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buscandome

Warianos
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  1. QUÉ BELLO ES SER HUMILDE Y HONESTO En mi opinión, a veces aspiramos a cosas que son tan pomposas como vacías, que deslumbran más que alumbran, y que están encaminadas a satisfacer al ego y no al Ser. No nos damos cuenta, porque no sabemos quién dicta cada deseo, pero a veces vamos por sitios inútiles persiguiendo cosas inútiles; a veces lo que nos propone nuestro ego, o alguno de los yoes en los que podemos dividirnos, es sólo una pérdida de tiempo y aspiramos a cosas muy vistosas y aparentes pero que no aportan nada más. Cuando una persona lleva un tiempo en un Proceso de Desarrollo Personal comprueba que las cosas van adquiriendo su verdadera dimensión y se van colocando en el sitio que les corresponde y no en el sitio que alguien –no se sabe quién- las ha colocado. Dos de esas cosas que pasan desapercibidas, porque son silenciosas, porque se basan precisamente en su falta de ostentación, porque sólo se aprecian cuando uno se entretiene en valorarlas tanto como valen, son las humildad y la honestidad. Hay belleza en ellas. Hay dignidad y Amor. Hay silencio. El hecho de ser honesto enriquece la humildad y viceversa. Ambas, juntas o por separado, contribuyen a tener una personalidad noble y cargada de casi todas las bondades que puede llegar a experimentar el Ser Humano. Ser humilde es alejarse de cualquier ostentación, es darse cuenta de que no es necesario ser alguien notable o notorio. Es aceptar la pequeñez que hay en cada uno, es aceptar ser nada o ser nadie sin que eso altere el interior. Es estar sin reclamar protagonismo. Es saber convivir con el hecho de pasar desapercibido. “Para ser GRANDE primero tienes que aprender a ser pequeño. La humildad es la base de toda verdadera Grandeza”. La humildad indica la calidad de la persona. La vida, bien entendida, es una larga lección de humildad. Ser humilde no es ser pobre, no es ser sumiso: es ser carente de vanidad. Es pasar sin hacer ruido. Es ser GRANDE en silencio. Ser honesto es ser consecuente con los principios propios de honor y rectitud. Es ser razonable y justo. Es ser íntegro y honrado. Recto y sincero. Digno y honorable. Sencillo y respetuoso. Es la suma de unas cualidades que le aportan a cada uno su propia valía personal. Es estar en paz con la conciencia y obrar de acuerdo con ella. Es alcanzar un nivel de sinceridad máximo. Tanto el humilde como el honesto –y más si se juntan las dos cosas en la misma persona- pasarán desapercibidos; sólo el ojo atento o el alma receptiva a contactar con otra alma se darán cuenta y sabrán apreciarlo. Será bueno que dejemos de apreciar a las personas por lo que exhiben y sepamos ver y apreciar lo que, por humildad y honestidad, esconden. Apuesto a que puedes mejorar algo en estos y otros aspectos y seguir creciendo como Persona. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte de mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  2. EL QUE NO SE AMA, SE HACE DAÑO.vídeo de 5 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=GIFaxSmFGbUEn mi opinión, el título de este vídeo es una gran verdad de la que no somos muy conscientes y el hecho de no ser muy conscientes nos perjudica grave y directamente.El Proceso de Desarrollo Personal requiere como primer paso, e indispensable, el hecho de darse cuenta. Sólo a partir de darse cuenta es cuando se pueden –y se deben- poner en marcha las decisiones necesarias para efectuar las modificaciones requeridas.Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he cumplido mi parte del trabajo haciéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte del mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  3. ES MEJOR NO TENER ASUNTOS PERSONALES PENDIENTES.En mi opinión, es muy conveniente no tener asuntos personales pendientes de resolver, porque nunca sabremos si más adelante tendremos la oportunidad de resolverlos… o no.En una conversación reciente sobre padres tuve que contar que yo no pude conciliarme con el mío, que no propicié –y no se dio- la ocasión de hablar con él de todo lo malo y nada bueno que me había hecho sentir, de cuánto vacío y cuánto dolor me había creado, de la carencia que siempre tuve de un padre normal y no un padre ausente como siempre lo fue él. O sea que es un asunto pendiente y pendiente quedará.Cuando nos ha surgido un conflictivo con alguna persona se nos presentan diferentes opciones que van desde el olvido –que solo es realmente válido si se olvida el hecho y se borra también la secuela que dejó- hasta el afrontamiento directo y con aire conciliador; desde el odio eterno –que posiblemente nos perjudique más a nosotros que al otro- hasta la comprensión y el perdón. En cualquier caso, parece que la mejor opción es dejarlo resuelto.Algún día nos marcharemos de este mundo y esta vida y será mejor no dejar asuntos sin resolver.No me estoy refiriendo a que haya que resolverlo para no acumular aún más karma y dejar más asuntos pendientes para la próxima encarnación –que eso puede que sea sólo una excusa-, sino que hay que dejarlo todo concluido en ésta y que no se trata sólo del otro, con el que tengamos el conflicto- sino de nuestra propia conciencia que prefiere resolverlo.Una Paz Interior que se refleje en una Paz Exterior: esto es lo que se pretende al resolver los asuntos pendientes. No se trata de tener o no tener cuentas pendientes con el otro, se trata de no tener cuentas pendientes con uno mismo.Este es un asunto de la conciencia, que no se encuentra cómoda cuando hay algo pendiente de resolver, cuando queda algún rastro de insatisfacción por algún acto que no se amolda a lo que uno es y quiere.Es muy posible que todos tengamos alguna conversación pendiente de iniciar o pendiente de concluir; que todos tengamos ese runrún interno de “tenía que haberle dicho… tenía que haber hecho…”. También es muy posible que padezcamos la insatisfacción de no haber ofrecido disculpas por algo que hicimos, por algo que no dijimos, por algo que se quedó a medias, por una mala actuación, o por unas palabras dichas desde el despecho.Es muy posible que todos tengamos callados unos arrepentimientos y escondidos unos pesares de los que nos gustaría deshacernos hablando con aquella persona con la que no actuamos bien. Resulta imposible volver atrás y cambiar las cosas con las que perjudicamos a otros, pero siempre es posible manifestar nuestro sentimiento o el arrepentimiento. Eso no va a cambiar históricamente las cosas, pero puede hacer que el otro se sienta mejor y que uno mismo se quede en paz.Es mejor dejar resuelto todo lo que esté relacionado con los humanos: en esta ocasión hemos