Jump to content

Cuento - Damajuana


tatan1981

Recommended Posts

Como cada mañana, yacía Damajuana, lavando sus instrumentos en el viejo lavatorio. Damajuana pulía las brillantes hojas, recién lustradas por el líquido detergente, como cual carroñero carcome las manchas del deseado elixir escarlata. Sus gastados dientes, partidos y afilados por sus accidentes, brillaban como por luz propia, cubiertos de una baba excitada que diluía entre sus labios.

Damajuana afilaba sus colmillos con la punta de sus cuchillos. La sangre de sus encías manchaba su amarilla y carcomida dentadura. "Debo preparar la carne", se decía constantemente, mientras la hoja de sus machetes brillaba bajo la luz del farol. La carne estaba sobre el mesón, roja y jugosa, como recién cortada. Damajuana comenzó a prepararla, cortando delgados y perfectos filetes que apilaba en una esquina. La sangre fluía entre sus dedos, los cuales chupaba hasta limpiar lo más profundo de sus uñas.

"Se ve deliciosa esta carne", se decía Damajuana. La viscosidad de esta jugaba con sus dedos. Damajuana esparcía la sal, luego el aliño completo y finalmente ajo picado para darle sabor. La carne se comenzaba a freír en una vieja sartén, manchada con aceite quemado. Damajuana sonreía y cada vez se dejaba seducir por las sensaciones de su hiel. "Que rico plato disfrutaré", se repetía incansablemente.

Mientras su filete se preparaba jugoso en la sartén oxidada, su camino se dirigió al viejo armatoste marfil que usaba como refrigerador. Dentro del roñoso aparato, brazos trozados, cabezas de jóvenes con sus ojos desorbitados, costillas y entrañas apiladas en vasijas de barro, se encontraban amontonados entre los estantes, bajo un frío que exhalaba un humo ártico.

"Mmm creo que probaré el jugoso cerebro de Pablito. Estudiaba en la universidad, así que sus sesos deben ser exquisitos".

Damajuana preparó el plato más delicioso que había probado en mucho tiempo. Lo mejor de todo es que su hijo le visitaría con sus nietos, así que les dejó unos deliciosos bocados para compartir a la hora de cenar. Recordó que al pequeño Lucas le encantaba comer sesos, por lo cual decidió guardar un trozo dentro del horno de su cocina. "A Lucas le encantará su plato", pensó.

Edited by tatan1981
Link to comment
Share on other sites

Create an account or sign in to comment

You need to be a member in order to leave a comment

Create an account

Sign up for a new account in our community. It's easy!

Register a new account

Sign in

Already have an account? Sign in here.

Sign In Now
×
×
  • Create New...