades y las imposiciones pretendan acapararnos y ponernos orejeras para que no veamos otra cosa ni veamos más allá de las preocupaciones inmediatas, porque ese tiempo de NO HACER para estar con uno mismo será, sin ninguna duda, el tiempo más productivo y enriquecedor. Conviene sentarse, cerrar los ojos, desconectarse, dejar el mundo rutinario a un lado –nos seguirá esperando cuando acabemos con esto-, entrar dentro de uno mismo y vagar sin pensamientos o concentrarse en lo que la dispersión diaria nos impide, contactar con nosotros, con el que realmente somos, con nuestra esencia o nuestro Ser o nuestra Divinidad. Y, por supuesto, hacerlo sin sentimiento de culpa, sin la sensación de que le estamos robando tiempo a “lo importante” –que no es lo importante, sino lo que le damos importancia-. “Lo importante”, y esto es indiscutible, somos cada uno de nosotros. Parar 10 minutos cada día –o más- nos aportará claridad y perspectiva, frescura mental, conciencia serena, sabiduría, paz, acercamiento a quienes somos, vida. Y se puede. En las vidas más ocupadas siempre se puede hacer un hueco. Y quien realmente esté convencido de que no tiene tiempo… que sepa que tampoco tiene vida. Si uno quiere, puede. Se puede aprovechar un minuto en el bus, en el ascensor, en el inodoro, durante la ducha… Incluso se puede recurrir a las micro-paradas de unos segundos para decir “estoy aquí y ahora”, y con eso puede ser suficiente para una primera toma de contacto consigo mismo, pero nunca será lo mismo que una parada amplia. Que no se te olvide: Eres tú y estás vivo. Atiéndete. Párate. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  5. LAS NIÑAS ABUSADAS SEXUALMENTE En mi opinión, este es un asunto muy poco tratado teniendo en cuenta la notable cantidad de niñas que realmente son abusadas sexualmente, en mayor o menor medida, o que sienten que lo han sido. Quienes hayan pasado por esa desagradable experiencia, sabrán que hay cosas que afectan o repercuten mucho más que otras -y que son más difíciles de asimilar- o que marcan con más crueldad. Una de ellas es el hecho de que una niña, que a esa edad no tiene una formación ni un criterio adulto, con la limitación de su mente piensa que de algún modo es culpable de lo que le ha pasado. Y eso lleva aparejado el pensamiento de que merece algún castigo por ello. Y es así de injusto, pero con su edad no es capaz de reflexionar con ecuanimidad y se queda con esa sensación incrustada. También le queda el sentimiento de que las relaciones sexuales son tal como ella ha tenido la desdicha de padecer, así que hay un rechazo inconsciente hacia ellas y, por extensión, hacia el hombre. Esto, sin duda, marcará su futuro personal, sexual, y sentimental mientras no lo resuelva. Es necesario un tratamiento profesional de des-culpabilización, y que alguien les haga comprender que son víctimas de ese asunto y que no se debió a alguna provocación por su parte (que es lo que algunas llegan a pensar), y que no siempre va a ser así su relación con los hombres, y que el sexo es otra cosa distinta de lo que han sufrido. El miedo a que se vuelva a repetir sigue latente en ellas. El temor o terror a tener que pasar otra vez por la misma experiencia les afecta gravemente. Cuentan con un añadido más en contra: el hecho de que a veces no les creen y los adultos lo achacan a su imaginación infantil, incluso creen que lo hacen con la intención de perjudicar al que acusan, o puede ser que no les quieren creer porque -sobre todo en los casos que se dan dentro de la familia- eso implicaría reconocer vergonzosamente que cierto miembro de la familia es una persona anormal y malvada, y que si eso se reconoce la conveniencia sería muy dura o tendrían que denunciarle con el agravio que eso llevaría para la familia. En algunos sitios se sigue prefiriendo el silencio y la mentira antes que el reconocimiento de la verdad. Otras veces las niñas se tienen que callar por algún tipo de amenaza que han recibido por parte del abusador si les delata. Amenazas contra ella o su familia, y callan. Pero callar no es olvidar sin que deje un efecto negativo, no es resolver, no es borrarlo todo como si no hubiese pasado nunca. En estos casos de abuso el drama va por dentro, y se refleja en una actitud de la niña –incluso cuando ya es adulta- como las que se relatan al final de este artículo. Si como madre o padre detectas en tu hija síntomas o manifestaciones como las que se relacionan al final del artículo, ponte alerta y habla con ella. Pero hay que hacerlo con cuidado, porque es posible que lo quiera seguir negando por vergüenza o miedo, y hay que hacerlo con mucho cariño y protección, y sin enjuiciar ni culpabilizar. Si se hace con un psicólogo como mediador puede ser mejor. Si eres una de esas niñas, no lo ocultes. Sácalo a la luz –del modo adecuado- y no sigas padeciéndolo en silencio y soledad. Busca solución, porque la tiene, y no sigas cargando con ese doloroso peso. Dirígete a los Servicios Sociales o al Organismo Oficial responsable del asunto, o dirígete a mí directamente si lo deseas. Este artículo es casi seguro que no te afectará a ti directamente, pero es posible que conozcas a alguien a quien se lo puedes enviar. Aquí tienes algunas ideas: https://es.wikihow.com/determinar-si-un-ni%C3%B1o-est%C3%A1-siendo-abusado https://www.marthadebayle.com/v3/radiov3/familiav3/10-senales-de-que-tu-hijo-ha-sido-victima-de-abuso/ https://www.diariosur.es/sociedad/hablar-hijo-espinoso-20180215125050-nt.html https://www.nctsn.org/sites/default/files/resources//coping_with_intrafamilial_sexual_abuse_parents_sp.pdf En todo momento me he referido a niñas, pero también puede sucederles a los niños. La misma información es válida. Y ponerse en manos de un psicólogo se hace imprescindible. Además, por supuesto, hay que denunciar el hecho ante el organismo competente. En el Manual de Prevención del Abuso Sexual Infantil (se puede descargar completo aquí, publicado por Save the Children: https://www.savethechildren.es/sites/default/files/imce/docs/manual_abuso_sexual.pdf) se puede ver que estas son algunas de las posibles consecuencias para la abusada. CONSECUENCIAS A CORTO PLAZO DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL - Físicas: pesadillas y problemas de sueño, cambios de hábitos de comida, pérdida de control de esfínteres. - Conductuales: Consumo de drogas y alcohol, fugas, conductas auto lesivas o suicidas, hiperactividad, bajada del rendimiento académico. - Emocionales: miedo generalizado, agresividad, culpa y vergüenza, aislamiento, ansiedad, depresión, baja estima, rechazo al propio cuerpo. - Sexuales: conocimiento sexual precoz e impropio a su edad, masturbación compulsiva, exhibicionismo, problemas de identidad sexual. - Sociales: déficit en habilidades sociales, retraimiento social, conductas antisociales. CONSECUENCIAS A LARGO PLAZO DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL Existen consecuencias de la vivencia que permanecen o, incluso, pueden agudizarse con el tiempo, hasta llegar a configurar patologías definidas. Por ejemplo: - Físicas: dolores crónicos generales, hipocondría o trastornos psicosomáticos, alteraciones del sueño y pesadillas constantes, problemas gastrointestinales, desorden alimentario. - Conductuales: intento de suicidio, consumo de drogas y alcohol, trastorno de identidad. - Emocionales: depresión, ansiedad, baja estima, dificultad para expresar sentimientos. - Sexuales: fobias sexuales, disfunciones sexuales, falta de satisfacción o incapacidad para el orgasmo, alteraciones de la motivación sexual, mayor probabilidad de sufrir violaciones y de entrar en la prostitución, dificultad para establecer relaciones sexuales. - Sociales: problemas de relación interpersonal, aislamiento, dificultades de vinculación afectiva con los hijos. En España se puede recurrir a esta página para tener más información sobre lo que se puede y se debe hacer. Las personas de fuera de España tendrán que buscar el equivalente en su país. http://www.guardiacivil.es/es/servicios/violenciadegeneroyabusoamenores/abusosexualmenores/index.html Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  6. LA TEORÍA ES ÚTIL SÓLO CUANDO SE LLEVA A LA PRÁCTICA En mi opinión, en este momento actual hay una excesiva información sobre todos los asuntos. Los medios de comunicación y el acceso a internet nos aportan cuanto queramos saber sobre algún tema. En demasía. Hasta la saturación. También pasa con todo lo relacionado con la Espiritualidad, el Desarrollo Personal, el Autoconocimiento, el Exoterismo y el Esoterismo, las ciencias… de todo hay gran profusión de información. De teoría. La información, mientras se queda en las afueras de la persona –o en la mente- en forma de conocimientos estáticos, no aporta todo su potencial. Mientras se queda jugueteando por la mente, se queda en hipótesis, en pensamientos o palabras ordenadas de cierto modo, en suposiciones o conjeturas. Sólo cuando uno la integra, llevando a la práctica esa información de la que se dispone, atraviesa el umbral que la llega a cosificar y sólo entonces adquiere su auténtico sentido y utilidad. Para verlo más claro: uno no se calienta elucubrando sobre el proceso de encender un fuego, o especulando sobre grados de calor o sobre el proceso de arder la madera, sino que el calor comienza cuando el fuego se enciende físicamente. Los conocimientos pueden aportar nuevos puntos de vista, nos proponen la posibilidad de descubrir y crecer, amplían nuestros horizontes y nos pueden hacer ver cosas que jamás se nos hubiesen ocurrido a nosotros mismos, pero mientras todo eso sea únicamente información, mientras sean los conocimientos personales de otros, sus vivencias, y no pasemos a realizarlos convirtiéndolos en NUESTRAS EXPERIENCIAS, no nos aportarán lo que realmente contienen. Mientras permanezca la experimentación práctica fuera de nosotros, ajena, hipotética, no nos aportará nada positivo. El conocedor no es quien es capaz de repetir algo, sino el que lo ha experimentado, el que lo ha integrado, el que se convierte en competente o diestro en algo por haberlo vivido, el que ha conseguido que cierta idea haya pasado a formar parte de sí mismo y la lleva incluida en su esencia y no sólo en la mente. La teoría –en cuando a conocimiento- es interesante, sin duda. Siempre es enriquecedora de algún modo, pero uno necesita después cosificarla, hacerla realidad, vivirla en la propia carne. Uno no sabe nadar o andar en bicicleta sólo porque haya leído la teoría, ni se quita la sed conociendo las propiedades de los líquidos, ni conoce el paladar de un vino porque haya leído mil tratados sobre el tema. Lo que solamente es teórico, si no se vive, no se integra. Me causan un cierto repelús o repulsión los coleccionistas de frases célebres, los “sabios” que son solamente loros repitiendo, los que acumulan cursos y charlas como trofeos que se quedarán en una vitrina de adorno, los que usan y abusan de los conocimientos ajenos sin tener los suyos propios. Me causan admiración y respeto los que viven a conciencia lo bueno y lo menos bueno, los que lloran sin pudor, los que sufren, los que se preguntan hasta encontrar SUS propias respuestas, los que se permiten dudar y aceptan su ignorancia, los que no están por encima del bien y del mal porque son Humanos, y los que te miran a los ojos desde tu misma altura. Los orientales dicen: “Un burro cargado de libros no deja de ser un burro”. Es para reflexionar… ¿Quién eres sin frases célebres?, ¿qué pasaría si el burro simbólico perdiese todos sus libros?, ¿qué puedes decir que sea tuyo propio, qué puedes afirmar que no sea plagiado? Es mejor ser pequeño con ganas de crecer que morar en las alturas y creerse superior. Sigue creciendo, pero no termines nunca de crecer, y te irá mejor. No copies, no trates de ser otro. Sé tú mismo. Crea tus propias filosofías, tu propia escala de valores, tus propios principios. Sé tú mismo. Experimenta sin miedo. Vive. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  7. LAS VENTAJAS DE USAR EL YO OBSERVADOR En mi opinión, se trata de una de las “figuras” imprescindibles en los Procesos de Autoconocimiento –y en cualquier momento de la vida-, y es muy interesante conocerlo y, sobre todo, utilizarlo. Llamamos Yo Observador a la “capacidad objetiva” de percibir y percibirnos, a un estado de vigilancia en el que uno atiende a lo que sucede y lo que le sucede de un modo más atento de lo habitual, con una consciencia más solícita, y además desde una ecuanimidad en la que no hay implicaciones emocionales o personales –aunque se trate de uno mismo- ya que lo que caracteriza a este Yo, precisamente, es su objetividad. Su función es simple: darse cuenta. Levantar acta notarial de lo que ocurre sin implicarse con opiniones personales o juicios añadidos a la observación. Convertirse en el Yo Observador siempre es muy enriquecedor. Se trata de darle preponderancia a esa parte nuestra que es capaz de ser ecuánime, de darse cuenta con pulcritud de lo que sucede -sin añadir ni modificar la realidad que observa-, que parece que es más consciente que cualquiera de los otros yoes que gobiernan nuestra vida. Es el único de los Yoes que ha quedado inafectado por todo lo que ha acontecido en nuestra vida y sigue sin contaminar. Es una parte nuestra, aunque… en realidad… es muy posible que nosotros seamos exclusivamente ese Observador y que tenemos que lidiar con los otros yoes agregados -que se nos han pegado- para imponernos a ellos y dejarles claro quiénes somos en realidad. Es la parte que ha sido capaz de salir indemne de todos los conflictos personales porque no se ha identificado con ninguno de ellos. Fíjate en esto: cuando ves un problema ajeno eres más capaz de poder encontrar soluciones porque lo ves con imparcialidad, porque no te afecta a ti personalmente... ¿cierto? Así es como tienes que actuar contigo. Ese Yo no juzga, no critica ni da órdenes. Sólo se da cuenta imparcialmente. Y en ese "solo darse cuenta" es donde reside la objetividad y claridad necesaria para que más tarde -y desde otro sitio- se tome la decisión acerca de lo que se desee hacer con cada asunto. Aporta la realidad y no la idea de la realidad. Si uno no pierde la imparcialidad es capaz de ver cada asunto desde la globalidad, desde arriba –donde se aprecia todo el conjunto- y no desde el extremo que está condicionado por nuestras experiencias desagradables anteriores, los traumas, los miedos, las inseguridades, la falta de Amor Propio... Podemos ser conscientes de nuestras contradicciones, de nuestros altibajos, de nuestros cambios de opinión o idea, o sea… de nuestras inestabilidades e inseguridades. De cómo en un momento pensamos de un modo y cómo podemos cambiar a pensar de otro modo distinto. Pero el Yo Observador se mantiene estable porque su tarea no se ve afectada por las emociones ni los sentimientos. Su tarea consiste en ver con los ojos y no con las aflicciones, en no implicarse sino en quedarse absolutamente inafectado, en no sucumbir al alboroto de la mente y sus altibajos y mutabilidad. El Yo Observador se da cuenta de la realidad y verifica cuándo los sentimientos se manifiestan equivocadamente, cuándo no estamos siendo nosotros mismos, cuándo hay una contradicción entre lo que deseamos hacer y lo que acabamos haciendo, cuándo fallamos a nuestros principios y a nuestra conciencia, pero… sin una crítica por su parte, sin un reproche. Sólo nos lo hace ver poniéndolo ante nuestro corazón y nos deja a solas para que lo resolvamos. El Yo Observador no es la mente ni el pensamiento ni la inteligencia. Es la vigilancia no invasiva, sin palabras, sin expectativas, sin juicios. “Esto es lo que hay”, dice sin palabras. Y uno entonces, a la vista innegable de esa realidad, decide qué hacer con ella. Te conviene usar ese Yo Observador y saber observar y observarte. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  8. CUIDADO CON LO QUE PARECE REAL EN LA MENTE PERO NO LO ES EN LA VIDA En mi opinión, quienes no saben controlar y gobernar su mente son más propicios a los sufrimientos innecesarios que provocan los pensamientos obsesivos o catastrofistas, o los que son fruto del miedo, o los que están equivocados. La mente perturbada, la que campea haciendo estragos sin que nadie se lo impida o le ponga límites, sin que se le quite el poder que ella sola se otorga, es una mente que va a condicionar –y desastrosamente- la vida. Me refiero, lógicamente, a esa mente trágica y pesimista, obtusa y sin aperturas, que se regodea en el sufrimiento y todo lo dramatiza en exceso, y que magnifica los males repitiéndolos continuamente, con lo cual les dan tanto poder que llegan a aparentar ser reales. Se puede afirmar que lo que se piensa puede llegar a adquirir la misma fuerza que si fuese realidad. Lo importante, o lo grave, no es lo que nos sucede sino lo que hacemos en la mente con ello. Parece que le concedemos el poder de decir a qué le damos importancia y qué no nos importa. Al mismo hecho le podemos dar una categoría ínfima o podemos hacer de ello una tragedia. Un desaire –tal vez sin intención- podemos convertirlo en el inicio de la tercera guerra mundial o pasarlo por alto. La misma palabra, o el mismo hecho, dependiendo de cómo estemos en ese momento –más bien de cómo esté nuestra mente- puede dejarnos indiferentes, hacernos sonreír o montar en cólera. Se trata, por tanto, de quitarle el poder y desechar todo aquello que nos pueda perturbar. El mismo hecho, la misma situación, afectará de un modo distinto a cada persona en función de cuál haya sido el proceso mental del hecho. Se trata, por tanto, de convertirse en una persona equilibrada, gobernadora de su propia mente, que antes de estallar es capaz de observar la situación con ecuanimidad y juzgarla con imparcialidad para, a partir de ello, decidir conscientemente el modo de actuación. En numerosas ocasiones hemos tenido que pasar por el trance de arrepentirnos después de haber estallado en un acto, o con una respuesta, cosa de la que luego nos hemos avergonzado. Y, esto lo sabemos por experiencia, pedir perdón –de corazón- es más duro que pararse y contar hasta diez antes de soltar una ofensa o dar una respuesta que no es nuestra sino de nuestra mente estresada, mal educada, o que está al servicio de un ego innecesario y contraproducente. La objetividad, la serenidad, el equilibrio, y la justeza, son cualidades para actuar desde una decisión razonada y madurada en la que el pensamiento se pone a nuestro servicio, en el que no somos un arrebato sino que somos consciencia, en la que nos somos y actuamos como energúmenos sino como esa persona juiciosa que aspiramos a ser. En esos momentos -en los que la mente pretende jugarnos una mala pasada- es cuando tenemos que ser consecuentes y regir nuestra mente, que es regir nuestra vida. En esos momentos es cuando uno ha de saber diferenciar claramente el pensamiento de la realidad, la verdad de la idea, lo cierto de la suposición, y que no sea la mente por su cuenta quien lo califique de un modo u otro, y que seamos capaces de cuestionar los pensamientos que aparecen en nuestra mente, y que sepamos diferenciar entre los que son impulsivos y los que son meditados. Lo real es la vida, lo tangible, lo demostrable, lo cierto. Lo que sólo pertenece al reino de la mente no pasan de ser ideas, suposiciones, cábalas… Mi sugerencia es que verifiques cada uno de los pensamientos que aparezcan en tu mente antes de darles credibilidad. Que seas reflexivo. Que controles los impulsos, sobre todo cuando eres capaz de intuir desde el principio que son frutos que aún no han madurado. Es mejor esperar que precipitarse, y es un buen modo de evitar penosas consecuencias. Procura distinguir bien entre la mente descontrolada –la que actúa libremente sin contar contigo, es impulsiva y caprichosa, y tiene bastante ego entre sus ingredientes- y la mente que es un instrumento a tu servicio para elaborar los pensamientos, y para tomar decisiones, pero bajo tu observación y vigilancia. Lo que piense tu mente, cuestiónalo. Lo que pienses tú, dalo por bueno. