La primera vez fué una pelea contra una persona más alta, delgado. Se me fué encima de inmediato. Esquivé sus puñetazos y le propiné uno en el estómago y el segundo en el mentón. Cayó de espaldas sin sentido por algunos minutos. En otra oportunidad, una persona me toma con su mano izquierda por el cuello. Tomé su mano por la muñeca, y su hombro izquierdo por detrás del hombro, proyectándolo sin mayor dificultad contra una reja metálica con su cabeza por delante. Ambas situaciones tomaron tan solo unos segundos..