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Historias de un cachorro...


Celta

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¡Hola a todos!
Estoy empezando un blog, con una historia (ficticia) que trata de un joven que va en cuarto medio. Acá les dejo, el comienzo de esta.

Saludos cordiales a tod@s

Barrio Brasil (primera parte)

Nos quedamos de juntar a eso de las 10 p.m. en la Alameda con Cumming, donde hay una pileta. Como siempre, yo llegué puntual. Lo cual, es lejos el peor hábito que se puede tener (al menos con tus amigos). Es un fastidio tener que esperarlos y es un fastidio tener que escuchar las excusas del por qué llegaron tarde. Y aquel dicho de que hay que llegar a la hora, porque así demuestras el interés que tienes por la otra persona... Se lo dejo a Neruda. O sea ¿cómo demonios pretendes equiparar el interés por alguien, con algo tan relativo como lo es el tiempo?
A eso de las 10:30 p.m., ya estábamos todos. Los socios, así nos llamábamos. Y así nos gustaba que nos llamasen.

Nos dirigimos a una especie de bar, que quedaba en Brasil con Catedral. Era la picada del Plancha. Le decíamos así, porque cuando íbamos en primero medio, llegó con el pantalón quemado. Tenía marcado dos triángulos con hoyos en la pierna derecha. Uno a la altura de la rodilla, y el otro a la altura de la nalga. Se excusó diciendo que “la nana, que era una india de mierda, se lo había quemado”. Lo triste, es que ahora que vamos en cuarto medio, todavía ocupa el mismo pantalón… Nunca tuvo nana -como ninguno de nosotros- y las quemaduras se las produjo su padrastro, un viejo alcohólico.
Y bueno,el Plancha llevaba puesto el pantalón, cuando su padrastro “lo planchó”.

Llegamos al bar. Puta, que antro más malo weón. Estaba hediondo a cloro. Pero a ese cloro que está mezclado con orina. Al menos el olor, ya era un motivo bastante fuerte para curarse.
Si se preguntan “cómo fue que aceptamos la idea del Plancha, para ir a aquel antro”, tan solo nos dijo que por la compra de una chela de litro, nos regalarían un plato con papas fritas. Así de fácil es convencernos. Bueno, no se puede esperar más de un grupo de pendejos de 18 años.
La promesa se cumplió. Nos trajeron un plato con papas, junto con la primera cerveza. ¡Eran realmente asquerosas! Les sobraba el aceite y la grasa (más que a un gordo que sale a trotar, cubierto con 3 capas de ropa. Pensando que así va a bajar de peso más rápido. Sin saber, que lo único que va a conseguir es deshidratarse).

Creo que mi abuelo tenía razón. Nunca combines grasa, con algo helado… ¿Pero quién les hace caso?
El punto es que, al cabo de unos minutos de haber comido y tomado, me tuve que levantar corriendo al baño. Como se podrán imaginar, las expectativas que tenía de éste, no eran las mejores -basándome en el olor del local-. Había un solo baño, y una fila de unas 15 personas para ocuparlo. Delante mío, había una mina bastante buena. Andaba con un buso negro ajustado. Parecía deportista. O al menos, tenía el culo de una. Lo único malo, era que tenía el pelo teñido de rubio. Pero de ese rubio mal teñido. Como se dice por acá “pelo de choclo”. A todo esto, ya no daba más del dolor. Así que, aplique uno de los dichos de mi abuelo (puta, si ahora no le hacía caso, me pasaba de weón). Flexioné el torso hacia adelante, como un “ele” invertida. El dolor empezó a mitigarse. Aparte, mi cara quedaba al frente del culo de ésta mina. Así que… !Dos puntos para el abuelo¡

Por fin, solo quedábamos tres en la fila. O sea, dos más el que estaba en el baño. Cuando salió de éste, pude ver a través de las bien formadas piernas de mi compañera de fila, que el baño estaba más o menos limpio. Bien rayado eso si, !pero limpio¡. Que era lo que realmente importaba.

Llegó mi turno. No sé qué me habrá hecho vomitar más. Si la mezcla de la grasa de las papas con la cerveza, o lo que me tocó ver y oler en el baño. Al parecer, la mina en cuestión, andaba en sus días. Y también, le habían caído mal las papas…
Cuando regresé a la mesa, mis socios ya estaban más que curados. Fantástico -pensé-. Me encuentro prácticamente sobrio, con dolor de estómago. Acabo de presenciar la cagada más grotesca que he visto en mi vida (y tuve que vomitar sobre ella). Y ahora, !voy a tener que aguantar a un trío de borrachos¡
Tengo que saber hacer algo luego. O sino, voy a terminar esta noche de niñera…



Si quieres leer la continuación, acá te dejo el link http://deuncachorro.blogspot.com/

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