coincidido en esta vida y este mundo y es muy posible que en otro sitio no lo podamos resolver. Saldar las cuentas demuestra nuestra dignidad y el esplendor de nuestra alma.Y ahora piensa… ¿qué cuentas personales tienes pendientes y con quién?, ¿puedes saldarlas ahora?, ¿quieres hacerlo?, ¿te ves preparado para hacerlo? En caso afirmativo, hazlo. Prepara lo que quieres decir o hacer, y el cómo y el dónde y el cuándo, ármate de amor y de lucidez… y adelante.Te dejo con tus reflexiones…Francisco de SalesSi le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte de mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  4. NO TE COMPARES CON OTROS.vídeo de 6 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=E-Bm0rPlNRwEn mi opinión, las personas que entran en el peligroso mundo de las comparaciones están irremediablemente destinadas a salir perdiendo y a quedarse aún peor de lo que estaban antes de compararse.Esto tiene su explicación: las comparaciones siempre se hacen con personas que están mejor o que nos aventajan o que aparentan ser unos claros ganadores. Nos comparamos con quien está mejor y lo hacemos porque estamos o nos sentimos peor que ellos. Así nunca será justo ni equilibrado. Y ahí está el principio de la frustración, porque si uno se comparase con alguien que estuviese en las mismas condiciones, o en inferioridad de condiciones, no saldría perdiendo sino empatado o ganando.Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he cumplido mi parte del trabajo haciéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte del mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  5. ABANDONA LA INFELICIDAD.vídeo:https://www.youtube.com/watch?v=2Z0zBhnu4bU“Conviene no olvidar nunca esto: Tanto la infelicidad como la felicidad son una decisión personal. Uno puede dejar de ser infeliz en cuanto lo decida y haga lo que tiene que hacer para deshacerse de ella”. Y esto es tal como acabas de leer. ¿Te sorprende? Escucha el vídeo.Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he cumplido mi parte del trabajo haciéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte del mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  6. DATE PERMISO PARA SENTIR EL DOLOR. En mi opinión, darse permiso para sentir todo el dolor emocional –pero solo en su justa medida, tal como es y sin agrandarlo- es sano. Es necesario. Es regenerador y enriquecedor. Pero no hablo del sufrimiento malsano en el cual uno acaba convirtiendo ese dolor en un motivo para regodearse en una auto-flagelación alargándolo innecesariamente como modo de auto-castigarse, sino del dolor sano, el dolor natural que lo único que hace es cosificar una emoción ingrata que se manifiesta dentro de uno. Hablo del dolor como expresión sentimental y física de algo que sucede en el interior aunque se manifieste en lo exterior, del impulso nativo y natural que se expresa de ese modo, de esa reacción humana que no es necesario reprimir porque necesita expresarse. Steven Hayes decía con razón: “A menudo hay tanta vida en un momento de dolor como en un momento de felicidad”. Hay cosas que solo se aprenden en el dolor o desde el dolor. Hay veces que el mundo o la vida o el destino se alían y hacen cosas para ponernos en una situación límite que nos obliga a sentir ese dolor para que ya no podamos seguir negando lo que nos pasa. El autoengaño funciona sólo a veces, no siempre. El dolor entonces, como las crisis, ha de ser bien recibido y mantenerlo y mantenerse en él hasta que hayamos extraído el mensaje, la lección que aporta, lo que teníamos que ver o aprender. Cada vez más gente cree que el dolor emocional es necesario para crear resiliencia e inteligencia emocional, además de fortaleza mental y sentimental. Hay cosas que parece que no se pueden aprender de otro modo. Quien siente ese tipo de dolor comprende bien o mejor a otro que esté sintiendo un dolor similar. Tal como dicen que dijo Bob Marley, “no sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción”. Atravesar por el dolor y salir no sólo ileso sino fortalecido es el modo positivo y enriquecedor de afrontarlo. “El dolor que sientes hoy será la fuerza que sentirás mañana”. Los estudios han demostrado que una emoción no dura más de 90 segundos. El dolor que permanece a partir de entonces deja de ser dolor porque se ha transmutado en un sufrimiento auto-infligido por estar pensando exagerada y negativamente en lo que ha pasado. Y, lógicamente, eso dificulta los procesos posteriores de comprensión, aprendizaje y resolución. El dolor desaparecerá cuando el aprendizaje se instale en ti, entonces te darás cuenta de que ya no lo necesitas. Al dolor hay que observarlo, averiguar de dónde viene, por qué se manifiesta, preguntarle, interrogarle, acosarle si hace falta; está tratando de enseñarte algo y va a insistir hasta que lo veas y aprendas; no hace como el sufrimiento, que es inútil y contraproducente. Con ese dolor haz lo que quieras: conviértelo en sufrimiento y sólo sufre o extrae su enseñanza… y continuarás creciendo. Date permiso para sentirlo… pero déjalo marchar pronto y con todo tu amor. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  7. NORMAS BÁSICAS PARA COMUNICARSE Y RELACIONARSE BIENvídeo de 11 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=jPH6-GMIyuwSe sabe que las relaciones, con cualquier persona, tienen como base importante e imprescindible la comunicación, y que es necesario saber comunicarse bien. Para ello, además de la voluntad de hacerlo, es conveniente respetar el modo de hacerlo. Si se desea o se necesita mantener esa relación hay que evitar todo aquello que provoque estrés, tensión, y distanciamiento.Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo haiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte de mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  8. NO ESTAMOS CONDENADOS A SER LO QUE NO QUEREMOS SER. En mi opinión, no estamos inevitablemente condenados a ser lo que no queremos ser. Con respecto a la parte personal, siempre queda la opción de hacer las modificaciones que uno desee o necesite para acercarse más a ser quien realmente quiere ser. A veces caemos en la complacencia de conformarnos con un “¡es que yo soy así!” resignado o perezoso, o nos auto-engañamos con algo similar a “¡así es la vida!”, o con una resignación: “¡qué se le va a hacer!”