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hola, como siempre lo he mantenido, el capitalismo y el comunismo son ideologías que nos separan como seres humanos, vean el video, son 40 minutos de información relevante, es como si detrás hubiera una alianza del gobierno chino y EEUU sobre todo por los movimientos de este ultimo

pd: odio a los politicos, a los empresarios corruptos y a los fachos qls pero mas a los fachos qls pobres, eso saludos, junten agua.

 

Edited by dazabiel
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¿Qué es un coronavirus?

Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus COVID-19.

¿Qué es la COVID‑19?

La COVID‑19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente. Tanto este nuevo virus como la enfermedad que provoca eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019. Actualmente la COVID‑19 es una pandemia que afecta a muchos países de todo el mundo.

¿Cuáles son los síntomas de la COVID-19?

Los síntomas más habituales de la COVID-19 son la fiebre, la tos seca y el cansancio. Otros síntomas menos frecuentes que afectan a algunos pacientes son los dolores y molestias, la congestión nasal, el dolor de cabeza, la conjuntivitis, el dolor de garganta, la diarrea, la pérdida del gusto o el olfato y las erupciones cutáneas o cambios de color en los dedos de las manos o los pies. Estos síntomas suelen ser leves y comienzan gradualmente. Algunas de las personas infectadas solo presentan síntomas levísimos.

La mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recuperan de la enfermedad sin necesidad de tratamiento hospitalario. Alrededor de 1 de cada 5 personas que contraen la COVID‑19 acaba presentando un cuadro grave y experimenta dificultades para respirar. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas previas como hipertensión arterial, problemas cardiacos o pulmonares, diabetes o cáncer tienen más probabilidades de presentar cuadros graves. Sin embargo, cualquier persona puede contraer la COVID‑19 y caer gravemente enferma. Las personas de cualquier edad que tengan fiebre o tos y además respiren con dificultad, sientan dolor u opresión en el pecho o tengan dificultades para hablar o moverse deben solicitar atención médica inmediatamente. Si es posible, se recomienda llamar primero al profesional sanitario o centro médico para que estos remitan al paciente al establecimiento sanitario adecuado.

¿Qué debo hacer si tengo síntomas de COVID-19 y cuándo he de buscar atención médica?

Si tiene síntomas leves, como tos o fiebre leves, generalmente no es necesario que busque atención médica. Quédese en casa, aíslese y vigile sus síntomas. Siga las orientaciones nacionales sobre el autoaislamiento. Sin embargo, si vive en una zona con paludismo (malaria) o dengue, es importante que no ignore la fiebre. Busque ayuda médica. Cuando acuda al centro de salud lleve mascarilla si es posible, manténgase al menos a un metro de distancia de las demás personas y no toque las superficies con las manos. En caso de que el enfermo sea un niño, ayúdelo a seguir este consejo.

Busque inmediatamente atención médica si tiene dificultad para respirar o siente dolor o presión en el pecho. Si es posible, llame a su dispensador de atención de la salud con antelación para que pueda dirigirlo hacia el centro de salud adecuado.

¿Cómo se propaga la COVID‑19?

Una persona puede contraer la COVID‑19 por contacto con otra que esté infectada por el virus. La enfermedad se propaga principalmente de persona a persona a través de las gotículas que salen despedidas de la nariz o la boca de una persona infectada al toser, estornudar o hablar. Estas gotículas son relativamente pesadas, no llegan muy lejos y caen rápidamente al suelo. Una persona puede contraer la COVID‑19 si inhala las gotículas procedentes de una persona infectada por el virus. Por eso es importante mantenerse al menos a un metro de distancia de los demás. Estas gotículas pueden caer sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, como mesas, pomos y barandillas, de modo que otras personas pueden infectarse si tocan esos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca. Por ello es importante lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o con un desinfectante a base de alcohol. 

La OMS está estudiando las investigaciones en curso sobre las formas de propagación de la COVID‑19 y seguirá informando sobre las conclusiones que se vayan obteniendo.

¿Es posible contagiarse de COVID‑19 por contacto con una persona que no presente ningún síntoma?

La principal forma de propagación de la COVID‑19 es a través de las gotículas respiratorias expelidas por alguien que tose o que tiene otros síntomas como fiebre o cansancio. Muchas personas con COVID‑19 presentan solo síntomas leves. Esto es particularmente cierto en las primeras etapas de la enfermedad. Es posible contagiarse de alguien que solamente tenga una tos leve y no se sienta enfermo. 

Según algunas informaciones, las personas sin síntomas pueden transmitir el virus. Aún no se sabe con qué frecuencia ocurre. La OMS está estudiando las investigaciones en curso sobre esta cuestión y seguirá informando sobre las conclusiones que se vayan obteniendo.

¿Cómo podemos protegernos a nosotros mismos y a los demás si no sabemos quién está infectado?

