
buscandome
Warianos-
Posts
1,697 -
Joined
-
Last visited
-
Days Won
23
Everything posted by buscandome
-
ACEPTAR LA ESPIRITUALIDAD EN EL DESARROLLO PERSONAL En mi opinión, y es una opinión generalizada, persona y espiritualidad son indisolubles. El espíritu es, entre otras cosas y según dice el diccionario: “Ser inmaterial y dotado de razón” y también es “Alma racional”. Hay personas que esto lo tienen muy claro, que la fe les permite verlo con claridad y sin resquicios, o que un convencimiento profundo fruto de unas experiencias innegables les permite afirmarlo sin dudas. Para otros, en ocasiones, es ese creer “tenerlo claro”, precisamente, lo que les impide verlo con claridad realmente, porque confunden una opinión ajena con una creencia propia, o porque entienden la espiritualidad como algo que no se puede discutir porque sería un atentado a las creencias que le inculcaron o impusieron. Ahora puedo afirmar, desde mi propio escepticismo, desde la suspicacia de una persona a la que le cuesta mucho creer en lo que no puede verificar y casi tocar, desde una mente que cuestiona sus propios pensamientos, que la espiritualidad está ahí y forma parte del conjunto al que llamamos Persona, en el que se aúnan, además, un cuerpo físico, una mente, unas emociones y unos sentimientos. Ahí está la espiritualidad, a la que otros prefieren llamar religiosidad, o alma, o divinidad, o esencia y principio, o Ser, que el nombre es lo menos importante porque todas esas formas de llamarlo se refieren a lo mismo: a la sensación o a la seguridad en la existencia de algo que nos trasciende como cuerpo físico de vida limitada, algo que viene de más atrás o que está por encima de lo que es solamente el cuerpo. Este escéptico que escribe –ahora a punto de ser ex-escéptico- permite –o ha permitido- que su mente rechace como cierto aquello que de momento es sólo una intuición de que nos compone algo que puede ser simplemente “la bondad” –por ejemplo-, como una cualidad más del Ser Humano, pero que al mismo tiempo puede comprender que esa cualidad de “la bondad” es algo que pertenece más a un plano superior al que es simplemente humano -en cuanto a cuerpo físico que finalizará su existencia-, y por eso este escéptico se permite aceptar que hay una parte divina en el Ser Humano, con virtudes como la piedad, la misericordia, la empatía, la caridad, la indulgencia, la benevolencia, la magnanimidad, el altruismo…porque aunque sabemos que los propios animales hacen alguna de estas cosas de un modo instintivo –porque suponemos que ellos ni tienen alma ni divinidad- en cambio, al mismo tiempo, nos arrogamos esas cualidades como algo que nos separa de la pura animalidad de nuestro cuerpo. Cuerpo y alma. Cuerpo y divinidad. Pues sí. Hay algo más. Y ahora me cuesta más estar de parte de Santo Tomás y decir al unísono: “Si no lo veo, no lo creo”. Hay que aceptar la espiritualidad, que tenemos entre nuestros componentes una parte que se podría denominar divina, o que, yendo un poco más allá, como los más atrevidos o los más sabios o los más visionarios, podríamos decir que es un poco de Dios o un Dios completo lo que también nos habita. La verdadera humildad no es solamente aceptar las propias limitaciones y debilidades. También hay que ser humilde, y mucho, para aceptar que uno es más de lo que aparenta ser, porque es en parte divino, o porque es morada de Dios, o porque en este cuerpo y esta mente se han reunido –tal vez mágicamente- la trascendencia de la espiritualidad con la finitud del cuerpo humano, y junto con ellos la capacidad de darse cuenta de lo que eso es y representa, y la posibilidad de obrar en consecuencia. El Desarrollo Personal conlleva, inevitablemente, el Desarrollo Espiritual. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
EL SER HUMANO ES UNA SOLA COSA En mi opinión, el concepto de lo que es el Ser Humano aún no queda claro en la mente de bastantes personas, porque generalmente lo asocian exclusivamente a lo que es el ser viviente, o sea el cuerpo. Somos unos animales que pertenecemos a una especie denominada “Homo Sapiens” (del latín homo –hombre- y sapiens –sabio-), a la que se le llama comúnmente “Humanos”. A muchas personas les resulta más fácil entender el Ser Humano descomponiéndolo en diferentes apartados –cuerpo, mente, alma o espíritu, energía, conciencia, divinidad, etc.- en vez de aceptar que somos una Unidad que comprende, juntas, todas esas partes que nos componen y que son inseparables. Entiendo que para referirse a aspectos concretos de este conjunto –al que también llamamos “persona”- sea más cómoda esa división, pero sólo a efectos de referirnos de un modo coloquial a cada una de las piezas en las que descomponemos el inseparable conjunto. El problema se produce cuando realmente creemos firmemente que son apartados distintos, incomunicados e independientes, porque la realidad es que la fusión es tan impecable que no hay límites entre una cosa y otra, y que al margen de lo que podemos ver cuando nos miramos en el espejo y lo que podríamos ver si nos abre un cirujano, el resto de nuestros componentes son intangibles e invisibles. ¿Somos un alma alojada en un cuerpo? ¿Somos una mente que se inventa una espiritualidad con pretensiones de ser algo más “especial”? ¿Somos la divinidad en pequeño –o en grande- instalada en un cuerpo físico? ¿Somos un espíritu que utiliza un cuerpo tras otro para sus sucesivas reencarnaciones, como dicen algunos? ¿Somos una nada pretenciosa que no se conforma con ser un cuerpo finito y se inventa todo lo demás para creerse importante? ¿Qué somos? En mi opinión, el Ser Humano es una sola cosa. Acepto que es más fácil entendernos como diferentes apartados, pero sólo está bien a nivel comunicativo. Lo que tiene que prevalecer en nuestra idea cuando hablamos de nosotros es que SOMOS INDIVISIBLES. Por cierto, y por si no te habías parado a reflexionar sobre ello, decimos con naturalidad SER HUMANO, nos consideramos SERES HUMANOS, y no sabemos claramente lo que la definición quiere decir. SER – El Ser es un transcendental, aquello que rebasa y trasciende todos los entes, o sea, trasciende todo lo que es, lo que existe y lo que puede existir. HUMANO – Que tiene naturaleza de hombre. El Ser Humano, por tanto, es el hombre material que al mismo tiempo es transcendental y va más allá de lo que es, lo que existe y lo que puede existir. Hay quien le cuesta comprender esta unicidad que comparte por igual lo transcendente –la Espiritualidad, la Divinidad, lo Superior- con lo finito del cuerpo y los “defectos”, los miedos con la Sabiduría, lo vulgar con lo Celestial, la ineptitud con el Semidiós, pero somos todo eso. Tenemos que acostumbrarnos a ser lo que somos, aceptar nuestros momentos de descontrol emocional y animal y nuestros momentos de misticismo y espiritualidad. Tenemos que sabernos y sentirnos celestiales, reconocer la bondad infinita que nos forma, y no por eso sentir que le estamos usurpando el sitio y poder a Dios sino que, con ello, sentirnos auténticamente hijos de Dios. Si los hijos de los gatos son gatos… ¿Los hijos de Dios son Dioses? Conviene hacerse todo tipo de preguntas sin escandalizarse por ello, conviene atreverse a aceptar que uno es más de lo que aparenta ser, conviene asumir la responsabilidad que conlleva el hecho de que somos algo más que este personaje confuso o desquiciado que a veces representamos. Conviene preguntarse no quién soy, sino qué soy. ¿Qué es esto a lo que llamo YO? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LA FELICIDAD PUEDE SER VÍCTIMA DE LA EXCESIVA EXIGENCIA En mi opinión, la felicidad está mucho más al alcance de lo que nos hacen creer. Les queda mucho más lejos o imposible a quienes no tienen claro su propio concepto de la felicidad –y me refiero al suyo, no al de su insaciable ego-, o para quienes tienen marcados sus parámetros para alcanzar la felicidad por los anuncios de la televisión, por los personajes a los que envidia más que admira, por las utopías que le seducen y engañan, o por lo que no está de ningún modo al alcance de sus posibilidades –ni siquiera haciendo un grandísimo esfuerzo-. Además, hay quien cree que solamente la felicidad le proporcionará felicidad. Y no es un juego de palabras. UNO PUEDE SER FELIZ AUNQUE NO REÚNA LAS CONDICIONES QUE SE SUPONEN NECESARIAS PARA SER FELIZ. Uno puede ser feliz aunque esté triste o aunque le vayan muy mal sus cosas personales en la vida, porque la felicidad y sentirse feliz es una decisión propia. LA FELICIDAD NO ES SOLAMENTE AQUELLO QUE SE REPRESENTA CON UNA SONRISA. La felicidad no se produce solamente cuando no hay inconvenientes, tropiezos o desgracias. La felicidad también puede estar en la aceptación de la situación personal sin enfrentamientos consigo mismo ni con las circunstancias. Sí, de acuerdo, esta última no es una felicidad expansiva de esas que cualquiera puede captar en un kilómetro a la redonda, no es la sonrisa explotando en la cara ,pero es que también se puede ser moderadamente feliz, feliz con sencillez, feliz dentro de lo que cabe, o razonablemente feliz, porque en la vida –en todas las que son más o menos normales y no excepcionalmente desgraciadas- hay cosas que pueden aportar la felicidad si uno es capaz de apreciarlas, de mirarlas con los ojos de mirar sensatamente, de mirarlas con ojos sin recelo ni rencor acumulado. SERÍA CONVENIENTE DESMITIFICAR LA FELICIDAD GRANDILOCUENTE COMO ALGO QUE MARCA EL ÉXITO O EL DISFRUTE EN LA VIDA. Las felicidades sencillas, las breves, las que pueden pasar desapercibidas para los ojos que sólo miran lo notable y aparatoso, las que viven en una sonrisa comedida o en una palabra generosa o cariñosa, las que caben en un bolsillo, incluso las que no sobreviven más que el instante de un fogonazo, también tienen su derecho a ser llamadas y reconocidas como felicidad. LA BÚSQUEDA OBSESIVA DE UNA FELICIDAD OSTENTOSA PUEDE LLEVAR DIRECTAMENTE A LA INFELICIDAD. NO SER FELIZ –FASTUOSAMENTE FELIZ- NO SIGNIFICA QUE LA ÚNICA OTRA OPCIÓN SEA LA INFELICIDAD. UNO PUEDE SER FELIZ EN SU PAZ, EN SUS PENSAMIENTOS, TENIENDO NADA, O ESTANDO A SOLAS Y SERIO. SER FELIZ ES ESTUPENDO, PERO NO SER FELIZ TAMBIÉN PUEDE SER ESTUPENDO. Está bien interesarse en ser feliz, pero no por eso hay que menospreciar o despreciar el tiempo en que no se está mostrando exterior y ostensiblemente una felicidad radiante. La felicidad, cuando se valora como una opción o posibilidad –que eso es realmente- y se deja de ver como aquello que va a marcar el éxito y el bienestar en la vida, nos permite relajarnos mucho, relajar nuestras expectativas, y dar permiso para que nos hagan felices ciertas cosas que podrían pasar desapercibidas. UNO, SI ES CAPAZ DE COMPRENDERLO, VALORARLO, Y CATALOGARLO BIEN, SERÁ FELIZ SIMPLEMENTE CON SER QUIEN ES Y ESTAR EN PAZ CONSIGO MISMO. ¿Qué es la felicidad para ti? ¿Cuál es tu felicidad? Te recomiendo que lo averigües, así que… Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