. En todas ellas prevalece la idea de que nada se puede hacer para evitarlo, como que es una especie de maldición de la que no se puede escapar, y esto está muy lejos de la realidad. Son escasísimas las cosas que REALMENTE no se pueden cambiar en uno mismo, y es más veces la pereza, la falta de autoconfianza, o ese quedarse en la muy incómoda zona de confort, quienes imposibilitan la opción de hacer cambios o modificaciones en nosotros mismos, o en facetas o actitudes en la vida, cosa que nos llevaría –sin duda- al Mejoramiento y la Autosatisfacción, a la Plenitud y al encuentro definitivo con el Uno Mismo que tanto escondemos a veces o tan desconocido es. NO ESTAMOS CONDENADOS A SER LO QUE NO QUEREMOS SER. Tenemos diversas opciones, pero todas pasan por lo mismo: lo primero, la auto-observación para darse cuenta de ello y, después, voluntad y constancia para hacer lo que haya que hacer. Estos pasos son imprescindibles. Se requiere para ello toda la honestidad que es necesaria para reconocer la realidad, aunque no guste. Sólo tras ese reconocimiento –que tratará de impedir y aceptar el ego como pueda- se emprenden los siguientes pasos. No hay que temer a los cambios personales porque son necesarios para poder desarrollarse interiormente. Los cambios son oportunidades de Mejoramiento. Emprender un Proceso de Mejoramiento es emocionante, ha de provocar unos agradables escalofríos porque implica que cuando ya se creía que todo iba a seguir siendo igual y no se estaba satisfecho con eso, aparece la oportunidad de reiniciarse, de reconstruirse, de salvarse del presente actual y crear otro a medida más satisfactorio. Cada segundo nos trae la oportunidad de iniciar un cambio, no hay que esperar momentos especiales. Esto hay que tenerlo claro, no es necesario esperar que suceda algo extraordinario para comenzar el Proceso. No es necesario llegar al fondo de la desesperación ni esperar a que un día todos los dioses y planetas se pongan a favor de uno. Cuando uno se ha dado cuenta de que tiene varias cosas que cambiar, la sugerencia es que no las afronte todas juntas, porque juntas parece que tienen más poder y hasta asustan. Lo correcto es comenzar haciéndolo una a una, afrontando sólo una cada vez; es mejor empezar por la más fácil, porque el inconsciente no va a valorar si era fácil o difícil y sólo va a constatar que ya se ha resuelto una y la Autoestima va a empezar a creer que realmente uno puede hacerlo. Cuando se acabe con la primera se afronta la segunda y así sucesivamente. La opción de rendirse, la de conformarse uno con quedarse tal como está, o la de no esforzarse y quedarse vencido sin presentarse a la batalla, no se deberían aceptar porque existe la otra opción, la correcta y beneficiosa, que es la de hacer las modificaciones necesarias. ¿Por qué habría que tener miedo a mejorar?, ¿por qué habría que aplazar esta tarea?, ¿acaso es que alguien tiene miedo a estar bien y ser feliz?, ¿la pereza tiene más poder que la posibilidad de ser como uno quiere ser?, ¿las distracciones tienen prioridad sobre lo que es bueno para uno? No hay que tener miedo a mejorar. Si uno no está a gusto con algún aspecto suyo tiene la responsabilidad y la obligación moral de hacer lo necesario para modificarlo. El premio que nos espera tras el esfuerzo es Uno Mismo, pero tal como uno mismo quiere ser. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte de mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  9. TODAS LAS PERSONAS MAYORES NOS CONVERTIMOS EN FILÓSOFOS. En mi opinión, y opino como la persona mayor que ya soy, a medida que uno se va llenando de años y de experiencia, inevitablemente va sacando sus propias opiniones y conclusiones acerca de asuntos tan importantes como la vida, la muerte, la amistad, la familia, el amor, etc. O sea, uno se va convirtiendo en un pequeño filósofo. Esto es filosofía según el diccionario: “Conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano”. También da otra definición que es más comprensible: “Manera de pensar o ver las cosas”. Y esto quiere decir que TODOS podemos ser filósofos porque TODOS tenemos nuestra “manera de pensar o ver las cosas”. A medida que uno se hace mayor parece que tiene algunas cosas más claras y se siente con la capacidad y la necesidad de compartir su filosofía de la vida, o sea eso que ha ido aprendiendo con el paso del tiempo y con sus propias experiencias agradables o fatídicas. Cada uno somos un filósofo en potencia –sensato o de poca calidad- con descubrimientos importantes en nuestro vivir o con una filosofía personal básica… pero propia. Cada día aprenden algo los que están atentos a aprender. Defiendo la teoría de que cada persona tiene la obligación de crear su propia filosofía religiosa, política y de la vida cotidiana. Cada uno tiene que aprender personalmente y por experiencia propia y después reunir sus aprendizajes para la construcción de su propia escala de valores, de sus principios, de su personalidad y carácter, y de su presente y futuro. Filosofar es “meditar, hacer soliloquios”. Meditar es pensar atenta y detenidamente sobre algo. Soliloquio es una reflexión interior o en voz alta y a solas. La reflexión interior ha de ser el acto de resumen y cierre tras cualquier experiencia en la que participemos. Confucio decía que “oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil”. A estas alturas todos sabemos que lo importante no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con lo que nos pasa. De modo que si con las experiencias dolorosas o aparentemente negativas no hacemos otra cosa que quejarnos o maldecir, pero no nos entretenemos un momento en reflexionar –con todas las preguntas y desde todos los puntos de vista que se nos ocurran- sobre lo que acaba de suceder, habrá sido inútil y muy posiblemente más adelante se nos repita nuevamente la experiencia puesto que no hemos aprendido lo que nos quería enseñar y teníamos que aprender. Las personas mayores, cada una en la medida de sus posibilidades, somos filósofos a los que conviene escuchar. Tras la profundidad o la candidez de lo que decimos hay una experiencia, hay una reflexión que ha surgido tras habernos dado cuenta de algo, hay una sabiduría básica o profunda; hay un material del que se puede aprender mediante la escucha atenta a lo que decimos aunque aparente ser muy simple. Conviene escuchar a las personas mayores cuando pretendemos transmitir el legado de nuestros conocimientos. Siempre hay que escuchar, por respeto y por posible interés; si algo es útil se aprovecha y se integra y si no es útil… se dan las gracias educadamente y ya está. Tú, tengas la edad que tengas, también eres un filósofo. Cuida tu filosofía y hazla grande y sensata. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte de mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  10. RECONCILIARSE CON UNO MISMO.En mi opinión, hay pocas cosas más paradójicas que tener una mala relación con uno mismo.vídeo de 6 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=EHzU292_9pISi le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo haiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte de mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  11. TODOS NOS EQUIVOCAMOS UNA VEZ Y OTRA VEZ Y OTRA VEZ. En mi opinión, es habitual -y por eso se ha convertido en norma y nos parece normal- esto de equivocarse una vez y otra vez y otra vez repitiéndose en un bucle del que resulta difícil salir. Equivocarse es el resultado de tomar una decisión inacertada que lleva a un resultado indeseado. Equivocarse es frecuente cuando tenemos que afrontar y resolver situaciones para las que no estamos preparados. Y no estamos preparados para la mayoría de las cosas que nos suceden en la vida. Estamos preparados para saber sumar y para encender con el mando la televisión, pero no para enfrentarnos a los asuntos personales y de comunicación que se nos presentan a diario. Se equivoca el que no sabe algo y no sabe aquel a quien no le han enseñado o no ha podido aprender. Sí, en muchas ocasiones se aprende por el sistema de prueba y error, o sea… a base de equivocaciones, así es como se aprende lo que SÍ o lo que NO se quiere hacer en la próxima situación similar. Los niños se caen una y otra vez cuando están aprendiendo a andar y no les regañamos sino que les sonreímos, les ayudamos a levantarse y les animamos para que lo vuelvan a intentar sin considerar por ello que sean torpes: son aprendices. Con nosotros mismos no actuamos con tanta paciencia y generosidad, sino que nos reprochamos, nos ponemos cara larga y nos enojamos para una buena temporada: algo excesivo para tratar a los aprendices que somos. Circulan frases con buena intención que son tal vez un poco impactantes pero no siempre tienen razón, sobre todo porque cada persona es distinta, cada situación tiene un valor distinto para cada persona, y porque no todos somos capaces de actuar como es conveniente actuar. “No hay nada que enseñe más que equivocarse” no es del todo cierta: también se puede aprender sin equivocarse, pero para aprender tenemos que tener alguien que nos enseñe. “Aprendemos cayéndonos. Si nunca nos caemos, nunca aprenderemos”, demasiado tajante y no tiene razón plena porque no siempre es necesario caerse para aprender. “Equivocarse no siempre es un error”, con esta sí estoy de acuerdo. “No es malo equivocarse, lo malo es no querer reconocerlo”, también tiene verdad en su enunciado. “Equivocarse es humano, ocultarse los errores una estupidez y no aprender de ellos… ¡es imperdonable!”, y esto es del todo cierto. “Equivocarse es de humanos pero de sabios es aceptarlo y corregirlo”, es una frase realista. “De personas es equivocarse; de locos persistir en el error”. De lo anterior ya podemos ir confirmando nuestra sospecha de que TODOS nos equivocamos; unos más y otros menos, pero nadie se libra. Es conveniente que las equivocaciones cada vez sean en menor cantidad y menos graves. ¿Cómo se logra esto? pues preparándose, aprendiendo, informándose, reflexionando bien, pidiendo consejo en los casos más difíciles. Vivir es acertar y también es equivocarse. La perfección absoluta está reservada para los Dioses. A veces se acierta, a veces se aprende. Si uno va por la vida con esta filosofía, en vez de usar la rigurosidad en el trato y la auto-exigencia excesiva, todo será más cómodo y, a la larga, el aprendizaje será mejor y más duradero. Si uno va armado con una retahíla de reproches y castigos como respuesta a sus equivocaciones, la relación consigo mismo será tensa, incómoda, improductiva, y desanimará mucho. Desdramatizar la vida es una buena decisión. TODOS nos equivocamos y nos vamos a seguir equivocando hasta el último día. Solo hay una forma de hacer las cosas bien y millones de formas de hacerlo mal: estadísticamente es más lógico equivocarse que acertar. Tengamos paciencia con nosotros mismos, seamos más amables y generosos, optimicemos el trato y el autocuidado. Parece que aprender a ser y a vivir es nuestra tarea en este mundo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  12. RESILIENCIA: CÓMO RESURGIR FORTALECIDO. En mi opinión, de las muchas definiciones que se han hecho de lo que es la resiliencia, creo que esta es la más atinada de las que conozco: “Es la capacidad de hacer frente a las adversidades de la vida, transformar el dolor en fuerza motora para superarse, y salir fortalecido de ellas. Una persona resiliente comprende que es el arquitecto de su propia alegría y su propio destino”. El diccionario dice que es “la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos” y también es “la capacidad para recuperar el estado inicial cuando ha cesado la perturbación a que se ha estado sometido”. “El fracaso no es caer, sino negarse a levantarse”. Todos, más o menos, antes o después, hemos atravesado y atravesaremos situaciones de esas que creemos que van a poder con nosotros, de las que nos parece que no vamos a poder recuperarnos nunca, de esas que se consideran como el fin de nuestro mundo; así parece que es la vida, pero… hay un impulso vital que nos empuja a seguir adelante a pesar de todo y hay que saber escucharle y obedecerle. Siempre hay que seguir, a pesar de todo hay que seguir. Y hay que seguir y mejorando, que lo vivido no se vuelva contra nosotros sino que lo utilicemos para salir ganando. Charles Darwin decía que “no son los más fuertes de la especie los que sobreviven, ni los más inteligentes. Sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios”. Quien mejor sepa aceptar las situaciones y las circunstancias duras inevitables sin enfrentarse a ellas, sino adaptándose, saldrá de ellas antes y saldrá fortalecido. Las adversidades van a estar siempre presentes, parece que forman parte indisoluble de la vida. Confucio ya se adelantó al decir que “Nuestra mayor gloria no está en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos”. Y levantarnos –añado- con la lección aprendida acerca de lo que nos ha sucedido, para que no se vuelva a repetir. Recuperarse. Recomponerse. Sobreponerse. Seguir. Hay que reintegrarse a la vida porque tenemos que seguir en la vida. Es una carrera de fondo y uno no se debe retirar porque haya tenido un tropezón o una caída. Esa idea la explica bien Steve Goodier: “Lo que me hirió en el pasado ha hecho que esté mejor preparado para enfrentar el presente.” Y el futuro. El sufrimiento que conllevan las malas experiencias sería inútil si no se aprovechara el conocimiento que siempre aportan. ¿De qué se trata la resiliencia? De caer y levantarse tantas veces como se caiga uno, de aprender lo que haya que aprender de cada experiencia desagradable para que no se nos vuelva a repetir, de emerger más sabio de las situaciones duras, de salir fortalecido de cada tropiezo…o sea, de conseguir que el dolor y el sufrimiento no hayan sido en balde sino que hayan sido el origen de un cambio para mejorar. Y se puede conseguir. Sólo se trata de ser mitad optimista y mitad realista. Llegado a este punto tal vez te interese volver al inicio y leerlo de nuevo con otra actitud más risueña y positiva. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte de mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  13. DESOBEDEZCAMOS A NUESTROS PADRES - DESOBEDECER LOS MANDATOS (Análisis Transaccional)vídeo de 17 minutoshttps://www.youtube.com/watch?v=2xh2JLm_f6k&t=4s