Practicar la higiene respiratoria y de las manos es importante en TODO momento y la mejor forma de protegerse a sí mismo y a los demás. 

Cuando sea posible, mantenga al menos un metro de distancia entre usted y los demás. Esto es especialmente importante si está al lado de alguien que esté tosiendo o estornudando. Dado que es posible que algunas personas infectadas aún no presenten síntomas o que sus síntomas sean leves, conviene que mantenga una distancia física con todas las personas si se encuentra en una zona donde circule el virus de la COVID‑19.

¿Qué debo hacer si he estado en contacto estrecho con alguien que tiene COVID‑19?

Si ha estado en contacto estrecho con alguien con COVID‑19, puede estar infectado. 

Contacto estrecho significa vivir con alguien que tiene la enfermedad o haber estado a menos de un metro de distancia de alguien que tiene la enfermedad. En estos casos, es mejor quedarse en casa.

Sin embargo, si usted vive en una zona con paludismo (malaria) o dengue, es importante que no ignore la fiebre. Busque ayuda médica. Cuando acuda al centro de salud lleve mascarilla si es posible, manténgase al menos a un metro de distancia de las demás personas y no toque las superficies con las manos. En caso de que el enfermo sea un niño, ayúdelo a seguir este consejo. 

Si no vive en una zona con paludismo (malaria) o dengue, por favor haga lo siguiente:

  • Si enferma, incluso con síntomas muy leves como fiebre y dolores leves, debe aislarse en su casa. 
  • Incluso si no cree haber estado expuesto a la COVID‑19 pero desarrolla estos síntomas, aíslese y controle su estado. 
  • Es más probable que infecte a otros en las primeras etapas de la enfermedad cuando solo tiene síntomas leves, por lo que el aislamiento temprano es muy importante.
  • Si no tiene síntomas pero ha estado expuesto a una persona infectada, póngase en cuarentena durante 14 días.

Si ha tenido indudablemente COVID‑19 (confirmada mediante una prueba), aíslese durante 14 días incluso después de que los síntomas hayan desaparecido como medida de precaución. Todavía no se sabe exactamente cuánto tiempo las personas siguen siendo contagiosas después de recuperarse. Siga los consejos de las autoridades nacionales sobre el aislamiento.

¿Qué significa aislarse?

El aislamiento es una medida importante que adoptan las personas con síntomas de COVID‑19 para evitar infectar a otras personas de la comunidad, incluidos sus familiares.

El aislamiento se produce cuando una persona que tiene fiebre, tos u otros síntomas de COVID‑19 se queda en casa y no va al trabajo, a la escuela o a lugares públicos. Lo puede hacer voluntariamente o por recomendación de su dispensador de atención de salud. Sin embargo, si vive en una zona con paludismo (malaria) o dengue, es importante que no ignore la fiebre. Busque ayuda médica. Cuando acuda al centro de salud use una mascarilla si es posible, manténgase al menos a un metro de distancia de las demás personas y no toque las superficies con las manos. En caso de que el enfermo sea un niño, ayúdelo a seguir este consejo.

Si no vive en una zona con paludismo (malaria) o dengue, por favor haga lo siguiente:

Si una persona se encuentra en aislamiento, es porque está enferma pero no gravemente enferma (en cuyo caso requeriría atención médica)

  • Ocupe una habitación individual amplia y bien ventilada con retrete y lavabo.
  • Si esto no es posible, coloque las camas al menos a un metro de distancia. 
  • Manténgase al menos a un metro de distancia de los demás, incluso de los miembros de su familia.
  • Controle sus síntomas diariamente.
  • Aíslese durante 14 días, incluso si se siente bien.
  • Si tiene dificultades para respirar, póngase en contacto inmediatamente con su dispensador de atención de salud. Llame por teléfono primero si es posible.
  • Permanezca positivo y con energía manteniendo el contacto con sus seres queridos por teléfono o internet y haciendo ejercicio en casa.

¿Qué debo hacer si no tengo síntomas pero creo que he estado expuesto a la COVID‑19? ¿qué significa ponerse en cuarentena?

Ponerse en cuarentena significa separarse de los demás porque ha estado expuesto a alguien con COVID‑19 aunque usted mismo no tenga síntomas. Durante la cuarentena, debe vigilar su estado para detectar síntomas. El objetivo de la cuarentena es prevenir la transmisión. Dado que las personas que enferman de COVID‑19 pueden infectar a otros inmediatamente, la cuarentena puede evitar que se produzcan algunas infecciones.