TÚ NO ERES TU MENTE, NI SU ESCLAVO En mi opinión, hay muchas personas que sufren innecesariamente, que hacen de su vida un martirio, que se sienten mal y agobiadas, o que están en una situación de la que no ven escapatoria, porque no son capaces de comprender algo que es demasiado elemental como para no darse cuenta y querer verlo: la mente es un instrumento a nuestro servicio. Un instrumento NUESTRO que está a NUESTRO SERVICIO. No es quien nos tiene que gobernar, quien toma las decisiones o piensa por sí misma con una capacidad infalible, no es un ente autónomo de nosotros mismos con permiso para decidir lo que crea conveniente, no es la guía a la que hay que seguir fervientemente con una devoción inquebrantable y sin cuestionar jamás sus designios que se han de acatar como dogmas. Y quien cree en cualquiera de estas cosas está condenado, en una condena trágica, a perderse la capacidad de ser y sentirse libre de imposiciones, y a no decidir por sí mismo y crear sus propias ideas. El error está en interpretar que uno es su propia mente, que los pensamientos de su mente son propios, que lo que ella presenta es lo que uno ha elaborado, y nada de esto es cierto. La mente tiene la suficiente capacidad –y además es incansable- como para elaborar pensamientos por su cuenta, pensamientos que nos presenta como propios nuestros, porque uno cree que eso es lo que piensa puesto que ese pensamiento que se ha presentado ha de ser, lógicamente, de uno mismo. No es cierto. Las mentes no tienen, ninguna, la ecuanimidad y rectitud suficiente como para hacerlo bien de un modo natural, sin contaminación ni influencias, porque todas las mentes están determinadas y afectadas por una educación que nos impuso traumas, miedos, condicionamientos, errores, parcialidad inconsciente, o dudas y falta de confianza, además de otros inconvenientes añadidos. Nuestra mente no siempre piensa lo que es más conveniente para nosotros, sino lo que es más conveniente para ella. Las personas que siempre tienen la mente activa, que no pueden pararla, que sufren sus peroratas y desvaríos, que escuchan cómo les propone una cosa en cierto momento y poco después lo deslegitima y dice lo contrario, o que presenta varias cuestiones y ninguna es clara o definitiva, que soporta un runrún incesante de proyectos de ideas que vienen y van sin concretarse y sin aportar, son personas que deberían aprender lo dicho: que la mente es un instrumento NUESTRO que esta NUESTRO SERVICIO. Y les sería muy útil aprender a pararla, primero, y a gobernarla, después. Se la puede obligar a parar centrándose en una sola cosa que uno decida voluntaria y conscientemente, controlando el proceso en todo momento, y puede ser con una idea profunda o puede ser contando desde mil hasta cero y saltando los números impares. Cualquier cosa que la obligue a abandonar su rutina de distraerse en cualquier tontería. Pensar es un proceso de relacionar ideas y experiencias, y es algo en lo que uno tiene que intervenir para decidir con qué está de acuerdo y con qué no, no vaya a ser que la mente presente por su cuenta ideas cargadas de un pesimismo innecesario o fantasiosas de cuento, o que padezcamos de una mente miedosa que se asusta de más e innecesariamente, o que tengamos una mente inconsciente o vaga o demasiado conformista o demasiado miedosa y nos coarte toda posibilidad de innovación y crecimiento, o, quién sabe, que aún se mantenga aferrada a principios que ya quedaron obsoletos. Alto. Para tu mente, y si la dejas divagar a su aire ten siempre mucho cuidado de no creerte todo lo que te proponga, y cuestiónate esos pensamientos aparentemente tuyos porque no son tuyos. Más allá de la mente cotidiana hay una Sabiduría Interna y con ella es con la que se toman mejor las decisiones. Está un poco más allá y más adentro del ruido de la mente ordinaria. Procúrate un espacio y tiempo de paz y tranquilidad y podrás acceder a ella. Ahí es donde realmente eres y serás tú mismo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
BASTA YA DE REPRIMIRTE En mi opinión, y por motivos relacionados con una educación que no ha sido la adecuada porque había demasiadas normas y demasiado estrictas, o por la cantidad de reprobaciones a la que nos han sometido o nos hemos sometidos, o por la excesiva rigidez de cumplir las normas sociales, o porque nuestras experiencias personales nos han inculcado una adusta seriedad -no en todas las ocasiones necesaria, ni a todas horas-, muchas personas tenemos tendencia a reprimirnos, y a reprimir ciertas iniciativas espontáneas naturales que tienen necesidad de expresarse y que aportarían puntos positivos a nuestra Autoestima y confianza a nuestro sentido optimista y positivo de la vida y la felicidad. Demasiada represión a veces. “No hagas eso”, “cállate”, “estate quieto”, “haz lo que yo te digo, obedece”, “pórtate bien”, “sé formal”, “compórtate”… ¿Cuántas veces hemos escuchado esto? Esto se ha quedado grabado en nuestro inconsciente. Esto nos marca. Esto actúa aún cuando nosotros no nos damos cuenta. Nos impone una postura severa -demasiado rígida en ocasiones-, con respecto a ciertos aspectos personales –a cada uno le afecta de un modo diferente y en aspectos distintos- en los cuales nos vamos reprimiendo, coartando, limitando, atenazando, o constriñendo hasta el punto de ahogar nuestra espontaneidad y nuestra naturalidad, dejando con ello de ser nosotros mismos, anulando al niño campechano, espontáneo y desenvuelto que a todos nos habita. Otras personas, o las circunstancias -a veces-, nos imponen o nos invitan a prohibir que se expresen algunas de nuestras partes, y nosotros aceptamos esa imposición o esa invitación con el consiguiente dolor interno y la tristeza que conlleva. Eso mata nuestra alma y anula nuestro Ser. Si uno echa la vista atrás –o mira bien en su actualidad- y se da cuenta de todas las veces que ha tenido que renunciar a ser él mismo, o a mostrarse como realmente es, o a decir lo que le hubiera gustado decir o hacer lo que de verdad le apetecía a hacer, se arriesga a encontrarse con una montaña más o menos grande de frustraciones, de rabias acumuladas, de protestas amordazadas, de lágrimas que se ha tenido que tragar, de sentimientos lastimados, y de dolores de todos los calibres. Esa es la realidad. Y felicitaciones para el afortunado o afortunada que no encuentre dentro de sí algo de esto. Estamos hablando de un pasado que ya pasó y no tiene remedio, pero estamos hablando también de un presente y un futuro en el que no es necesario que siga siendo así. En estos momentos de darse cuenta uno de algo que duele y se niega es cuando se puede coger toda su rabia reprimida y utilizarla como energía a utilizar para poner un punto y aparte y comenzar a caminar con libertad. “Hasta aquí he llegado. De acuerdo. Lo acepto. Es lo que hay, pero eso no me obliga a tener que seguir reprimiéndome, a ser siempre quien cede y calla, a soportar mis lágrimas en silencio y esta tristeza que solo me pertenece a mí y solo yo padezco. Ya está bien. Tengo mis derechos y voy a ejercerlos y voy a reclamar que se respeten. Que se me respete. Que pueda ser yo mismo.” Ejercer ese derecho a no tener que reprimirse, si hacerlo causa daño, es un acto de Amor Propio y de respeto a la propia dignidad. Y el Amor Propio y la Dignidad Personal son pilares básicos que uno ha de respetar y que ha de exigir el respeto por parte de los otros. Sin rabia, sin reproches, con amor y buena voluntad, es conveniente tomar la firme decisión de no permitir que nos repriman, y darnos permiso para no reprimirnos. Y sí se puede hacer. Hazlo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
¿QUE TENGO DE BUENO? En mi opinión, todas las personas –todas- tenemos la bondad instalada de nacimiento, y también disponemos de unas buenas capacidades y cualidades intrínsecas, personalizadas, con las que Dios –o la Creación- nos han dotado. Así que todos –todos- tenemos cosas buenas. Que las usamos más o menos, que las promocionamos y desarrollamos más o menos, que las valoramos más o menos, que las compartimos más o menos… pero ahí están. Esas cosas buenas, en mi opinión, son un regalo que Dios –o la Creación- han puesto en cada Ser Humano al menos por dos motivos: para que las disfrute cada uno y para que las comparta. En su generosidad, Dios –o la Creación- han decidido que además de poder gozar del Mundo y la naturaleza, de los sentidos, de las capacidades y maravillas de las que estamos dotados y de las cosas a las que tenemos acceso, y de todo lo que es la Vida, podamos tener unas cualidades caritativas y compasivas, y ello nos empuja o nos “obliga” a compartirlas con el prójimo. Y puede que si no lo hacemos, “alguien”, o nosotros mismos a través de nuestra propia conciencia, nos pida cuentas por ello. Entiendo que hay unas Leyes de Vida y de Caridad que nos impulsan inconscientemente a ser agradables, a compartir, a ser misericordiosos, empáticos, y a desear el bien y lo mejor para todos. Entiendo también que ser poseedor de esos dones y cosas buenas que todos –todos- tenemos lleva a aparejada la responsabilidad de administrarlos bien, y casi de multiplicarlos. La única forma de centuplicar la bondad, o la generosidad, o el Amor, o cualquier otra cualidad de esas sublimes, es compartiéndola. Lo bueno es que lo que se da se vuelve a parir milagrosamente y en más cantidad. Quien da cualquiera de esas bondades citadas jamás se queda vacío. Jamás nota su falta porque cada vez que se da se recibe más. Así que es muy bueno poder conocer cuáles son las cosas buenas que todos –todos- tenemos, porque seremos los primeros beneficiarios si las promocionamos y usamos a menudo, y si lo hacemos así las estaremos compartiendo –aún inconscientemente- con los otros. La expresión de la generosidad de compartir los atributos con que hemos sido agraciados nos devolverá una sensación impagable e indescriptible de algo que puede ser felicidad o puede ser plenitud. O ambas cosas. Creo que cada persona que tiene una cualidad excelente –y todos las tenemos- es depositaria de un tesoro, y es responsable, al mismo tiempo, de alimentarla para que crezca, de fomentarla, de expandirla, de hacerla llegar a quien se pueda ver beneficiada por ello. Somos, qué maravilla, Dioses pequeños otorgando generosamente nuestros bienes. Y el Dios grande nos lo agradecerá. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
