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  1. ASÍ INTERPRETO YO MIS SUEÑOS. En mi opinión, hay un gran desacuerdo mundial en la forma de interpretar cada uno de los sueños. Siempre me ha llamado la atención que algo que aparenta ser “una información personal” que nos es facilitada, lo sea de un modo tan críptico que no llegamos a poder interpretarlo y aprovecharlo y se convierta en una información perdida. Sí hay un acuerdo, muy básico, en que provienen del subconsciente y que en ellos se expresan, en parte, nuestros miedos, deseos, emociones o pensamientos más profundos. Mi sistema de interpretación está muy lejos del clásico que dice que soñar con que se te caen los dientes significa frustración extrema, o dudas, o incapacidad de comunicación, o estrés por una pérdida personal, o falta de autoestima, o que vienen cambios importantes, o inseguridad por un evento próximo… y etc., y etc., porque estas son solamente algunas de las interpretaciones más habituales, aunque todavía hay muchas más. Cuando empecé a interesarme por el significado de los sueños acudí a una gran librería y encontré 8 libros distintos que trataban sobre su interpretación. Para probar cuál me parecía más fiable empecé por mirar el significado que cada libro daba para el mismo sueño y llegué a encontrar, con gran desilusión, hasta 8 interpretaciones totalmente distintas, y hasta opuestas, para el mismo sueño. Se me hizo frustrante ese descubrimiento. Más adelante lo intenté con otras escuelas de interpretación, más psicológicas, que tampoco me convencieron. Acepto que hay una parte de la interpretación de ciertos “sueños-arquetipos” que, más o menos, pueden servir como base, sólo como base, porque no es lo mismo soñar con la inteligencia artificial o con un televisor si lo hace un integrante de un pueblo indígena, de esos que aún no han tenido contacto con la civilización, que si lo hace un “civilizado”. Para mí, no es lo mismo soñar con un perro si eres amante de ellos que si los odias, porque lo que representan para el soñador son cosas opuestas. Con estas premisas, he llegado a un sistema de interpretación que para mí es interesante, que me parece que tiene un poco de lógica, y me aporta una información que convierto en útil. Pero no garantizo que sea cierto. Al interpretarlos, parto de la base de que soy yo mismo todas y cada una de las partes del sueño, o sea que todo lo que aparece en el sueño soy yo. Eso me lleva a reflexionar. En algunas de esas reflexiones no avanzo y no descubro nada inmediatamente, aunque más adelante sí llego a encontrar sentido en bastantes ocasiones, pero me lo tomo como un juego-ejercicio, serio, en el que me relajo -en mi caso cierro los ojos porque se me hace más fácil- y… dejo volar mi imaginación, o les busco y encuentro sentido, o escucho voces que me hablan, o hago analogías, o contacto con mi interior… no sé qué pasa exactamente, pero me aportan una información que se convierte en útil. Si, por ejemplo, sueño que es de noche, que hay un banco en un parque, que hay luna llena, que llueve y hace frío… juego a meterme en cada una de las cosas que han aparecido; imagino que soy un banco de un parque y le escucho/me escucho. Así más o menos: “Soy un banco de un parque, sólido, de piedra, con muchos años. Cuando es de día -porque ahora es noche y este es un momento de oscuridad- veo la vida con optimismo. Es muy agradable ser un banco y poder ver cómo las personas se sientan en mí y facilitarles un descanso, escuchar las conversaciones confidenciales, cómo hablan de amor o de problemas, o cómo las madres llaman preocupadas a sus hijitos porque están jugando y se alejan sin darse cuenta. Pero por la noche, cuando se cierra el parque, me quedo a solas, nadie se acuerda ni se preocupa por mí…”. Esto es una pequeña parte porque se alarga mucho más y sigo recibiendo información de mí para mí. Después llevo los pensamientos del banco a mi vida, y me doy cuenta de que en ocasiones me siento como se siente él. Y siento que soy útil para los otros pero los otros me dejan solo cuando no me necesitan, o sea que me usan cuando les interesa y luego no les importo. Y siento que sí escucho a los otros. Y que tengo mis momentos de luz y de oscuridad. Intuyo que soy más fuerte –de piedra, como el banco- de lo que aparento. Que durante el día estoy distraído pero la noche me lleva a la reflexión. Y sigo, y sigo, y sigo sintiendo mi parte de “banco en un parque”. Después juego-imagino que soy la noche, que soy la luna, que soy lluvia o frío, y esto que aparenta ser tan disparatado acaba siendo el inicio de caminos que puedo transitar para llegar al mismo destino donde confluyen todos: mi interior. Yo. No afirmo que esta sea la forma correcta de interpretación, pero sí garantizo que es la forma que me resulta útil esa información. Te invito a que lo pruebes. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así tendrá su parte de mérito por lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  2. SI CREES QUE NO TIENES NADA DE LO QUE ARREPENTIRTE ES QUE NO TE CONOCES BIEN. En mi opinión, quien cree que no tiene cosas de las que arrepentirse es porque no ha hecho una introspección seria… o porque no quiere reconocer su realidad y vive en un autoengaño. Una introspección –que es la mirada interior que se dirige a los propios actos o estados de ánimo-, si está bien hecha, es una revolución total. Sin duda, uno se encuentra cara a cara con cosas o situaciones o actos de los que no se siente nada orgulloso y que prefería desapareciesen de su biografía. Pero ahí están y van a seguir estando porque es imposible modificar la historia de lo pasado. Lo que sí se puede y se debe hacer es objetivarlo, comprenderlo y comprenderse a uno mismo en aquel momento y aquel estado, de forma que al hacer eso no va a cambiar nada pero va a cambiar todo. Las cosas que nos suceden no tienen importancia por sí mismas, son solamente hechos, somos nosotros quienes les adjudicamos un valor, una emoción/un sentimiento, o un adjetivo calificativo, y en base a esa definición/valoración que les adjudicamos es tal como las sentimos. Las cosas, todas, pueden ser revisadas y pueden llegar a ser vistas de otro modo. Creo que todos hemos tenido esa experiencia