En este caso:

  • Ocupe una habitación individual amplia y bien ventilada con retrete y lavabo.
  • Si esto no es posible, coloque las camas al menos a un metro de distancia. 
  • Manténgase al menos a un metro de distancia de los demás, incluso de los miembros de su familia.
  • Controle sus síntomas diariamente.
  • Permanezca en cuarentena durante 14 días, incluso si se siente bien.
  • Si tiene dificultades para respirar, póngase en contacto inmediatamente con su dispensador de atención de salud. Llame por teléfono primero si es posible.
  • Permanezca positivo y con energía manteniendo el contacto con sus seres queridos por teléfono o internet y haciendo ejercicio en casa.

Sin embargo, si vive en una zona con paludismo (malaria) o dengue, es importante que no ignore la fiebre. Busque ayuda médica. Cuando acuda al centro de salud use una mascarilla si es posible, manténgase al menos a un metro de distancia de las demás personas y no toque las superficies con las manos. En caso de que el enfermo sea un niño, ayúdelo a seguir este consejo. 

¿Cuál es la diferencia entre aislamiento, cuarentena y distanciamiento?

La cuarentena significa restringir las actividades o separar a las personas que no están enfermas pero que pueden haber estado expuestas a la COVID‑19. El objetivo es prevenir la propagación de la enfermedad en el momento en que las personas empiezan a presentar síntomas.

El aislamiento significa separar a las personas que están enfermas con síntomas de COVID‑19 y pueden ser contagiosas para prevenir la propagación de la enfermedad.

El distanciamiento físico significa estar físicamente separado. La OMS recomienda mantener una distancia de al menos un metro con los demás. Es una medida general que todas las personas deberían adoptar incluso si se encuentran bien y no han tenido una exposición conocida a la COVID‑19.

¿Pueden los niños o los adolescentes contraer la COVID‑19?

Las investigaciones indican que los niños y los adolescentes tienen las mismas probabilidades de infectarse que cualquier otro grupo de edad y pueden propagar la enfermedad. 

Las pruebas hasta la fecha sugieren que los niños y los adultos jóvenes tienen menos probabilidades de desarrollar una enfermedad grave, pero con todo se pueden dar casos graves en estos grupos de edad. 

Los niños y los adultos deben seguir las mismas pautas de cuarentena y aislamiento si existe el riesgo de que hayan estado expuestos o si presentan síntomas. Es particularmente importante que los niños eviten el contacto con personas mayores y con otras personas que corran el riesgo de contraer una enfermedad más grave.

¿Qué puedo hacer para protegerme y prevenir la propagación de la enfermedad?

Manténgase al día de la información más reciente sobre el brote de COVID‑19, a la que puede acceder en el sitio web de la OMS y a través de las autoridades de salud pública a nivel nacional y local. Se han registrado casos en la mayoría de los países del mundo, y en muchos de ellos se han producido brotes. Las autoridades de algunos países han conseguido ralentizar el avance de los brotes, pero la situación es impredecible y es necesario comprobar con regularidad las noticias más recientes.

Hay varias precauciones que se pueden adoptar para reducir la probabilidad de contraer o propagar la COVID‑19:

  • Lávese las manos a fondo y con frecuencia usando un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.

¿Por qué? Lavarse las manos con agua y jabón o con un desinfectante a base de alcohol mata los virus que pueda haber en sus manos.

  • Mantenga una distancia mínima de un metro entre usted y los demás.

¿Por qué? Cuando alguien tose, estornuda o habla despide por la nariz o la boca unas gotículas de líquido que pueden contener el virus. Si la persona que tose, estornuda o habla tiene la enfermedad y usted está demasiado cerca de ella, puede respirar las gotículas y con ellas el virus de la COVID‑19.

  • Evite ir a lugares concurridos

¿Por qué? Cuando hay aglomeraciones, hay más probabilidades de que entre en contacto estrecho con alguien que tenga COVID‑19 y es más difícil mantener una distancia física de un metro.

  • Evite tocarse los ojos, la nariz y la boca

¿Por qué? Las manos tocan muchas superficies y pueden recoger virus. Una vez contaminadas, las manos pueden transferir el virus a los ojos, la nariz o la boca. Desde allí, el virus puede entrar en su cuerpo y causarle la enfermedad.

  • Tanto usted como las personas que lo rodean deben asegurarse de mantener una buena higiene respiratoria. Eso significa cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo al toser o estornudar. Deseche de inmediato el pañuelo usado y lávese las manos.

¿Por qué? Los virus se propagan a través de las gotículas. Al mantener una buena higiene respiratoria protege a las personas que lo rodean de virus como los del resfriado, la gripe y la COVID‑19.

  • Permanezca en casa y aíslese incluso si presenta síntomas leves como tos, dolor de cabeza y fiebre ligera hasta que se recupere. Pida a alguien que le traiga las provisiones. Si tiene que salir de casa, póngase una mascarilla para no infectar a otras personas.

¿Por qué? Evitar el contacto con otras personas las protegerá de posibles infecciones por el virus de la COVID‑19 u otros.