APRENDER DE LAS EXPERIENCIAS EN EL DESARROLLO PERSONAL En mi opinión, y esta es una opinión que me ha costado mucho tiempo consolidar debido a mi mente que es muy racional, todas las cosas suceden por algún motivo y todas las cosas –todas- tienen una lección que aportarnos. Ya sé que para quien está muy convencido de ello, y desde siempre, esta afirmación no tiene importancia. “Ya lo sabía”, dirán unos. “Por supuesto”, dirán otros. Claro. Podemos aprender de un libro, del anuncio de un refresco, de una mirada y de una emoción, pero… ¿Qué hacemos con ese aprendizaje? Lo primero: se requiere intención, atención, perspicacia, y voluntad. Y si no se hace de este modo, es inútil. La vida pasará ante nuestros ojos y las cosas ocurrirán ante nosotros con la misma impunidad e invisibilidad que lo hacen en la mayoría de las ocasiones. Por experiencia propia puedo afirmar que el Camino del Desarrollo Personal no tiene fin. Y esta afirmación, lejos de invitar a la decepción o a la rendición, ha de convertirse en un aliciente y una alegría, porque eso significa que siempre podemos estar aprendiendo y desarrollándonos. Nuestras posibilidades de mejoramiento no tienen límites. Aleluya. Si hubiera un límite estaríamos acotados, confinados entre un principio y un fin, y eso no es bueno porque quiere decir que seríamos limitados, que solamente podríamos desarrollarnos hasta cierto punto y nada más. Pero nuestras posibilidades de aprendizaje no encuentran límite, a cada instante podemos seguir creciendo. Cada vez podemos ser mejores. Cada día podemos dar una serie de pasos que nos acerquen más a nosotros mismos, que desarrollen nuestras cualidades, que domestiquen nuestros defectos. Nuestra grandeza no tiene fronteras. Y esto es maravilloso. Esto invita a vivir cada uno de los instantes y cada una de las experiencias o circunstancias -como escribí anteriormente-, con intención, con atención, con perspicacia y con voluntad. Cuando nos sucede algo que nos aporta un resultado que sea o que aparente ser un error, o que está mal –si es que el “error” y el “mal” existieran-, no es momento de enfadarse y enzarzarse en una retahíla de auto-reproches y lamentos -si acaso y como máximo, un minuto y nada más-, sino que es momento de serenarse, poner la cordura a trabajar, desapegarse de lo que haya sucedido, no perder el tiempo en buscar culpables, y centrarse en extraer esa lección. Cada uno a su modo. En este casos está bien preguntarse POR QUÉ y PARA QUÉ. Si somos capaces de dar respuestas vamos bien. Significa que estamos aprendiendo. Las respuestas verdaderas que vayamos encontrando las tenemos que ir incorporando y las tenemos que tener presentes cuando vuelva a suceder una situación igual o similar. Y no tienen que ser, precisamente, respuestas grandilocuentes construidas con palabras pomposas, sino que una emoción o un sentimiento indescriptibles pueden ser la confirmación de que en nuestro interior ha sido aceptada como correcta. Si lo único que hacemos ante el descubrimiento de un “error” o de algo que está “mal” es quedarnos en el lamento, en la queja, en el hundimiento, magnificándolo y haciendo de ello una tragedia de la que es imposible recuperarse, y además eso nos sirve para confirmar esa teoría que nos ronda de que no valemos, somos torpes, no aprendemos, todo lo hacemos mal… pues en ese caso estamos desaprovechando una lección que nos sería conveniente aprender. Y el destino, o Dios, o el Maestro Interior, o quien sea, que es más listo que nosotros y sabe que esa experiencia y su correspondiente aprendizaje son necesarios para nosotros, hará que se nos repita una y otra vez hasta que aprendamos la lección. Puedo asegurar que es así como funciona. Así que es mejor colaborar con nosotros mismos. Ya que tenemos que aprender, mientras antes mejor. Y que no sea necesario repetir lo que no nos gusta. Casi me atrevo a decir que deberíamos alegrarnos cada vez que nos encontráramos con una situación dura, porque así aprenderemos. Te diré, eso sí, que existe la opción de aprender por las buenas y sin sufrimiento: viviendo con intención, con atención, con perspicacia y con voluntad. Pero, como siempre, tú decides. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LA DESCONEXIÓN CON EL SER ESENCIAL En mi opinión, a estas alturas del Desarrollo Personal ya deberíamos comprender y aceptar que prácticamente nadie, casi ninguno -por no decir ni uno solo- de los seres que andamos por el mundo y por la vida estamos siendo quienes realmente somos. Ya sabemos que fuimos unos bebés y unos infantes que para sobrevivir a esas etapas tuvimos que hacer muchas concesiones, y tuvimos que acatar muchas decisiones ajenas y obedecer ciertas instrucciones y mandatos –porque de ello dependía nuestras subsistencia y porque no estábamos capacitados para discutir racionalmente sobre lo que pasaba-, así que nuestros educadores nos “educaron” como ellos creyeron conveniente según sus intereses, como buenamente Dios les dio a entender, sin conocer el oficio, y eso nos obligó a renunciar a quienes realmente éramos –aunque no supiéramos quiénes éramos- para poder acceder a los beneficios de la aceptación, el amor –un condicionado a que se cumplieran sus deseos y órdenes- y la aceptable convivencia. El conflicto está en que muchas personas acabaron creyéndose que realmente eran quienes y como los otros les dijeron, y han vivido y viven su vida metidos en ese personaje que es más o menos aceptado por los otros, y con el que han aprendido a moverse más o menos por el mundo. Quien no ha entrado en un Proceso de Desarrollo Personal, de la búsqueda de sí mismo y del Uno Mismo, del Descubrimiento de quien realmente es, se mantiene en una vida que la provoca una continua desazón interior, una insatisfacción a la que no es capaz de ponerle nombre –por desconocimiento o porque, conociéndolo, no se atreve a reconocerlo-, y una sensación de falta de completitud, de estar habitando a alguien que realmente no es. Aquella aceptación inconsciente -pero interesada- del personaje que los otros crearon con nosotros nos obligó a una desconexión con el Ser Esencial –el que somos en nuestra esencia-. Generalmente, uno no está mostrándose y viviendo como realmente es. En unos casos porque no sabe quién es y se conforma con estar siendo quien cree ser o quien le han inculcado que es. En otros casos, porque tiene un miedo atroz a dejar de ser quien está siendo ya que teme que al dejar de ser el personaje acabe siendo nadie. En otros casos, porque opinan que Ser Uno Mismo es una utopía, algo al alcance de los iluminados o los santones, los que no tienen otra cosa que hacer, y así anestesian a su inquietud siempre latente de retomar el origen, de permitirse –por fin- ser quien es. La desconexión con el Ser Esencial provoca una sensación -no siempre consciente- de un vacío que no se puede explicar, de falta de Verdad, de estar renunciando a algo que es tan primordial que sólo ello puede aportar la sensación de Ser Humano completo, y de que algo en el interior está renegando con razón por la situación de desatención a lo básico. La tarea que se propone constantemente en el Proceso de Desarrollo Personal es siempre la misma: Sé tú mismo. Que suena genial, que parece muy comprensible y sencillo de llevar a cabo, pero que se torna contra uno mismo porque cuando se pregunta ¿Quién soy yo? no aparece ninguna respuesta que vaya más allá del tópico del nombre y los apellidos, y lo que suele aparecer es un vacío desolador que desgana de la intención de seguir adelante porque uno parece encontrar un abismo que no sabía que existía. La pregunta, y su falta de respuesta, provocan una desolación que cuesta consolar. Antes –antes de conocer el abismo- uno creía tener ante sí un camino que podría emprender cuando quisiera sin más. Ahora es consciente de que el abismo parece insalvable. Quien uno está siendo queda a este lado del abismo y quien uno realmente es, se encuentra en el otro lado. Cada uno resuelve esto como puede, pero en mi caso dejé de prestar atención a responder con palabras a la pregunta de ¿Quién soy?, que me parece que dependiendo de cómo se plantee puede ser poco más que un deseo de satisfacer una curiosidad. Tal vez demasiado intelectualoide. Yo estoy más atento a qué siento y a cómo me muestro, a cuándo estoy a gusto con mi comportamiento, con mis actuaciones, con mis reflexiones y mis sentimientos, o sea, a cuándo soy o cuándo creo ser yo mismo fuera del personaje. Y eso me está acercando a mi esencia y me está permitiendo retomarme, comprenderme, compenetrarme, descargarme del modelo que me inculcaron y abrir cada vez más ventanas para que mi verdadero yo, mi Yo Esencial, se exprese. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
DEJAR QUE LA MENTE SE AQUIETE En mi opinión, la mente necesita descansar de tantas distracciones que le proveemos –y que ella misma se inventa-, para poder hacer un trabajo de introspección en el que poder acceder a nuestro propio Conocimiento y nuestra propia Sabiduría. Necesita aquietarse. Algunas veces he intentado averiguar por qué sé lo que sé –si es que sé algo- y no encuentro una razón lógica. Apenas leo en los últimos años, no soy una persona que se pueda considerar inteligente, no hago meditaciones ni soy dado a ponerme a reflexionar –tengo muy inculcado un mandato que me dice NO PIENSES-, así que no sé de dónde sale esto que redacto. Sí sé porqué llego a escribir lo que escribo, y es porque de este modo me salto el mandato de NO PIENSES. Lo que hago es “escribir”, no “pensar”. No soy capaz de pensar en algo y luego escribirlo –como mucho, tengo un título y nada más que un título al empezar-, así que cada vez que me pongo a escribir desconozco qué es lo que voy a escribir. Entonces… ¿De dónde sale esto? Lo que he conseguido averiguar es que desde que no me atiborro de información y le permito a mi mente largos tiempos de descanso –en mi caso, mientras escucho ópera o música relajante-, es cuando parece que se produce el contacto con algo que supongo ya estaba dentro de mí pero sepultado bajo un exceso de información. Yo no intervengo en lo que sucede dentro de mí. Me quedo al margen. No interfiero, y creo que es una buena fórmula. O, por lo menos a mí me va bien. Me puedo hacer una pregunta, o no, y espero resultados. Consigo que se cree un vacío en el que nadie se entromete, ni siquiera yo mismo, y espero. No me opongo. No intervengo. Me pongo ante el teclado y todo empieza a desarrollarse de un modo que no sabría explicar porque lo desconozco. Creo, cada vez más firmemente, en una Inteligencia natural, en una capacidad de comprender que no requiere de intermediarios. Y creo que todos tenemos esa capacidad, por ese motivo cuando se lee algo o alguien dice algo que resuena y coincide con algo que ya estaba en el interior, aunque uno aún no hubiera accedido a ello y no fuera consciente, no se requiere de más explicaciones. Es lo que uno ya sabía, lo que hubiera dicho con las mismas palabras si se hubiera permitido escucharse a sí mismo. Cada uno es lo que piensa él mismo, lo que siente, lo que le emociona, lo que ha decidido que sean sus principios éticos y morales, lo que es cuando se queda a solas consigo y en silencio, lo que respeta, lo que quiere que se