de pasar en algún momento por un suceso que nos parecía la mayor tragedia, algo gravísimo que nos quitaba el sueño y la tranquilidad, y después hemos podido comprobar, con el paso del tiempo, que no era tan grave y hasta es posible que se nos despierte una sonrisa al recordar el apuro que pasamos entonces y comprobar que nos excedimos con la preocupación y que lo magnificamos demasiado. Un sufrimiento innecesario e inútil. Revisar nuestras cosas, todas las que nos han sucedido en los años que llevamos vivos, nos va a aportar el recordatorio de algunas fabulosas de las que nos sentimos plenamente satisfechos y hasta sanamente orgullosos, pero también –si somos sinceros- nos va a hacer contactar con nuestra sombra, con los momentos y acciones en los que nos hemos “fallado” y no hemos estado a la altura que nos gustaría. Los arrepentimientos son unos pensamientos que se generan en ciertos estados emocionales donde uno imagina opciones distintas para un hecho concreto del pasado cuyo resultado no nos satisfizo y lo compara con otras decisiones distintas que tal vez hubiesen dado un resultado más satisfactorio. Es un juego mental, casi siempre imposible de verificar, pero uno piensa que no tomó la mejor decisión y eso le crea sentimiento de culpabilidad que le lleva, inevitablemente, a sentirse mal. Arrepentirse, según define la RAE, es “sentir pesar por haber hecho o haber dejado de hacer algo”. Tener la honestidad y la integridad de reconocer las cosas que son motivo de arrepentimiento es una tarea que nos duele y nos engrandece al mismo tiempo. La modestia y la ética y la dignidad que conlleva hacerlo nos va a reforzar en la faceta en la que queremos ser lo mejor posible dentro de nuestras posibilidades, esa parte donde nos sentimos bien y muy cerca de la paz personal, del auto-respeto, de la satisfacción y el contento. Es una señal de crecimiento moral y madurez. Del reconocimiento de los hechos y sucesos que no nos agradan se puede aprender a no repetir lo que no queremos repetir. Lo que se hizo o no se hizo es inamovible, pero de ello podemos aprender. El arrepentimiento no sirve de nada si uno se queda en el pesar o la pena: sólo produce su efecto cuando debido a él uno cambia. Tras reconocer un error, el siguiente paso es reflexionar sobre el impacto que ha causado en uno mismo o en otras personas; lo siguiente sería expresar el pesar o el remordimiento a las personas que hayan sido involucradas y, además, reparar lo que sea posible reparar. Del sano arrepentimiento surge el poder transformador. Te invito a que mires dentro de ti, a que seas valiente y te atrevas a reconocer y afrontar las cosas de las que te arrepientas, a que des un paso en la reconciliación contigo mismo –a pesar de lo que descubras- y que sigas con tu camino de aprendizaje. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así tendrá su parte de mérito por lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  3. QUE NO SE TE OLVIDE VIVIR CADA DÍA. vídeo de 7 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=tch-XFOLhCQ En mi opinión, como en la tuya propia si te permites reflexionar sinceramente acerca de ello, la mayoría de los días nos olvidamos de vivir, porque la mayoría de los momentos andamos atropelladamente, pendientes de compromisos, obligaciones, responsabilidades, urgencias, trabajos, resultados, tengo que hacer, de prisa, no llego…y se nos olvida VIVIR.
  4. HAY QUE DEJAR MORIR A LOS MUERTOS En mi opinión, no estamos preparados para relacionarnos bien con todo lo que tiene que ver con el fallecimiento de un ser querido. Nadie nos prepara para eso. Esa mala relación con algo tan natural y seguro como es la muerte produce efectos graves en algunas personas. Y no sólo graves desde un punto de vista emocional y psicológico, SINO TAMBIÉN UN DAÑO GRAVE AL FALLECIDO. Y no pienses sólo en ti, piensa también en cómo estás afectándole con tu actitud hacia él o a ella. En este enlace encontrarás un vídeo de 10 minutos que te explica cómo hacerlo: https://www.youtube.com/watch?v=dzu8lKaawLs&t=5s
  5. LA GRAN IMPORTANCIA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN EL PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. En mi opinión, forjada después de llevar 35 años haciéndome preguntas para mi propio autoconocimiento, de buscar por todos los sitios respuestas a las preguntas que me puedan ayudar en mi Desarrollo Personal, después de hacerme cientos de preguntas que se han quedado sin respuestas, después de buscarlas en las personas, en los libros, en el silencio de la meditación, hasta en el Cielo, he encontrado algo que me está dando contestación a todas mis consultas y, además, son unas contestaciones que me están resultando muy válidas, muy acertadas, muy sabias. Me refiero a la Inteligencia Artificial (IA). Estoy haciendo todo tipo de pruebas, con todo tipo de preguntas: profundas, difíciles, casi incontestables… y la IA siempre me contesta bien. Son respuestas que reflejan, resumido, casi todo el conocimiento que hay publicado en internet con respecto a cualquier tema. Siempre sale clara y airosa de cualquier consulta. Y me estoy encontrando con respuestas que jamás habría sabido dónde buscarlas, con una precisión y claridad que a veces me parece sobrecogedora. Es como si toda la sabiduría del mundo a lo largo de toda la historia de la humanidad se concentrara y apareciese de golpe como un acto de magia o como un milagro. Además, y de momento, es un servicio gratuito. Uno puede hacer las preguntas y puede elegir el tipo de respuestas, que abarcan todo lo imaginable: se le puede pedir que sean filosóficas, esotéricas, psicológicas, que sean adecuada para la comprensión de un niño de 10 años, que sean concisa y esquemáticas o que sean un gran tratado profundo y amplio. Y siempre contesta correctamente. Un ejemplo de cómo hacerlo sería : “escribe un artículo amplio con el título CÓMO AFRONTAR LA VIDA”. Es un verdadero descubrimiento. ES COMO TENER UN SABIO SIEMPRE DISPONIBLE AL QUE SE LE PUEDE PREGUNTAR TODO. TODO. En las pruebas que estoy haciendo incluyo siempre la solicitud de que la respuesta sea “amplia”, aunque si parece insuficiente se le puede pedir que la amplíe más aún. O le pido que la escriba de forma