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El Trasnoche.

Amarrado al destino, firmemente aferrado a mi labor, impávido frente a los hechos que pudiese observar desde mi posición me preparo para salir a través de este eterno pasillo, pasillo que cada noche se hace más eterno, más lúgubre y lleno de sombras, oh que me amparen los visitantes nocturnos en mi labor, los serenos que de mi tierra eran los encargados de proteger y encaminar a los espíritus con su luz apaciguadora en el nocturno eterno, que la vida vea a este pobre mortal pasar por este eterno pasillo, buscando, observando, contando, puerta a puerta, habitación a habitación, hasta llegar al final de este horrendo tango que llevo con los habitantes de la noche, ojala si es que existe un dios ponga de mi lado a los terrores que alejen a los que de verdad pueden dañarme, a los que de verdad pueden causarme dolor, dolor como el de perder a mi amada, como el de una estocada en el corazón que muestra como estos sentimientos se van tan solo en un segundo y el recuerdo se desvanece en el viento.

Ahora lo entiendo todo, cada puerta es un mundo, un universo que me llama, que me cuenta en un susurro en el tiempo lo que yo no quiero oír de voces que permanecen ocultas tras portales de roble, contando algunas que estar vivo no es lo hermoso, otras voces me dicen si realmente arriesgarme así cada noche vale la pena, otras me dicen que me aleje que mientras voy pasillo a pasillo, piso a piso, me acerco cada vez más a lo que no quiero ver, a lo que no quiero sentir.

Quizás sea por los rumores que los vivos han dejado caer sobre mi cuando el sol aun sonríe como en un dibujo de preescolar sobre ellos, rumores que hablan sobre un tiempo en el que este edificio no existía, y solo habían vegas, pastizales por todos lados y la luz de la luna era lo único que permitía ver siluetas en el horizonte nocturno, en ese tiempo existía una niña cuyo nombre se ha perdido en el tiempo, ella por algún motivo se había separado de su familia, no se sabe si fue por algún tercero o simplemente ella lo decidió, el punto fue que ella llego al antiguo ahora, antes de que esto fuese siquiera el edificio de doce pisos que era ahora, antes de que algún arquitecto en su locura diseñase estos pasillos. La niña asustada por el lugar desconocido lo único que escuchaba era el rose del viento en las hojas esa noche de primavera, ella, triste, sola, en el infinito negro, en el nocturno eterno, ella solo quería encontrar a alguien y que la sacase de ahí, de pronto una sombra, un estruendo, una oscuridad inmensa le rodeo, finalmente silencio. Al día siguiente, fuerzas de la ley de todo tipo se acercaron, la buscaron incansablemente, sin éxito hasta que un día un constructor encontró cerca del pasto unos zapatitos de niña y una nota en un sobre que decía “recordad mundo, la vida humana es buena, pero la humanidad no siempre lo es”.

Desde ese momento el rumor se pasó hasta los trabajadores de la actualidad que lo toman solo como una leyenda del trabajo, un mito quizás para alguno, pero que yo vivencio muchas noches al llevar a cabo mi triste y lúgubre labor.

De pronto sin saber cómo, quizás por un juego que hades y Morfeo intentan llevar conmigo, me encuentro frente a mi enemigo el piso cuya numeración representaría en otras instancias suerte, alegría, gozo, cercanía a Dios incluso para algunas culturas. Pero no para mí, para mi ese número, me recuerda mi soledad, me recuerda el miedo, me recuerda lo triste, me recuerda esa historia…

Ahora ya no podía retroceder, mi labor era clara, quizás podría votarlo todo tomar el transporta carga y ocultarme en casa… no, no puedo hacer eso, según lo que en mi había sido inculcado, todo ocurre por algo y vivir el momento es lo único según mi padre, lo que nos ayuda a levantarnos cada mañana, por lo que seguí…

Puerta por puerta

Pilar por pilar.

Sombra tras sombre

Reflejo tras reflejo

De pronto sin previo aviso, veo que a mi derecha, ese lado llamado el buen lado, ese lado donde se supone el hijo se sienta junto al padre, veo un umbral abierto, con el nocturno infinito como en la antigüedad, con en el presente para algunos, se alzaba, siendo eclipsado por los faroles del pasillo, ese pasillo que antes había sido eterno, que ha sido lúgubre, lleno de sombras, ahora se volvía mi aliado, pero mi instinto me decía que entrase… que fuese… que me acercara, ya que al final vería por el ventanal eterno la luna, astro que me entregaría paz de nuevo.

A pesar del miedo y siguiendo ese instinto primitivo que no sabemos explicar me adentro, paso a paso, centímetro a centímetro hasta que lo veo, el ventanal con la luna alzándose frente a mí, con su majestuosa belleza, con su eterna juventud… bajo la luna y frente a las cortinas que se balanceaban al compás de la briza veo una pequeña, de vestido blanco hasta las rodillas, tan impávida como yo observando la luna. De pronto lo sentí, sentí como la oscuridad de nuevo volvía, como el miedo me invadía, como mi alma empujaba mi pecho para que saliera, “¡corre!” mi cerebro lo repetía, cuando la niña comienza a girarse al sentir mi presencia, sin titubear mas, corro hacia la seguridad del lúgubre pasillo, cada paso se hizo eterno cada zona de mi cuerpo era como plumas en el viento de lo veloz que sentía mi avanzar, cuando llego a la luz, a la calma, tomo aire, y siento miedo, no sé qué era peor o mejor porque ahora, si, me encontraba en la luz, pero estaba de espaldas al nocturno, a la oscuridad y lo que es peor a esa niña, esa niña que me mostraría su rostro, quizás me contaría lo que le paso, o quizás me vería como un trofeo, algo que quisiese llevarse con ella.

Tomo aire, me repongo y me empiezo a voltear apenas lo logro escucho un estruendo poderoso, como el rayo en cielo, como las olas frente a la costa, la puerta se había cerrado y solo los recuerdos de lo visto era lo que me quedaba, ahora en la soledad de mi hogar escribo esto mirando cada 1 minuto para atrás porque aun siento que ella tras de mi o de alguna puerta estará esperándome, y yo no quiero saber para qué.

 

 

 

bueno esto lo escribí y créanlo o no esta basado en una historia real que me sucedió a mi, ojala puedan darme su opinión porque me gustaría dejarlo en el lugar donde ocurrió.

 

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