respete, su integridad… Y a todo ello se accede desde la mente aquietada, pero –en mi opinión- no una mente obligada a aquietarse y a no expresarse, no una mente a la que se le coarte y se le corte cualquier tipo de manifestación, sino una mente centrada en su vacío y su silencio, en el estar uno del todo presente en ese acto mudo y sosegado, preparándose para ello del modo que cada uno considere más oportuno o más eficaz. Personalmente lo consigo –como ya he escrito- a través de la escucha de ópera, y también de la lectura de poesía. A veces también me es útil escuchar música relajante o ciertas bandas sonoras de películas. Es recomendable hacerlo con cualquier cosa que le acerque a uno a su sensibilidad, que le ponga en contacto con sus emociones, y para mí es importante que uno se permita ese tipo de sensibilidad que le acerca a su Ser. Hay que preparar el terreno para que suceda ese contacto con la Sabiduría Interior, o simplemente uno ha de marcarse el propósito firme de estar pendiente de lo que le afecta en el interior, y llamo “interior” a algo que sobrepasa las emociones y los sentimientos, algo que se siente más allá y más profundo que los arrebatos pasionales de las emociones y sentimientos. Es menos notable y menos sentido, menos explosivo. Es una sensación callada que se percibe al entrar en un silencio que no es solamente la ausencia de ruidos o distracciones –porque la vida sigue estando presente-, pero es como si se hubiera accedido a otro plano más sutil. En ese interior hay algo. No soy este yo que muestro. Es algo que es más Yo que yo mismo. Es un Yo que ha eliminado las barreras y se ha quitado todas las caretas, que se ha deshecho de los personajes que la vida le ha obligado a ser, que está convencido de que las cosas no le afectan –o no debieran afectarle- aunque le afecten al que se muestra en el exterior. Es bueno permitir que la mente se aquiete, procurándose un espacio de tiempo cada día para ello, o logrando llegar a estar en meditación/atención a todas las horas del día. Contactar consigo mismo -con quien uno es en su interior y no con quien está siendo en su exterior-, aporta una riqueza en forma de paz que no la provoca ninguna otra cosa. Y eso se consigue aquietando la mente. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
MI VIDA “Durante mucho tiempo creí que la verdadera vida estaba a punto de comenzar, pero siempre se presentaba un obstáculo en mi camino. Primero debía terminar tal o cual cosa o resolver algún asunto pendiente, o había que cumplir un período en alguna parte o saldar alguna deuda. Terminado esto, comenzaría la vida. Luego caí en la cuenta de que esos obstáculos no eran otra cosa que mi vida”. (Bette Howland) En mi opinión, eso que tenemos tan a mano y parece tan cotidiano, eso en lo que deberíamos estar en cada uno de nuestros instantes y con toda la conciencia –pero no lo estamos-, lo que llamamos vida, en demasiadas ocasiones lo convertimos en algo tan ajeno que parece que no es nuestra vida. Y esto es, tal vez, lo más dramático que nos pueda llegar a suceder. ¿Cuántas veces te has parado a lo largo de tu vida para tomar conciencia, pero muy conscientemente, de que lo que estás haciendo es vivir tu vida? ¿Cuántas veces en la última semana? ¿Cuántas veces hoy? Apostaría a que a la primera pregunta habrás respondido que unas pocas, o algo parecido, y que a las dos últimas les habrás adjudicado una respuesta similar a “ninguna”. Si tu respuesta es “ninguna” o “que no lo haces a menudo”, que se te pasan los días y los días aplazándolo, que se te va la vida sin darte cuenta, o estando atento sólo en ocasiones muy puntuales en las que algo te remueve entero, sería conveniente que este momento hicieras una parada y te dieras cuenta de lo que estás haciendo con tu única, irrepetible, e irrecuperable vida. ¿Qué haces con tu vida? ¿Aún sigues pensando que más adelante ya te pondrás firme y empezarás a tomar decisiones? ¿Crees que cuando llegue ese hipotético “más adelante” –que casi me atrevo a decir que nunca llegará ese “más adelante”- alguien te va a devolver la vida perdida? No eres inmortal. Lo siento. No tienes siglos y siglos de vida con la edad que tienes en este momento. No. Si eres de esas personas desatentas estás cometiendo una equivocación, y lo grave de esta equivocación es el precio que vas a pagar por ella: vida perdida. Un tipo de vida que se difiere del cotidiano, en el que prevalece la desatención y está gobernada por prisas y obligaciones. Un tipo de vida que tiene la misma duración que la desatenta, pero no la misma intensidad, porque la atención a las cosas, y la importancia que se les aplica, la dedicación, el alma, la vigorosidad y la vitalidad que se les infunde, añadido a la magia que aporta el darse cuenta realmente, permite que adquiera una calidad, una sentimentalidad, y una agudeza de la que carecía. Vivir es un oficio. Y vivir bien requiere un aprendizaje. Y una atención sostenida. Y requiere, sobre todo, tomárselo muy en serio. O sea, VIVIR. Como dice esta poesía. QUIERO VIVIR Quiero vivir que es mucho más que espantar aburrimientos, más que amanecer con la tristeza puesta, o dormir con remordimientos, o pasar las horas a contracorriente, o acumular días en blanco, o despreciar la Gloria que es la Vida, o añorar la Vida que no se Vive… pero sigo insistiendo en su desaprovechamiento, anestesiando a la conciencia para que enmudezca, acallando los latidos revolucionarios, mintiéndome de continuo, llorando cuando no me veo, huyendo cuando me aproximo… mientras que lo que yo realmente deseo tiene música y colores, risas y alegría, un presente latiendo, energía inyectada en vena, la sonrisa fija en la boca, el alma en paz, y la Vida llena, o sea… VIVIR. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LLAMA A LAS COSAS POR SU NOMBRE En mi opinión, todos disponemos de un mecanismo inconsciente de defensa que trata de preservarnos del dolor y de lo desagradable, pero evitar eso no es siempre la mejor opción, ya que es necesario afrontar las cosas como son en realidad y no engañarnos. Si pretendemos disfrazarlas o desnaturalizarlas para que no nos resulten tan duras, y si pretendemos disimular su realidad encubriendo su verdad y pretendiendo cambiarla por otra más amable, pero que no es real, nos estamos engañando. Y ya sabemos que el Proceso de Desarrollo Personal la mentira y el autoengaño están prohibidos. La realidad es la realidad, y ocultarla o negarla no va a hacerla desaparecer. A las cosas hay que llamarlas por su nombre aunque eso duela. Aunque no sea lo que se quiere escuchar. Aunque se prefiera otra cosa. Así que no es recomendable eludir lo que no gusta, ni hacer malabarismos con las palabras para que parezca otra cosa distinta, ni negar lo evidente, ni mentir o mentirse con consciencia. Si hay un sentimiento doloroso no se resuelve pensando en otra cosa o buscando un culpable. Se resuelve afrontándolo, comprendiéndolo, reconociéndolo y aceptándolo, buscando su origen, sanándolo en ese origen, desmontándolo si no es cierto, y dejándolo que se extinga en el corazón si es cierto. Si uno se siente mal es mejor reconocer que se siente mal y prestar atención a ese malestar y su origen en vez de negarlo con un “no me pasa nada” o conformarse con un “ya se me pasará”. Así se elude, pero no se resuelve. Al no afrontarlo parece que desaparece en el olvido, cubierto por un aluvión de distracciones, pero la realidad es que sobrevive a ello y se mantiene intacto y necesitado de solución. Si uno se siente mal tiene que averiguar dentro de él quién se siente mal y por qué. Tal vez no es Uno quien está mal, sino su ego decepcionado, o sus ilusiones desilusionadas, o sus esperanzas desesperanzadas, o tal vez es que no se han cumplido las expectativas puestas en algo y la frustración le contagia su penar. Hay una agravante, y es que, por error, confundimos el que algo no haya salido según lo previsto con que “todo” está mal. No es lo mismo estar decepcionado que estar mal. Equivocarse no es motivo suficiente como para estar mal, es algo que se ha de aceptar sin más drama. Estar decepcionado es motivo para sentirse decepcionado pero no para sentirse mal. No hay que consentir que una parte se convierta en un todo. SI ESTÁS TRISTE, ESTÁS TRISTE, PERO NO ESTÁS MAL. SOLAMENTE ESTÁS TRISTE. Y SERÁ BUENO PARA TI QUE COMPRENDAS LA DIFERENCIA. No es malo permitirse los estados temporales que provocan los sentimientos o las emociones, lo que no es adecuado es consentir que el hecho de que cuando un mínimo porcentaje de la totalidad que es uno no esté bien del todo eso sea confundido con que la totalidad está mal. Propongo ser templados, serenos, afrontar las cosas sin miedo, encararlas con naturalidad, sin hacer de ello un drama ni una guerra. LOS ASUNTOS DESAGRADABLES SOLAMENTE SON ASUNTOS DESAGRADABLES Y NO EL ENEMIGO. SON ASUNTOS A RESOLVER QUE HAY QUE RESOLVER TRANQUILAMENTE. Serenidad. Paz. Paciencia. Amabilidad para con uno mismo. Lo que no gusta y se puede resolver hay que resolverlo. HAY QUE SER VALIENTE Y RECONOCER LAS COSAS COMO SON, PERO ESO, COMO SON: EN SU JUSTA MEDIDA, SIN MAGNIFICARLAS NI MENOSPRECIARLAS. Y llamarlas por su nombre. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
ENCONTRAR LO POSITIVO EN LO NEGATIVO En mi opinión, por nuestra propia preservación, y para que el dolor o el sufrimiento incomprendido tengan algún sentido, y para que nuestra vida se encarrile hacia el lado que puede aportar más satisfacciones y el correcto Desarrollo Personal, es muy conveniente tener la habilidad necesaria, y la constancia atenta, para que seamos capaces de encontrar lo positivo en lo negativo. Para aclararnos, partiremos –aunque yo no esté de acuerdo- de ese acuerdo universalizado por el que nos regimos en el cual equiparamos negativo a malo y positivo a bueno. He escrito en otras ocasiones que no creo en lo bueno ni en lo malo, ni en lo que aparenta ser positivo o negativo, porque cualquiera de esos conceptos –ya que no son más que conceptos- puede darse la vuelta en cualquier momento y demostrar ser lo contrario de lo que aparentaban ser. Hemos oído decir en demasiadas ocasiones que todas las lecciones duras de la vida aportan una enseñanza, que de todo se puede aprender, o que las cosas tienen un sentido y nada pasa porque sí. Quien esté de acuerdo con cualquiera de estos dichos entenderá con más facilidad lo que voy a expresar: ya que de todos modos lo aparentemente negativo que ha sucedido es evidente que ya ha sucedido, y no tiene marcha atrás, es conveniente ponerse la sonrisa optimista, el ánimo de los domingos, la sabiduría afinada, y preguntarse ¿por qué? Esta pregunta tiene o puede tener una respuesta inmediata, pero también puede demorar su aparición; después puede tener otra u otras más, tal vez más profundas y más afinadas, porque si nos damos tiempo la primera respuesta va