  14. TÚ Y TU SOLEDAD. En mi opinión, Brendan Brehan está muy acertado cuando dice: "En lo más profundo de cualquier soledad, hay un deseo profundo y poderoso de reencontrarse consigo mismo." Tanto la soledad indeseada a la que algunas personas se ven abocadas como la soledad que uno busca intencionadamente tienen algo en común y es el hecho de que el Ser Humano es un ser solitario, por naturaleza y destino, aunque pase mucho tiempo acompañado por otras personas o compartiéndose con ellos. Nacemos solos –aunque haya gente presente en el parto- y moriremos solos -aunque estemos rodeados de gente-; “solos”, en este caso, se refiere a que solamente nace uno mismo y solamente muere él. Los otros son simplemente espectadores. El Camino de la Vida se hace en solitario –insisto que solo a pesar de estar rodeado de otros-; el Desarrollo Personal lo hace uno solo y nadie puede hacer por él esa tarea; el sufrimiento y el placer los padece o disfruta uno solo. Tener clara esta conciencia de soledad, hace que resulte todo un poco más sencillo cuando se está realmente solo –en esa soledad doliente e indeseada-, sin compañía, porque ese momento es de auténtica toma de conciencia consciente de esa solitud. O sea que estar en soledad no es nada extraordinario y podemos deducir que no hay que enfrentarla con miedo y desde la desesperación, sino que hay que sacar fuerza y claridad de donde sea, y preguntarle/preguntarse “¿qué tengo que aprender?, ¿qué he estado evitando que me ha llevado hasta esta soledad?, ¿he estado huyendo de mí?, ¿huyendo de mi destino?, ¿he desatendido mi aprendizaje de esta encarnación?” La soledad invita al contacto con el Ser, con lo profundo que realmente es y tiene cada uno, con el Uno Mismo. Quita las distracciones y las personas que evitan ese encuentro para que ya, inevitablemente, se afronte la reunión. ¿Quién soy yo a solas?, ¿quién sin una referencia de ser “el hijo de”, “el padre de”, “”el cónyuge de”?, ¿quién sin ser “el dueño de” o el que conoce y es conocido?, ¿quién en la soledad de ojos cerrados donde desaparecen todas las referencias que nos atan al mundo, esas que se llaman “mi casa”, “mi coche”, “mis cosas”? La soledad pone muchas cosas en su sitio. La que es indeseada también es incomprendida y parece que es un estado extremo al que se llega después de evitar una soledad más cordial con uno mismo. Necesitamos a los otros, es cierto, pero también nos necesitamos a nosotros. Evitar la soledad es evitarse uno mismo, cuando en realidad ha de ser aprovechada, porque puede y debe ser un estado de introspección, de autoconocimiento, de acercamiento, de encuentro. Es un momento que conviene aprovechar para estrechar lazos con Uno Mismo. En mi opinión, la soledad no solo no ha de ser rechazada, sino que ha de ser buscada. Estar con uno mismo, a solas y en paz, es y ha de ser un placer. No hay que olvidarlo: estar con los otros es muy placentero a veces, y es enriquecedor y necesario, pero hay que buscar el equilibrio y alternar esos momentos –siempre orientados a la satisfacción del yo externo- con los momentos de soledad, que es una necesidad el yo interno. Es un asunto que merece la atención. Si uno va a seguir el resto de su vida consigo mismo, y con su soledad, conviene llevarse bien con ella y encontrar y disfrutar su parte positiva. Muy positiva. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  15. ¡HORROR!, ¡40 MINUTOS CONMIGO A SOLAS! En mi opinión, este comentario que me hizo una persona después de haber tenido que hacerse un TAC (Tomografía Axial Computarizada) me hizo pensar en una realidad muy evidente entre la gente joven y también bastante habitual en los de mayor edad. Me contó, como si yo no lo supiera, que la habían inmovilizado el cuerpo, sujetándola firmemente, y le avisaron de que la prueba duraba 40 minutos, cosa que le alarmó llegando incluso a intentar negociar si se podía más rápido. No, por supuesto que no, le dijo el radiólogo. ¿Y qué voy a hacer durante tanto tiempo?, preguntó desesperada. Nada, le contestaron. Me voy a aburrir, añadió desesperada. Esta vez la respuesta fue un encogimiento de hombros por parte del radiólogo. Inmovilizada, a solas consigo misma, a solas con su mente y sus pensamientos, sin teléfono móvil, sin redes sociales, sin whatsapp, sin TikTok, sin conexión con ninguna otra persona, sola y a solas consigo misma, la prueba se presentaba como algo que iba a ser muy difícil o imposible soportar. Además de esa especie de golpeteo de la máquina, con sonidos machacones y repetitivos en un tono elevado –un golpeteo que llega directamente al cerebro-, estaba el sonido de su desesperación que era aún más insoportable. Estamos tan acostumbrados a que algo nos distraiga -separándonos del contacto con nosotros mismos-, que quedarnos a solas, sin escapatoria, aterroriza. En el silencio de la soledad se manifiestan con ímpetu los reproches y los arrepentimientos y los problemas y las dudas y los temores y algunas más de esas otras cosas que sentimos como pensamientos enemigos. La primera reacción que nos propone nuestra mente es la evasión, hacer como que eso no existe, ojos que no ven corazón que no siente, y como resulta casi imposible expulsar esos pensamientos que se sienten como enemigos intrusos, es mejor no pensar, es mejor ocupar la mente con algo que provoque una satisfacción inmediata y que tenga el poder de anular lo que hemos convertido en peligroso. La propuesta original del silencio y de la soledad es algo muy distinto a cómo se percibe. Su pretensión es crear el ambiente propicio para provocar el auto-encuentro consciente. Yo. Yo y Yo. Yo y mis cosas. Yo y mi vida. Es el mejor modo, sin duda, de tomar contacto con uno mismo a salvo de las distracciones ruidosas de la vida y del mundo. Todos hemos oído hablar -o las hemos experimentado- de las maravillas que aporta la meditación y la meditación se hace en silencio y en la meditación solo están presentes uno y el Uno Mismo. Uno y su verdad. Uno y su espiritualidad. Uno, o sea quien realmente se es. Pasar por esta vida sin vivir con atención los encuentros con Uno Mismo es la dolorosa pérdida de una ocasión irrepetible. No