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  9. CUANDO EL VACÍO SE INSTALA En mi opinión, hay una situación que se convierte en ingobernable, que afecta gravemente dejándole a uno sin alma, perdido, desconcertado… y es cuando el vacío se instala. A veces, más veces de las deseadas, un vacío acaparador, insaciable e insondable, se instala sin pedir permiso, sin esperar consentimiento o desaprobación, y se instala con aire de perpetuidad, pretendiendo suplantar a la persona y mandar en ella, y manejar a su antojo el destino. No se le quiere, como es lo lógico, pero no deja de irrespetar y asola los estados de ánimo dejando una sensación inquietante que no encuentra consuelo por ninguna parte, porque no hay consuelo para quien se siente atrapado por ese vacío. No hay nada que le rescate a uno de ese penar-pesar, porque una zozobra cruel e implacable controla cada intento de dar un paso, cada uno de los pensamientos, cada respiración. Son momentos teñidos de tragedia porque la luz no llega, la esperanza aparece desesperanzada y funesta, y lo que nos podía animar no se encuentra con ánimos de hacerlo. Nada satisface y nada consuela esa desazón indescifrable en la que el propio vacío no permite ver nada más allá del vacío. “La vida carece de sentido”. Ese es el sentimiento que se percibe, aunque la percepción está equivocada. Todo es penar y tragedia, todo descorazonador, todo lamentable. Quien haya vivido esa experiencia sabrá que sólo se describe con palabras cargadas de tragedia o con el silencio más penoso. Cualquier cosa optimista, cualquier luz, quedan asoladas y no pueden llegar a manifestarse. Para salir de ese estado hay diferentes opciones entre las cuales cada uno ha de seleccionar la que mejor se adapte a su caso concreto o a su personalidad. La primera puede ser acudir a un psicólogo o psiquiatra y pedirle ayuda. Hace tiempo, eso de ir a uno de esos profesionales era reconocer que se estaba loco. Hoy se ve con naturalidad y no hay que tener reparo en acudir a ellos. Es interesante que uno trate de averiguar por su cuenta el origen de ese estado. No es lo mismo si se debe a asuntos materiales que si tiene su base en asuntos del alma o espirituales. Y en este caso la sinceridad ha de ser absoluta e insobornable. Hay que estar dispuesto a admitir la realidad, sea la que sea. Escribo esto porque hay personas que no quieren reconocer la respuesta o situación real cuando no es de su agrado. En muchas ocasiones ese estado no tiene un motivo real para manifestarse, sino que es resultado de una sensación que no tiene justificación ni base razonada, o es una insatisfacción fruto de planes o proyectos del todo irrealizables –cosas que no se han cumplido o realizado porque eran imposibles-. En otras ocasiones ese estado se debe a la no aceptación de algún asunto. Uno, inconscientemente, se aferra a una pataleta infantil en la que llega a somatizar sus “problemas” –reales o imaginarios- y eso le lleva a la visión pesimista en que todo le parece un vacío, un sinsentido, todo es insustancial… y nada puede consolar a quien no quiere ser consolado. Ante ese vacío, las preguntas que uno tiende a eludir pueden dar con la clave. ¿Qué es lo que REALMENTE siento? Y a ese vacío hay que buscarle su nombre verdadero, aunque ese nombre no guste y se rechace, aunque no se quiera reconocer y aceptar. ¿Por qué estoy dolido? ¿Qué es lo que no quiero aceptar? ¿Por qué me castigo con este vacío? ¿Qué o quién dentro de mí me boicotea y me impide llenarlo o deshacerme de él? A éstas se han de añadir más preguntas, cada uno las suyas propias. Y una sugerencia: no te conformes con una respuesta del estilo de “no lo sé”. Esa es la respuesta de los que no quieren reconocer algo, o los que no quieren implicarse realmente y prefieren quedar como “tontos” con un “no lo sé” en vez de insistir en la pregunta hasta que se encuentre con su respuesta. Cuando el vacío se instala es una invitación, personal e intransferible, a conocer su origen para conocerse a uno mismo. Siempre, si se afronta, sale uno engrandecido. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  10. VALORA LA SENCILLEZ En mi opinión, estamos en un tipo de sociedad que nos propone -y casi nos impone- ciertas cosas que realmente no son necesarias pero nos las plantea como obligatorias e indispensables; tal vez es que aceptamos algunas condiciones o normas que nos invitan más a la ocupación, a estar distraídos, a tener que ocupar el tiempo con cosas superfluas, y por eso nos perdemos demasiado a menudo lo sencillo, lo simple, lo natural, lo elemental. A veces nos volvemos insaciables, y ninguna de la multitud de propuestas que nos hace la sociedad, con sus inventos y su tecnología, nos llevan a la plenitud, a la sensación de contacto con uno mismo, a la impresión de sentir algo así como “este soy yo y esta es mi vida”. Se puede decir que “no hay nada comparable a la presencia de uno, en su totalidad, ante una puesta de sol”, y es cierto; se puede decir “ninguna cosa aporta un placer equiparable a un paseo por el campo o la montaña”, y también es cierto. Como también es cierto que hay cosas muy elaboradas, muy sofisticadas o rebuscadas, aparentemente deslumbrantes, que no aportan una satisfacción equivalente a su aparatosidad. Muchas veces nos perdemos en las cosas artificiales que nos aportan satisfacciones pero que son efímeras y bastante vacías; una vez que su teatralidad nos deja de deslumbrarnos, se quedan en nada, mientras que una conversación agradable, incluso aunque se hayan olvidado todas las palabras que se dijeron, nos deja una sensación agradable que se convierte en imborrable. La inteligencia de la vida nos propone retomar, o no olvidar, placeres que están a mano, en los que uno es plenamente partícipe y no solamente un engranaje, como por ejemplo… leer. Darse el placer de esa intimidad que se puede llegar a provocar: la soledad, un libro y uno mismo. O pasear. En soledad o en compañía. Ambas cosas pueden ser enriquecedoras. Pasear por un lugar agradable, que aporte lo que uno necesita de fuera en ese momento. O darse un paseo interior. Cerrar los ojos y contactar con uno mismo sin las distracciones externas, evitando cualquiera de las invitaciones o incitaciones que nos separan del interior. Entrar en uno. Relacionarse con los propios sentimientos y emociones. Mecerse en los recuerdos agradables, añorar sin pena a los seres queridos que no están con nosotros. Escuchar música mientras no se hace otra cosa que escucha música, dejándose llevar por los sonidos de los instrumentos, por las voces, por las emociones que eso nos provoca. Relajarse. Hacer meditaciones. Respirar. Buscar un hobby, una actividad placentera, una distracción que lleve a tener satisfacciones, mientras aportan la simplicidad que hace que todo sea más sencillo, más humano, más íntimo. Hay un grupo de cosas muy placenteras que son gratuitas, que son sencillas, que no requieren grandes montajes ni inversión. Búscalas. Permítetelas. Disfrútalas. Date esos placeres y valóralos. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  11. HAY QUE CONTROLAR LAS EMOCIONES… NOCIVAS. En mi opinión, en demasiadas ocasiones se responde a las emociones nocivas con sumisión, desde la rendición sin oposición, como el perrillo al que apalean, que sabe que es inútil escapar y lo único que hace para defenderse es procurar que los golpes le duelan lo menos posible. Las emociones realmente nocivas no aportan nada positivo, y sí destruyen. Son inútiles y perjudiciales. Esto conviene tenerlo claro antes de calificar una emoción, porque el hecho de que no sea de nuestro agrado o que nos provoque algún tipo de dolor no quiere decir expresamente que sean nocivas. A veces es necesario que nos pase algo que nos remueva mucho para que nos pongamos en marcha y reaccionemos, y si es este el caso, a la que denominábamos como negativa tendremos que cambiarle la etiqueta y ponen en su lugar “positiva” (aunque dolorosa mientras sea incomprendida) Las emociones positivas sí aportan riqueza a nuestra vida, aportan escalofríos amables, sentimientos sublimes, contacto con la parte sensible de cada uno, esperanza, ilusión. Son las que aportan riqueza a la vida. Las emociones nocivas, por contra, son estresantes e incapacitan. No se les debe culpar a las emociones de los terremotos que nos provocan. Eso es un asunto nuestro y no suyo. Somos nosotros con nuestra resistencia a no aceptarlas quienes las etiquetamos como dolorosas, trágicas, deprimentes, o con cualquiera de los muchos sinónimos que tienen estas palabras. Si fuésemos capaces de verlas como situaciones a experimentar, dejaríamos de otorgarles el poder destructivo que les adjudicamos. Es más, podríamos llegar a afirmar que las emociones que calificamos como nocivas, si nos limitamos a sentirlas, a observar dónde nos ha afectado y porqué o para qué, e inmediatamente fuésemos capaces de soltarlas y permitir su disolución, entonces nos dejarían una enseñanza, nos mostrarían una flaqueza nuestra, y un punto en el que podemos mejorar –y eso siempre es de agradecer-. Las emociones, todas y sin etiquetar, nos aportan humanidad. Realzan nuestra humanidad. Cualquier motivo que nos haga contactar con nuestra parte sensible, humana, emotiva, en principio es bueno. Los que creemos que no nos van a aportar nada positivo, nada de nada, es mejor descartarlas inmediatamente. Hay que recordar, eso sí, que las reacciones que provoca el mismo hecho a cada persona confirma la subjetividad de los hechos. El mismo caso puede ser motivo de risa para uno y de drama para otro. O puede dejar indiferente a uno mientras que otro lo siente como un ataque personal. Es por eso por lo que no se debe esperar que la misma emoción provoque el mismo efecto en cada persona, y por lo que no se las puede clasificar de un modo definitivo con una señal imborrable. Son un estímulo que puede provocar distintos resultados en función de la interpretación que cada uno haga, o de las reacciones inconscientes que tiene preparadas como respuesta a cada acto. Y esto último es necesario revisarlo para actualizarlo y descartar o mantener respuestas. Aprendamos a convivir con todas, agradezcámosle su existencia y su presencia en nosotros, no las descartemos sin antes haber comprobado qué nos quieren decir o qué nos pueden aportar; no hay que esconderlas o disimularlas porque somos humanos y forman parte de cada uno de nosotros… y algún sentido tienen cuando existen. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  12. ACEPTACIÓN, ADAPTACIÓN, RENOVACIÓN En mi opinión, una de las cosas grandiosas y desconcertantes al mismo tiempo que nos ofrece la vida es la variedad de cosas y situaciones que nos pueden ir sucediendo a lo largo de ella. Muchas de ellas no son de nuestro agrado, no las deseamos, y preferimos evitarlas a toda costa… pero parecen ser inevitables. Suceden. Y tenemos que hacer algo con ellas. Una de las primeras cosas que se nos ocurren ante los asuntos desagradables que nos acontecen es negarlos. Es una actitud infantil, pero es lo primero que aparece: la negación. No quiero que esto me suceda a mí, no me gusta, no me apetece. Es inconsciente, por eso no nos damos cuenta de nuestra respuesta inmediata. Cuando nos damos cuenta de que su presencia o su efecto es real tenemos que dar ya el primer paso: la aceptación. Ha sucedido y hay que aceptarlo. Aceptar, por supuesto, no quiere decir que se esté de acuerdo con ello, no equivale a asumirlo sin oposición, no es una rendición definitiva e incondicional. Aceptar quiere decir reconocer y admitir –aunque sea a regañadientes- la realidad. Sólo aquello que se reconoce y se acepta como real puede ser rechazado o modificado, así que este paso es imprescindible. Negar la realidad es un absurdo. O sea que… aceptemos lo que nos ha sucedido, por muy desagradable que nos parezca. Y a partir de entonces, busquemos una solución. Si no es posible resolverlo, por la circunstancia que sea, entonces llega el segundo paso y es que, dada su inevitabilidad, habrá que adaptarse a ello… en principio y de momento –otra vez vuelvo a decir que no es una rendición, sino que es supervivencia pura-. Habrá que hacer lo posible por adaptarlo a nuestra conveniencia, o por adaptarnos a ello, para que sea lo menos doloroso o molesto posible, para que no sea una pesada carga y pueda llegar a ser tolerable –dado que hemos verificado que es inevitable-. Y esto no es una derrota, es instinto de conservación. Es auto-cuidado. Es, de algún modo, ser digno dentro de lo desagradable que nos ocurre. Otra de las cosas que nos propone la vida, y que debemos admitir siempre que sea posible y beneficioso, es renovarnos. No estamos mal destinados por los hados ni castigados para ser de un modo con el que no estemos de acuerdo, para seguir ineludiblemente en situaciones que no son de nuestro agrado, ni para consentir y someternos a cosas que podemos cambiar si ponemos los medios y la atención suficiente. La renovación es una opción estupenda, y es algo que parece que se nos olvida. Somos libres y tenemos libertad. En algunos casos excepcionales hay algo que no depende de nosotros y por más interés que tengamos no vamos a poder renovarlo, pero cuando realmente no es así hay que afrontarlo, deshacer o desechar lo indeseado, y poner en su lugar lo que sí es de nuestra apetencia. Viene bien en este caso la frase que se atribuye a Alcohólicos Anónimos: " Señor, dame serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo, y sabiduría para conocer la diferencia". Conviene no catalogar los sucesos en una definición cerrada que coarte la libertad de ser modificados posteriormente. Conviene tener claro qué hay que aceptar definitivamente y qué de un modo temporal, a qué hay que adaptarse de por vida o sólo durante un espacio de tiempo limitado, qué es eficaz o necesario renovar y qué es mejor dejarlo como está, y cómo diferenciar cada una de las situaciones. Un acuerdo entre mente, intuición, corazón y sabiduría nos pueden aclarar las dudas. Aceptación, adaptación, renovación. La vida es generosa y nos ofrece soluciones que tenemos que saber utilizar. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  13. CONFUNDIMOS LOS SENTIMIENTOS CON LOS PENSAMIENTOS En mi opinión, con eso de que tenemos la costumbre de ponerle una etiqueta a todo para creer que de ese modo lo comprendemos, y dado que para decir algo tenemos que intelectualizarlo primero, y como además no tenemos claro si lo que se presenta en nuestra mente es un pensamiento o es un sentimiento intelectualizado, lo que al final conseguimos es crearnos una gran confusión y lograr que llegue el momento en que no sepamos distinguir una cosa de la otra. Un día tuve un pensamiento: “CUANDO LOS SENTIMIENTOS PUEDEN DEFINIRSE, DEJAN DE SER SENTIMIENTOS PARA CONVERTIRSE EN DEFINICIONES” Así nos pasa a muchos y a menudo. Los pensamientos debieran ser procesos racionales mentales, asépticos, que no tuviesen la influencia de los sentimientos ni la de los condicionamientos ni los prejuicios, pero no es así. Con eso de que usamos la mente tanto para los pensamientos como para explicar y explicarnos los sentimientos, es muy fácil que en la mayoría de los momentos no sepamos cuál de los dos se está expresando o a cuál nos referimos. Los pensamientos pueden ser controlables, pero el mundo de los sentimientos es casi ingobernable. A algunos de los sentimientos –como a los pensamientos- les añadimos –de un modo inconscientemente- nuestro pasado y nuestras frustraciones, nuestros miedos y condicionamientos, con lo que pierden su esencia de pureza. Me refiero a los "sentimientos" de nuestra mente, que no son los auténticos. Los auténticos sentimientos son inexplicables. No hay palabras para definir lo indefinible, y las que usamos los desvirtúan. A veces, creemos que estamos “sintiendo”, pero en realidad sólo estamos reaccionando ante un hecho. No es nuestra capacidad de sentir la que se manifiesta ante el hecho, sino la costumbre o la norma que tiene preparado nuestro inconsciente ante cada situación similar a otra que hayamos vivido antes. Si uno se queda extasiado ante una puesta de sol y no busca en su memoria otras puestas de sol, y no trata de pensar “siento paz”, o “qué belleza”, porque está comparándola con otras puestas de sol o con otros momentos de éxtasis o con otros momentos en lo que ha tenido una sensación que calificó como paz, entonces vive ese momento con toda su plenitud. Si uno permite que cualquier cosa mental se entrometa en la contemplación, eso le hace perderse la maravilla del momento, porque uno no está del todo allí: la mente está interfiriendo, tratando de monopolizar nuestra atención, llevándonos a otros sitios. El sol se pone y eso lo ve nuestra emoción, nuestra sensibilidad, nuestra ternura o pasión, y ninguno de ellos tiene necesidad de perpetuarse en palabras que lo expliquen. Los sentimientos son para vivirlos, y no para explicarlos. Los sentimientos son mudos, y se alojan en el corazón y no en la mente. Sentir es no obstaculizar el momento, la emoción, el estremecimiento, la aflicción o la alegría, el dolor o el amor. Pensar es dar una explicación con palabras, y éstas no son universales cuando se refieren a sentimientos. No es lo mismo el dolor o el amor para todas las personas del mundo. No todos vemos la maravilla en el mismo sitio o en la misma cosa. Si yo escribo “tristeza”, o “belleza”, cada persona lo relaciona inconscientemente con una cosa personal y de ese modo la palabra pierde su universalidad. Cuando llegue el momento en que tengas que sentir algo, hazlo. No permitas que la mente se entrometa sino que deja que llegue el sentimiento hasta el final, no intervengas, déjalo estar hasta que se extinga por sí mismo. No lo alimentes con palabras, con hechos del pasado, con cualquier cosa que tengas acumulada de experiencias anteriores. Si tenemos la capacidad de sentir es por algún motivo; los sentimientos siempre –siempre- nos están aportando información acerca de nosotros, así que conviene atenderles y dejarles que nos entreguen su mensaje del único modo en que saben hacerlo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  14. NO ES LO MISMO DAR QUE DARTE En mi opinión, hay que diferenciar claramente entre estas dos cosas tan distintas, de forma que no te auto-engañes y te conformes con DAR cuando en realidad lo que tu alma te pide es DARTE. DAR es un asunto material, bastante impersonal, ni propio ni del corazón. Se trata de ceder algo que es tuyo pero que no forma parte de ti. Implica generosidad, pero no implica entrega. DARTE, al llevar ese “TE” incluido en el final, te incluye a ti. Se refiere a ti como persona y no a tus posesiones materiales. A veces parece que se puede acallar la conciencia generosa/cristiana que nos invita/obliga a ser generosos, a compartir, y a dar al necesitado, con el simple y mecánico hecho de entregar una limosna. Parece como que si uno, por el hecho de dar algo, ya tiene derecho a una porción de Cielo, y que además la conciencia –ese juez insobornable- debería quedarse tranquila, y que en nuestro interior tendría que quedar una sensación reconfortante, como la de ser el más magnánimo de los filántropos, en opinión de un inflado ego –aunque tratemos de disimularlo con la modestia- por el detalle que hemos tenido. DARTE es ofrecer lo más tuyo, lo que tú eres, lo que has aprendido porque lo has experimentado e integrado. Tu esencia. Compartir esto es DARTE. Si dentro tienes –porque lo eres- luz, sabiduría, alegría, optimismo, felicidad, conciencia, experiencia… eso es lo que puedes entregar y con ello te estarás entregando. DARTE es la máxima expresión de Amor, porque es entregar lo más válido que tienes, lo que no puede comprarse, lo que has ido forjando en ti con los años de experiencia propia, procesando tus vivencias, equivocándote y levantándote una y otra vez. DAR es algo que puede ser muy impersonal, porque es entregar algo material que puedes sustituir, como el dinero, o algo por lo que ya no sientes un aprecio especial. DARTE es un acto en el que hay una implicación insuperable. Entregas lo mejor de ti. Tu acompañamiento cuando alguien te necesita. Tu ánimo cuando alguien está desanimado. Tus cuidados cuando alguien está dolido o perdido. En esos casos eres tú, y lo que ofreces es personal. Por eso te sugiero que revises cómo lo haces: ¿das o te das? ¿Cómo es tu generosidad? ¿Cuánto de ti hay en tu generosidad? ¿Cuánto de ti entregas? ¿Te das lo suficiente? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  15. IMPRESCINDIBLE: HACER MICROPARADAS A LO LARGO DEL DÍA En mi opinión, una de las formas más eficaces de tomar consciencia de uno mismo y de la vida consiste en hacer varias microparadas –o muchas- a lo largo del día para darse cuenta de ello. Es imprescindible dedicarse todos los días un tiempo para uno mismo, aunque sea a base de esas microparadas; no obstante, lo adecuado es que sea más, mejor una hora o la mayor cantidad posible de minutos y que, además, sean de calidad y atención plena sin distracciones que se entrometan y malgasten ese tiempo. Para quien realmente no disponga de ese tiempo personal –o para los que quieran hacerlo también así-, se trata de hacer una parada en la actividad que se tenga, aprovechando una leve pausa quienes estén trabajando u ocupados –el momento de ir al inodoro en los casos más extremos-, o poniendo un aviso/alarma cada cierto tiempo, y entonces cerrar los ojos, abstraerse, dejar el mundo fuera de uno mismo, y sentir el cuerpo, centrarse en alguna de sus partes, respirar conscientemente, repetir “Soy yo y estoy aquí y ahora”, o cualquier frase similar que haga tomar consciencia de la realidad que es uno, de que a pesar de la desatención por las ocupaciones uno sigue siendo él mismo por encima de todo, sigue estando ahí… aunque no esté consciente de su vida. Las microparadas permiten retomar inmediatamente el contacto profundo con uno mismo. Sirven para percibirse, sin más; para tocarse y verificar “estas son mis manos, este es mi vientre”; para poner en activo los sentimientos al cerrar los ojos y quedarse uno a solas consigo mismo sin distracciones externas; para contactar con el desatendido, el siempre ocupado o siempre distraído en que nos hemos convertido. Para recordar que estás vivo, que eres tú. Las microparadas son oasis en el ajetreo, en la vorágine, en la ocupación absorbente; son las que permiten que no se pierda el contacto con uno mismo, las que evitan que uno tarde meses en darse cuenta de lo abandonado que se tiene, de la poca atención que se dedica. Y quien pueda –y esto es muy recomendable- que aproveche ese momento, si lo