  • Si tiene fiebre, tos y dificultad para respirar, busque atención médica, pero en la medida de lo posible llame por teléfono con antelación y siga las indicaciones de la autoridad sanitaria local.

¿Por qué? Las autoridades nacionales y locales dispondrán de la información más actualizada sobre la situación en su zona. Llamar con antelación permitirá que su dispensador de atención de salud le dirija rápidamente hacia el centro de salud adecuado. Esto también lo protegerá a usted y ayudará a prevenir la propagación de virus y otras infecciones.

  • Manténgase informado sobre las últimas novedades a partir de fuentes fiables, como la OMS o las autoridades sanitarias locales y nacionales. 

¿Por qué? Las autoridades locales y nacionales son los interlocutores más indicados para dar consejos sobre lo que deben hacer las personas de su zona para protegerse.

¿Existe alguna vacuna, medicamento o tratamiento contra la COVID‑19?

Aunque algunas soluciones de la medicina occidental o tradicional o remedios caseros pueden resultar reconfortantes y aliviar los síntomas leves de la COVID-19, hasta ahora ningún medicamento ha demostrado prevenir o curar esta enfermedad. La OMS no recomienda automedicarse con ningún fármaco, incluidos los antibióticos, para prevenir o curar la COVID-19. Sin embargo, hay varios ensayos clínicos en marcha, tanto de medicamentos occidentales como tradicionales. La OMS está coordinando la labor de desarrollo de vacunas y medicamentos para prevenir y tratar la COVID-19 y seguirá proporcionando información actualizada a medida que se disponga de los resultados de las investigaciones.

Las formas más eficaces de protegerse a uno mismo y a los demás frente a la COVID‑19 son: 

  • Lavarse las manos a fondo y con frecuencia. 
  • Evitar tocarse los ojos, la boca y la nariz.
  • Cubrirse la boca con el codo flexionado o con un pañuelo. Si se utiliza un pañuelo, hay que desecharlo inmediatamente después de su uso y lavarse las manos.
  • Mantener una distancia de al menos un metro con las demás personas.

¿Recomienda la OMS el uso de mascarillas médicas para prevenir la propagación de la COVID‑19?

Actualmente no hay suficientes pruebas a favor o en contra del uso de mascarillas (médicas o de otro tipo) por personas sanas de la comunidad en general. Sin embargo, la OMS está estudiando activamente los datos científicos acerca del uso de mascarillas, los cuales evolucionan rápidamente, y actualiza continuamente sus orientaciones al respecto.

El uso de mascarillas médicas está recomendado principalmente en entornos sanitarios, pero puede considerarse en otras circunstancias (véase más adelante). Las mascarillas médicas deben combinarse con otras medidas clave de prevención y control de las infecciones, como la higiene de las manos y el distanciamiento físico.

Trabajadores sanitarios

¿Por qué? Las mascarillas médicas y respiradores del tipo N95, FFP2 o equivalentes se recomiendan y deben reservarse para los trabajadores sanitarios que están atendiendo a pacientes. El contacto cercano con personas con infección probable o confirmada por el virus de la COVID‑19 y su entorno es la principal vía de transmisión, lo que significa que los trabajadores sanitarios son los más expuestos.

Las personas enfermas y que presentan síntomas de COVID‑19

¿Por qué? Cualquier persona que esté enferma y presente síntomas leves, como dolores musculares, tos leve, dolor de garganta o cansancio, debe aislarse en su casa y usar una mascarilla médica de conformidad con la recomendación de la OMS sobre el cuidado en el hogar de los pacientes con posible infección por el virus de la COVID‑19. Al toser, estornudar o hablar se pueden generar gotículas que causan la propagación de la infección. Estas gotículas pueden llegar a la cara de otras personas cercanas y caer en el entorno circundante. El hecho de que una persona infectada que tose, estornuda o habla lleve una mascarilla médica puede ayudar a proteger de la infección a quienes están cerca.

Si una persona enferma necesita ir a un centro de salud, debe llevar una máscara médica.

Toda persona que cuide en casa a un enfermo de COVID‑19

¿Por qué? Quienes cuidan de enfermos de COVID‑19 deben usar una mascarilla médica para protegerse. Una vez más, el contacto cercano, frecuente y prolongado con alguien con COVID‑19 pone a los cuidadores en una situación de alto riesgo.

Los responsables de la toma de decisiones a nivel nacional también pueden optar por recomendar el uso de mascarillas médicas por ciertas personas adoptando un enfoque basado en los riesgos. Este enfoque toma en consideración el propósito de la mascarilla, el riesgo de exposición y la vulnerabilidad del portador de la mascarilla, el entorno, la viabilidad de su uso y los tipos de mascarillas.