hace falta saber si uno fue otro alguien antes de nacer o si será otro alguien en otra vida y otro momento: lo importante es el AQUÍ y AHORA. Ni siquiera es necesario hacer cosas por un posible mejor Karma en una próxima encarnación. Se trata de agradar a la conciencia, que es quien directamente nos propone el Mejoramiento. Se trata de ser ahora y para ser quien realmente uno es antes de saber quién realmente es. El silencio y la soledad ayudan grandemente en esta tarea. ¿Miedo a estar a solas con uno mismo? Eso es algo que hay que cambiar. Hay que hacer las cosas de tal modo que la búsqueda del silencio y la soledad se conviertan en un propósito firme y diario, aunque sean solo durante unos minutos. Que no sea un castigo insoportable sino en el mejor momento del día. Conocerse no es solo saber distinguirse de los otros, no es solamente ser capaz de reconocerse en una foto o en un espejo: es conocer la propia mente y el corazón, los sentimientos y los deseos, el Amor Propio y la espiritualidad. Te recomiendo y te invito a que te busques y te encuentres en tu silencio y en tu soledad. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte de mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  16. CUANDO TE CONOCÍ Volver a doblar aquella esquina tras la que me esperabas y encontrarme con tus ojos, ver el comienzo del mundo en tu mirada, tu sonrisa comedida, la luz interna, el inicio del terremoto de mis escalofríos, todos tus poros… Volver a buscar el origen, el futuro entonces virgen, los besos sin desprecintar, aquellos sueños inmaculados, el llanto de felicidad o dolor sin estrenar… Volver a los primeros pasos, tu mano aún lejos, tu cintura impensable, el futuro presentándose poco a poco, mis pasos junto a tus pasos paseando, y mi mirada y la tuya creciendo juntas… Volver a cuando te conocí. Francisco de Sales
  17. LA HONESTIDAD EN EL DESARROLLO PERSONAL En mi opinión, una cosa que marca la excelencia y la mejor dignidad en la propia vida es tener a lo largo de la ella, en todos nuestros actos, una honestidad intachable, impecable, plena. Es honesto quien es decente, íntegro, decoroso, razonable, justo, digno, ecuánime, recto y honrado. Un cúmulo de cualidades que cuando se juntan en una persona la ensalzan y ennoblecen hasta el grado máximo. Quien está en un Proceso de Desarrollo Personal busca su realización; desea convertir en realidad ese proyecto de perfección y purificación que somos en esencia y que a todos nos gustaría alcanzar. Cada persona es libre –o parece libre- para hacer en su vida y con su vida lo que crea conveniente. Cada uno hace –o deja sin hacer- lo que le interesa, lo que le satisface, o lo que su desidia y desinterés le permiten. Quien quiere ser consecuente con sus principios se propone tener una vida de la que sentirse satisfecho, una posición moral y personal que le causen complacencia, y una honradez plena y en paz. Ser honesto siempre no es fácil, porque implica ser coherente en los pensamientos y actos; es conseguir que haya concordancia entre lo que uno siente que quiere hacer y lo que dice con lo que finalmente hace. Honestidad es sinceridad. Ser honesto lleva a respetar a los otros pero es, sobre todo, respetarse. Nadie de fuera impone el deseo de serlo: es una decisión propia, un propósito que nace en uno mismo y que solo uno mismo es responsable de desarrollar y cumplir. A su vez, ser honesto le hace conocer a uno ciertos grados de satisfacción personal que de ningún otro modo conseguiría. Ser honesto es trascender más allá de lo mundanal, es tener un compromiso consigo mismo en el que la excelencia en el comportamiento sea un modo natural de vida, porque la honestidad más que ser una virtud es –o debiera ser- una obligación ética. Por supuesto que es algo en lo que el ego no se siente cómodo ya que le impide brillar ostentosamente tal como le gusta. El ego queda relegado a último plano porque su presencia lo estropearía todo. La honestidad saca a la luz y deja a la vista verdades ocultas que el disimulo y el fingimiento tratan de esconder. En la honestidad se queda uno a solas con su conciencia. El autoengaño es un pecado imperdonable. La dignidad no debería admitir ninguna trampa. Cuando uno pretende ser íntegro y honesto lo ha de ser en todo momento, incluso cuando nadie le ve. El honor se involucra plenamente cuando uno decide quién quiere ser y cómo. Quien desea ser honesto simplemente por ese deseo ya empieza a serlo. En su contra, para que no se pueda instaurar con facilidad, están las voces internas que nos tientan, que nos invitan a escaparnos de la dureza –a veces- de la honestidad: el miedo a las consecuencias de ser honesto, la oposición del ego, la queja de los deseos que se sienten incumplidos, los deseos que se sienten excluidos, el pasado que siempre tiene algo que decir…y además están los impulsos humanos que pujan por escaparse de lo que pretendemos que sean nuestros principios: las seducciones, los estímulos, la fascinación… a menudo ser honesto implica una lucha interna de la que uno puede salir, si se mantiene fiel a sus principios, reforzado. ¿Cómo está tu honestidad?, ¿quieres revisarla? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  18. TU PIEL Pintó es su piel, con la tinta indeleble de una yema de sus dedos, todos sus sentimientos y sus deseos, una llamada de auxilio, una petición de boda y de amor eterno, una declaración de principios y su más secreta confesión; escribió su nombre, Elena, Elena, Elena, hasta que toda la espalda estuvo cubierta y era un grito; en sus muslos escribió VIDA sin saber porqué, en su vientre escribió MÍA, en su pechos, YO, en un brazo dejó escrito TE AMO y en el otro TAMBIÉN YO. Entonces separó los dedos de su piel, que apenas había rozado, y dejó que se perdieran entre el pelo ensortijado; ella ronroneó un poco sin saberlo y sin abrir los ojos y él se separó un poco para verla más y mejor y su cuerpo le pareció un lienzo en el que había escrito Dios. Francisco de Sales
  19. ¿POR QUÉ NO HAGO LAS COSAS QUE NO HAGO?¿POR QUÉ NO HAGO LAS COSAS QUE ME GUSTARÍA HACER?vídeo de 9 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=u98BAwdJzk4
