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El más allá (Kwaidan) [1964] Pal DVD9 [Descarga Directa] MU


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SINOPSIS: Filme basado en cuatro historias del escritor Lafcadio Hearn: "Pelo negro"; un samurai que no soporta a su mujer y la abandona por una princesa. Años después vuelve a casa para realizar un terrible descubrimiento. "La mujer en la nieve"; dos leñadores buscan refugio de una tormenta de nieve en lo que parece ser un cobertizo abandonado. "Hoichi"; el fantasma de un samurai le pide a un músico ciego que toque una balada en la tumba de su señor. "En la taza de té"; un samurai se asusta ante la visión de un hombre reflejado en su taza de té.

CRITICA: Comentario:

Kwaidan (Kaidan, 1964) es un film tan magnífico como desconocido. Está basado en una recopilación de cuentos fantásticos de igual título de Lafcadio Hearn. Cuatro son los que componen este film dirigido por Masaki Kobayashi, que obtuvo en 1965 el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes: «El pelo negro», «La mujer de la nieve», «Hoichi, el hombre sin orejas» y «En una taza de té».

Films japoneses de la magnitud de Ugetsu monogatari [tv/dvd: Cuentos de la luna pálida de agosto, 1953] de Kenji Mizoguchi o Trono de Sangre (Kumonosu-jo, 1957) de Akira Kurosawa se podrían enmarcan dentro del género fantástico, pero no únicamente en él. Es la película de Kobayashi, "la gran referencia del cine de fantasmas japonés" -según se puede leer en la carátula de la edición videográfica-, donde el fantastique es la razón de ser de la cinta, descubriéndose como una de los más asombrosas y subyugantes obras del cine nipón. Kwaidan se revela como un clásico no ya del cine japonés, sino del arte cinematográfico.

«El pelo negro»

El film se abre con este cuento moral, una fábula sobre el verdadero amor y la ambición: un samurai vive en la pobreza y deja a su mujer por una vida mejor, volviéndose a casar con la hija de su nuevo señor; pero tiempo después se da cuenta que sigue enamorado de su primera esposa y vuelve en su busca, pero tras pasar con ella la noche descubrirá que el destino es cruel y despiadado, venciendo a su arrepentimiento.

«El pelo negro» sirve de perfecta introducción al mundo fantástico que deambula por todo el film y para, en mi caso, descubrir e identificar la puesta en escena de Kobayashi: su estilo que se caracteriza por una imaginación visual extraordinaria, una narración pausada, donde abundan los planos generales, donde escasean los diálogos, donde la duración de los planos es consecuencia del tono escrutador y mayestático. También reseñable resulta la excelente reconstrucción histórica, desde unos decorados sublimes a un vestuario que parecer no perder un detalle. En «El pelo negro» la aparición de lo extraño en el relato tiene su clímax en el descubrimiento del samurai de la realidad, donde el sonido y el movimiento de la cámara muestran el inimaginable horror que se ha apoderado de él, pero no sólo en ello: ya en su regreso se intuye que se han producido cambios pese a la aparente normalidad, en la poca cuidada casa, en el reencuentro de la mujer caracterizado por la brusquedad de la filmación...

«La mujer de la nieve»

Dos campesinos se ven atrapados en un cobertizo durante un fuerte vendaval en un día de invierno, cuando la aparición de una extraña mujer acaba con la vida de uno de ellos, perdonándole la vida al otro bajo palabra de mantener en secreto lo que vio allí. Así comienza «La mujer de la nieve», el segundo cuento del film. Es en este donde la utilización del color ofrece la máxima expresión llegando a momentos antológicos, utilizándose, la mayoría de las veces, para diferenciar la estación del año y dotando al relato de la misma fascinación y misterio que envuelve a la mujer de la nieve que aparecerá tiempo después y se casará con el campesino superviviente, dándole un hogar e hijos. Tiempo después del suceso, y a pesar de la advertencia de la extraña mujer, el campesino le desvelará lo sucedido en una escena escalofriante, que aún ahora, tiempo después de haber visto el film, produce la mayor de las turbaciones, y es que la quietud, la aparente frialdad del estilo de Kobayashi, se convierte en otro perfecto recurso para la representación del horror: así la mirada del campesino a su mujer, su rostro descompuesto y sorprendido ante el alarmante parecido a la extraña mujer que desvela la mirada de su esposa y la revelación de ésta sobre quién es, cobra un significado terrorífico gracias a la puesta en escena, a un verdadero lenguaje fantástico. Sin duda, Kobayashi era consciente que no basta trasladar en imágenes (vacías) un relato intrínsecamente sobrenatural para producir miedo, ésas deben ir acompañadas de una atmósfera genuinamente fantástica, de una puesta en escena fantástica. La forma debe complementar al contenido.