Cómo utilizar adecuadamente una mascarilla médica

Si opta por llevar una mascarilla, tenga en cuenta lo siguiente:

  1. Antes de tocar la mascarilla, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón
  2. Inspeccione la mascarilla para ver si tiene rasgaduras o agujeros
  3. Oriente hacia arriba la parte superior (donde se encuentra la tira de metal)
  4. Asegúrese de orientar hacia afuera el lado correcto de la mascarilla (el lado con color)
  5. Colóquese la mascarilla sobre la cara. Pellizque la tira de metal o el borde rígido de la mascarilla para que se amolde a la forma de su nariz
  6. Tire hacia abajo de la parte inferior de la mascarilla para que le cubra la boca y la barbilla
  7. No toque la mascarilla mientras la lleve a efectos de protección
  8. Después de usar la mascarilla, quítesela con las manos limpias; retire las cintas elásticas de detrás de las orejas manteniendo la mascarilla alejada de la cara y la ropa, para no tocar las superficies potencialmente contaminadas de la mascarilla.
  9. Deseche la mascarilla en un contenedor cerrado inmediatamente después de su uso. No reutilice la mascarilla.
  10. Practique la higiene de las manos después de tocar o desechar la mascarilla. Use un desinfectante a base de alcohol o, si están visiblemente sucias, láveselas con agua y jabón.

Tenga en cuenta que hay una escasez mundial de mascarillas médicas (tanto de mascarillas quirúrgicas como de mascarillas N95), por lo que estas deberían reservarse en la medida de lo posible para los trabajadores sanitarios. 

Recuerde que las mascarillas no sustituyen otras formas más eficaces de protegerse a sí mismo y a los demás contra la COVID‑19, como lavarse las manos con frecuencia, cubrirse la boca con el codo flexionado o con un pañuelo y mantener una distancia de al menos un metro con los demás. Consulte las medidas de protección básicas contra el nuevo coronavirus para obtener más información.

Siga los consejos de la autoridad sanitaria nacional sobre el uso de mascarillas.

¿Cuánto tiempo transcurre entre la exposición a la COVID‑19 y el desarrollo de síntomas?

El tiempo que transcurre entre la exposición a la COVID‑19 y el momento en que comienzan los síntomas suele ser de alrededor de cinco o seis días, pero puede variar entre 1 y 14 días.

¿Qué relación hay entre la COVID-19 y los animales?

La COVID‑19 se propaga por transmisión entre seres humanos. 

Conocemos bastantes datos sobre otros virus de la familia de los coronavirus, y la mayoría de estos tipos de virus tienen su origen en animales. El virus de la COVID‑19 (también llamado SARS-CoV-2) es un nuevo virus en los humanos. La posible fuente animal de la COVID‑19 aún no ha sido confirmada, pero se está investigando.

La OMS sigue monitoreando las últimas investigaciones sobre este y otros temas relacionados con la COVID‑19 y proporcionará información actualizada a medida que se disponga de nuevos datos.

¿Puede un animal doméstico u otro animal contagiarme la COVID-19?

Varios perros y felinos (gatos domésticos y tigres) han dado positivo en las pruebas de detección de la COVID-19 después de haber estado en contacto con humanos infectados. Además, parece ser que los hurones son susceptibles a la infección. En condiciones experimentales, tanto los gatos como los hurones pueden transmitir la infección a otros animales de la misma especie. Sin embargo, no existen datos probatorios de que estos animales puedan transmitir la enfermedad al ser humano y propagar la COVID-19. La COVID-19 se propaga principalmente a través de las gotículas que despide una persona infectada al toser, estornudar o hablar.

También se ha detectado el virus en visones criados en granjas que probablemente habían sido infectados por trabajadores. En algunos casos, los visones infectados por seres humanos han transmitido el virus a otras personas. Son los primeros casos notificados de transmisión del animal al ser humano.

Se sigue recomendando que las personas enfermas de COVID-19 y las personas de riesgo limiten el contacto con animales de compañía y otros animales. En el manejo y cuidado de los animales, siempre se deben tomar medidas básicas de higiene, a saber: lavarse las manos después de manipular animales, su comida o sus artículos, así como evitar besarlos, dejar que nos laman o compartir comida.

El sitio web de la OIE proporciona más recomendaciones al respecto: https://www.oie.int/es/nuestra-experiencia-cientifica/informaciones-especificas-y-recomendaciones/preguntas-y-respuestas-del-nuevo-coronavirus-2019/

La OMS seguirá haciendo un seguimiento de los últimos estudios sobre este tema y otros temas relacionado con la COVID-19 y actualizará la información a medida que disponga de nuevas conclusiones.

¿Cuánto tiempo sobrevive el virus en las superficies?

Lo más importante que hay que saber sobre el contacto del coronavirus con superficies es que estas se pueden limpiar fácilmente con desinfectantes domésticos comunes que matarán el virus. Diversos estudios han demostrado que el virus de la COVID‑19 puede sobrevivir hasta 72 horas en superficies de plástico y acero inoxidable, menos de 4 horas en superficies de cobre y menos de 24 horas en superficies de cartón.