puede alargar, para revisar un aspecto personal de su vida, uno que tenga pendiente de resolver; es bueno aprovechar para mandar luz al asunto, para que se aclare, es bueno decirse a sí mismo que uno se ama –y, por supuesto, tiene que ser cierto-, y es buen momento para regodearse en algún aspecto positivo propio, en algún buen recuerdo, en la remembranza de algún ser querido, en algo personal que provoque placer o satisfacción, algo de lo que uno se sienta satisfecho u orgulloso. Si uno lo aprovecha para contactar consigo mismo es mejor que sea de un modo amable, y nada de aprovechar para reprocharse o ponerse mala cara. Es un momento para la reconciliación total que siempre tenemos pendiente. Es un momento para darse una parte de ese amor propio que tanto y siempre necesitamos. Es un momento de estar consigo mismo, en armonía, fraternalmente, fortaleciendo la unidad con las diversas y dispares partes que nos forman. Todos –sí, escribo “todos” aunque digo que no hay que generalizar…- necesitamos grandes y fructíferas paradas para contactar con nuestro Ser, pero en la mayoría de los casos nos tendremos que conformar con microparadas. Prueba. No pierdes nada… Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  16. NO ME SIENTO ORGULLOSO DE MÍ En mi opinión, es casi inevitable que en momentos de irritación, en esos momentos en que uno sólo ve lo peor de sí, o en los que está enojado porque acaba de hacer algo que no le ha gustado, uno acabe llegando a la conclusión del título, que no es del todo acertada -aunque tenga algo de razón- porque cuando uno está felizmente exaltado o está desventuradamente enfadado, sus pensamientos y sus decisiones están contaminados por el estado de ánimo y carecen de la ecuanimidad que puede aportar la justeza. En alguna ocasión –consciente o inconscientemente- hemos tomado como ejemplo a cualquier otra persona, y acabamos pensando que nos gustaría tener la voluntad que tiene José María, o el humor de Luisa, la capacidad de decisión de Antonio, la belleza de Aurora, o ser como Inés, que se la ve siempre tan segura y feliz y además le van bien las cosas. Hacemos comparaciones en las que siempre salimos perdiendo –es lo que tiene ver las cosas sin imparcialidad- y nuestra Autoestima queda afectada cuando escucha el mal concepto que tenemos de nosotros mismos; se presentan de golpe todas las situaciones de las que nos arrepentimos, y nos apabullan y nos aplastan, y no podemos evitar un runruneo mental en el que abundan los desprecios, la rabia, y las ganas de abandonarnos y salir corriendo a ocupar otra vida. Abandonarnos es la solución que nos encaja bien –eso creemos en esos momentos…-, porque nos vemos tan mal, tan mal, que no encontramos remedio por ninguna parte. “Yo nunca voy a ser como Fulanito”, “ya lo he intentando, pero siempre vuelvo a lo mismo y no avanzo”, “me propongo hacer cambios y no me dura nada la voluntad”, etc. Cada uno tiene su propio discurso aunque el fondo sea el mismo para todos: No me siento orgulloso de mí. No me puedo exhibir con satisfacción. No hay gozo cuando pienso en mí. Sobre todo porque caemos en el mismo error una y otra vez: acabamos juzgándonos por una o dos o tres cosas “malas” sin tener en cuenta que también las hay buenas, y además con otra equivocación de concepto: nos sentimos condenados a ser “así” para siempre, y no nos planteamos seriamente la posibilidad de esforzarnos para ser más seguros o insistir para tener más voluntad o permitir a nuestro humor que se muestre más a menudo. Hemos de tener cuidado en el planteamiento, y esto es importante: no se trata de ser “como Fulanito” que tiene la voluntad que nos gustaría tener, sino que se trata de ser nosotros mismos pero con más voluntad. Si alguien pretende tomar como modelo a otra persona será alguien similar al otro, pero no será él mismo. Orgullo –se puede ver en el diccionario- es Amor Propio y Autoestima. Sentirse orgulloso de uno mismo –sin arrogancia- es un estado de plenitud al que se ha de aspirar. Es la paz. Tal vez lo máximo. Uno es su propia obra. Uno, si está en un Proceso de Desarrollo Personal, lo que busca es deshacerse de las cosas que no encajan con su verdadera naturaleza, y fortalecer sus cualidades ampliándolas lo máximo posible, y centrarse en su Ser abandonando la periferia donde moran las distracciones y las fuentes de insatisfacción. El hecho de tener una vida implica la obligación y la responsabilidad de hacer de ella algo de lo que sentirnos orgullosos, satisfechos, felices, y gratificados. YO SOY MI PROPIA CREACIÓN. Esta es la frase que ha de ocuparnos la mente cuando pensemos en nosotros. No somos el que han hecho los otros con lo que nos enseñaron en la infancia. Ellos han dado los primeros pasos por nosotros, pero el Camino es nuestro. No estamos obligados ni condenados a ser como nos enseñaron, salvo que estemos de acuerdo con ello conscientemente, o sea por voluntad y decisión propia. Todo aquello que nos chirríe, aquello con lo que no nos identifiquemos (“identificar” es hacer que dos cosas se consideren como una misma), ha de ser sustituido por lo que sí somos nosotros, por lo que se hermana con nuestra esencia y nos hace ser más nosotros mismos. Esa es la hermosa tarea de cada uno: ser su propio co-creador. Modificar las cosas que nos alejan de la verdadera naturaleza. Potenciar nuestra identidad. Instalar la paz a perpetuidad. Es una tarea que no podemos delegar en otros, y es mucho mejor no aplazarla, es mejor no desatenderla, y es mejor afrontarla con ánimo y con voluntad, siendo conscientes de que es necesario y que cada uno será el principal beneficiario. Haz cuanto sea necesario para que puedas sentirte orgulloso de ti. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  17. ¿QUÉ ES LO QUE HACE QUE TU VIDA SEA IMPORTANTE? En mi opinión, cada uno emite un dictamen del concepto que tiene de su vida –si la siente como buena, vacía, desastrosa, excelente…- en función de la consecución o no de los objetivos que se haya marcado. Como baremo de control de cómo va la vida puede estar bien hacerlo, pero… sí, hay un pero. Lo más habitual es que no se hayan marcado unos objetivos, ni siquiera un rumbo, y de un modo absolutamente absurdo uno se queje después de no haber hecho algo que ni siquiera se ha propuesto hacer. Hay otras personas que sí se marcan proyectos, pero éstos son tan faraónicos, tan utópicos, tan disparatados, que es imposible alcanzarlos; lo cual, y sin posibilidad de evitarlo, conduce a la frustración. Oros valoran su vida en comparación con la vida de otras personas, y eso puede consolar a un conformista –los que dicen “hay gente que está peor que yo”-, pero generalmente se toman como referencia a los exitosos, a los guapos, a los que les sonríe la fortuna. Sería interesante mirar y comprobar que detrás de esa sonrisa que a algunos les ofrece la fortuna hay mucho esfuerzo, mucho tesón y trabajo, mucho sacrificio y voluntad… cosa que uno tal vez no haya puesto en su vida. Lo que hace importante a la vida, o no, se puede medir por los éxitos materiales y económicos, o se puede medir por la satisfacción personal que uno siente ante lo que es y ante sus pequeños grandes logros. Cada uno ha de marcar sus intenciones o intereses en la vida, en lo que pretende de ella y de sí mismo. La consecución de sus objetivos puede ser la escala que le marque si se puede sentir satisfecho y tranquilo, o si la frustración tiene razón de ser. Para mí lo importante de mi vida está relacionado con el Ser, con la persona, conmigo; no con lo externo, sino con lo que me emociona, con lo que siento, con mi paz, mi conciencia tranquila, mi bienestar interno, el amor. Cuando yo miro lo que soy y cómo soy, me quedo en paz. Me siento a gusto y satisfecho. El concepto que tengo de mí es muy bueno. Me siento bien conmigo. Si reviso mi vida –tengo ya 64 años- veo que hay muchas cosas en ella y variadas. Encuentro aciertos y encuentro cosas que hice de las que no me siento orgulloso precisamente. Nunca ha habido maldad en mi vida hacia otros, jamás he hecho nada con la intención expresa de perjudicar, pero he tenido que tomar tantas decisiones y hacer tantas cosas que en algunas no he acertado con el mejor modo de hacerlo. No es por defenderme, pero no estaba preparado para afrontar todas las cosas de la vida y lo he hecho del mejor modo que he creído. Cuando reviso cómo soy, o por qué, o cómo he llegado a ser de este modo, no encuentro todos los motivos, pero encuentro algunos que me parecen determinantes. Por supuesto que cada caso y cada persona son distintos. Lo que es útil para mí no tiene porqué serlo para otro. Creo que es significativo el hecho de que no haya maldad en mis principios, que en mi naturaleza no exista la envidia, que la honradez y la ética y la dignidad sean mis valores más preciados y apreciados, y también valoro el hecho de permitirme contactar con naturalidad con mis sentimientos. Me permito emocionarme, sentir, amar. Sé que la sensibilidad es, precisamente, una de mis mejores influencias. La poesía, algunas músicas clásicas, y sobre todo la ópera –todos los días escucho ópera- me han permitido contactar conmigo de un modo profundo y muy agradable. Y me ha permitido –y esto es lo mejor- descubrir a alguien que es distinto del concepto que tenía de mí. Y me gusta lo que he descubierto. El contacto con los otros, escuchar sus asuntos personales y permitirme sentir empatía hacia ellos, los abrazos, las confidencias, la humanidad que desprenden y percibo, y las miradas francas, han conseguido romper mis muros defensivos, has desbaratado –y me alegro mucho de ello- la frialdad que en algún momento me fue impuesta. Todo lo narrado hasta ahora sobre mí me ha permitido llegar a la seguridad de que mi vida es importante. Para mí es importante, y eso es lo que vale. Me siento a gusto con mi vida y conmigo. Sigo con la intención de promocionar mi sensibilidad, de dejarme emocionar hasta el llanto feliz por todo aquello que sea capaz de provocármelo, de entretenerme en las vivencias y los recuerdos apreciados de mi vida, de promover la risa y el optimismo procurando contagiárselo a todos los que se dejen, de tener un nivel bajo de exigencia con la felicidad de modo que cualquier cosa pueda contribuir a mi bienestar. Hago todo lo necesario para des-dramatizar lo trágico y para quitarle poder a lo que pretenda afectarme. Voy a seguir insistiendo en centrarme en lo gratificante, en recordar lo positivo que hay en mí y en lo que ha habido y hay de bueno en mi vida, en valorar mis cosas agradables, en darle a mi autoestima motivos para que se sienta satisfecha y bien, en atender plenamente a los momentos que ahora vivo, las cosas que ahora siento o veo, en promocionar lo que siento como bello, como emocionante; en lo que me enriquece en lo humano. Los buenos momentos son casi todos si les prestamos atención. Tú haces que tu vida sea para ti importante. Depende de ti. Sé muy consciente… y ponte a hacer lo que sea necesario para ello. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. 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  18. ENSEÑAR AL SER HUMANO A SER HUMANO En mi opinión, parece que la mayoría de las enseñanzas, de los cursos y charlas, de los libros esotéricos, están orientados a descubrir la Divinidad, a encontrar al Sabio o al Maestro Interior, al Espíritu que somos o que nos habita, o lo Superior, o lo Sagrado… Y al Ser Humano… ¿dónde le dejamos?, ¿por qué se le desatiende? La realidad más tangible e inmediata es la de que estamos aquí, en el Mundo, vivos, y que somos Humanos (cosa que, según mi opinión, también comprende e incluye lo trascendente) y que nuestra tarea en este momento es atender la situación que vivimos aquí, el cuerpo que ocupamos, la mente de la que disponemos, las circunstancias en las que estamos implicados, los “problemas” pendientes, sobrevivir, pagar facturas, sentir, desear, frustrarnos… Esto es lo que nos toca ahora. Y está muy bien soñar con un Cielo, con una vida posterior a la muerte en la que todo esto que a veces es tan desagradable –y otras veces tan maravilloso- desaparezca, y entonces… seamos angelitos, seamos alma o solamente espíritu, estemos cada uno junto a su Dios…en fin, que cada uno ponga en su imaginación o sus creencias lo que desee que pasará después. Pero de lo que se trata en esta vida es de disfrutar en la medida de lo posible todo lo que se nos ha dado para disfrutar, que seamos cada vez mejores –y esto no por los otros, sino por y para nosotros mismos-, que vivamos con intensidad cuanto se nos pone por delante, que estemos presentes en la carnalidad en la que estamos alojados, y que no pospongamos todo para lo que venga después de fallecer. Tony de Mello decía que no es importante si hay vida después de la muerte, que lo importante es que haya vida ANTES de la muerte. Está muy bien prestar atención a esa parte que algunos intuyen que es trascendente, transpersonal -y por ello la desmarcan del Ser Humano, que califican como profano y vulgar-, para glorificar esa parte que no es tangible, y que solo pertenece –hasta que no se pueda comprobar y verificar- a la intuición, al interés, o a la firme creencia basada en la fe. A mí, personalmente, en el día que escribo esto, me interesa más que el Ser Humano aprenda a ser humano. Que sepa manejarse bien en el día a día, y lo haga viviendo y controlando –cuando sea preciso- sus emociones y sentimientos; que no se hunda con las frustraciones que sin duda y sin remedio aparecerán en su vida, que no pierda la esperanza, que llore sólo lo necesario y útil, que sea feliz, que sepa comunicarse con el resto de personas, que trabaje en su desarrollo personal con un objetivo claro de superación; que sea amable, razonable, íntegro; que sepa afrontar lo que le toque con la mayor claridad y la mayor cantidad posible de conocimiento; que mantenga equilibrada su autoestima e intactas sus ilusiones, que sepa dar y recibir amor sin que eso le cree conflictos; que aprenda a sentirse orgulloso de sí mismo y a minimizar el valor de las cosas que no salgan según su gusto; que se despierte cada día con ganas, con proyectos y propósitos de mejoramiento, y que sea incansable en su autoconocimiento. Me apetece más consolar al afligido y ayudarle a solucionar su problema inmediato antes que hacer promesas –que no sé si podré cumplir- acerca de un futuro post mortem mejor que ni siquiera soy capaz de imaginar y ni siquiera sé si será cierto. Me apetece más ofrecer una certeza de este momento que una oferta de un Cielo. Me viene a la memoria esa frase de “A Dios rogando, pero con el mazo dando”. Y no sé por qué. Invertir en un futuro posible tras la muerte está muy bien. Pero sin olvidar el día a día, lo actual, lo que estamos siendo, el espacio en que se está desarrollando esta experiencia de vivencia en la tierra. Mañana es una propuesta o una palabra. Ahora, es una realidad. Tal vez seremos Ángeles o Espíritus en otro momento. Ahora, somos humanos. Y esto es lo que nos toca. No pretendo alterar la fe ni la esperanza ni las ilusiones de nadie, ni hacer que nadie dude, ni cuestionar la religiosidad o las reencarnaciones o la vida más allá de la vida. Pretendo hacer que quien lo desee tome conciencia de este momento, de esta situación, de este estado, de lo que está siendo para que -sin renunciar a lo que pueda ser en otro momento- no deje a medias y sin vivir lo que es hoy. Tal vez el sentido de la vida sea vivir esto que hacemos ahora, vivir hoy como Humanos, y tal vez llegue más adelante el tiempo de ser otra cosa. Conviene no ir al otro sitio con los deberes de esta vida sin hacer. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  19. ¿QUÉ LEGADO VAS A DEJAR EN EL MUNDO? En mi opinión, el desarrollo de la Humanidad sólo se consigue con la suma de los desarrollos individuales. Es evidente que si todas las personas que estamos en el mundo fuésemos mejores el resultado global sería el de una Humanidad mejorada. Estoy convencido de que todos tenemos la obligación, moral y espiritual, de hacer algo por el desarrollo del conjunto de la Humanidad. No es mucho lo que se nos pide. Si uno está en un Proceso de Desarrollo Personal cada vez es más consciente de su pertenencia a ese gran colectivo que habita el mundo, y de la indisolubilidad de esa unidad intangible que formamos, y cada vez se siente más participativo en esta Empresa común, y cada vez se comprende con más claridad que la aportación al progreso y perfeccionamiento es algo más que una obligación y más que un deseo: es una necesidad. Si estás de acuerdo con el preámbulo, entonces es tiempo de que revises tu actitud con respecto a este asunto tan primordial. ¿Qué legado vas a dejar en el mundo? Todos estamos capacitados para dejar algo. No es necesario inventar un medicamento milagroso –aunque sería muy interesante- ni hacer el descubrimiento del siglo –cosa que también sería de agradecer-, sino aportar en la medida de tus posibilidades algo que contribuya a tan noble tarea. Lo que hacemos y aparenta ser simple o poca cosa a veces se convierte en grandioso y en algo que será recordado para siempre por alguien, o en algo que transmitirá a otro una tranquilidad o felicidad o confianza en la vida y fe en lo porvenir. Pienso en algunas sonrisas que, a veces, nos cambian el estado y nos reconfortan el ánimo, y pienso en algunos abrazos que nos han sacado del pozo del dolor o la desesperación, o pienso en esa palabra amorosa que alguien pronunció en aquel momento en que uno estaba sumido en la desesperanza, o pienso en el acto generoso o caritativo que en alguna ocasión tuvimos para con otros, o pienso en un gesto de amabilidad en el trato cotidiano, en una mano tendida, o en una muestra de cariño de cualquier tipo que dimos o recibimos. ¿Qué legado vas a dejar al mundo? ¿Qué puedes hacer? ¿Qué quieres hacer? Creo que todos le debemos algo al mundo, por tantas cosas que nos ha mostrado y permitido disfrutar, y todos le debemos algo a la vida, por tantas cosas y momentos que nos ha dado. “Quien no es agradecido no es bien nacido”. Así se dice. Y es cierto. Tenemos que escuchar a ese Ser bondadoso que nos habita, a ese Ser que sabe que tiene que colaborar con el desarrollo de la Humanidad y en el bienestar –o por lo menos el mejor estar- de los otros. Que cada uno que lo desee aporte algo, lo que pueda, que estamos necesitados de todo: caridad, sonrisas, abrazos, esperanzas, ayudas, acogimiento, acompañamiento, comprensión, empatía, cariño, amor… Sería grandioso, y un triunfo en esta vida, si fuésemos capaces de plantar semillitas de esto mismo en la conciencia de los otros. Y pasaremos a formar parte como colaboradores en el plan hermoso para este mundo, y el mundo –que nada olvida- nos tendrá en su memoria. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  20. ¿ERES CAPAZ DE AMAR SIN PRETENDER CAMBIAR AL OTRO? En mi opinión, el asunto del amor incondicional no lo manejamos bien del todo. Permitimos que interfieran cosas que no tienen que ver con ese asunto. Cuando amamos –o creemos que amamos- a una persona, o bien nos entra un deseo de acapararla y le exigimos atención y dedicación casi en exclusiva –y eso está mal-, o bien pensamos que podría ser mejor si hiciese unos pequeños cambios –por supuesto, a nuestro gusto y según nuestra opinión-, y entonces ese amor –o cariño o afectividad- pierde la incondicionalidad, la aceptación “tal como el otro es” y uno va intentando –descarada o sibilinamente- que el otro se vaya amoldando a nuestros deseos –y eso también está mal-. Piensa en la gente a la que amas, los que de verdad te importan… ¿Cómo es tu relación sentimental hacia ellos?, ¿los aceptas como son?, ¿te molestan muchas de sus cosas?, ¿crees que serían mejores o más perfectos si fuesen y actuasen según tu criterio? O bien… ¿eres capaz de amar y aceptar al otro sin pretender modificarle?, ¿ te gustaría que cambiasen en algunos aspectos para que fuesen más agradables a tu gusto y de ese modo la relación mejoraría? A quienes tienen esa costumbre de juzgar a los otros, de entrometerse en su personalidad o sus asuntos, les invito a que se metan en la situación que les voy a proponer y respondan estas preguntas: ¿Te gustaría que alguien viniese de fuera a decirte lo que tienes que cambiar porque a él le gusta más o porque cree que de ese modo serías mejor? ¿Te gustaría que alguien condicionase el hecho de aceptarte a que dejes de ser tú mismo para que seas como a él le interesa? Si te has dado cuenta a la primera de la barbaridad que es esto, o si has reflexionado lo suficiente, podrás comprobar que es injusto por parte de quien lo pretende. El respeto a la otra persona, y la aceptación en su integridad, es algo que no se puede condicionar a deseos o imposiciones. Si se imponen condiciones o cambios, ya no se está aceptando incondicionalmente a esa persona, ya no se la ama tal como es, sino que se acepta o se ama a la idea que uno tiene de esa persona, o solamente se acepta la parte que interesa de esa persona. Es interesante que revises con objetividad cómo es la relación con cada una de las personas de tu entorno sentimental –familiares o amigos-, y observes qué lugar ocupan en tu corazón y por qué, y sobre todo es interesante que observes a aquellos que no les das paso, aquellos a los que les pones pegas o condiciones estrictas, aquellos a los que no acoges sin una serie de requisitos y restricciones. Y no quiero decir que tengas que abrir el corazón a todos –yo tampoco soy capaz de hacerlo-, pero sí es importante saber si no entran porque no hay interés por ninguna de ambas partes, o se trata de que eres tú quien se opone a su entrada y solamente porque tienes prejuicios, o es por tu rigurosidad en la exigencia de la perfección ajena o del acatamiento sumiso a una serie de normas tuyas que pueden ser excesivamente rigurosas y caducas. ¿Eres capaz de amar a otro sin pretender cambiarlo? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  21. CUIDADO CON LA NOSTALGIA En mi opinión, la nostalgia tiene varias caras y hay varias formas de tratar con ella, y es imprescindible conocerlas todas y escoger bien el modo de hacerlo del modo adecuado porque de ello depende que se convierta en nuestra aliada o en nuestro verdugo. A veces resulta ser amable y nos regala una sonrisa y otras veces se nos aparece como malvada y cruel, y su regalo es un dolor difícil de aplacar y consolar. Es esa tristeza melancólica que se origina por el recuerdo de algo que fue dichoso pero ya no está, y, casi siempre, esa añoranza va acompañada por algún reproche oculto por lo que uno no supo aprovechar entonces, porque no lo vivió o sintió con toda la intensidad que la ocasión requería, y cuando uno echa en falta a sus seres queridos –por ejemplo- casi siempre es la tristeza la que se presenta en vez de la alegría, y casi siempre deja un poso amargo de difícil consuelo. Y cuando la nostalgia viene por un lugar del pasado, por una situación, por un acto, y esa nostalgia está acompañada por un motivo de recriminación, entonces el reproche es dañino, duele, desbarata, le deja a uno descompuesto y desanimado. Ante esta nostalgia agresiva es conveniente estar preparado para cuando se presente, y conviene tener argumentos para rebatirla, como el perdón, o como la compresión y aceptación íntegra de aquello que pasó. La nostalgia dolorosa no aporta nada positivo y sí bastante negativo e innecesario. Seguir recriminándose incansablemente, e insistir en una mala relación consigo mismo cargada de recriminaciones no es nada agradable ni enriquecedora. Más bien es algo que requiere de perdón y de olvido. La insistencia en los reproches es una barbaridad cruel. Permanecer enganchado a aquello que pasó -que ya nos causó daño y no es necesario perpetuarlo- es un atentado contra la propia estabilidad personal y emocional. Despreciarse porque no se tomaron decisiones acertadas es de una injusticia que roza lo inmoral. Condenarse a la tristeza o a un pesimismo reticente es un acto perverso. Llorar mil horas al día porque ya no se tiene algo que terminó, porque no se puede repetir lo irrepetible, porque las cosas no permanecen, si ello nos causa dolor… es innecesario. La nostalgia amable, esa que está asociada a una sonrisa o provocan un brillo en los ojos que resplandecen al recordar algo, es excelente. Conviene mantenerla viva, recrearse en ella. La que provoca dolor, o revive tragedias, o le deja a uno en un estado de ánimo deplorable, es mejor evitarla. Ante un mismo hecho –por ejemplo, la falta de un ser querido- se puede actuar sintiendo la parte doliente -que es no poder seguir a su lado- y sufrir por ello, o se pueden recordar con una sonrisa cada uno de los momentos buenos que se vivieron a su lado; se pueden dar gracias a quien corresponda por haberle puesto en nuestro camino y por haber permitido que durante un tiempo estuviésemos juntos. Incluso se puede estar dolido durante unos minutos –somos humanos-, pero hay que cambiar pronto ese sentimiento por el agradable, por el del agradecimiento y el regocijo, y quedarse con la sonrisa y la felicidad. La tristeza, el desconsuelo, la pena, el sufrimiento, la añoranza… todo eso es de humanos. No debemos huir de ello ni negarlo, no es imprescindible ponerse una coraza o negarse el placer amable de una lágrima si es necesaria, pero no hay que estancarse en esa parte y quedarse mal. Conviene dejar al pasado en el pasado, que es su sitio. Ahora es un bueno momento apra revisar tu actitud ante la nostalgia, y decidir si lo haces según tu deseo o si es algo en lo que puedes mejorar. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  22. ¿QUÉ TIPO DE NIÑO/NIÑA ERES? INTRODUCCIÓN: El Análisis Transaccional, una herramienta imprescindible en el conocimiento del ser humano, dice que cuando nos manifestamos lo hacemos desde uno de estos tres patrones de conducta o estados del yo: Padre (P), Adulto(A) o Niño (N), y dice que es útil conocer cada uno de ellos, para saber desde cuál estamos actuando o manifestándonos, y así saber si estamos utilizando el adecuado para el momento o la situación. Podemos averiguar el origen de muchos de nuestros modos de actuar, el porqué de ciertos sentimientos, o de dónde vienen ciertas opiniones y formas de ser, si conocemos bien estos estados que son tres formas distintas de ser, pensar, sentir y actuar. En mi opinión, el estado de Niño es el más interesante, lamentablemente es el más desatendido, y el que más conviene cuidar por lo gratificante que es. El Niño es el que hace en cada momento lo que le apetece o le gusta. Lo suyo es la intuición, la parte mágica y creativa. Es ingenuo y natural. Dice cuando algo le gusta y dice lo que le disgusta. Goza, sufre, siente. Busca cariño y aceptación. Fantasea y sueña. Es alegre, entusiasta y vivaz. Dispone de una gran fuerza interior. El Niño puede ser Natural (NN) y Adaptado (NA). El Niño Adaptado puede ser Sumiso (NAS) o Rebelde (NAR). También hay un Pequeño Profesor (PP) El NN puede aparentar que es odioso o puede ser realmente amoroso, porque es natural y no está condicionado, es espontáneo y juguetón. Lo que uno es cuando nace. El NAS se ha tenido que adaptar a lo que había durante su educación, para poder sobrevivir. Seguramente no estaba de acuerdo con las normas que le imponían, muchas de ellas injustificadas e injustas, pero era lo que le exigían sus educadores y no tenía más remedio que acatarlas, y encontraba incoherencias entre lo que decían y lo que hacían, pero un poco de cordura le hizo ver que si se sometía y acataba cuanto le mandaban, sin rechistar, eso le aseguraba seguir en la familia y eso era lo que necesitaba a esa edad para seguir vivo. Su obediencia es automática: no piensa, hace lo que le han dicho que haga, pero padece una auto-descalificación continua, porque no está satisfecho con su modo de ser. Se adaptó de un modo Sumiso y acepta lo que hay. El NAR, por contra, se adaptó a lo que había, pero no lo acepta y se rebela cada vez que puede. Es inconformista, agresivo, y desafiante. Tanto este como el NAS tienen sensaciones de angustia, de que algo va mal, y se sienten atemorizados y culpables al mismo tiempo. El PP, en vez de reaccionar (NAR) o someterse (NAS) a las normas, aprende a actuar desde su astucia, su intuición o imaginación, y aporta soluciones originales cuando se necesitan, pero conviene que siempre las revise el Adulto, que está acostumbrado a hacerlo basándose en los hechos de experiencias anteriores o similares. Es pensativo, a su modo, y creativo e imaginativo. Es bueno conocer y distinguir cada uno de los estados, ya que de ese modo si uno se sorprende utilizando el inadecuado para la situación, lo puede cambiar. En general, si uno está en el trabajo puede ser Adulto o Padre, pero no Niño (salvo que trabaje de payaso o animador infantil); si uno está jugando no debe ser Adulto, y aún menos ser Padre, porque no jugarían bien; si uno tiene que tomar una decisión importante, es mejor que sea el Adulto quien se encargue, y no el Padre ni el Niño. Para que la comunicación con las demás personas prospere de un modo adecuado, conviene que nos pongamos en el mismo nivel desde el que nos están hablando. Si me están dando una información importante en el trabajo, no conviene que sea Niño y me comporte como tal; si estoy jugando con un niño pequeño no es conveniente que lo haga desde el Padre o el Adulto, porque ninguno de ellos sabe jugar; si estoy en un velatorio es adecuado que sea Adulto, pero no Niño. Los errores y conflictos en la comunicación se provocan al hablar desde distintos estados del yo. Para que las relaciones con los demás, y con nosotros mismos, se desarrollen del modo adecuado, conviene tener en cuenta en qué estado del yo nos encontramos en cada momento, cómo debemos usarlo, cuándo, y con quién. Debes estar en cada uno de ellos en el momento adecuado, pero siendo consciente, y, sobre todo, no dejar nunca de ser tú mismo independientemente del estado del yo en que te encuentres. Pero, atención, porque uno de ellos puede dominar y excluir a los otros dos y eso no es lo correcto. Tienes que acostumbrarte a manejarte bien en todos, y ser íntegro cuando estés en cada uno de ellos. Estos estados no tienen nada que ver con la edad de cada uno. Es precioso ser Niño cuando uno ya está jubilado, y es digno de admiración el niño que sabe ser Adulto cuando es necesario. RESUMIENDO: Conviene que releas el capítulo si no te ha quedado claro, o que busques más información por otra parte, porque este es un asunto muy importante. Si te empiezas a observar a partir de ahora, verás cómo están bastante claros los tres estados. Te verás pasar de uno a otro varias veces a lo largo del día, y advertirás que no siempre estás en el adecuado. Observarás que dándote cuenta de ello, y yendo al conveniente, te irán mucho mejor las cosas. Fíjate en los demás cuando están contigo y practica a comprobar en qué estado están en cada ocasión: te ayudará mucho a mejorar tu relación con ellos. Sé tú mismo en cada momento, pero desde el estado apropiado. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  23. ¿QUÉ TIPO DE ADULTO ERES? INTRODUCCIÓN: El Análisis Transaccional, una herramienta imprescindible en el conocimiento del ser humano, dice que cuando nos manifestamos lo hacemos desde uno de estos tres patrones de conducta o estados del yo: Padre (P), Adulto(A) o Niño (N), y dice que es útil conocer cada uno de ellos, para saber desde cuál estamos actuando o manifestándonos, y así saber si estamos utilizando el adecuado para el momento o la situación. Podemos averiguar el origen de muchos de nuestros modos de actuar, el porqué de ciertos sentimientos, o de dónde vienen ciertas opiniones y formas de ser, si conocemos bien estos estados que son tres formas distintas de ser, pensar, sentir y actuar. En mi opinión, el estado de Adulto del Análisis Transaccional es muy necesario, muy útil, muy enriquecedor, y si sabes usarlo del modo adecuado… es imprescindible. El Adulto es el que piensa, el que se da cuenta de las cosas y sabe lo que conviene hacer. Razona, analiza, calcula probabilidades, usa la lógica, da y pide información –para tener imparcialidad- y, por lo menos aparentemente, no tiene emociones que le puedan hacer perder la objetividad, sino que es práctico y atinado. El Adulto es sereno, calmado, actúa desde el aquí y ahora. Sabe lo que conviene hacer. No le gusta predominar, y sí colaborar. No responsabiliza a los demás de sus problemas. Es sensato. Sabe decir no. Tiene libertad de opción y cambio. No se implica emocionalmente en las decisiones que toma, porque eso le puede hacer perder la ecuanimidad necesaria para obrar con rectitud y justicia sin dejarse afectar por estados de ánimo temporales y fluctuantes. Si el Adulto actualiza sus informaciones –y no se sigue rigiendo por los mandatos e imposiciones que sus padres y educadores le impusieron durante la niñez-, sus respuestas serán acertadas. En cambio, el Padre se mantiene más anclado en sus ideas, por lo que sus soluciones pueden ser menos propicias. El Niño es más “irresponsable” por lo que sus respuestas pueden ser disparatadas. Eso sí, el Adulto tiene que tener cuidado de que ninguno de los otros dos estados le contamine sin darse cuenta y entonces ya no sea él, en estado inafectado y puro, quien al final decida. Los estados de Padre y Niño, por sí, son estáticos, pero el Adulto puede actualizar ambos, y eso es conveniente que lo haga. Puede conseguir, por ejemplo, que el Padre Crítico no sea tan crítico, tan rígido, que no se entrometa en los otros estados y que no siga actuando de modo perjudicial, o puede pedir su colaboración al Padre Nutritivo en ciertos momentos, o puede animar al Niño para que se manifieste más a menudo… La pregunta en este momento es… ¿actúas bien como Adulto? No es necesario actuar SIEMPRE como Adulto, porque te perdería algunas cosas y te equivocarías en otras circunstancias. Si en algún momento te estás divirtiendo –por ejemplo- en ese momento tienes que actuar como lo haría un niño –el estado de Niño lo veremos en la siguiente entrega- y no puedes ponerte serio como un Adulto, ni rígido y riguroso como un Padre Crítico: tienes que jugar, divertirte, disfrutar, como lo haría un niño. En cambio, si estás en el trabajo y tienes que tomar una decisión o el trabajo te requiere seriedad/ madurez no puedes actuar con la irresponsabilidad de un niño. Sigue comprobando cómo está tu Adulto… ¿Sabes ver los asuntos propios –y tus problemas- con perspectiva, sin involucrarte? ¿Sabes mantener la cabeza fría para no perder la objetividad? ¿Reflexionas bien antes de tomar decisiones? ¿Tomas tus decisiones desde la consciencia? ¿Sabes decir NO cuando quieres decir NO? ¿Tienes tu Yo Observador activado a todas horas? ¿Estás satisfecho con las decisiones que tomas? En caso de respuesta negativa… ¿Qué haces para mejorar en ese aspecto? ¿Sabes en qué momentos de tu vida tienes que actuar exclusivamente como Adulto? Te dejo con tus reflexiones…
  24. ¿QUÉ TIPO DE PADRE/MADRE ERES? INTRODUCCIÓN: El Análisis Transaccional, una herramienta imprescindible en el conocimiento del ser humano, dice que cuando nos manifestamos lo hacemos desde uno de estos tres patrones de conducta o estados del yo: Padre (P), Adulto(A) o Niño (N), y dice que es útil conocer cada uno de ellos, para saber desde cuál estamos actuando o manifestándonos, y así saber si estamos utilizando el adecuado para el momento o la situación. Podemos averiguar el origen de muchos de nuestros modos de actuar, el porqué de ciertos sentimientos, o de dónde vienen ciertas opiniones y formas de ser, si conocemos bien estos estados que son tres formas distintas de ser, pensar, sentir y actuar. En mi opinión, saber comportarse como Padre cuando la situación lo requiere es un triunfo que, además, puede aportar grandes satisfacciones a quien lo hace, y hará sentirse cómodo y aprender a quien es tratado desde este estado. Esta figura se creó a partir de la información que adquirimos al ver cómo se comportaban con nosotros nuestros padres y educadores. De algún modo intuíamos que más adelante nosotros tendríamos que hacer ese mismo papel, y, como ellos eran nuestra única referencia, nos fijamos bien y lo seguimos repitiendo después pensando que es lo adecuado… salvo que en algún momento reflexionemos y nos demos cuenta de que no estamos de acuerdo con lo que vimos y lo que recibimos y no deseamos transmitirlo a nuestros descendientes. En el Padre está instalado el principio del deber, las costumbres, la moral, las obligaciones, los condicionamientos, es donde se fijan las normas, pero, repito que si no se actualizan y si no las revisamos para ver si estamos de acuerdo con ellas, educaremos a nuestros hijos y trataremos a quienes están a nuestro alrededor de un modo equivocado y perjudicial para ellos. Se puede ejercer como Padre, desde alguna de las dos divisiones que se forman a partir de esta figura: el Padre Nutritivo o el Padre Crítico. El Padre Crítico –como ya te puedes imaginar- acumula todo lo negativo y actúa de un modo que no es beneficioso ni agradable. Lo que hace es juzgar, amenazar, castigar, sermonear, reprobar… pero sin dar una razón, sólo “porque sí” o “porque lo digo yo”. Impone, regaña, critica, acusa, y abusa, desde una especie de trono de superioridad. Da órdenes, impone, actúa en base a patrones y modelos cerrados e inamovibles y, en casi todos los casos, perjudiciales. No aporta nada positivo y desvaloriza a los otros. El Padre Nutritivo –como ya te puedes imaginar-, nutre, aporta, protege, cuida, educa. Advierte, pero de un modo instructivo y sin amenazar. Confía en el otro, y cuando interviene lo hace con respeto, con cuidado, con la mejor y más noble voluntad. No impone autoridad, aunque sí se hace respetar por su modo de ser. Escucha. Si un niño coge un plato de la mesa y se le cae, el Padre Crítico le va a reñir, le va a echar en cara que es torpe, y que por su torpeza ha roto el plato, y le recriminará que ahora tendrá que trabajar más para comprar otro plato, y que lo que tiene que hacer es no intentarlo y no hacer cosas de mayores. Cara de enfado para el resto del día que le hará sentirse mal al niño, le creará un complejo de torpe, y le coartará su capacidad de seguir experimentando en la vida, ante el temor de otra reprimenda. El Padre Nutritivo le dirá, con mucho cariño, que su intención ha sido buena y eso es lo importante, y que la próxima vez que coja un plato será bueno que lo sujete con más fuerza para que no se le caiga. Le dará su apoyo y le mostrará una sonrisa de premio al final de la conversación. La figura de Padre no la utilizamos exclusivamente con los hijos, sino que estas formas de trato, estos modos de relacionarnos, son con todos las personas de nuestro alrededor. Pon mucha atención a observarte en el trato con los demás. Ahora que conoces el funcionamiento es cuando te has de plantear cómo tratas a los demás. ¿Qué tipo de Padre (o madre) eres?, ¿animas o destruyes?, ¿aportas o hundes?, ¿enriqueces o arruinas? Esto requiere mucha mucha mucha atención. Y espero que se la dediques. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  25. MI AMIGA SE MUERE En mi opinión, es una lástima que a veces tengan que ocurrir sucesos graves para que tomemos conciencia de la realidad, de lo que no estamos haciendo bien, de las cosas importantes, de lo efímero de la vida… Una de mis más queridas amigas se muere. Le han descubierto un cáncer irreparable y le dicen que le quedan solamente unas semanas de vida. Esto es un terremoto para ella y para todos los que estamos a su alrededor, ya que habíamos creído que todavía tenía muchos años pendientes de vivir, que podríamos seguir disfrutando de su presencia durante mucho tiempo, y ahora algo imprevisto nos va a privar de su existencia. Reconozco que cuando hablo con ella, que ya lo tiene bastante asumido, se muestra más tranquila que yo, y es que me cuesta mantener una conversación “normal”, ya que no sé si tengo que estar optimista como siempre o me tengo que poner muy serio, ni sé lo que tengo que decir ni lo que tengo que callar. La miro, como si fuese la última vez que la voy a ver viva –cosa que es probable- y me vienen reflexiones exprés que se mantienen en mi mente unos segundos y desaparecen porque son sustituidas inmediatamente por otras. Recuerdo que en realidad cuando uno cree que sufre porque se muere un ser querido en realidad no es por el otro por quien tiene pena o dolor, sino por sí mismo que se queda huérfano de él o de ella. Esto es así. Lo sabemos, pero no lo aceptamos. Sabemos que la muerte es lo único seguro en la vida. Sabemos que va a llegar, que vamos a desaparecer. Pero no queremos pensar en ello. O bien creemos que está demasiado lejos como para ocuparnos de ella, o bien pensamos –y equivocadamente- que somos inmortales. Que son los otros los que se mueren. Es un duro ejercicio mirar a los ojos de alguien que aunque nos sonría esconde en su mirada la desesperación de no querer abandonar lo conocido y los seres queridos, de no querer dejar a medias esta vida, de no querer enfrentarse tan pronto y con tanta lucidez a ese desconocimiento que implica morir. Me mira y me sonríe. Parece como si se sintiese en paz por el hecho de haber dado el sí a la muerte, de no oponerse inútilmente, de no gastar sus últimos días en una rabieta de desesperación. Se está despidiendo, uno a uno y sin prisas, de cada Ser querido. Hace un recorrido de lo que han compartido juntos, con especial hincapié en lo agradable, en lo maravilloso, en los pequeños grandes detalles. Se ríe a carcajadas con algunos de los recuerdos. Parece como si hubiese tomado consciencia clara de lo que es esto de vivir y esto a lo que llamamos vida. Y mientras ella apura sus últimos momentos conscientemente, me doy cuenta de que yo, y la mayoría de nosotros, seguimos derrochando y desperdiciando la vida como si fuese inagotable, amparados en esa confianza en que mañana seguiremos vivos también y tendremos otro día/oportunidad para hacer lo que no hemos hecho hoy. Mi amiga me está enseñando mucho. No sé si es consciente de ello, aunque creo que sí. Son lecciones para los que –de momento- vamos a seguir un poco más de tiempo aquí. VIVIR es el sentido de la VIDA. Qué meter en ese VIVIR es un asunto personal. Cada uno mete en ese concepto lo que quiera. “Vive lo que quieras, como quieras, pero VIVE”. Eso es lo que parece decirme ella y lo que nos propone la vida. Sólo es necesario que nos paremos, que reflexionemos, que decidamos. Y preferiblemente antes de que sea demasiado tarde. La vida sigue siendo IRREPETIBLE e IRRECUPERABLE. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
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