«Hoichi. El hombre sin orejas»

En el prólogo de este extraordinario relato un músico recita el enfrentamiento entre los Genji y los Heiké, que se funde con planos de cuadros que recrean la batalla e imágenes bellísimas de la misma, donde Kobayashi vuelve a demostrar el extraordinario uso que hace del color, y donde se aprecia de manera más clara la influencia del teatro japonés. Hoichi es el músico, un joven ciego experto intérprete de biwa (un tipo de laúd de cuatro cuerdas). Es por ello que es solicitado por los fantasmas del clan derrotado en la famosa batalla que ocurriera setecientos años atrás. El joven biwa-hôshi (así llamados los intérpretes de biwa que recitaban historias trágicas) ante esa voz que le reclama (&laqno;Hoichi, Hoichi, Hoichi...») accede cada noche a interpretar para ellos (sin conocer quiénes son realmente) los sucesos de aquella batalla. La intervención de un sacerdote del templo donde vive Hoichi le llevará a desprenderse de los fantasmas, aunque no del todo... La espléndida fusión entre lo sobrenatural y la música que fluye del biwa produce en el espectador una extraña sensación, que oscila entre la belleza y lo misterioso, entre lo real y lo místico. Las imágenes inolvidables del film se recuerdan tanto como los sonidos y la cadenciosa música: Hoichi sentado en una habitación esperando, lleno su cuerpo de un texto sagrado que lo hará invisible a los espíritus...; Hoichi sentado en el borde de un pequeño acantilado tocando su biwa al son que marca el enfurecido mar que vivió la sangrienta batalla; la llamada seca y terrorífica del fantasma de los Heiké que va cada noche en su busca... «Hoichi el hombre sin orejas» es una pieza magistral, en donde la conjunción de una atmósfera fantástica, la reconstrucción histórica en formato de leyenda épica y el relato trágico es admirable.

«En una taza de té»

El último de los relatos elucubra sobre el motivo por el cual algunos de los cuentos fantásticos de la cultura japonesa se han encontrado inacabados... llegando, en este caso, a una solución que integra ficción y realidad, fusionándolas en su antológico final. La imagen de un espectro reflejado en el contenido de una taza de té resulta realmente atractiva y sugestiva. El samurai, que no puede dejar de sentirse perseguido por esa extraña aparición, terminará enfrentándose al aire y a sus propios medios en un relato cien por cien fantástico que no se priva de algún momento de ironía y que, con más habilidad e imaginación de la que pudiera parecer, juega, como ya se ha dicho, a imaginar cuál es la causa del brusco final del relato. Igual que en los otros tres relatos los movimientos de cámara se erigen en vitales a la hora de crear desazón e invitar a pensar en la presencia de lo sobrenatural: si en «Hoichi...» la cámara se mueve sigilosamente, en «En una taza de té» la brusquedad está más presente, sobre todo en los planos oblicuos del primer encuentro o en el intercambio de planos entre el interior de la taza y el rostro del samurai. La importancia de la luz y de las sombras cobra un sentido magistral al igual que en «La mujer de la nieve»: la aparición se ve envuelta en un aura de luz; las sombras de los tres sirvientes del espectro que visitan al samurai son invencibles en la asombrosa lucha que éste libra contra aquéllas. No son casuales los planos dedicados a simples tazas de té que se convierten en un elemento amenazador y nada agradable, es por ello que, coherentemente, esta (otra) obra de arte concluya con el plano de una taza de té...

Coda

Masaki Kobayashi (1916-1996) ha realizado 22 películas según aparece en la incompleta información de la IMBD. Sólo tres fueron estrenadas en nuestro país: la que ha originado estas líneas, Harakiri (Seppuku, 1962) y Rebelión (Jôi-uchi: Hairyô tsuma shimatsu, 1967). Según las fuentes consultadas, Kwaidan se aleja de los intereses de Kobayashi, siendo mucho más representativo dentro de su filmografía el mencionado Harakiri o la trilogía Niugen no joken (1959-1961), ésta un drama antibelicista. Es una pena, no obstante, que no se pueda conocer la obra de este, intuyo, excelente cineasta.

Como apunté al inicio de este artículo, Kwaidan se basa en cuatro cuentos de Lafcadio Hearn. Este escritor y reportero nació en 1850 y falleció en 1904, vivió sus últimos catorce años de vida en Japón, donde formó una familia y pasó a ser japonés con el nombre de Yakumo Koizumi. Escribió, entre otros, doce libros alrededor de su amado Japón y, aunque su obra es poco conocida -menos si Jorge Luis Borges no lo hubiera mencionado- es reconocida entre lo mejor que se haya publicado sobre el país oriental desde una perspectiva occidental. No se debe, por lo tanto olvidar que detrás de las excelencias de Kwaidan se encuentra la obra de un escritor igualmente olvidado y que debería emerger de ese (otro más) injusto ostracismo.

Anécdotas:

* En 1966 resultó seleccionada al Oscar a la mejor película extranjera. * En 1964 ganó en los Kinema Junpo el premio al mejor guión, y en 1965 consiguió el premio especial del jurado en Cannes y en el Mainichi Film Concours resultó premiado por la fotografía y la dirección artística. * En algunos países la película fue amputada, eliminando el segundo episodio, para acortar su duración. La copia que actualmente circula en dvd, tanto en España por parte de Filmax como la americana de Critterion, es íntegra. * La historia "La mujer de la nieve" tuvo una nueva versión en la película Los sueños de Akira Kurosawa (Yume/Konna yume wo mita, 1990), de Akira Kurosawa. También, el último sketch de El gato infernal (Tales from the Darkside: The Movie, 1990), de John Harrison, pese a ofrecerlo en otro ambiente, es un evidente plagio.



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TÍTULO ORIGINAL: Kaidan (Kwaidan)

PAÍS: Japón

AÑO: 1964

DIRECTOR: Masaki Kobayashi

INTÉRPRETES: Tatsuya Nakadai, Rentaro Mikuni, Katsuo Nakamura, Ganemon Nakamura, Michiyo Aratama, Keiko Kishi

DURACIÓN: 183 min.

GÉNERO: Terror


SISTEMA: NTSC

AUDIO: Japonés 2.0

SUBTÍTULOS: Español

RELACION DE ASPECTO: 2.35 : 1

FORMATO: DVD9 => DVD9

COMPRESION: Sin Compresión. Los de siempre para las reautorías



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