Como siempre, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón. Evite tocarse los ojos, la boca o la nariz.

¿Cómo puedo comprar con seguridad en las tiendas de comestibles?

En las tiendas de comestibles, mantenga al menos un metro de distancia con los demás y no se toque los ojos, la nariz o la boca. Si es posible, desinfecte los mangos y barras de los carritos o cestas antes de comprar. Cuando regrese a casa, lávese las manos a fondo al llegar y también después de coger y almacenar los productos que ha comprado. Actualmente no hay ningún caso confirmado de contagio de la COVID‑19 a través de los alimentos o de sus envases.

¿Cómo debo lavar las frutas y las hortalizas?

Las frutas y las hortalizas son esenciales para llevar una dieta saludable. Lávelas como lo haría en cualquier circunstancia. Antes de tocarlas, lávese las manos con agua y jabón. Después, lave las frutas y las hortalizas a fondo con agua potable, sobre todo si las come crudas.

¿Son eficaces los antibióticos para prevenir o tratar la COVID‑19?

No. Los antibióticos no son eficaces contra los virus, solo contra las infecciones bacterianas. La COVID‑19 está causada por un virus, de modo que los antibióticos no sirven frente a ella. No se deben usar antibióticos como medio de prevención o tratamiento de la COVID‑19. En los hospitales, los médicos a veces utilizan antibióticos para prevenir o tratar infecciones bacterianas secundarias que pueden ser una complicación de la COVID‑19 en pacientes gravemente enfermos. Solo deben usarse para tratar una infección bacteriana siguiendo las indicaciones de un médico.

¿Puedo contagiarme de COVID‑19 por contacto con las heces de una persona que padezca la enfermedad?

Aunque las investigaciones iniciales apuntan a que el virus puede estar presente en algunos casos en las heces, hasta la fecha no se ha notificado ningún caso de transmisión por vía fecal-oral del virus de la COVID‑19. Además, hasta la fecha no hay pruebas de que el virus de la COVID‑19 sobreviva en el agua, incluidas las aguas residuales.

La OMS está estudiando las investigaciones en curso sobre las formas de propagación de la COVID‑19 y seguirá informando de las novedades acerca de esta cuestión. 

Enlaces con información

Sitio web sobre la COVID-19: https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019

EPI-WIN: Red de Información de la OMS sobre Epidemias: https://www.who.int/epi-win

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La situación tan extraordinaria que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia de COVID-19 es solo comparable, salvando las distancias, a la que hace poco más de un siglo padeció el mundo con la de gripe de 1918. Los efectos que ha producido el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 en todos los países son de enorme gravedad desde los puntos de vista clínico, económico y social. Ante ello, el personal sanitario está dando su vida (en algunos casos de forma literal, lamentablemente) para intentar salvar la de los demás. Nunca les agradeceremos lo suficiente todo lo que están haciendo. Los científicos intentamos aportar también nuestro trabajo y experiencia al conocimiento de este virus y a la lucha contra él.

Sin embargo, a la vez también se están difundiendo por distintas vías informaciones falsas, sesgadas y malintencionadas sobre todo lo relacionado con esta pandemia. En un mundo globalizado en el que triunfan los bulos propagados a velocidad meteórica por todo el planeta, uno de los temas que está generando mayor desinformación es el relativo al origen del SARS-CoV-2. Así, los conspiranoicos más imaginativos han afirmado que es un virus artificial, fabricado en un laboratorio.

La ciencia no se basa en opiniones

A diferencia de los opinadores, los científicos se basan en datos y en el pensamiento racional. Así, tras comparar a escala molecular este virus con otros relacionados que se han caracterizado durante las últimas décadas (desde que en 1965 fue descrito el primer coronavirus), nos dicen precisamente lo contrario.

El SARS-CoV-2 no es un virus artificial, sino que ha surgido por selección natural a partir de otros del género Betacoronavirus, dentro de la familia Coronaviridae. Su genoma (una cadena de ARN de unos 29 900 nucleótidos de longitud) muestra diferentes porcentajes de similitud de secuencia con respecto a los otros seis coronavirus humanos conocidos. Entre ellos hay dos que se hicieron tristemente famosos en los primeros años de este siglo: el SARS-CoV-1, causante de la epidemia del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) en 2002, y el MERS-CoV, que produjo la epidemia del síndrome respiratorio de Oriente Medio en 2012.

 

Los análisis de las secuencias genómicas muestran que, como los demás coronavirus humanos, SARS-CoV-2 es también de origen animal. Representa un nuevo caso de zoonosis, es decir, una infección producida a través de un “salto de hospedador” del patógeno desde otra especie animal hasta la nuestra.