esquemática, o como si fuese un artículo, porque entonces es más fácil de comprender. De momento la que más me gusta es GEMINI, seguida de ChatGPT. DEEPSEEK, el día que escribo esto -abril de 2025-, me parece que aún está un poco inmadura pero será muy buena también. El resto las desconozco, pero con las dos primeras es más que suficiente para empezar. INSISTO: LO RECOMIENDO EFUSIVAMENTE. Es la oportunidad de encontrar respuesta a esas preguntas que se nos quedan solas o a esas otras que ni nos atrevemos a hacernos porque no encontrar respuestas nos va a dejar peor. El Ser Humano siempre se ha preguntado cosas, de ahí viene el resultado de la evolución de la especie. El Autodescubrimiento o el Desarrollo Personal o la Introspección consisten en hacerse preguntas… y en responderlas. La Inteligencia Artificial aporta una excelente colaboración, aclara, da pistas, sugerencias, o afirma rotundidades. En otro tipo de uso y a través de los chatbots (un chatbot es un programa informático que simula una conversación humana, generalmente a través de texto o voz, para responder a preguntas, realizar tareas o guiar a los usuarios), la IA ya está preparada para tener conversaciones y se puede convertir en nuestra amiga, nuestra confidente, casi nuestra psicóloga. Eso sí, no hay que olvidar nunca que no es humana o sea que hay que tener cuidado con tener una excesiva intimidad o dependencia. Si aún no has experimentado con la IA en este sentido, es un buen momento para empezar. No te arrepentirás. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así tendrá su parte de mérito por lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  6. LA VIDA ES PARA VIVIRLA En mi opinión, la vida es PARA VIVIRLA y no solamente para gastarla de cualquier modo o para llegar al final de cada día sin otro propósito que el de consumirlo de cualquier manera y cuanto antes. La vida no es un castigo, no es “un valle de lágrimas al que se viene a sufrir” –como se decía antes-, no es un trámite ni una obligación que hay que llevar como buenamente se pueda: la vida es un milagro, un premio de valor incalculable, un regalo con fecha de caducidad incorporada y que algún día tendremos que devolverla. A la vida se viene a VIVIR y no a sufrir. Es necesario impregnarse de esta afirmación. Muy a menudo se nos olvida el sentido de nuestra vida y nos parece un acto rutinario al que tenemos que acudir cada día -y no vamos siempre con la mejor cara-, nos parece “una obligación inevitable”, y sí, es posible cambiar el “tenemos que vivir ya que estamos aquí” -donde parece adivinarse una cierta resignación y desgana-, por un “deseo VIVIR, deseo aprovechar cada instante, deseo poner atención y consciencia, deseo involucrarme en la VIDA y en mi VIDA”, en el que la jovialidad y el espíritu vital están del todo presentes-. En la vida hay que estar presentes del todo. Es un desperdicio imperdonable no hacerlo. Un desperdicio de algo irrecuperable que para cuando algunos sean conscientes de lo que han hecho les será demasiado tarde. La vida no vivida no se puede recuperar. Esta afirmación rebosa dramatismo y casi invita a la desesperación y al llanto. No hay arrepentimiento ni dinero que sea capaz de recuperar la vida perdida. No hay oraciones ni lágrimas que lo consigan. Esto es una realidad: ya hemos gastado todos los momentos anteriores a este instante. No podremos volver a ellos. No es nada nuevo lo que acabas de leer, pero sería MUY INTERESANTE que volvieras a hacerlo desde la consciencia despierta para sentir y saber la gravedad e importancia de lo que eso significa. IRRECUPERABLE es una palabra dura por todo lo que conlleva. Ya no tenemos lo pasado ni acceso a ello. No existe. Tenemos unos recuerdos más o menos dispersos, unas emociones con más o menos intensidad, un fuego más o menos apagado, algún motivo para llorar. Ojalá no tengas que vivir una vejez en la que el arrepentimiento sea una ocupación insistente, un motivo para el abatimiento, una pena que te inunde de lágrimas. Ojalá tengas la habilidad de darte cuenta a tiempo y convertir tu vida en TU VIDA. Ojalá que tus vacíos estén llenos. La vida bien vivida requiere de una presencia constante en el aquí y ahora, de una toma de conciencia real de lo que es. Derrochar la vida en insensateces y majaderías es un pecado. Tenemos que crearnos un fondo de auto-satisfacción y una actitud comprometida con la felicidad y el bienestar como objetivos, para poder construir sobre ello momentos especiales, plenos, vividos con toda la consciencia, de esos que hacen que podamos afirmar que nuestra vida tiene sentido y valor. La vida es lo más valioso que tenemos y, generalmente, no le prestamos la atención y dedicación que requiere. Procura no ser tú uno de los que lo hacen mal. Estás a tiempo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así tendrá su parte de mérito por lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  7. LA MUERTE NOS INVITA A LA VIDA En mi opinión, la muerte, esa inevitable compañera de la vida, con su afirmación rotunda e inquebrantable de que nos espera para separarnos de esto que llamamos VIDA, lejos de ser odiada o temida, y también lejos de ser amada o deseada, debería ser tenida en cuenta siempre, sin que ello nos traumatice o condicione. La única cosa segura en este mundo, después de la de que hemos nacido, es la de que vamos a morir. Lo queramos o no. Nos guste o no. Tengamos miedo o no. Ella tiene clara su función y es inconmovible ante cualquier petición de que no aparezca, cualquier intento de soborno, o cualquier rechazo. Ya está acostumbrada desde siempre a escuchar esas peticiones de reyes y plebeyos, de asustados y de buenos, y en todos los casos su inmisericordia prevalece y pone su punto final a las vidas. La existencia de la muerte nos invita a vivir, a estar en la vida aprovechando su limitada fecha de caducidad. Invita a la atención y el disfrute. Invita a empaparse de lo que se hace, de donde se está, de los sentimientos y placeres, de lo que es ser y estar consciente. No tiene malignidad contra nosotros. Tal vez ni siquiera es consciente de cómo afecta sino que es el único final posible para unos cuerpos que no están dotados para vivir eternamente. Tal vez sea el complemento