dejando paso a otras, ya que cada situación puede tener más de un “porqué”. La respuesta a “Por qué” busca conocer el origen, la causa o el motivo de un asunto. La respuesta a “Para qué” nos aporta conocer las razones por las cuales ocurre, se produce o se hace algo, y la utilidad de eso que ha sucedido. “Por qué”, satisface la curiosidad. “Para qué”, nos explica su utilidad. Después, una vez satisfecha la curiosidad que responde a “Por qué”, es cuando uno tiene que profundizar más, afinando más la pregunta, y demandarse “Para qué”, porque en la respuesta que aparezca es donde se encuentra lo que nos puede aportar de positivo. Las respuestas siempre están ante nosotros. Tenemos que desarrollar la habilidad necesaria para aprehenderlas. Tenemos que estar preparados para ello, para encontrarlas desde el alma, desde la sabiduría interna, sin obcecarnos en querer encontrarlas a través del intrincado camino que es la mente a veces. Es conveniente adquirir más confianza en uno mismo, no dudar de las propias capacidades –que están dentro incluso de las personas con menos conocimientos y menos estudios-, y no rendirse ante la grandeza de algunas preguntas con la excusa de la falta de inteligencia. En muchas ocasiones la respuesta ya está y no es necesario elaborarla, y basta con permitir que se manifieste sin ponerle barreras. Nos ha sucedido algo desagradable, incomprensible, indeseado, duro, doloroso… ¿Por qué?, y sobre todo ¿Para qué? Ahí encontraremos la forma de encontrar lo positivo en lo que ha sido negativo. Reflexionando. Sintiendo. Aprehendiendo. Si nos quedamos en la rabieta, en la incomprensión, en la negación y el rechazo, en el berrinche infantil, en la inútil queja, anclados a la situación y sin querer ver más allá de lo aparente, nos estaremos quedando estancados en lo negativo sin encontrar un ápice de la positividad que contiene, y sin aprender la lección, lo cual nos condena a tener que volver a vivirla –posiblemente la próxima vez incluso sea más dura- hasta aprender a encontrar lo positivo en lo negativo. En el Proceso de Desarrollo Personal no creo en el sufrimiento gratuito. No me imagino un Creador tan injusto que nos haga sufrir sin algún motivo justificado aunque para nosotros sea desconocido. Cuando uno sufre y no sabe el motivo es cuando tiene que elegir entre dos opciones: A - echar mano de su Fe, confiar en que todo tiene un sentido y aguantar. B - ponerse a la tarea de hacer todo un Proceso de Desarrollo Personal, implicarse, conocerse, preguntarse y responderse, buscarse… La opción B, añadiendo al mismo tiempo la opción A, parece lo más adecuado. Pero, como siempre, tú decides. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
APRENDE A DEJAR DE SUFRIR En mi opinión, el sufrimiento es absolutamente innecesario cuando se prorroga más allá del tiempo mínimo imprescindible que se necesita para que ese estado emocional nos haga darnos cuenta de aquello que lo ha originado y para que extraigamos la lección implícita que nos aporta todo lo que nos hace sufrir. Permitir que perdure más allá de ese tiempo lo convierte en un asunto absolutamente nocivo que no aporta otra cosa que dolor, amargura, angustia, congoja, desconsuelo, pesadumbre, desazón, castigo, disgusto, abatimiento, molestia, incomodidad, desasosiego, tristeza, tormento, consternación, ansiedad, remordimiento, desolación, rabia, inquietud, aflicción, desesperanza, descontento, enfermedades, indisposición, malestar, zozobra, tensión, temor, trastornos psicosomáticos, estados depresivos… Podría seguir con la lista porque aún quedan más efectos desagradables originados por el sufrimiento. También podrían haberla hecho más corta, pero es que me apetece que aparezcan todas juntas para que te des cuenta de que va mucho más allá de lo que pudieras tener en mente. No es solamente un pequeño mal que hay que penar en pago por alguna mala acción, sino que es un feroz verdugo provisto de todos los instrumentos necesarios para torturarnos. Para amargarnos la vida. Para llevarnos a la desesperación. Para hundirnos moralmente. El dolor emocional es inevitable y hasta necesario, pero el sufrimiento es opcional. El dolor emocional es un sentimiento real y tiene derecho a manifestarse, porque somos humanos, porque está en nuestra naturaleza, porque nos hace tomar conciencia de nosotros mismos y de las cosas que nos suceden, pero el sufrimiento es una perversión, es una especie de regodeo que crea un descontrol de sentimientos auto-agresivos, es algo innecesario porque no aporta nada positivo sino que nos estanca masoquistamente en un estado perjudicial, opresivo, frustrante, que hunde nuestra moral y agrede a nuestra Autoestima. ¿Te has preguntado alguna vez, seriamente, qué te aporta de positivo el sufrimiento? ¿Le has encontrado algún sentido útil? ¿Alguna razón para sufrir y sufrir? Te invito a que lo compruebes por ti mismo. Como bien sabes, has de hacerlo desde el Amor Propio –amor a ti mismo- y desde la cordura, con honradez, con ecuanimidad, con sentido ético y de justicia. Date tiempo para comprobarlo. Es una buena inversión que profundices hasta que dejes sin argumentos al sufrimiento, hasta que compruebes ya indiscutiblemente su inutilidad positiva, hasta que comprendas claramente lo perjudicial que es para ti y para las personas de tu alrededor, que se sienten afectadas por verte en ese estado. Por respeto a ti mismo, y a tu dignidad, deshazte del sufrimiento y pon vida en su lugar. Te alegrarás del cambio. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
APRENDER A OLVIDAR En mi opinión, hay muchas cosas que por nuestro propio bien -por nuestra tranquilidad personal y emocional- sería muy conveniente olvidar deshaciéndonos de ellas urgentemente una vez extraída la lección implícita que todas las cosas que nos suceden traen para nosotros. Olvidarlas, borrar hasta la última huella de su paso por nuestra vida, deshacernos de su influencia, liberarla y liberarnos. Ya habrás escuchado esta frase: “NOS RESULTARÍA MUCHO MÁS FÁCIL OLVIDAR LAS COSAS DESAGRADABLES SI NO INSISTIÉRAMOS TANTO EN RECORDARLAS”. En muchas ocasiones es como si nos repitiéramos machaconamente “Que no se me olvide que lo tengo que olvidar”. Un contrasentido. Pero así de torpes somos en demasiadas ocasiones, unos absurdos teóricos que saben la regla que tienen que aplicar pero no la aplican. Una gran torpeza por nuestra parte. He escuchado a algunas personas decir que persisten en no querer olvidar una cosa porque quieren tenerla presente para no volver a repetirla. Esto estaría muy bien si se quedasen sólo con la foto del hecho histórico, solamente con lo que pasó, pero en cambio –en mal cambio- mantienen el hecho y además todo lo negativo que aportó ese hecho. No se quitan la espina para recordar cuánto duele una espina clavada. Absurdo también. Deberíamos confiar en que somos lo suficientemente inteligentes como para darnos cuenta de que algo que nos hizo mal –o algo que hicimos mal-, no necesita seguir martirizándonos, sino que con saberlo y haberlo aprehendido dentro ya es suficiente. Recrearnos masoquistamente en el mal no aporta nada que sea bueno o beneficioso y en cambio –también en mal cambio- nos ata a una sensación dolorosa de ser víctimas o culpables, cuando no somos ni una cosa ni otra sino simples actores de un papel en el mundo. Olvidar es sano y libera, porque nos exime del peso del asunto. Olvidar no es de cobardes, sino de sensatos. Mantenerse en el dolor –sea el que sea- es una autoagresión y una injusticia. Aprender a olvidar es aprender a liberarse, es aceptar que uno es humano –y eso le da derecho a equivocarse-, y que trata con otros humanos -que también tienen derecho a equivocarse- ,y que las cosas no siempre suceden como uno quisiera y que los otros no siempre se comportan como sería deseable, y liberarse es comprender que la vida está compuesta por momentos buenos –que conviene multiplicar y disfrutarlos todo cuanto se pueda- y momentos menos agradables -que hay que pasar y dejar que vayan al olvido-. ¿Cómo se hace para olvidar? DESAPEGÁNDOSE DEL ASUNTO. DANDO PERMISO PARA QUE SE VAYA, DICIÉNDOLE QUE YA SE APRENDIÓ LO QUE HABÍA QUE APRENDER. ANALIZÁNDOLO OBJETIVAMENTE. DESDRAMATIZANDO LOS SUCESOS. COMPRENDIENDO Y ACEPTANDO. NO INSISTIENDO EN EL RECUERDO. RECONOCIENDO QUE ERA SIMPLEMENTE UNA EXPERIENCIA. NO IMPLICÁNDOSE MÁS DE LO NECESARIO. CAMBIANDO EL PENSAMIENTO POR OTRO CUANDO SE PRESENTE. Que cada uno utilice el método o los métodos que considere adecuado o adecuados a su caso. Y que añada los que les sean útiles. Cada uno se conoce –o se debería conocer- y sabe qué es lo que mejor le puede funcionar. Por cierto, hemos hablado de olvidar lo malo, pero lo bueno, si no causa dolor su ausencia, está bien mantenerlo sin olvidarlo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
ESCAPAR DE LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS
buscandome posted a topic in Vida, Familia, Salud y Conciencia
ESCAPAR (RÁPIDAMENTE) DE LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS (Producimos más de 50.000 pensamientos al día, de los cuales el 80% son acerca de nosotros mismos, y la mayoría de ellos son negativos.) En mi opinión, generalmente no estamos pendientes del control de nuestros pensamientos. Son autónomos y les dejamos que vayan tomando el rumbo que más les apetezca. La realidad es que conviene estar muy pendiente de ello porque la capacidad de generar pensamientos funciona por sí misma, mientras nosotros estamos haciendo otra cosa y estamos desatentos. La parte delicada es que la mente nos presenta ideas como si fueran nuestras, propias, y así lo creemos, cuando lo cierto es que son pensamientos incontrolados, absurdos en algunas ocasiones, nacidos ya condicionados por nuestros traumas, miedos, y circunstancias, o bien nacidos en la parte más disparatada de nuestra fantasía. En otras ocasiones, influenciados por nuestro estado de ánimo, son excesivamente optimistas o tétricamente pesimistas, y ya sabemos que jamás se debe tomar una decisión en un momento de euforia o desde un estado pesimista, porque en ambos casos se corre el peligro de equivocarse. Si nos descubrimos en un pensamiento que va tomando visos claros de pesimismo, tenemos que pararlo y desmontarlo para ver qué hay de realidad en él, si es que hay algo. Podemos y debemos observarlo como una cosa curiosa –no como una cosa grave- que nos va a aportar, sin duda, conocimientos de nosotros mismos. Conviene tratar de averiguar el auténtico origen, su verdadera naturaleza y razón, la realidad o irrealidad que contiene, y dónde y por qué nació. Hay que ver cómo va engordando él solo sin nuestra participación, y cómo va recurriendo a buscar otras cosas negativas en nuestro interior, como viejas rabias o rencores que tenemos guardados pero no olvidados, y estuvieran al acecho y pendientes de que llegara una ocasión