Por ejemplo, un coronavirus muy similar al SARS-CoV-1, responsable de la epidemia de 2002, fue en su día identificado en civetas de palmera comunes (Paradoxurus hermaphroditus) de un mercado de animales vivos en Guangdong (China), así como en trabajadores del mismo mercado.

Por su parte, el nuevo SARS-CoV-2 no tiene al SARS-CoV-1 como el pariente más cercano. A día de hoy, los miembros del género Betacoronavirus más parecidos al virus causante de la COVID-19 se han encontrado en murciélagos (el virus llamado BatCoV RaTG13, que infecta a la especie Rhinolophus affinis) y en pangolines malayos (con varias secuencias detectadas en la especie Manis javanica).

Pero la transmisión directa desde estos mamíferos a los humanos en épocas recientes es muy poco probable, dada la gran distancia genética entre dichos virus: el linaje del SARS-CoV-2 podría haberse separado de los coronavirus de murciélago conocidos hace al menos 40 años. Por tanto, se están buscando coronavirus más similares al SARS-CoV-2 en otra u otras “especies X” que hayan podido actuar como intermediarias en el salto definitivo hasta los humanos.

Otra opción es que, a partir de una transmisión lejana desde murciélagos o pangolines, este coronavirus haya evolucionado en nuestra especie durante mucho tiempo de forma asintomática, hasta que hace pocos meses aumentó su virulencia y comenzó a producir la enfermedad COVID-19.

Un dato muy interesante es que, al analizar en detalle la secuencia de aminoácidos de la proteína que forma las características espículas de diferentes coronavirus, la del SARS-CoV-2 presenta algunas diferencias muy claras con respecto a las demás de la familia.

Dichas mutaciones, y sobre todo la inserción de cuatro aminoácidos en un lugar concreto de su estructura, no podrían haber sido predichas por ningún científico a partir de los datos genómicos previamente conocidos. De hecho, el genoma del SARS-CoV-2 ni siquiera contiene los “rastros” que dejarían atrás las técnicas usadas para hacer ingeniería genética en el virus.

Además, se ha comprobado que la interacción entre esta proteína de las espículas del SARS-CoV-2 y el receptor celular (nuestra proteína de membrana llamada ACE2) no se produce según sería esperable de un proceso “diseñado” para optimizar el contacto y, por tanto, para tratar de generar un virus más eficiente infectándonos.

Desprecio de la ciencia

A diferencia de cómo trabajan los ingenieros (sean industriales o genéticos), la evolución biológica no va en busca de la “perfección” o la “optimización” sino que hace bricolaje con lo disponible: las soluciones que adopta no son las óptimas, sólo aquellas suficientemente viables en cada caso como para seguir avanzando. Este es un buen ejemplo de ello.

Por tanto, no es defendible que uno de esos “científicos locos” de las malas películas de ficción hubiese sido capaz de idear (y, mucho menos, sintetizar) un virus como el SARS-CoV-2. De hecho, esta es una curiosa característica de los conspiranoicos: desprecian toda evidencia que les llega desde la ciencia, pero a la vez nos otorgan a los científicos unas capacidades extraordinarias, como sería la de construir un nuevo virus en el laboratorio.

Por el contrario, la naturaleza sí sabe hacerlo cuando dispone del tiempo suficiente y se produce un contacto estrecho entre distintas especies animales con la frecuencia necesaria. En este caso, ambos requisitos se han podido dar en el sureste asiático, especialmente en los mercados de animales vivos (como el de Huanan en Wuhan, en la provincia china de Hubei), con lo que la naturaleza ha podido exhibir todo su potencial.

file-20200421-82658-qfich4.jpeg?ixlib=rbLa comparación del genoma completo del coronavirus SARS-CoV-2 con coronavirus de murciélagos y pangolines, sugiere que el virus que ha causado la pandemia de COVID-19 comparte un antepasado común más próximo con el virus de murciélagos (izquierda). Cuando la comparación se restringe a la proteína S del virus que reconoce el receptor ACE2, se observa una mayor similitud entre el virus que afecta a los humanos y el de pangolines (centro). Sin embargo, otros rasgos del virus humano lo separan por igual de los virus presentes en murciélagos y pangolines (derecha). Figura adaptada de Zhang et al. (2020).

Propaganda conspiranoica

Otra de las hipótesis infundadas en relación con el origen de la pandemia, que se está poniendo sobre la mesa desde el 14 de abril en algunos medios de comunicación norteamericanos, como un columnista del Washington Post y la cadena Fox, alentados desde la Casa Blanca, es que el SARS-CoV-2 se liberó desde un laboratorio del Wuhan Institute of Virology.