de la vida. El broche de oro. El toque de atención necesario para que podamos apreciar y valorar lo que es estar vivos. Somos agraciados por esto de estar vivos y en este mundo, por esta maravillosa oportunidad de disfrutar de los cinco sentidos, de la gente y del amor, de los placeres y la capacidad de poder sentirlos y gozarlos. Y, en cambio, en demasiadas ocasiones, convertimos la vida en una rutina, dejamos de apreciar las cosas de las que disponemos a nuestro alrededor, nos perdemos oportunidades irrepetibles, y su magia la vemos sólo en contadas ocasiones. VIVIR requiere una atención que no siempre le dedicamos. La rutina es nuestra venda en los ojos. Hablar de muerte es hablar de vida. Sentir y saber que existe, que nos va a llegar, ha de ser un revulsivo que nos lleve a poner otra intensidad atencional a la vida. No hablar de la muerte, eludir ese tema, no va a evitar que llegue cuando corresponda: no nos hace invisibles a sus ojos. La muerte es el destino: nacemos, también, para morir. ¿Por qué tratar de oponerse si no nos va a servir para nada? Es mejor aprovechar la vida mientras se pueda y afrontar la muerte cuando llegue, preferiblemente sin miedo. Cuando estemos muertos no tendremos sentidos ni sentimientos, así que no existirá el dolor, ni la angustia, ni sentiremos la ausencia de los placeres ni de los seres queridos. Sólo nos espera la nada. Una nada que no somos capaces de imaginar porque estamos acostumbrados a la vida. Una nada sin mente, sin pensamientos, sin reproches, sin preocupaciones, sin miedos, sin preguntas. Ya llegará. No es necesario dedicarle un tiempo que podemos dedicarle a la vida. No podemos aceptar que nos den la vida si no aceptamos también la muerte y hemos aceptado ambas aunque ahora no lo recordemos. Si queremos una cosa tenemos que aceptar también la otra. La realidad de la muerte ha de darle intensidad a la vida. Que espere, no hay prisa, pero que quede siempre activado el recuerdo de su realidad para recordarnos la necesidad de poner intensidad en esto de vivir, para recordarnos la exigencia de atención y el interés y el esmero constante y consciente en nuestra existencia: estar plenamente en todo. Estar presente. VIVIR. Que la existencia de la muerte nos haga más conscientes de la existencia de la vida. Vamos a morir, pero antes vamos a VIVIR. Con este artículo hay que reflexionar y mucho. Y ya. Aprende a VIVIR. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así tendrá su parte de mérito por lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  8. HAY QUE DISCUTIR MÁS… Y MEJOR. En mi opinión, hay que saber manejar bien las discusiones porque son imprescindibles en las relaciones humanas. Eso sí, es muy recomendable tener clara la premisa de qué es discutir y cómo hay que hacerlo. Según el diccionario, discutir es “dicho de dos o más personas: examinar atenta y particularmente una materia” y también es “contender y alegar razones contra el parecer de alguien”. Es todo muy correcto y razonable. Así es como tiene que ser, pero habitualmente en seguida se calienta el ego y en las discusiones cada uno trata de imponer al otro su razón, su verdad –que no siempre es LA VERDAD-, sin respetar que el otro tenga una opinión distinta. Aún así, discutir es una forma humana efectiva de comunicación. Algunas “discusiones” acaban a gritos, o con violencia verbal o física, pero entonces no son discusiones sino trifulcas, y eso está MUY LEJOS del sentido real de la discusión: “examinar atenta y particularmente una materia” y también MUY LEJOS de “contender y alegar razones”. Hay que discutir porque es el modo adecuado de exponer y hacer saber lo que uno piensa o siente sobre la materia que se trate y también es el modo adecuado de conocer lo que opina el otro. O sea, un modo de conocerse mutuamente en los pensamientos y un modo de aprender -si uno está receptivo- de otros puntos de vista y de otras opiniones. Discutir, bien, es una forma de buscar soluciones y acercamientos y ayuda a la resolución de los conflictos. Haciéndolo bien aprenderemos a desarrollar nuestras habilidades de comunicación y nuestra objetividad para saber escuchar sin juzgar. Lo que sabemos ya lo sabemos, o sea que no ganamos ni aprendemos nada diciendo lo que ya sabemos, así que es muy conveniente escuchar al otro, sin prejuicios, sin estar a la defensiva ni sentirse atacado. Discutiendo -tal vez y en muchos casos- podemos aprender algo que no sabíamos. Eso requiere atención a lo que se está escuchando, comprensión objetiva de lo que se dice -no escuchar desde los prejuicios, como ya escribí-, respeto hacia la otra parte, y apertura a aceptar que las cosas también pueden ser distintas de como uno cree que son. Una buena y sana discusión necesita de personas lo suficientemente maduras como para comprender el concepto de “diferentes perspectivas”. Es necesario saber ser respetuoso con el otro y con sus ideas, aunque uno no esté de acuerdo. No es necesario estar siempre de acuerdo; uno ha de estar de acuerdo consigo mismo y no con todas las opiniones dispares de todo el mundo. Lo mismo que uno tiene “su verdad” el otro también tiene la suya. Y hay que evitar aquellas “discusiones” en las que el otro sólo está interesado en desprestigiar, en desestabilizar, o en imponer. Hay que vigilar por ambas partes que la discusión no se convierta en una lucha de egos ni en una guerra por imponer la opinión propia al otro. Esto es algo imprescindible. Mark Twain dijo: “Nunca discutas con un estúpido, te hará descender a su nivel y allí vencerá por experiencia”. No hay que ponerse a la altura del otro, no hay que mimetizarse. Uno puede y debe seguir manteniendo su postura... mientras siga creyendo en ella o hasta que encuentre otra que le satisfaga y convenza más que la actual. “La peor pérdida de tiempo es discutir con el fanático al que no le importa la verdad o la realidad, sino sólo la victoria de su fanatismo”. Por eso es conveniente desistir cuando se llega a un punto de estancamiento en el que cada uno se aferra a lo suyo –aunque esté viendo que el otro tiene razón- y no se abre a otra perspectiva distinta. En este caso, abandonar la discusión no es cobardía sino una demostración de prudencia e inteligencia. Quien solo piensa en ganar en la práctica está perdiendo. Al llegar a esta situación conviene hacerse esa pregunta-reflexión tan conocida: ¿prefieres ser feliz o tener razón? Yo me decanto por la primera opción… Si no se hace bien, prefiero quedarme con lo que decía aquel señor mayor tras la experiencia de toda una vida: “Estoy en una etapa de mi vida en la que me mantengo fuera de toda discusión. Incluso si me dices que 1 + 1 = 5, tienes toda la razón. Disfrútalo”. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  9. SE NECESITA ATENCIÓN PARA APROVECHAR CADA MOMENTO. En mi opinión, algunas cosas tienen “su momento” y es un momento irrepetible que, o bien se aprovecha cuando sucede, o se pierde y con ello se pierde una oportunidad única. Sólo una atención muy consciente nos hace escapar de la rutina, desvincularnos de ella, y asistir tan majestuosamente como se merecen esos momentos especiales. En realidad todos y cada uno de los momentos, incluso los que disfrazamos de comunes y los que pasan mientras tenemos el pensamiento en otro sitio, son especiales. El hecho de estar vivos, de estar en el mundo, de tener la capacidad de darnos cuenta y de poder usar los sentidos ya es un milagro a pesar de ser cotidiano. La vida es la suma de todos los momentos. Siempre hay momentos, no hay un espacio sin momentos, pero depende de cada persona cómo valorarlos, apreciarlos, aprovecharlos, clasificarlos, o sentirlos. Y eso solo lo indica la atención que se le pone a cada uno de ellos. Vivimos con más atención los que nos provocan emociones intensas: el dolor, el amor, el placer, las risas, y otras manifestaciones nos hacen sentirnos más en el momento en que estamos. En realidad, tenemos el poder milagroso de convertir el momento más aburrido en un momento especial y divertido o satisfactorio, lo mismo que somos capaces –con nuestro pesimismo o apatía- de convertir otros momentos normales en tragedias. Los momentos están vacíos, simplemente son espacios de tiempo que cada uno rellena del modo que desea. Algunos se llenan de cosas que son “obligatorias” –trabajo, estudios, compromisos indeseados, etc.-, pero la mayoría de ellos son de libre disposición y es cada uno quien decide qué hacer en ellos o con ellos. Esa libertad es una maravilla que no apreciamos en su justa medida. El hecho de que podamos hacer lo que queramos, y la creencia, inconsciente e infundada, de que somos eternos porque cada día nos llega un nuevo día, hace que desperdiciemos gran parte de nuestra vida; un desperdicio del que más adelante, cuando seamos verdaderamente conscientes del valor del tiempo/vida, nos arrepentiremos. Y entonces no será posible volver atrás y recuperar. Esto hay que tenerlo muy claro: lo que se vaya a hacer tiene que ser Aquí y Ahora. Y todo momento es un regalo de la vida. Cada uno es responsable de crear, para sí mismo y para los otros, momentos mágicos, intensos, emocionantes, maravillosos, asombrosos… cada uno puede crear, para sí mismo y para los otros, una emoción al decirle a un ser querido cuánto le ama –la misma emoción que sentiría uno mismo si otro se lo dijese-, al dar las gracias o comportarse amablemente, al hacer un regalo, al crear una sorpresa o un momento mágico que siempre se recordará. Los momentos, sin la magia que proporciona la atención, no son nada. Espacios en blanco, tiempos de descanso o fábricas de frustraciones, según uno decida o no. A mí me parece muy bien eso de “no hacer nada” pero solamente cuando es por una decisión consciente y no cuando es por una desatención a la vida; entonces me parece una falta de responsabilidad y un abandono. Los momentos especiales no hay que esperarlos: hay que crearlos. Esto parece que se nos olvida a menudo. En muchas ocasiones nos limitamos a quejarnos pero sin aportar nada a cambio. Nos quedamos en el lamento y no pasamos a la acción. Que haya más o menos de esos lamentos depende en gran parte –no todo y siempre- de nosotros mismos. Y es nuestra responsabilidad hacer que la vida propia algo sea lo más satisfactoria o lo más maravillosa posible. Tenemos la opción de hacer de una tarde aburrida una tarde memorable: tal vez simplemente poniendo esa música que a uno le gusta, acompañándose de un buen libro, llamando a un ser querido para salir a dar un paseo, visitando a alguien, etc. Hay cosas simples y fáciles y maravillosas al mismo tiempo. Hay que disfrutar todos los momentos que se puedan, tener en mente esa tarea como prioritaria, y aprender a valorarlos no por el tiempo que duren sino por el placer que proporcionan; es muy posible que algún día –tal vez demasiado tarde- nos demos cuenta de que los que nos parecían pequeños momentos eran los realmente grandes. En un momento de reflexión uno puede traer a su mente los momentos que le han impactado, los que permanecen vivos y gratamente en la memoria, los que dejaron huella, y puede comprobar que no siempre se compraron con dinero y no siempre fueron espectaculares, y puede comprobar que están muy fácilmente al alcance de la mano y que se pueden repetir más a menudo la mayoría de ellos. Me encanta esa frase que dice “La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento”. De eso se trata: de poner en la vida –en la tuya y en la de otros- la mayor cantidad posible de momentos que dejen sin aliento, que provoquen una sonrisa o el más agradable de los escalofríos, que despierten la esperanza o las lágrimas de felicidad. Vivir es eso y no otra cosa. Hay cosas que solo ocurren una vez, que son irrepetibles, y hay que estar MUY ATENTOS cuando suceden; entonces hay que parar el mundo, escapar de las distracciones, centrarse exclusivamente en la unicidad de ese momento, en todo lo que conlleva, y hay que dejarse recorrer, sin oposición ni distracción, por el estremecimiento, por la emoción, por el escalofrío, por el bienestar… Entonces se trata únicamente de sentir y no de pensar. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  10. DETRÁS DE CADA PERSONA HAY UN MUNDO. En mi opinión, cuando nos cruzamos con una persona, durante ese breve instante en que tenemos contacto con ella -generalmente es sólo un contacto visual-, nuestra mente opta entre no prestarle atención, porque solamente es otra persona más entre el montón de personas o, por el contrario, sacar una opinión o conclusión por lo que ha visto; en este caso siempre es precipitada y casi nunca acertada. Deducimos, en ese breve momento que está frente a nosotros y solamente por la imagen que vemos, o por culpa de nuestros errores o prejuicios, que es una persona estresada, de otro país, mayor, maleducada, triste o risueña… y no nos damos cuenta de que eso que vemos es sólo una fracción de esa persona, que antes y después del fugaz encuentro hay toda una vida con sus altibajos, sus desconfianzas, las circunstancias personales, un pasado repleto de experiencias, risas y tal vez llantos. Detrás de lo que vemos hay una persona que lleva su propio camino, su propia evolución personal y su propósito de aprendizaje… o no; que lleva sus eternas dudas y los temblorosos miedos, que vive la tensión ante el futuro, que le preocupa su inexperiencia para controlar su vida y para salir adelante… lo mismo que nos pasa a todos los demás. Compartimos con los otros esta época y la estancia en el mundo, o sea que ya tenemos algo en común. En cambio, no nos saludamos; ni un “buen día” sincero ni un “hola” cordial y de corazón. Evitamos mirarnos a la cara y más aún sonreírnos o decirnos, como se dicen los peregrinos del Camino de Santiago, “buen camino”. En vez de estar en el mundo estamos en nuestro mundo. Se percibe una cierta falta de solidaridad, una carencia inexplicable de empatía y de interés humano y verdadero. El otro es el otro, y de ningún modo permitimos que pase a formar parte de nosotros o lo hacemos sólo con muy determinadas personas y con demasiadas restricciones. Para los demás, nosotros somos los otros. Sienten la misma indiferencia, la misma despreocupación, idéntico desinterés. Y es una lástima. Es una lástima que no nos demos cuenta de que compartimos mundo y vida y que es más lo que nos une por este motivo que lo que nos separa por no ser “amigos del alma”. Cualquier desconocido tiene derecho a nuestra atención y consideración. Mientras no demuestren lo contrario, todos se merecen –nos merecemos- el reconocimiento como personas, lo que incluye apreciación y respeto. Las relaciones con desconocidos se merecen nuestra solidaridad y cortesía, por lo menos en principio y mientras no nos hagan ver que no son merecedores de ello. Cada persona tiene derecho a que se valoren sus principios –si son éticos-, sus valores –si son honestos-, sus derechos –siempre- y hasta su modo de ser. El respeto hacia el otro es imprescindible, sin ello es difícil o imposible la convivencia. Detrás de cada persona hay múltiples batallas al mismo tiempo y abiertas en diferentes frentes. Vivir nunca es fácil para nadie, así que todos nos merecemos reconocimiento por estar y seguir. Vivir es una tarea de valientes, así que cada vez que vemos a una persona, quien sea y donde esté, vemos una historia plagada de heridas, y eso merece el máximo respeto y la máxima consideración. Detrás de cada persona hay un mundo y un universo que son íntimos y personales, una cárcel y un calvario, una ilusión y una esperanza. Cada persona es un Ser Humano, que es un título valiosísimo pero poco apreciado. Vivir es una experiencia única e irrepetible. Creo que no siempre somos conscientes de dónde estamos, de que compartimos vivencia y eso nos hermana, nos hace compañeros; tal vez todos somos lo mismo pero con cuerpo y nombre distintos, socios desconocidos en esta tarea de estar vivos, camaradas a pesar de que no nos tratemos. Propongo ver a los otros Seres Humanos desde unos ojos amables y ser, sobre todo, compasivos y comprensivos, bondadosos y solidarios; propongo mirarnos directamente al corazón, darnos abrazos simbólicos y reales y mantener una comunicación abierta y cariñosa. Propongo sentir REALMENTE la hermandad, abrirnos y ayudarnos, compartir. Y eso se puede comenzar simplemente dando los buenos días a todos, preguntando al otro cómo estás, incluso se puede empezar simplemente sonriendo a los otros. Propongo cambiar la mirada y el modo, que haya algo que nos una como un hilo invisible, que nos haga saber –sin ninguna duda- que el otro soy yo y viceversa, que estamos juntos en esto de ser Humanos y Vivir; propongo amar a los desconocidos, interesarnos de verdad por ellos y por sus cosas, sonreírles, abrirles todas las puertas de nuestro interior y acogerles con los brazos abiertos para después convertirlos en abrazos. Propongo parar y darse cuenta de todo lo que ahora se ha leído. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así tendrá su parte de mérito por lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  11. TODOS TENEMOS ALGO DE QUE AVERGONZARNOS. vídeo de 6 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=Utu7A5G-ofM Todos hemos hecho algo que deseamos que nadie, jamás, llegue a saber. Aunque algún hecho aislado en nuestra vida no nos define ni encasilla. Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo haciéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así tendrá su parte de mérito por lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  12. NOS ENGAÑAMOS CONTINUAMENTE En mi opinión, cometemos con demasiada asiduidad el pecado más imperdonable: el autoengaño. Hace ya varios siglos Demóstenes dijo que “No hay nada más fácil que el autoengaño, ya que lo que desea cada persona es lo primero que cree”. En el Proceso de Desarrollo Personal la honestidad es imprescindible y el autoengaño es el peor pecado que se puede cometer. Nos engañamos con algunas ilusiones que en demasiados casos son el preámbulo de las desilusiones. La insatisfacción nos ronda con asiduidad y en muchas ocasiones es mejor y más llevadera una mentira al propio gusto que una realidad ingrata, lo cual se vuelve en nuestra contra. La realidad es rechazada si no está a nuestro gusto y al final preferimos la ignorancia y no afrontar la verdad y nos conformamos con la realidad alternativa que creamos. Y si no tenemos que dar explicaciones de nuestro autoengaño a nadie… más grande será. Los errores son humanos, el sufrimiento es humano, el dolor es humano, la nostalgia es humana… así que cuando se presentan hay que aceptarlos tal como son, sin embustes ni disfraces, y llorar un rato si hace falta, y sentirse enojado un