como esta para manifestar todo lo que tienen retenido. De esa observación, que ha de ser lo más desapasionada posible, sin enjuiciarla hasta haber llegado hasta su final, y a la que hay que permitir que se expanda hasta el total agotamiento de sus argumentos, podremos averiguar cómo funciona nuestra sombra, y cómo mucho de lo que creemos que tenemos olvidado, aceptado, o perdonado, aún se mantiene latente y vivo. Mi recomendación es, por supuesto, no hacer caso de las conclusiones ni ideas que salgan de ese barullo. Sólo observar y aprender, y luego resolver el asunto en otro momento más neutral, y utilizando para ello la mente a nuestro servicio y bajo nuestro control. Conviene recordar que otras veces hemos pasado por una situación similar, y que unos días después comprobamos que todo aquello no sirvió nada más que para enfadarnos y perder el tiempo, para tomar una decisión equivocada -si es que tomamos alguna-, para engrandecer y dramatizar algo que no era para tanto, y tal vez para perjudicar o preocupar a otras personas. (A las que deberíamos pedir perdón si es necesario) En esos momentos en que los pensamientos negativos comienzan a engordar de un modo desaforado e imparable, es mejor no hacer otra cosa que observar y aprender. ¿Qué le pasa a este que no soy yo? ¿Por qué se enfada? ¿Y para qué? ¿Qué está pasando dentro de mí? ¿Cómo es que guardo dentro tanta rabia, tanto odio o rencor, o tanta capacidad de pensar mal? O de hacer mal a los otros, o de hacérmelo a mí mismo, que es bastante habitual cuando nos descubrimos en un aspecto que no nos gusta. ¿Por qué hay esta negatividad en mí? ¿Es real? ¿Es mía o es de mi ego? ¿Qué gano con estancarme en este pensamiento? Parece como si existiera una parte masoquista en nosotros que, a veces, se regodea en ese malestar que provocan los pensamientos negativos, porque si no es así no se explica ese interés en darle vueltas y más vueltas a lo mismo sin salir del embrollo, o liándose cada vez más y añadiéndole más negatividad al asunto. En mi opinión, uno debe ponerse a salvo de estos conflictos en que uno mismo es el principal o único perjudicado. Las cosas que hayamos hecho “mal” siempre tienen una enseñanza. Conviene entenderla y aceptarla lo antes posible. Y evitar entrar en una confrontación interna entre uno y su ego, o uno y su agresividad. Amor y comprensión y paciencia. Y volver a empezar o recomenzar -cuantas veces sea necesario- este Proceso de Autoconocimiento para alcanzar el amor propio, que no para alcanzar el desamor. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum) “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) -
EL PLAN DE VIDA EN EL DESARROLLO PERSONAL En mi opinión, poner en marcha un Plan de Vida es una de las mejores cosas que se pueden hacer por uno mismo. Es una tarea imprescindible que se ha de comenzar con el convencimiento de que eso implicará deshacerse de muchas cosas del presente, aún más del pasado, y de desechar algunas de las que estaban previstas para el futuro. La idea de modificar las ideas antiguas que se han vuelto inútiles y los conceptos estancados ha de estar presente en todo momento, y la necesaria imprescindible renuncia a algunas cosas de la actualidad personal es inherente y no admite discusión. Pretender aprovechar lo que se sabe que es un freno o un estorbo es un error inicial de planteamiento. Si revisas tu vida podrás comprobar que en los momentos de pasividad, de quedarse en el estancamiento, es donde menos avances has realizado. Desde que éramos pequeños nuestros educadores han tratado de evitarnos los riesgos y los peligros, y esa es la orden secreta que llevamos grabada y respetamos escrupulosamente. La comodidad de quedarse parado en lo conocido –aunque no sea beneficioso- es un freno difícil de soltar. El miedo a no saber qué pasará ha matado muchos buenos proyectos. Proyectos buenos que hubieran podido salir adelante si no le tuviéramos tanto miedo al miedo. El progreso se debe a los valientes y los visionarios. El éxito se alía con los que trabajan con fe y ahínco en sus proyectos. Alcanzar una Vida Ideal Posible va a requerir de nuestra implicada colaboración si queremos que se instale en nosotros, porque la Vida Ideal no consiste solamente en que mañana amanezca el sol. La Vida Ideal no se la podemos encargar a los juegos de azar, ni a la de llegada de una herencia de un tío desconocido que vivía en el extranjero, ni a la simple casualidad, ni a que un día se alíen a nuestro favor todos los planetas en perfecto orden cósmico. Requiere horas de atención y dedicación, de una dignidad propia que imponga sus condiciones innegociables, de una honradez fuera de toda sospecha, de unos principios insobornables, de una voluntad implicada en el cumplimiento de lo que se decida, y de la absoluta e incondicional entrega a tan noble causa. Alcanzar la Vida Ideal Posible compensa cualquier esfuerzo, cualquier lucha o cualquier ruptura –a cualquier nivel- que exija. Con la ventaja adicional y primordial de que uno mismo es el directo e inmediato beneficiario de ello. Una pregunta a bocajarro: ¿Cómo sería tu Vida Ideal? Esta pregunta necesita una respuesta auténtica, y dedicarle todo el tiempo que sea necesario para responderla, porque de ello puede depender el resto de tu vida. El resto de tu vida. Date cuenta de ello. Eso sí, es necesario que cumplas una condición para que esa Vida Ideal sea alcanzable, y es que sea realista, o sea, Posible. Una Vida Ideal que esté magnificada y sea imposible va a aportar frustración y desesperación por ver que no se logra. Que no se te olvide esto al hacer el diseño. No tienes que diseñar y decidir ahora mismo qué vas a hacer con el resto de años que te quedan por vivir; puedes empezar por propósitos y deseos a muy corto plazo, lo primero; los de corto plazo también, para ir adelantando ya sobre ellos. Los de largo plazo, pues eso… que requieren tiempo y requieren estar ahí para ir haciendo campaña y buscando aliados dentro de uno mismo. Pero todos hay que ponerlos en marcha ya que eso no se hace por sí mismo. Más adelante, todos pueden ser modificados, mejorados, ampliados… En esa Vida Ideal que te propongo diseñar, conviene tener en cuenta los diferentes aspectos que nos componen y completan, para que entre todos nos den la sensación de plenitud. Una vida laboral excelente, por ejemplo, no consuela a nuestra parte espiritual; la parte física reclamará que están bien las meditaciones y el Crecimiento Espiritual, pero que hace falta un trabajo para poder comer; ser una persona de éxito social pero luego no saber estar a solas consigo mismo va a provocar una sensación de vacío y no de plenitud. Conviene implicar a todas las partes que nos componen cuando llegue el momento de diseñar esa Vida Ideal Plena. Y reitero la necesidad de incluir cosas factibles, porque añadir imposibles lo único que hará será crearnos una dolorosa sensación de fracaso, si no la realizamos. Y las cosas imposibles son muy muy difíciles de realizar. ¿Cómo crees que debería ser tu Vida? ¿Qué crees que debes modificar? ¿Qué es conveniente que promociones? ¿De qué deberías deshacerte? Y añade todas las preguntas que se te ocurran. Tener un Plan de Vida Ideal Posible, lo repito, es importantísimo y es imprescindible. Un plan que se lleve adelante, por supuesto. Es el mejor regalo que te puedes hacer. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum) “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio)
-
A VECES NOS CONFORMAMOS EN VEZ DE EXIGIR En mi opinión, casi todos sentimos a menudo la impresión de que eso de conformarse con las cosas que nos suceden que no son de nuestro agrado, y nos las hacen o nos las ocasionan los otros, es algo que recibimos y aceptamos de un modo inadecuado. Con resignación. O con demasiada resignación. En demasiadas ocasiones renunciamos a nuestros derechos permitiendo que nos sean arrebatados o que no sean respetados, y, en un acto mal entendido de bondad y concordia, nos callamos y los damos por perdidos. Hay algo que nos han explicado mal -o sobre lo que no hemos reflexionado lo suficientemente bien-, y es permitir que nos avasallen –a nosotros y a nuestros derechos-, que nos menosprecien, que los otros antepongan sus deseos e intereses a los nuestros, y que nos dejen la nada más desagradable para nosotros. La asertividad, que es defender nuestros derechos legítimos sin gritos ni amenazas, de un modo firme e irrenunciable, ha de ser nuestra aliada en estos casos. Nadie debería arrebatarnos lo que nos corresponde, y no reclamarlo es una afrenta propia a nuestra dignidad y un desprecio a nuestros principios. Pero hay otro modo de quedarnos sin nuestros derechos, y es cuando aun sabiendo que tenemos la potestad de recibir algo, de poseer o disfrutar algo, no hacemos lo necesario por acceder a ello, y lo dejamos pasar camino al sitio de las cosas irrealizadas. La modestia mal entendida es un hándicap innecesario, y el convencimiento de que no tenemos derecho a que nos pasen cosas buenas es un error que nos penaliza con la falta de lo que sí nos merecemos. Hemos de tener mucho cuidado y comprender exactamente lo que es la modestia, el conformismo, la rendición sin oposición, la resignación callada ante lo que nos suceda, la sumisión vencida, la pasividad inerte, o la docilidad borrega, porque todo ello, si no lo interpretamos correctamente y renunciamos a lo que nos corresponde, nos puede llevar a una situación inmerecida e innecesaria de ser injustamente perdedores, y llevarnos al infortunio o a la frustración directamente y sin necesidad. Todos tenemos derechos y todos tenemos el privilegio de la dignidad. Y derecho a que los respeten. La asertividad es nuestra aliada. Todos tenemos derecho a expresar nuestras opiniones, a defendernos cuando nos sentimos atacados, a reclamar lo que es nuestro, a enfrentarnos a nuestros ofensores, y a preservarnos de cualquier daño, peligro o agravio. Y tenemos no solamente el derecho, sino también la obligación de hacer que se dignifique nuestro honor, que se considere nuestra respetabilidad, y que no abusen ni tengamos que sentirnos humillados por el mal trato o por la falta de respeto de los otros. Defiendo a ultranza el respeto –de mi parte hacia los otros y de los otros hacia mí- y exijo que se le aplique a mi dignidad el honor que se merece. No permito que nadie me avasalle, que nadie abuse de mí, que nadie me menosprecie, que nadie me insulte, que me falten al respeto. Soy una persona íntegra, como lo somos casi todos, y eso merece un trato honesto y justo por parte de los otros. Y es tarea de cada uno hacérselo saber a quienes no lo hagan bien. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
NO ES GRAVE EQUIVOCARSE
buscandome replied to buscandome's topic in Vida, Familia, Salud y Conciencia
Estoy de acuerdo contigo. Saludos -
¿POR QUÉ NECESITAMOS LA FE Y LA ESPERANZA?