En este Centro sí se ha trabajado con el coronavirus de murciélago BatCoV RaTG13 que citábamos anteriormente. Pero, tal como ha indicado en un comunicado del 16 de abril el eminente virólogo Edward H. Holmes (investigador de la Universidad de Sídney, Australia, y autor de varios artículos sobre el origen del SARS-CoV-2, entre ellos dos citados más arriba), dada la gran distancia genética ya comentada resulta evidente que este virus de murciélago no puede ser el antecedente directo del que está produciendo la pandemia de COVID-19. De forma muy gráfica Rasmus Nielsen, genetista de la Universidad de California en Berkeley, ha indicado en su cuenta de Twitter que ambos virus son “tan similares entre sí como una persona y un cerdo”.

Sin embargo, a la hora de valorar el impacto de esas noticias infundadas no podemos pasar por alto que una encuesta recientecifra en un 48 % la proporción de ciudadanos estadounidenses que consideran al presidente Trump como una fuente de información fiable sobre el coronavirus.

Además, al bulo del virus fabricado en un laboratorio y luego liberado desde él se ha sumado incluso un premio Nobel que propone, sin ningún fundamento bioquímico, genético o evolutivo, que el SARS-CoV-2 contiene secuencias del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, introducidas de manera artificial.

Muchos virus, incluyendo los coronavirus, el VIH y el virus del resfriado común, contienen fragmentos genómicos similares adquiridos en algún momento lejano de su pasado evolutivo, pero esto no tiene nada de extraordinario.

Ante toda esta serie de bulos, la OMS ha tenido que salir al pasopara, nuevamente, recordar que el origen más probable del coronavirus SARS-CoV-2 es la infección desde animales no humanos

El culpable es la promiscuidad viral

Contrariamente a la idea del escape desde un laboratorio, el origen de este nuevo coronavirus humano en la naturaleza está claramente apoyado por esa promiscuidad viral que mencionábamos. En este contexto, merece la pena recordar los datos aportados por el zoólogo y ecólogo norteamericano Peter Daszak desde su cuenta de Twitter: en torno al 3 % de la población rural del sudeste asiático tiene anticuerpos frente a coronavirus de murciélagos, y se ha calculado que aproximadamente 1,7 millones de personas se exponen cada año a estos virus animales. A partir de ahí, sin duda la evolución puede hacer el resto.

Así, por todo lo que hoy sabemos es inverosímil que el “paciente 0” de esta pandemia fuera un trabajador del Wuhan Institute of Virology infectado por el BatCoV RaTG13. No hay ninguna prueba de que, en ese Instituto o en ningún otro, se hubiera trabajado con el virus humano SARS-CoV-2 antes de que las autoridades chinas comunicaran las primeras infecciones en Wuhan, el 30 de diciembre de 2019. De todos modos, dado cómo se suele manejar la información en ese país y los antecedentes que existen, valdría la pena investigar a fondo si se ha producido una ocultación de datos sensibles sobre este tema.

En cualquier caso esta hipótesis, sin fundamento científico pero probablemente útil en el tablero de la geoestrategia mundial (sobre todo en el contexto de la rivalidad entre Estados Unidos y China), debería responder a algunas preguntas clave. ¿El supuesto escape del laboratorio habría sido deliberado o accidental? Si fue intencionado, ¿con qué objetivo? ¿Quién sería el responsable? Ante las afirmaciones sin pruebas, estas preguntas quedan sin respuesta.

Por otra parte, incluso suponiendo que fuera cierta la idea del escape desde ese laboratorio (o desde cualquier otro), con ello no se estaría diciendo nada acerca del origen evolutivo del SARS-CoV-2. Por todo lo comentado más arriba parece imposible que el virus fuera artificial. Si su origen es natural nos encontraríamos de nuevo en el punto de partida.

Esa postura es parecida a la de quienes, en el ámbito de la investigación sobre origen de la vida, mantienen que microorganismos ya completamente formados llegaron a nuestro planeta hace unos 4 000 millones de años a bordo de meteoritos o núcleos cometarios: tal hipótesis, conocida como “litopanspermia”, no responde a las preguntas sobre el origen de la vida, sino que simplemente las cambia de lugar. Lo que es peor, se convierte en un problema intratable por la ciencia, indistinguible del creacionismo.

En el siglo XVIII, David Hume y Pierre-Simon Laplace nos enseñaron que las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias. Ante las afirmaciones de un origen artificial del SARS-CoV-2 o de un escape desde el laboratorio de Wuhan, sus autores no aportan ninguna prueba. Ni siquiera ordinaria. Por tanto, no demos ningún crédito a los bulos y centrémonos en lo que dice la ciencia, porque solo la investigación en los campos de la virología, la genética y la evolución nos permitirá conocer cómo se originó este virus. Ello contribuirá de manera decisiva al desarrollo de fármacos y vacunas, con los que finalmente lograremos vencer a la pandemia de COVID-19.

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