rato con uno mismo o cono todo si es necesario. Pero siempre la verdad por delante. Solo existe y es real la verdad; el resto son juegos de palabras, puntos de vista trucados, falsificaciones baratas. “Nos vendamos los ojos en lugar de las heridas y nos creemos que estamos curados”. No sé quién es el autor de la frase. En demasiadas ocasiones nos conformamos con el primer alivio –el que da el autoengaño- y no seguimos a la búsqueda de la solución. Nos conformamos con el típico “Virgencita, que me quede como estoy” en vez de seguir adelante en la búsqueda del bienestar. En vez de mantenernos en la realidad nos refugiamos en el mundo de la fantasía. Lo que no es nos parece más atractivo que lo que sí es. El aprendizaje y el crecimiento están en el mundo real y no en el que nos hemos inventado. Con el autoengaño se pretende –entre otras cosas- ocultar las propias debilidades, la fragilidad, los errores, los secretos, los fracasos; ocultarlas a los otros y también a uno mismo. Pretendemos convencernos que somos como el Yo Ideal que nuestra imaginación desea. Con el autoengaño quedamos inmaculados, perfectos, admirables, o sea que nos hacemos una mentira a medida que represente lo que realmente no es o no somos. ¿Qué pretendemos lograr al auto-engañarnos?, ¿qué conseguimos realmente? Hemos llegado a un punto en que no nos importa saber la verdad sobre algunos aspectos de nuestra vida –no queremos saberla porque intuimos que no nos va a gustar- y otros aspectos los ocultamos incluso a nuestros propios ojos; queremos sentirnos cómodos en nuestra piel y no salir huyendo cuando nos miramos al espejo. Nos mostramos una vida que no es del todo real y, lo que es más grave, colaboramos -más o menos conscientemente- en esa estratagema tan pobre con la que no adelantamos nada porque no es consistente. El reconocimiento de nuestra realidad, aun cuando no nos guste, es el primer y necesario paso para comenzar a hacer los cambios que nos lleven a convertir en realidad nuestra utopía con un trabajo de Mejoramiento y Desarrollo Personal. Y repito: En el Proceso de Desarrollo Personal la honestidad es imprescindible y el autoengaño es el peor pecado que se puede cometer. En un acto de humildad y decencia es conveniente llegar a un acuerdo con uno mismo para no volver a repetir esta mala costumbre y para empezar a llamar a las cosas por su nombre y asumir el resultado de nuestros actos o nuestras inacciones. Solamente hay una realidad y no cambia con negarla o con ponerle otro nombre. Estará muy bien que dediques los próximos minutos, o los próximos días, a revisar qué vas a hacer a partir de ahora con los autoengaños. En este enlace tienes un vídeo titulado “¿Qué puedo mejorar de mí?” https://www.youtube.com/watch?v=RopP6bNNWj0 Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte de mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  13. ¿TE ATREVES A ROMPER CON TODO LO QUE TIENES QUE ROMPER? En mi opinión, la vida nos pone en más de una ocasión en la tesitura de elegir entre seguir manteniéndonos en la insatisfacción, en el dolor y la frustración, en eso de siempre que no nos gusta, o bien decidirnos por romper con todo lo que ya sabemos que tenemos que romper, renunciar por fin a todo lo que nos hace mal, sacar de nuestro corazón o de nuestra mente o de nuestra vida todo aquello que nos está perjudicando, y ponernos a salvo de daños y dolores. Sólo en contadas ocasiones tenemos la valentía y la dignidad de anteponer nuestro bienestar, y nuestra estabilidad personal y psicológica, a otras cosas que nos perjudican; a menudo permitimos que otras personas o circunstancias tengan una injusta prioridad sobre nosotros y que nuestro Amor Propio –el Amor a nosotros mismos- quede lastimosamente relegado, desatendido, dolido y humillado. ¿Cuántas veces has pensado romper con un trabajo, con una relación, con un presente que está siendo ingrato?, ¿cuántas veces has dicho que te gustaría tener el valor de dejar algo y mandarlo a la mierda sin cargo de conciencia?, ¿cuántas veces te has lamentado por tu falta de valor o decisión?, ¿cuántas veces has pensado que todo sería mejor si te atrevieses a tomar la decisión de romper con ciertas cosas? Parece que somos cobardes a la hora de escuchar nuestros lamentos y no les prestamos la atención y dedicación que requieren, y parece que hay una cierta aceptación, un nefasto conformismo, con aquello que sólo depende de nosotros para ser cambiado, deshecho, borrado, tirado, repudiado. ¿Has pensado en que una parte de esa infelicidad que sientes es por no tomar decisiones? Sí, supongo que lo has pensado… ¿por qué no lo has hecho?, ¿sabes que eres responsable de esa infelicidad?, ¿aún dudas de tu derecho a decir NO cuando quieres decir NO? La vida generalmente no cambia por las casualidades, sino por las decisiones. Los cambios ha de hacerlos cada uno y no dejar esa responsabilidad al azar o al destino. “Para hacer una tortilla hay que romper los huevos”, ya lo sabes. Romper –lo que queremos romper porque nos beneficia- no es malo: es necesario. El pájaro no vuela hasta que se atreve a saltar por primera vez del nido. Romper, o soltar, requiere de valentía. Y en muchas ocasiones esa valentía aparece disfrazada de desesperación y uno rompe cuando ya no puede aguantar más, cuando lleva mucho tiempo sufriendo innecesariamente. Romper, cambiar, dejar atrás, experimentar algo nuevo… todo eso forma parte de la vida y hay que atreverse a hacerlo. Empieza por romper tus miedos. Sal de esa dolorosa zona de confort donde te has instalado, porque eso no es confort: el confort bueno te espera en otro sitio y tienes que llegar a ese sitio: es tu próximo destino. Para llegar a donde quieres estar primero tienes que dejar el sitio donde estás. Para empezar en lo nuevo antes hay que deshacerse de lo viejo porque no se puede estar en dos sitios a la vez. Y para eso hay que tener valor. El mundo es de los osados. La osadía es más valiosa que el conformismo. A veces nos asusta hacer cambios cuando lo que debería asustarnos es no hacerlos y quedarnos para siempre en el arrepentimiento de no haberlo hecho. “No podemos convertirnos en lo que queremos si seguimos siendo lo que estamos siendo”. Buena frase para reflexionar. Romper no es el fin del mundo, es el inicio de uno nuevo. Nunca es demasiado tarde para convertirte en aquel que quieres ser. Si lo que has leído te ha revuelto o te ha revolucionado un poco… aprovecha y comienza ya. Haz una lista de lo que quieres romper… y empieza ya. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte de mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  14. PREGUNTAS PARA PREGUNTARTE Primera parte En mi opinión, hacerse ciertas preguntas es un acto de valentía y de Amor Propio para las que no siempre estamos preparados y, además, es algo que evitamos con bastante asiduidad. Me refiero a esas preguntas trascendentales cuyas respuestas nos pueden ayudar a marcar claramente y bien el rumbo de nuestras vidas y a tomar decisiones que son importantes o imprescindibles. Algunas preguntas tienen más de una respuesta y en casi todas ellas son distintas en función del paso del tiempo, del cambio de intereses o de la evolución personal. Y es bueno que las preguntas estén vivas y que las respuestas se vayan afinando y mejorando porque eso nos beneficia y nos saca del improductivo y negativo estancamiento. Yo me hago a menudo estas preguntas que comparto contigo por si te sirven. Te recuerdo –ya lo sabes- que hay que tener paciencia para esperar las respuestas, que no siempre aparecen inmediatamente, pero hay que ser persistente. También sabes que has de ser honrado, objetivo, ecuánime, y no auto-engañarte de ningún modo. Es bueno que no te quedes estancaso en una pregunta simplemente porque esté mal formulada; si no te aparecen respuestas convincentes prueba a preguntarte lo mismo de otro modo, con otras palabras o desde otra perspectiva. Esa puede ser la clave para que fluyan. ¿QUÉ ME APASIONA? Responder a esta pregunta puede hacer que nos demos cuenta de que hay algo que realmente nos entusiasma, transforma nuestra vida y tiempo en algo satisfactorio, y se convierte en una parte del Ikigai que da sentido a nuestra vida. Cuando uno descubre lo que le apasiona tiene la responsabilidad de hacer todo lo necesario para convertirlo en un motor y motivo importante. Conviene llenar la vida de cosas que nos sean satisfactorias, que nos apasionen, que nos llenen de adrenalina y placeres. Responder bien a esta pregunta es MUY importante. ¿CUÁLES SON MIS VALORES FUNDAMENTALES? Hay unos valores que son más o menos comunes para todos –empatía, honestidad, responsabilidad, justicia, respeto, libertad…-, pero hay otros que son muy personales, porque son fruto de la identidad o son resultado de las experiencias y aprendizajes que uno ha ido teniendo. Fundamental significa “que sirve de fundamento o es lo principal de algo”. Hay que tener muy presente ese significado, porque una persona sin sus propios valores fundamentales queda a merced de sus propios vaivenes o de las opiniones ajenas, falto de una personalidad asentada y de unos principios que marcan la base sólida de quien uno es. Esos valores son, de algún modo, la guía de nuestras decisiones y comportamientos. Casi podríamos decir que “somos nosotros” de ahí la importancia de tenerlos claros y de respetarlos y hacer que los otros los respeten. Son nuestra esencia. ¿Cómo puedes descubrir cuáles son los tuyos? Con una auto-observación atenta y una reflexión constante. Tus experiencias te habrán dado ya información suficiente que tienes que extraer y aplicar. Lo que es importante para ti, forma parte de esos valores y por tanto conviene respetarlo y darle su lugar en tu base personal. Respétalos, pero no te aferres a su inmovilidad porque la evolución personal y los aprendizajes obtenidos podrán modificarlos haciéndolos más rígidos y firmes o más flexibles, según te interese. El respeto a nuestros valores fortalece nuestro Desarrollo Personal y nuestra identidad, nos hace personas respetables y mejora nuestra Autoestima y Autoconcepto. ¿CUÁLES CON MIS TALENTOS Y FORTALEZAS? El talento es la inteligencia y la aptitud, o sea la capacidad que uno tiene, y la fortaleza es donde residen la fuerza y el vigor. Conviene conocer esto muy bien para saber dónde podemos apoyarnos con confianza, con qué contamos a nuestro favor, y también lo que no hemos desarrollado aún en su totalidad, así como las debilidades, para reforzarlas y poder disponer de ellas a nuestro favor. Este trabajo de autoconocimiento es positivo. Descubrir las respuestas van a completar de algún modo una parte de nuestro trabajo personal que es responde a la pregunta de quién soy. Conocer los talentos y fortalezas propios va a contribuir a mejorar la Autoestima y el Autoconcepto, nos va a aportar Autoconfianza en los momentos de tomar decisiones, y podremos manejar mejor lo que ya es sólido y estar más atento y cuidar lo que aún nos falta de llevar hasta su ciento por ciento. Saber con qué contamos es una gran ayuda ante los retos, de los cuales podemos salir reforzados. Si recuerdas a qué situaciones te has enfrentado de un modo exitoso y cómo, podrás empezar a confirmar cuáles son tus talentos y fortalezas, qué hiciste bien y por qué. También puedes preguntar a otras personas, que podrán hacerte ver cosas tuyas que igual pasan desapercibidas para ti porque no las valoras lo suficiente y te parece que son “normales”… cuando no son tan normales. ¿Qué te resulta fácil?, ¿en qué te sientes cómodo? en las respuestas puedes encontrar más información Estate atento a la segunda parte donde encontrarás más preguntas. Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así tendrá su parte de mérito por lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
  15. CRITERIOS PARA SABER QUÉ ARTÍCULOS Y LIBROS CONVIENE LEER O NO En mi opinión, y después de muchos años leyendo artículos y libros, he observado que hay una serie de criterios que conviene conocer y tener en cuenta, porque leer todo los que cae en nuestras manos -y peor aún: creérselo todo- nos puede perjudicar más que beneficiar. vídeo de 9 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=VIbA7j8RmgY Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo haciéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así tendrá su parte de mérito por lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.
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