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No te desangres tanto


Sebastiasd

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Julián creía muchas cosas respecto de su vida, sobretodo la amorosa. Daba por entendido todo y se confiaba siempre de sus creencias. Erróneamente, él actuaba. Sin darse cuenta, creía que siempre estaba en lo correcto, que sus ideales eran perfectos, que era el dios de sus sueños.

No fue hasta que su vida comenzó a girar de otra manera que se dio cuenta. Necesitaba que algo así pasara para que de sus ojos, y sobre todo de su corazón, desaparecieran aquellas cataratas que le impedían ver.

Cuándo su vida tomó un giro abrupto, sintió un dolor enorme que no era físico. Él creía que provenía de su alma, que ésta sangraba. Por dentro se sentía desfallecer.

La humedad de la sangre de su alma provocó tanto peso que de un día a otro no se pudo mover más. Se hinchó como una pelota mientras postrado en su cama permanecía. Las uñas se le habían puesto rojas y sus ojos parecían que fueran a estallar. Julián se encontraba aniquilado. Su alma ya se le escapaba por la boca y cada respiración que tenía le permitía mantenerla dentro. Ya ni podía dormir y las ojeras se las tiñó su sangre. El desangramiento de su alma era algo más que una cosa interior.

Julián pudo encontrarle una razón a lo que le sucedía. Fue triste para él, ya que en el final de sus días se encontraba y el final de su vida sólo era el comienzo para su travesía.

El alma continuaba escapándosele por la boca. Aún la podía retener, sólo que su cuerpo ya no reaccionaba. Físicamente, había perdido las fuerzas, y su corazón, colapsado de sangre, dejó de latir. Sólo le quedaba su alma, el alma que de tanto sangrar terminó por inundarle las entrañas.

Él ya podía verse desde arriba, ya que su alma aún permanecía en su boca.

En su entierro supo la razón, el por qué de su muerte, el por qué de su alma desangrada. Él se había enamorado y al parecer las cataratas se encontraban allí todavía, más gruesas que antes. Y no fue hasta que se pudo ver a sí mismo, no desde un espejo, que pudo saberlo.

Serenamente, su alma terminó de salir por completo de su cuerpo, chorreaba sangre invisible a los ojos de los vivos, y se puso a caminar. Caminó eternamente buscando el por qué de sus cataratas, intentado encontrar alguna razón para sus actos y por sobre todo, deseando recordar el rostro de la persona de la que él se había enamorado.

Edited by Sebastiasd
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