buscandome replied to buscandome's topic in Vida, Familia, Salud y Conciencia
Hola, JesusLu. La esperanza, como se dice en el artículo, y en mi opinión, es solamente un estado de ánimo muy útil para afrontar el presente y el futuro. Quedarse solamente en la esperanza confiando en que las cosas se arreglarán por sí mismas es un error. Eso es rendición, pasotismo, irresponsabilidad, etc. Saludos -
LO QUE HAY QUE EVITAR EN EL DESARROLLO PERSONAL
buscandome replied to buscandome's topic in Vida, Familia, Salud y Conciencia
Muchas gracias, Jersy. Bendiciones -
¿POR QUÉ NECESITAMOS LA FE Y LA ESPERANZA? En mi opinión, cualquier día de estos los científicos tratarán de sorprendernos con la noticia de un descubrimiento que ya han hecho los esotéricos: que la fe y la esperanza son innatos en el ser Humano. Si observamos a las personas nos daremos cuenta de que quien no tiene fe o no tiene esperanza es porque ha hecho algún esfuerzo intelectual pesimista para deshacerse de ellas, o porque alguna experiencia –aún incomprendida por su parte- le ha llevado hasta el extremo de la frialdad auto-impuesta y el desánimo como norma, o porque una desilusión pesarosa le ha hecho dudar de ellas. En este último caso, conviene recordar que la ilusión es, según el diccionario: “Concepto, imagen o representación SIN VERDADERA REALIDAD, SUGERIDOS POR LA IMAGINACIÓN O CAUSADOS POR ENGAÑO DE LOS SENTIDOS”. Así queda claro que confiar en las ilusiones es una utopía. En cambio, la fe y la esperanza, que pudieran estar compuestas por un pequeño porcentaje de ilusión, tienen más solidez, y tienen la fortaleza de una seguridad que es indemostrable, inmedible, pero al mismo tiempo tiene una intensidad y una firmeza que no la destruyen algunos acontecimientos que parecen negarlas. Que uno tenga fe y esperanza en algo no le garantiza que ese algo se vaya a cumplir, pero sí es cierto que le da el ánimo y la fuerza y la voluntad necesarios para encararlo de un modo más confiado. La fe aporta una seguridad que no necesita de una razón lógica para poder ser beneficiario de sus aportaciones. La fe, sin entrar en asuntos religiosos, es la confianza en algo, y la confianza produce seguridad y vigor, aliento y ánimo, certidumbre y convicción, lo cual aporta una entereza y una firmeza que sustituyen o afianzan a la voluntad cuando esta no tiene suficiente vigor. La esperanza, sin entrar en asuntos religiosos, es un estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea. Ese estado de ánimo también aporta un estado de confianza que colabora en lograr que el deseo o la voluntad se puedan convertir en realidad. Necesitamos la fe y la esperanza porque son los motores inconscientes que nos van a llevar adelante en nuestro empeño, porque sin ellos la voluntad se puede diluir y el ánimo puede decaer por falta de una convicción firme, y porque nos aportarán un optimismo que nos ayudará a afrontar o enfrentar los asuntos desde un perspectiva más vital y más entregada. Necesitamos sacarlas a la luz, al día a día, a todos los proyectos y las situaciones menos fáciles, porque son el plus que nos facilitará un poco o mucho nuestras tareas. Las necesitamos porque nos aportan vida, ilusión, convicción, aliento… Las podemos fortalecer permitiendo que se manifiesten a menudo, y se harán más asiduas y más notables si establecemos con ellas una relación abierta y diaria, si las comprometemos en todos nuestros planes, si nos aliamos con ellas no dudando de su efectividad y colaborando con toda nuestra voluntad y todas nuestras fuerzas de un modo consciente, implicándonos totalmente con lo que hagamos en su compañía y bajo su tutela. La relación con nosotros mismos tiene que verse mejorada si somos conscientes de que la fe y la esperanza nos pertenecen, o que nosotros somos –también- fe y esperanza. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LO QUE HAY QUE EVITAR EN EL DESARROLLO PERSONAL En mi opinión, las personas que se comprometen en un Proceso de Desarrollo Personal adquieren una responsabilidad con la que tienen que ser bastante rigurosos. Este Camino no siempre es corto ni es cómodo ni es fácil. Esto quiere decir que no se anda solo sino que requiere de la atención continua y de la constancia, de la observación y el cuidado, y del progreso insistente aunque sea a base de pasos milimétricos. Conviene evitar varias cosas, aunque todas ellas están relacionadas de algún modo -o son la misma cosa con distintos nombres-, y son esas cosas que nos incitan a la rendición o al estancamiento. Alguien dijo que el enemigo de la vida no es la muerte, sino el desaprovechamiento. Hay dos tipos de vida que aparentemente son exactamente el mismo tipo de vida, que no se distinguen exteriormente, en los que pasan idénticamente las mismas cosas, pero que cambian radicalmente en la sustancialidad, en la visión, y en la vivencia. La misma cosa puede estar vacía de vida o puede estar llena de vida. Y la única diferencia está en cómo se viva dentro, en cómo se sienta. En la vigilancia que se le preste y en el jugo que se le extraiga. En el darse cuenta. Ser consciente de lo que se haga o se piense o se sienta le añade a la vida un plus que la engrandece, y de cara al Desarrollo lo que hace es extraerle la enseñanza, lo que enriquece, lo que añade el paso siguiente. EL DESAPROVECHAMIENTO es una de las cosas que hay que evitar, y con esto no me refiero a que haya que estar continuamente haciendo cosas para acabar cada día con la sensación de que se aprovecha la vida –que sí puede ser un modo de aprovecharla-. Me refiero a que las cosas no sucedan sin más y se vayan al olvido vacías, sino que dejen un poso, una lección, un enterarse de que uno está Aquí y Ahora, y de quién es, y de tener la sensación o la seguridad de que uno gobierna su vida. LA PEREZA, y no me refiero a la pereza física, que perfectamente puede uno no tener ganas de hacer cosas un día, sino a la pereza en la intención o el compromiso de seguir aprendiendo –aprendiéndose- aún cuando uno esté tirado en la cama. La observación y la reflexión han de estar activadas a todas horas. La vida de atención y observación continua, y su correspondiente reflexión, no es obsesiva ni agobiante: es enriquecedora. EL ABANDONO está prohibido. Cuando uno empieza a conocer las delicias del Proceso de Desarrollo Personal, cuando comienza a recoger los primeros frutos, se da cuenta de que no quiere abandonar, quiere seguir ahondando, descubriendo, aprendiendo. Se es consciente de que no hacerlo es engañarse a sí mismo. Ya saben cuál es una de mis frases favoritas: PROMETO NO ABANDONARME NUNCA MÁS. Aparezca lo que aparezca a lo largo de ese Camino –que en muchas ocasiones van a ser cosas desagradables del pasado- no se debe abandonar. El premio –que es uno mismo y el contacto íntimo con el Uno Mismo- está en el seguir adelante. LA MENTIRA y EL ENGAÑO. Ni siquiera la mal llamada mentira piadosa. La trasparencia y la verdad son imprescindibles. Nada que se construya sobre una mentira puede perdurar. Nada que sea una mentira se debe admitir. La ética y la honorabilidad han de estar presentes en todo momento. LA DESESPERANZA, EL HUNDIMIENTO, EL ENFADO CONTRA UNO MISMO, LA RENDICIÓN. Nada de esto ayuda, nada de esto enriquece, nada de esto aporta algo positivo…por lo tanto son cosas a evitar. Hay que seguir. Este Camino no admite la marcha hacia atrás. No se puede borrar lo andado y regresar a donde uno estaba antes de iniciarlo. Afortunadamente. El Caminante no ha de arrepentirse de los pasos dados. Es un error de interpretación cuando uno cree que está peor que al principio o cuando cree que cada vez está más atrás. En realidad es como si a cada paso que uno da se creara un barranco detrás de nuestro talón. Ya es imposible retirarse y sólo queda la opción de avanzar. La atención a la Vida y la atención a uno mismo y al Uno Mismo –el Ser Espiritual, la divinidad personal- son imprescindibles. Y en cuanto uno se dé cuenta de que puede estar en alguna de las situaciones que hay que evitar conviene echar mano de todo el optimismo, del Amor Propio, de la ilusión, de la Fe, o de cualquier cosa que nos saque de ese estado y nos ponga nuevamente en marcha. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
EL FUTURO EN EL DESARROLLO PERSONAL “Si realmente crees que el futuro es inevitable, será inevitable. Y será tu gran error”. "Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida." (Woody Allen) “El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.” (Víctor Hugo) “Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado.” (Friedrich Nietzsche) “Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.” (Miguel de Unamuno) “Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro.” (Confucio) “Hay un pasado que se fue para siempre pero hay un futuro que todavía es nuestro.” (F.W. Robertson) “El futuro no es un regalo, es una conquista.” (Robert Kennedy) “Mi futuro comienza cuando me levanto cada mañana... Cada día busco algo creativo para hacer con mi vida.” (Miles Davis) “La felicidad aplazada para el futuro es irrecuperable”. En mi opinión, el futuro siempre es una consecuencia del pasado y del presente. De la atención y dedicación que se le conceda a la vida actual, al presente, al tan repetido Aquí y Ahora, depende, sin duda, lo que será eso que llamamos futuro. Lo que está por venir. Lo primero: el futuro que parece estar previsto para uno no es inevitable. Cuando se habla de futuro, deberíamos ajustarnos más a la realidad y hablar de propuesta de futuro. El futuro es maleable, y nosotros somos los artesanos que le daremos forma y contenido. Somos sus artesanos responsables. Tú eres el responsable de tu futuro. Es una porción de tiempo limitada por la inevitable muerte. Generalmente, lo llenamos de proyectos, de buenos deseos, de esperanzas... y le encomendamos a él, equivocadamente, la resolución de bastantes de nuestros problemas actuales. El peligro del futuro es que proyectemos en él todas las cosas que queremos que sean buenas, queriendo que por la acción de una magia que no existe lo convertirá todo en maravilloso, sin nuestra colaboración, sólo magia. Esa es la mentira más perversa que nos podemos contar, como también es mentira pensar con un pesimismo derrotista que todo lo que venga será malo. En realidad, lo que llamamos futuro no es más que un presente aplazado que se hará realidad cuando estemos preparados o necesitados de él. Es un cuadro en blanco: podemos pintarlo como queramos. Es muy difícil demostrar que existe un futuro que ya está definido y que está decidido lo que ha de suceder inevitablemente. Nos gusta creer que es cierto que existe el libre albedrío. Pero también es cierto que diferentes mancias y logías bien ejecutadas, con toda la parte de ciencia que las logías contienen, y orientadas todas a una misma cuestión o adivinación, se ponen de acuerdo y vaticinan más o menos lo mismo, de lo que se podría deducir que el futuro “está escrito en algún sitio”. Yo mismo he comprobado que haciendo predicciones sobre una persona (que posteriormente se ha podido verificar el resultado) mediante la quirología, astrología, tarot, numerología, etc… se llegaba al mismo augurio. En los diferentes vaticinios coincidían en resaltar el 90% de las cosas que eran importantes para la persona y coincidían con idéntico resultado. El otro 10% de los vaticinios era matices de escasa o menor importancia. Insisto: es más adecuado creer en que existe una propuesta de futuro y no un futuro inevitable. Es más acertado aceptar que uno mismo es el responsable de su propia vida, de lo que haga con ella, de las decisiones y acciones que tome o no tome, así que lo adecuado es gobernar la propia vida y no relajarse o despreocuparse dejando nuestro futuro en manos de eso que a veces llamamos futuro, que no es otra cosa que el resultado de nuestro presente. Hoy. Aquí y Ahora. La responsabilidad de la propia vida. Esto es, sin duda, más importante que el futuro porque es el origen del futuro. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