  20. LA GRANDEZA DE LA SENCILLEZ. En mi opinión, uno tiene que haber consumido demasiado tiempo de su vida para empezar a ser muy consciente de este asunto que aparece tan escondido y en desuso. Me refiero a la sencillez. La sencillez es la cualidad de sencillo, o sea “que no tiene artificio ni composición”, “que carece de ostentación y adorno”, “natural, espontáneo, que obra con llaneza”, “sin doblez ni engaño y que dice lo que siente”. Todo esto y más es la sencillez. Y todo esto, que puede ser sin duda la más noble aspiración de quien esté en un Proceso de Desarrollo Personal, es algo que casi nunca aparece entre las prioridades personales –que suelen ser cosas más ostentosas-. Es necesario acercarse a la madurez –o sobrepasarla- para darse cuenta de su existencia, y de lo amable y agradable que es ser sencillo. “Ser sencillo es lo que te hace grande”, pero no se refiere a ese “grande” avasallador y engreído, sino al grande de bondad e intenciones, al noble y natural que brilla –precisamente- por su humildad. “Es sencillo ser cualquier cosa, lo difícil es ser sencillo”. La vida –lo que nos va sucediendo en ella- es una larga lección de humildad que solo quien está atento a ella aprende y la aprovecha, y quien está desatento la deja pasar. Con el paso de los años, el que está atento a sí mismo envía a segundo plano a su ego. Da mucha tranquilidad ser sencillo porque le aleja a uno de esas luchas en las que ha invertido tanto tiempo y malestar. El sencillo nada necesita. Las ostentaciones pierden el valor que alguna vez se les adjudicó. En la sencillez hay nobleza y simplicidad, humildad y franqueza, sinceridad y naturalidad. Un cúmulo de virtudes que serían muy bien recibidas por cualquier alma. Una sencillez bien asentada se refleja en el carácter, en la forma, en el estilo… en todas las cosas. Uno irradia una sensación plácida y placentera que es captada y bien recibida por los otros. La filosofía de cualquier sabio emana sencillez. Y eso es, precisamente, lo que la hace más atractiva. Las complicaciones son innecesarias. Lo fastuoso puede llegar a ser inútil. Lo rimbombante es humo. La soberbia entorpece. La sencillez contiene todo lo bueno. Para cualquier persona debería ser su máxima aspiración. Si uno llega a ser sencillo habrá satisfecho los deseos de su alma. La humildad es el fruto de la sencillez. O viceversa. Van de la mano y se llevan con ellas a la modestia. Hay grandeza en ese modo de no aspirar a la grandeza. Lo superfluo es una pesada carga. Querer brillar más que el sol es un antojo de un ego que parece estar siempre importunando con sus pretensiones ostentosas. “Sólo sé que no sé nada y que no soy nadie”. Creer en esta frase garantiza una tranquilidad que no se consigue de ningún otro modo. Sólo hace falta modificar la dirección de lo que se sabe que no va en la dirección adecuada. Eso requiere una reflexión noble y muy sincera. Y preguntarse qué es lo que realmente se quiere. La pregunta es de uno para Uno Mismo. Conviene prohibirle la presencia al ego en este monólogo. “La sencillez consiste en hacer el viaje por la vida sólo con el equipaje necesario”, dijo Charles Dudley después de haberlo experimentado. Hay mucha nobleza, mucha entereza y mucha sabiduría en esta filosofía de vida. Y más paz y complacencia que en esas vidas obsesionadas con el poder y el estatus. Si no hay verdad y bondad y sencillez en el Camino, es un Camino equivocado. Tal vez sea este un buen momento para comprobar el lugar que ocupa la sencillez en tu Plan de Vida y en tus pretensiones. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  21. LA ACTITUD CORRECTA PARA TOMAR DECISIONES.vídeo de 11 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=eQghEfkGnd4En mi opinión, cada día tomamos cientos de decisiones de las que no somos conscientes.Responde a esta pregunta: ¿cuántas decisiones has tomado hoy?Un alto porcentaje de personas habrán respondido: “dos”.O, como mucho, “tres”.Bastantes habrán respondido: “todavía ninguna”.Ninguna de las personas ha acertado con la respuesta.EN ESTE ENLACE PODRÁ ENCONTRAR VARIOS VIDEOS SOBRE CÓMO TOMAR BUENAS DECISIONES:https://www.google.com/search?q=tomar+decisiones&oq=tomar+decisiones&aqs=chrome..69i57j69i59j69i60j69i61l2.2975j0j4&sourceid=chrome&ie=UTF-8Y EN ESTE ENLACE, VARIOS ARTÍCULOS SOBRE EL MISMO TEMA:https://www.google.com/search?q=tomar+decisiones&oq=tomar+decisiones&aqs=chrome..69i57j69i59j69i60j69i61l2.2975j0j4&sourceid=chrome&ie=UTF-8
  22. RENACER: UNA OBLIGACIÓN PERSONAL En mi opinión, renacer es una tarea personal que hay que llevar a cabo de un modo intenso cada cierto tiempo, como una catarsis, y a diario de un modo más leve. Estancarse en un estado inamovible, en una rutina que no enriquece y que, más bien al contrario, aporta una sensación de estancamiento o de atraso cuando se piensa en ello, es un error que uno no se debe permitir. Hace mucho tiempo que escribí estos pensamientos. “¿Para qué sirve la palabra renacer si nadie la usa? Morimos, sí, pero no renacemos. ¿O sí? Cada nuevo día uno sigue siendo el mismo que se acostó por la noche y sigue en una continuación de los mismos errores, con los mismos parámetros, el mismo sitio en el que volver a estancarse de nuevo, las mismas quejas que son como un yoyó que parece que se va pero siempre vuelve. Renacer es como reconstruirse aprovechando las pocas piezas útiles y desechando las demás. No se trata de cambiar, más bien es descubrirse y permitirse emerger tal como uno realmente es. Aquél que renazca ha de ser del todo nuevo. Hay que deshacerse, sin miedo y con alegría, de frenos y lastres, de infiernos y demonios, y del pesado pasado. Uno ha de ser quien realmente quiere ser y dejar que muera el que está siendo si no le gusta. Ni parches ni componendas: ha de ser un parto consciente y hay que hacerlo bien.” Ahora los releo y ya no me parece un delirio sino unos retazos sueltos de ideas que no llegan a una reflexión; son apuntes extraídos de una mente dispersa, ideas del ser cargado de miedos y dudas a partes iguales, de quien necesita respuestas más que preguntas, de quien siente que no está siendo él mismo pero tampoco podría decir quién es; de quien sabe que tiene que eclosionar y abandonar sin miedo su inútil zona de confort para atreverse con un mundo que está sin crear; son las palabras de un Buscador que cree haberse encontrado claramente con quien NO ES e intuye un potencial dentro de sí mismo, un Ser pendiente de realizarse, una entidad esencial que está sin estrenar. Quiero ser yo mismo, grita el que escribe, pero aún desconoce –aún desconozco- quién soy, cómo soy, hacia dónde voy. Volver a nacer pero esta vez bien. ¿Cómo quiero renacer? Nuevo, sin traumas, sin miedos, sin condicionamientos, sin mentiras, preferiblemente sabiendo lo que sé ahora y esto es algo que sí es posible, porque ese renacimiento lo voy a hacer conscientemente. Sabré qué quiero aprovechar de lo que soy ahora –lo que sí me gusta- y de qué me voy a deshacer. Haré un nuevo Plan de Vida regido por lo que sí quiero y me dejaré emerger tal como realmente soy. Y eso tiene que ser una maravilla porque lo que intuyo dentro de mí, esa realidad que he dejado asomar solo en algunas ocasiones, me encanta, me satisface, me emociona. Un poeta escribió “Renacer es bailar sobre las cenizas de lo que eras y que no volverás a ser”. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  23. TODOS TENEMOS ALGUNA ESQUINITA ROTA En mi opinión, ninguno salimos ilesos de esta aventura que es estar en el mundo. Son demasiadas cosas y nos pasa de todo. Así que llegar hasta el final a salvo, enterito, sin haber atravesado una montaña rusa de emociones, con el corazón intacto y en su sitio y el alma sin romper, se convierte en una tarea imposible. Todos tenemos alguna esquinita rota, alguna herida sin remendar, un dolor colgando por alguna parte, más de una lágrima derramada y más de una sin llorar. Así es como nos vamos haciendo, por lo visto. Golpe a golpe. Cayendo y levantándonos. Curando las heridas con más voluntad que conocimientos. Recibiendo los golpes sin saber cómo esquivarlos. Es imposible quedarse entero. Hay días que se nos amarga el carácter y días en que tirar la toalla parece la opción más sensata. También hay días brillantes de vez en cuando, no podemos negarlo. La vida –esta eterna incomprendida- parece que se complace en desbaratarnos cada vez que empieza a asomarse la tranquilidad. No nos deja recuperarnos de una cuando ya nos aparece con otra. Y eso nos desconcierta y nos hacer vivir en uno y otro extremo, como locos, como funambulistas, desorientados. Un amigo mío dice que “vivir es conciliar contradicciones”. Quiere que salgamos ilesos de todo. Que seamos capaces de poner orden en el caos y paz en cualquiera de nuestras mil guerras. Vivir es un reto diario. Aprender es necesario. Sobrevivir al día a día es una orden que no admite incumplimiento. Un día se nos rompe un poco el corazón, otro día sale malherida el alma, las ilusiones quedan maltrechas, la esperanza dañada; todo el conjunto que somos sale perjudicado por esto de vivir, con las gafas de ver la vida rayadas, con la energía desinflada, con alguna esquinita rota y algún desconchón que habrá que reparar con más voluntad que conocimientos. A pesar de todo, o gracias a todo, hay que seguir viviendo con una sonrisa que sea lo más sincera posible, con un parche en el corazón y la ilusión cayéndose a cachos. No es pretensión de este escrito desanimar a nadie ni justificar un negativismo. Pretende todo lo contrario: es una invitación a superar los inconvenientes que se presenten y combatirlos con una sonrisa. Amarlo todo. Amarse uno mismo. Menospreciar los momentos menos agradables y magnificar y repetir y recordar los que han sido geniales. Este mundo es, también, un Hospital de heridos de guerra. Pero heridos que, como tú y como yo, sobreviviremos al grito interno de ¡VIVA LA VIDA! Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  24. LA INUTIILIDAD DEL SUFRIMIENTOvídeo de 5 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=Jyytg8p7jkQ
  25. YO NO ME QUIERO, PERO QUIÉREME TÚ. En mi opinión, las personas carentes de Amor Propio, y las que disponen de una Autoestima baja o nula, se encuentran con la penosa dificultad de no ser capaces de amarse a sí mismas, de no poder satisfacerse en esa necesidad esencial, y eso les lleva a tener que buscar en los otros -a veces muy desesperadamente- su dosis necesaria de amor, con todos los peligros e inconvenientes que eso puede conllevar. Quienes se encuentren en el caso de no ser capaces de amarse y tengan que conseguir el amor de los otros –y, lo que es peor, a cualquier precio- se encuentran en una clara desventaja. Son personas que pueden acabar siendo excesivamente complacientes –para no perder lo poco que reciben de los otros-, que se meten en relaciones de dependencia –porque prefieren un amor malo y escaso antes que nada-, o que se humillan, se malvenden, y se arrastran buscando migajas de cariño o de atención que otros les ofrecen a cambio de su sumisión o su dignidad. La Autoestima es la base de la personalidad. No me he encontrado nunca con personas con poca Autoestima que tengan la sensación de plenitud en su vida, que se consideren completamente satisfechas de sí mismas, que se sientan realizadas. Los éxitos sociales o económicos que hayan podido conseguir dulcifican un poco su situación real, la enmascaran, pero no llegan a compensar su falta de Amor Propio y Autoestima. Es habitual en estas personas que vayan en inferioridad de condiciones a la búsqueda de una relación de pareja. Tienen tal necesidad de cariño y atención que casi se conforman con cualquiera que le prometa algo de eso. Su planteamiento es pésimo: sin palabras le están diciendo al otro “yo no me quiero, porque no veo nada interesante en mí, pero quiéreme tú porque necesito que alguien me quiera”. Ese ofrecimiento no resulta atractivo para alguien “normal”, alguien que quiera tener una relación con otro igual que tenga algo que aportar y no solo pedir. Esa propuesta es una buena tentación para un narcisista, que encontrará en esa persona una víctima fácil, o le irá bien a alguien que no sepa amar bien y en igualdad de condiciones, que verá en esa persona una relación cómoda que no le va a requerir esfuerzo. Una sana Autoestima y un Amor Propio digno –imprescindibles para la salud emocional- son vitales para cualquier persona. Vivir sin Amor es malvivir. Sentirnos queridos nos proporciona seguridad ya que es hermoso sentir esto y de ese modo nos sentimos reconocidos. También nos ayuda a afrontar con otra actitud las dificultades que van surgiendo en la vida y se refuerza nuestra personalidad. Sentirse querido es sentirse valorado y válido. Las personas que no se quieren a sí mismas, deberían revisar estos aspectos porque son contraproducentes: - No tener obsesión por el afecto ajeno. No convertirlo en algo sin lo que no se puede vivir. Está muy bien recibirlo, pero el amor más apreciado es el Amor Propio, el Amor que uno se tiene a sí mismo. - Cuando se tenga una relación –sentimental o de amistad- no hay que ser obsesivo y controlador. El amor ha de ser libre, porque no se le puede obligar a otro a que ame. El temor a ser abandonado hace actuar de tal modo que se puede espantar a los otros. - Vigilar la tendencia a desconfiar de que otra persona les quiera (ya que ellos mismos no encuentran motivos para ser queridos) y por eso pueden demandar en exceso. - Hay que tener cuidado con la auto-convicción de que uno vale poco ya que por ese motivo se suelen aceptar cosas que son inaceptables. - Cuidado con el exceso de sumisión y renuncia por no perder la relación con el otro. - Poner mucha atención porque en estos casos hay una tendencia inconsciente a las relaciones de dependencia y eso nunca acaba bien. Las relaciones, todas, tienen que ser equitativas: hay que dar, pero también hay que recibir.
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