EL PASADO EN EL DESARROLLO PERSONAL “Nuestro futuro depende de cómo entendamos el pasado.” (Gustavo Cerati) “Haz las paces con tu pasado para que no arruine tu presente.” (Regina Brett) “No llores porque se terminó; sonríe porque sucedió”. (Anónimo) “Añorar el pasado es correr tras el viento.” (Proverbio ruso) “El pasado es lo que recuerdas, lo que imaginas recordar, lo que te convences en recordar, o lo que pretendes recordar.” (Harold Pinter) "No hay que renunciar al pasado porque sea malo, sino porque está muerto." (Tony de Mello) “Hablar de pasado es hablar del presente en profundidad.” (Antonio Blay) En mi opinión, tenemos que meditar cuidadosamente y comprender nuestro pasado, para aceptarlo, ya que si no lo aceptamos jamás estaremos en paz con nosotros mismos. El pasado, fuera como fuera, para bien o para mal, no es el presente. El pasado FUE, pero ya no existe, y muchas veces nos sigue condicionando, amarrando, amargando... ¿hay de dejar el gobierno del presente en manos de algo que ya no existe y que está cargado de condicionamientos? Depender del pasado acarrea muchas desventajas, y una de ellas es que no deja tiempo para estar en el presente. Conviene tener cuidado de no permitir que entorpezca el presente, ya que se alimenta de nostalgia y arrepentimientos, y también de momentos felices que ya son irrecuperables, y estas son razones que pueden influir y anclar el desarrollo normal de la vida metiendo el miedo –y la irrealidad en muchas ocasiones- con eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor, o predisponiendo a que va a ser menos buena cualquiera de las cosas que están por llegar. Otros, en cambio, tienen tan mal pasado que piensan que cualquier futuro será mejor. Y para muchas personas el pasado o el futuro son más reales que el aquí y ahora. Lo cual es un error. No quiero decir que se deba borrar el pasado, sino que hay que evitar instalarse en él porque eso convertiría el presente en una repetición del pasado, y se perdería la frescura y oportunidades que conlleva el vivir lo que está por vivir. No es malo acudir de vez en cuando al pasado: lo malo es querer quedarse allí. Por eso, cada vez que tengas ganas de rememorar el pasado has de hacerlo desde el presente. Sentirte en el presente, ser consciente de que estás y vas a seguir estando en el presente, y traer el pasado a tu memoria, pero estando tú aquí, no se trata de ir al pasado y abandonar el presente, porque ahí están el error y el dolor de la relación con el pasado: en querer quedarse en él y no querer seguir en el presente. Eso no impide, paradójicamente, que sirva para trabajar por un presente digno y excelente que más adelante se convierta en un estimable y excelente pasado, porque del pasado puedes recuperar fuerzas para seguir adelante, ánimos para encarar el porvenir, experiencia y aprendizaje, las sonrisas y felicidad que tienes guardadas... siempre que no olvides que todo lo que allí habita ya pasó, que no es tangible, que no puedes vivir nada con la intensidad del momento en que se produjo, aunque sí puedes intentar repetirlo con cuidado de no mantener unas altas expectativas, porque posiblemente no se repitan tal como fueron entonces. Recuerda que no tiene entidad, y sólo puedes usarlo con la mente. Y recuerda que la reminiscencia que tienes del pasado no es del todo fiable, y por ello no es el auténtico pasado: la diferente mentalidad actual, la distancia, la idealización, o una posible carga de dramatismo adicional, pueden hacer que la idea que tienes del pasado esté manipulada, distorsionada, y por ello que no sea del todo fiable. Procura ver las lecciones del pasado que no viste cuando era presente, pero con cuidado: en esas revisiones casi siempre encontramos motivos de queja: no hice… lo hice mal… tenía que haber hecho otra cosa… Ten mucho cuidado cuando te juzgues por actos del pasado. Ni siquiera tú tienes derecho a juzgar, con quien eres hoy y con la mentalidad que tienes hoy, a quien eras entonces. Entonces actuaste como supiste o pudiste, eso sí, se supone que con la mejor voluntad, sin ánimo de hacer o hacerte daño, por eso no puedes castigar hoy al de entonces, porque son dos momentos y estados de conciencia y consciencia distintos. Quizás hubo limitaciones intelectuales o emocionales… ¿Y qué? Yo era una mala estudiante de geografía o era un mal delantero en mi equipo… ¿Y qué? ¿Acaso te vas a quedar quieto por ello y lamentándote el resto de tu vida?, ¿Te parece un buen plan? Es pasado. Sólo pasado. Ahora no importa. No lo puedes seguir fortaleciendo si eso va a condicionar tu situación actual. Sé más generoso contigo si te estás reprochando algo del pasado. Recuerda lo que acabas de leer: ni siquiera tú tienes derecho a juzgar, con la mentalidad que tienes hoy, a quien eras entonces. Y, además, recuerda lo que es el Yo Ideal, y verás que la no aceptación íntegra del pasado depende en parte de no aceptar que no eras “tan ideal” como querías ser... ¿Y qué? Ahora sabes o empiezas a saber quién eres realmente y sabes que el Yo Ideal es sólo fantasía. No hay otra forma de decirlo: el pasado sólo es pasado. Se acabó. Caducó. Fin. Has de relegarlo a su sitio justo. Puedes traerlo al presente, del modo que ahora sabes, cada vez que lo desees, pero tráelo sólo si es para crecer a través de él. Y si no eres capaz de ver su parte positiva, acéptalo, asúmelo, y olvídalo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
EL PRESENTE EN EL DESARROLLO PERSONAL
buscandome posted a topic in Vida, Familia, Salud y Conciencia
EL PRESENTE EN EL DESARROLLO PERSONAL “Lo único real es el presente”. “De nada sirve quejarse por un mal pasado, ni consolarse con un posible futuro mejor. Hay que vivir el presente, pero muy conscientemente, sabiendo que estamos construyendo nuestro próximo presente, y lo que poco después será pasado. No nos demos motivos para posteriores quejas”. “La verdadera generosidad para con el futuro consiste en entregar todo al presente”. (Albert Camus) En mi opinión, la desatención al presente, y a la importancia que tiene el instante en que estamos viviendo, condicionan toda nuestra vida. Toda. El presente es el aquí y ahora. Dura la fracción de tiempo más breve que se pueda medir: cuando decimos "ahora", al llegar a la "o", la primera "a" ya se ha convertido en pasado. Tomar consciencia del presente implica hacerse cargo de un ser triste, o cargado de miedos y dudas, o desvalido, o encantador, que grita su necesidad de claridad, de comprensión, de seguridad, de abrazos que vengan del infinito, y solicita, vacilante y temeroso, un Camino, una Luz, una Señal, un Lazarillo. Esta es una tarea de héroes, es una intención de personas agraciadas que han escuchado el dolor de sus gritos internos y el clamor desesperanzado de su necesidad de encuentro. Es un acto sublime de dioses y de desesperados –valientes o no- que se pondrán frente a su realidad. Es para gente como tú, si te sientes identificado con algo de lo que has leído. El presente se sentirá tan benévolo o tan cruel como uno quiera sentir, aunque en realidad no sea así, o según el desamor o la generosidad y ternura que use en su medida. Para estar íntegramente en cada situación se necesita conocer el aquí y ahora auténtico, y no conformarse con la idea o el autoengaño o el error que uno tenga de su presente. En realidad, no hay otro momento más que el aquí y ahora, el presente, porque no tienen existencia real ni el pasado ni el futuro. Sólo existen el lugar donde uno se encuentra y el momento que contiene este mismo instante. Generalmente, nos ocupamos excesivamente de llegar a alguna parte: no nos damos cuenta de que se trata de estar aquí. Aquí y Ahora. Porque el pasado jamás será ahora, y al futuro nunca llegaremos, ya que no es más que otro ahora aplazado. Y no es un juego de malabarismo con palabras: es la realidad. No hay otra cosa más que ahora. Para muchos, tratar de vivir en el ahora resulta una experiencia aterradora, porque significa que no están aferrándose a su pasado, ni preocupándose por el futuro. Quien se queda atrapado en el pasado no sigue adelante, como es lógico, y quien proyecta su vida hacia el futuro, tendrá una desilusión cuando vaya comprobando que eso que llamamos futuro –que es la vida- se organiza en función de la atención y dedicación de cada uno al presente. Lo que no deja vivir constantemente y conscientemente en el ahora son los miedos y los apegos. Nos aferramos a una experiencia gozosa y no la soltamos de nuestra mente, aun cuando el suceso sea ya muy del pasado, y además, tratamos de repetirla sin querer reconocer que ya nunca más podrá volver a repetirse la misma experiencia. Nos agarramos a lo que fuimos… pero ya no lo somos. Imaginamos lo que podríamos ser… pero aún no lo somos. Más que hablar de lo que se ha sido o de lo que se podría ser… HAY QUE SER AHORA. Porque aplazar las cosas no las resuelve. Porque recordar las cosas no es vivir. De nada sirve quejarse por un mal pasado, ni consolarse con un posible mejor futuro: hay que procurarse un espléndido presente. Porque lo cierto es la vida. Lo único real, el presente. Lo pasado ya no existe, ni el futuro, pero el presente sí, y es tuyo. Mejor dicho: tú eres el presente. Todo lo que tienes y lo que eres, o sea, la vida, residen en el presente. “Hoy es el primer día del resto de mi vida” no es solamente una frase bonita; además es cierta y vigente, y nos lleva a otra no menos interesante: “El Ahora es todo lo que hay”. Sólo existe el ahora, el instante, lo presente. Lo cual puede llegar a ser una desventaja añadida, y es que tenemos tantos presentes, uno detrás de otro, aparentemente inacabables, que dejamos de valorarlos. Y dejamos de apreciar que sólo tenemos eso: presentes. Fugaces, siempre apresurados, como si estuvieran ansiosos por morir. Erróneamente, y en numerosas ocasiones, los dejamos ir desatendidos. El futuro no existe. Es aún menos que el pasado. El futuro son los presentes que aún no han llegado, ni tenemos garantía de que vayan a llegar. En cambio, hacemos planes como si fuéramos infinitos, como si siempre nos quedaran muchos días por consumir y tuvieran tan poco valor, por ese exceso de oferta, que no fuera necesario disfrutarlos completamente, exprimirlos, sacarles toda su intensidad y todas las delicias y maravillas que llevan entre sus minutos. El presente: lo único. Y es lamentable que lo dejemos morir sin conocer la gloria, y sin que sienta que le hemos atendido como se merece, que lo hemos valorado. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)